Quien bien te quiere te hará llorar, y siendo hermanas, doblemente
«Ella me lo ha arrebatado todo. Las joyas, la ropa… y al hombre al que amaba.»
Dicen que los hermanos son los amigos que no hemos escogido. Una experiencia con sus más y sus menos donde se aúna la compañía con la responsabilidad, el afecto con la discordia y que te toquen los juguetes y las narices a partes iguales. La envidia de todo hijo único hasta que se acuerdan de sus primos. Al final la familia se hace querer, aunque sea a base de peleas constantes y malentendidos solucionados alzando la voz por encima de la tolerancia de las paredes. Así que el manganime se llene de ejemplos de hermanos icónicos (y el hentai también, pero en esos ejemplos no me vienen bien para esta reseña), como los Eldric en Fullmetal Alchemist, Tanjiro y Nezuko en Kimetsu no Yaiba, las hermanas Kusakabe de Mi vecino Totoro, o las gemelas Sonozaki de Higurashi que tan buena y saludable relación tenían.
No puedo hablar desde el conocimiento de causa, pues entre mis hermanos siempre ha habido una cordialidad en cuanto a nuestros novios y parejas. ¿Pero qué hubiese pasado si cualquiera de ellos se hubiese llevado mi primer romance por egoísmo y por sentir un rechazo hacia nuestros padres? Hermanas en guerra nos trae este drama familiar con triángulo amoroso inmerso entre la hija buena e impulsiva de casa, la egoístamente imparable a la que le ha tocado toda la carga emocional de la familia, y el hombre trofeo que será guapo y amable y todo lo que quieras, pero paradiño y apapostiado un rato largo también.
Una historia donde sale todo el gris de las relaciones entre personas y lo que genera el egoísmo más natural rallante en lo animal. La trama comienza con el fallecimiento de la madre en común de las dos protagonistas: la modélica, recta y siempre alabada Jun , hermana mayor de pelo oscuro y corto; y la alegre y vivalavida Ran, hermana menor de cabellos largos y brillantes que ha atado en corto al inexpresivo hombre que encandila por su seriedad o por ser objeto de deseo y disputa entre ambas. Tras el fallecimiento de la madre, las dos se disputan la residencia, aún cuando la pequeña se desentendiera de la enfermedad que afectaba a la madre. Terminarán por vivir (que no convivir) los tres bajo el mismo techo, reabriendo episodios antes cerrados así como heridas en la relación de hermanas.
Es una obra que contrasta con La amiga de mi hermana por la enorme carga dramática que nos trae, que parece que a cada nuevo capítulo una hermana vaya apuñalar el desarrollo de personaje de la otra. Aunque no es algo que sea nuevo en la familia, porque ya al conocer a la tía de ambas vemos que las preferencias familiares y las pullitas saltan a la más mínima.
Y si pasamos a la madre, la cual decide confesar que son medio hermanas en el mismo funeral del que creían padre en común, las cotas de dramatismo tocan techos que ni la familia Baratheon y Lannister juntas conseguían. Que no soy quién aquí para hablar de educación de los hijos, pero que una sea tu favorita por haberla tenido con tu amante, y luego soltarle a esta que su padre no es su padre, y llevarla a conocer a su verdadero padre con el pretexto de una escapada con un “amigo”… no me parece la mejor línea educativa y social a seguir.
Battan es una autora que sabe cómo trasmitir el fuero interno de los personajes femeninos de forma cruda a la par que extremadamente bella. Ejemplo de ello es su obra Instantes, que en 5 historias cortas nos concentra las íntimas formas de ser de 10 parejas de mujeres que juntas (pero no siempre revueltas) exponen su fuero interno de forma bella y sincera. En Hermanas en guerra, ambas protagonistas nos muestran sus sombras, que bien por egoísmo o por cabezonería, tienen un brillo y una delicadeza única en cada viñeta que aparecen. También en el caso del personaje masculino que se disputan las dos gatas leopardas, pero con menor gracia. Eso sí, marina muy bien con toda su obra anterior. Sigue siendo lo que cualquier encandilado de esta autora pueda pedir, y en 5 tomos que serán, no dudo que dejará una historia redonda y nada pesada. Ejemplo de ello es que ya hayan adaptado la obra en solo un año a un drama televisivo con actores reales en Japón.
Tanto su dibujo como su narrativa continúa esa línea etérea, bella y, cuando lo requiere, sensual. Reflejando las múltiples facetas de lo que denominamos “femenino”, centra toda la trama en la representación de los personajes, apartando el dónde y centrándose en el quién y el cómo. De la sencillez de la típica trama de “hermanas aman al mismo hombre y se lo roban entre ellas” a una introspección de carencias de una familia rota por todos lados, de la necesidad de satisfacción y pertenencia y cómo llevar a cabo planes por pasión en contra de gente que te quiere o pertenece a tu familia. Y a cada entrada en la psique de los personajes les acompaña un amigo, que como el lector, actúan para excavar en la trama y ser jueces todo lo imparciales posibles.
Todo el que lea esta obra tendrá una opinión y preferencia. En mi caso Jun me parece la que más ha cedido en todo y desvivido por sus cercanos, quizás por ser la hermana mayor o a la que más palos le ha dado el amor. Ran me recuerda a exparejas que necesitaban más la atención que el ser que se la daba, y me puede producir rechazo ese egoísmo hiriente que muestra en las primeras páginas. Pero poco a poco vas empatizando con ambas partes y caes en que Jun siempre estuvo arropada solo por ser quien era y que a Ran se le negaba esto por el mismo motivo, por ser otra persona diferente. Como una guerra, los bandos están definidos así como sus motivaciones, pero en lugar de victorias solo resulta en heridos y víctimas.
Menos el Ritsu este, que es un veleta de cuidado y que me digan que se niega cosas porque la madre le prohibía escribir novelas… una colleja buena es lo que tiene. Ya puede resarcirse en los tomos venideros si quiere mi envidia de tener a dos mujeres detrás perdón.
Lo mejor
• El magnífico trazo de Battan que dota de vida a los personajes.
• Una trama ágil que funciona como un tiro aún con la sencillez de la misma.
Lo peor
• Se mantiene su dinámica de siempre, Battan da lo que Battan gusta.
Guión - 8.2
Dibujo - 8.9
Interés - 8
8.4
Hermanas en guerra mantiene la sensibilidad y sencillez que caracterizan a las obras de Battan, donde romance y sensualidad toman papel principal, así como lo íntimo y las relaciones amorosas.