Edición original: Heroes for hope starring X-Men (Marvel, 1985).
Guión: vv.aa.
Dibujo: vv.aa.
Entintado: vv.aa.
Color: vv.aa.
Formato: comic-book.
Precio: $1’50.
¿Quién no conoce el tema We are the world? Sí, hombre, aquella canción que, bajo el paraguas de Lionel Ritchie y el desaparecido Michael Jackson, congregó a la plana mayor de vocalistas pop de mediados de los ’80 con la filantrópica intención de paliar el hambre en África; en Etiopía, en concreto, que por la época vivía en la miseria más absoluta bajo el yugo de una dictadura militar. Antes de que la profusión de imágenes nos anestesiara, los flamantes televisores en color introdujeron el hambre y la guerra en nuestros hogares satisfechos y nuestras conciencias no pudieron soportarlo. Aún no éramos tan cínicos para ir recetando austeridad y mercados. Había que hacer algo, aunque sólo fuera para volver a dormir tranquilos por las noches. Para volver a sentirnos seres humanos.
Marvel, siempre al quite, quiso aportar su granito de arena. Al parecer, la iniciativa partió de los amigos Jim Starlin y Bernie Wrightson. Jim Shooter, entonces editor en jefe, la aprobó y la derivó a Chris Claremont y Ann Nocenti, escritor y editora, respectivamente, de las series de mutantes. Algo lógico, pues iban a ser sus personajes -en 1985 en la cima de su popularidad- los abanderados del proyecto, que acabaría denominándose Heroes for Hope.
El plantel de artistas congregados deslumbra con su sola mención: Stan Lee, Chris Claremont, Alan Moore, Howard Chaykin, Stephen King, Harlan Ellison, Brian Bolland, Steve Rude, John Byrne, Richard Corben, Paul Gulacy, Mike Grell, John Bolton, Frank Miller, Archie Goodwin, John Buscema, Mike Kaluta… Un virtual quién es quién de los talentos del cómic USA de la época (los que faltan –Jose Luis Garcia Lopez, George Perez, Curt Swan, Barry Windsor-Smith, Neal Adams, Jack Kirby, etc.- colaboraban con la competencia en su aún más explícito Heroes against Hunger, auspiciado -curiosamente- por los mismos Starlin y Wrightson). Todos reunidos para realizar un especial de 48 páginas más cubiertas (de Arthur Adams y Jim Starlin) que se publicó en una sencilla grapa al precio de $1’50. Entonces aún no había explotado la moda del formato “prestigio”.
El tebeo fue un éxito de ventas. La recaudación fue donada a American Friends Service Committee, tras un desacuerdo con Oxfam America (los interesados en el cotilleo pueden leer la versión del propio Shooter aquí). Al ser una edición sin ánimo de lucro, Marvel se negó a vender los derechos fuera de EE.UU., por lo que la historieta se convirtió en una pequeña leyenda a este lado del Atlántico. Los veteranos del lugar seguro que recuerdan los constantes lamentos en los correos de Forum solicitando inútilmente su publicación. Los especuladores llegaron a pedir cifras astronómicas (juro que lo vi en una librería de Madrid… ¡a 100 pavos!) ajenos -sospecho- a toda causa benéfica. Se había convertido en un preciado objeto de coleccionista. Esto, claro, antes de que Internet pinchara la burbuja y volvieran a circular copias en buen estado a precios razonables; muy bajos, de hecho, si tenemos en cuenta la improbable reedición del material.
Y, bueno, se preguntarán: ¿qué tal está el tebeo, más allá de sus loables intenciones y de su impacto -ya superado- en la codicia completista? Pues, igual que otros experimentos similares, «deslavazado» es la palabra que mejor lo describe. El esquema narrativo (presentación de la amenaza, luchas individuales, combate final en grupo) se resiente de las numerosas manos implicadas. La trama avanza a trompicones. Como en los viejos tebeos de supergrupos de DC, la necesidad de que cada personaje (aquí también: cada artista) “se luzca” por separado lleva a una reiteración anticlimática. Y eso que es innegable la inspiración de algunos fragmentos; en particular, las páginas que ilustra Wrightson sobre textos de King o la colaboración de Moore y Corben, pero tampoco hay mucho que objetar a las aportaciones de Romita Jr. (entonces dibujante regular de la serie) o Bolland (en un controvertido sketch que parece abundar en las filias fetichistas de Claremont). Otros no están tan afortunados (Gulacy o un irreconocible Gray Morrow. Y -¡ejem!- ¿qué hace por aquí Herb Trimpe?). Aisladamente, cada secuencia tiene su razón de ser. En conjunto, sin embargo, son redundantes, por mucho que se apele a placeres culpables como volver a ver a Byrne y Austin con los personajes que mejor retrataron.
Uno de los puntos más interesantes reside en estudiar cómo cada ilustrador encara el trabajo. Frente a la sobria elegancia de Romita Jr. en las páginas 1 y 2, Wrightson nos desasosiega con unas viñetas decrecientes en la página 11 y un estremecedor zoom vertical en la 12. Corben (y Moore) buscan el juego de espejos con la primera y la última viñeta de su contribución (páginas 16-18). Miller se decanta por repetir cuadrícula en las páginas 22 y 23 e invertirla para la 24 en una distribución a medio camino entre la serie de Lobezno que firmó con Claremont (esos grandes paneles verticales) y sus audacias para Ronin. Las figuras de Bolland no se conforman con los márgenes de la viñeta y los desbordan a la menor oportunidad (pag. 25-26). Bolton aprovecha su dominio del claroscuro y retrata rostros con realismo fotográfico (pág. 28). El punto fuerte de Rude son sus originales perspectivas y ciertas expresiones, como ese Lobezno enfurecido mirando por encima del hombro (pág. 29-30). Chaykin coloca sus viñetas de plano detalle rompiendo la narrativa convencional (pág.45-48). Como suele decirse, cada maestrillo tiene su librillo.
El argumento, atribuido a Claremont, Nocenti, Wrightson, Starlin y Shooter, es típico del primero: una amenaza que ataca las debilidades íntimas de los protagonistas. Tiene, por ejemplo, cierta semejanza con la historia de Horda (Anual#11), que dibujara Alan Davis. La amalgama de poderes con que Pícara se enfrenta a la amenaza se vio también, en la misma época, en las guerras asgardianas y en una batalla contra Nimrod, el centinela del futuro. El recurso se iría olvidando poco a poco, quizá por excesivo. Dado el proyecto, se nota una autocontención casi de capítulo piloto de serie de tv (sin menciones, por ejemplo, a Charles Xavier -de viaje espacial con Lilandra recuperándose de sus heridas- o a los nuevos mutantes, con los que compartían residencia; no digamos ya a otros héroes de la escudería Marvel). La trama mete con calzador una bienintencionada visita a África que no hace sino destacar lo fuera de lugar que están estos héroes de papel frente a las tribulaciones humanas. Nada se resuelve, lógicamente, pero tampoco da la impresión (al contrario que en Green Lantern/Green Arrow) de que se hayan hecho las preguntas adecuadas.
Lastrado por la seriedad de los problemas reales, que vuelve ineficaz la dicotomía héroe/villano del superhéroe, su mayor virtud es la inhabitual reunión de pesos pesados del medio… al igual que su defecto esencial es la dificultad de aunar sensibilidades tan dispares. Puesto en contexto, los degustadores de la etapa Claremont–Romita Jr. en Uncanny X-Men descubrirán aquí una suerte de disfrutable epílogo, antes de que la Masacre Mutante y la llegada de Silvestri lo pusieran todo patas arriba sin remedio.
¡¡Que gigantesco plantel de autores!! Brillante realmente, y una de las pocas cosas buenas que salió de toda aquella pasteladad del «We are the world, we are the children,…» , porque creo que a pesar delas nobles intenciones de Jackson y Ritchie por embolsarse un montón de perras,…esto, de paliar el hambre en África, las cosas por allá siguen siendo bastante canutas.
La razón de ser de este cómic disculpa sobradamente los altibajos de la historia. No lo leí, y dudo que algún día lo haga. Pero impresionan los nombres de los autores implicados.
«antes de que la Masacre Mutante y la llegada de Silvestri lo pusieran todo patas arriba sin remedio»…..oye , que a mí la etapa Claremont-Romita de los X-Men me gustó, ¡pero es que la Masacre Mutante y la posterior etapa australiana del grupo me encantaron!!
Tooda la etapa Claremont es disfrutable, y creo que si la popularidad de los X-Men duró tanto es porque Claremont supo adaptarse a los cambios, al tipo de comic que pedía cada época, y al tipo de historias que le venía bien a cada dibujante: aventura pura y dura con sagas épicas con Cockrum y Byrne, momentos románticos y entrañables con el preciocista Paul Smith (el primer beso de Kitty Pryde), ambiente más urbanita y casi punk con el más duro y anguloso John Romita, Oscuridad, belicismo y villanos ciborg tecno-orgánicos y oscuros con Silvestry o Lee, ¡y por medio los magistrales annuals de Adams o Davis!! . Sin descartar la influencia que los propios dibujantes pudieran tener en la orientación temática de las distintas etapas, creo que el gran mérito de todo esto residó fundamentalmente en Claremont, que superó con dignidad la etapa «Dark and Gritty» post-Watchmen con dignidad, adaptándose a los nuevos tiempos sin que sus personajes perdieran las señas de identidad que los hicieron grandes, y justificando los cambios (la Tormenta Punk) con la propia evolución gradual y lenta de la personalidad de unos personajes que llegó a hacer suyos, no cambiando de golpe y porrazo uniforme y actitud de los personajes como quiere hacer ahora cada guionista que empieza en una serie.
Lo tengo. Lo digo porque seguro que le jode a alguien.
Por la misma época salió el Batman 400 que seguía el mismo esquema de cambio de autores estrella cada dos o tres página. También lo tengo y también lo digo para rematar al de antes.
Me surge una duda: ¿no había un tercer tebeo también de aquellos años?
Pues yo venía a cantar lo de «we are the world, we are mutantes» a coro con Ocioso, recordando aquella vez que destrozamos «Amigos para siempre».
Más en serio, Ocioso ¿no estarás pensando en aquel número de los Cuatro Fantásticos que conmemoraba el vigésimo quinto aniversario, justito después de la marcha de Byrne?
No…no creo. Es que me suena que eran tres y todos ineditables en España. Aunque ahora que lo pienso el de Batman sí debió de salir aquí.
Eso quería saber. Había uno de DC contra el hambre ¿no?
Aunque parezca un cómic difícil de conseguir, no lo es en absoluto. Yo lo compré hace 2 años en el Expocomic por 3’50 euros. Lo más interesante, para mí, es que Alan Moore guionizase unas páginas de los muties, pero no me parece gran cosa. Y eso que soy un fan de Claremont. Tan, tan fan que hasta me gustó (moderadamente) su vuelta a los X-Men a finales de los 90.
Yo también lo tengo. Y el Batman 400.
Lo que nunca entendí es por qué no se pudo -ni se puede, presuntamente-publicar en nuestro país. Se decía que porque no era lícito que el tebeo generase beneficios, habiéndose realizado sin ánimo de lucro y tal, y por eso en usa no vendían los derechos, pero…¿acaso no hubiera sido lógico intentar explotarlo lo máximo posible, aunque sólo fuera para recaudar más dinero a las causas benéficas a las que iba destinado?
Yo lo leí por internet y lo compraría, por completismo y porque es una rareza con historia, pero sobretodo por una buena causa.
Y no le veo la complicación, primero que vendan los derechos y luego que cedan ese dinero que han conseguido a las organizaciones que decidan. Y las editoriales de cada país pueden hacer lo mismo con las ventas del tebeo.
Será que faltan motivos para buenas obras…
Estos tebeos los sacaron Marvel y DC poco después del Live Aid subiéndose a la ola de buenismo pro-Africa que nos invadía.
Dile ahora a una editorial española que pague derechos, traducción, maquetación, impresión, los gastos habituales en definitiva, y donar la pasta…¿a quién? ¿a una ONG? ¿En un momento en el que Africa nos importa una mierda porque tenemos los problemas en casa? ¿Le damos la pasta a los antidesahucios?
Sería perder dinero. Y cuantos mas tebeos se vendieran, es decir, cuanto mas grande sea la tirada, mas dinero se pierde.
Tanto el de Marvel como el de DC son fáciles de encontrar y muy baratos.
Os dejo un par de links por si alguno quiere comprarlos a la misma tienda:
http://www.mycomicshop.com/search?TID=176061
http://www.mycomicshop.com/search?TID=210531
Que maravilla de cómic…..yo lo tengo y recuerdo haberlo leído un montón de veces…..Claremont en su mejor època y es que por aquel entonces eran los X-Men los que cortaban el bacalao y no como hoy en dia, que mandan los Vengadores en Marvel…incluso Byrne hizo una colaboración, y eso que ya estaba enfrentado a Chris en aquella època…..lástima que por tema de derechos , Forum no pudo publicarlo nunca…
Sí, yo también creo que el problema de derechos es el que cita Ocioso. ¿Se imaginan al equipo de Forum trabajando por la patilla para entregar la recaudación a la ONG elegida por Marvel?
manolin, aunque a veces no lo parezca, Claremont es una de mis debilidades. Y digo bien: «debilidad», porque no es la primera vez que, ante uno de sus cómics, pienso «¿pero qué tontería es esta?», lo que hace más difícil justificar que sea la décima vez que lo leo. Es uno de esos tipos con los que has crecido y le tienes cariño, independientemente de que tu lado racional dé la alarma.