Los Hijos de la Medianoche

1
6909
 


Edición original: Marvel Comics – agosto – noviembre – 1992
Edición España: Comics Forum – mayo – octubre – 1993
Guión: Howard Mackie, Len Kaminski, Christian Cooper, Dan G. Chichester
Dibujo: Andy Kubert, Adam Kubert, Ron Wagner, Richard Case, Ron Garney
Entintado: Joe Kubert, Adam Kubert, Mike Witherby, Mark McKenna, Tom Palmer
Color: Gregory Wright, Glynis Oliver, Tom Palmer
Portada: Andy Kubert, Joe Kubert
Precio: 275 pesetas (serie limitada de seis números de cuarenta y ocho páginas; el primero y el último, de treinta y ocho páginas)

 

No es la primera vez que, a la hora de abordar una reseña, echo mano de la frase hecha que dice que «todo se aprovecha para el convento». El mundo del cómic está repleto de ejemplos en la forma de personajes, colecciones y conceptos que, cada cierto tiempo, son rescatados para un relanzamiento, una adaptación o cualquier otra excusa para hacer negocio. Un botón de muestra de esta máxima se puede encontrar en el relanzamiento del Motorista Fantasma en el año 1990. El personaje -cuya colección había sido cancelada siete años antes- volvió con un nuevo y espectacular aspecto, cortesía de los dibujantes Javier Saltares y Mark Texeira. Las polvorientas aventuras de carretera en la Norteamérica profunda, dejaron paso a las frenéticas carreras por las calles neoyorquinas y este nuevo Motorista Fantasma -cuyos orígenes se cubrían con una sábana de misterio- se convirtió en una de las sensaciones de la temporada. Poco importaba que los guiones de Howard Mackie -responsable literario del relanzamiento- fueran objeto de críticas negativas; poco afectaba el hecho de que, en algún correo de Forum de la época, se tildaran aquellos argumentos y diálogos como «de un patatero que asustaba». Dos años más tarde, Danny Ketch, el nuevo alter ego humano del guerrero del cráneo llameante, era el protagonista de una de las series de éxito y estaba llamado a convertirse en la piedra angular sobre la que Marvel edificaría una franquicia oscura: Hijos de la Medianoche fue la cabecera en la que Forum englobó la aventura Rise of the Midnight Sons, en la que se presentaron cuatro nuevas colecciones relacionadas con el ámbito demoniaco y la magia negra, en las que se rescatarían conceptos y personajes del fondo de armario marvelita.

La excusa para esta maniobra editorial se presenta en la forma de Lilith, una hechicera oscura de los tiempos anteriores al hundimiento de la Atlántida, que había sido apresada y confinada por milenios. Su origen aparece, de forma contradictoria, en diversas mitologías, pero parece asumido que fue la procreadora de múltiples demonios, cuya simiente se mezcló con la de la humanidad. Cuando -en el consabido y manido giro de los acontecimientos- es inadvertidamente liberada de su prisión, asume de nuevo su empresa de -cómo no- sojuzgar la Tierra y someterla al dominio de su progenie. Ante esta amenaza, el Doctor Extraño decide que la única forma de hacerle frente es una alianza de nueve personas, conocidos como los Hijos de la Medianoche. Los elegidos serán el Motorista Fantasma (Danny Ketch), Johnny Blaze (el Motorista Fantasma original), Morbius (el vampiro viviente), Victoria Montesi (una dama italiana relacionada con el Darkhold, el libro maldito), Sam Buchanan (un pistolero), Louise Hastings (una especialista en el mundo de lo oculto), Frank Drake (descendiente de Vlad el Empalador, antes de convertirse en el conde Drácula), Hannibal King (un vampiro que había sobrevivido a la eliminación de esa plaga a manos del hechicero supremo) y Blade (el célebre cazador de chupasangres). En resumidas cuentas, una combinación de personajes y conceptos ya conocidos para articular esta nueva escudería.

La primera colección en ser presentada fue Espíritus de la Venganza, en la que Danny Ketch haría equipo con Johnny Blaze, su predecesor en el padecimiento de la maldición. Este personaje ya había hecho su aparición en las páginas de la nueva colección del Motorista Fantasma, con la intención de dar caza a este. Creyendo que Zarathos había vuelto a la Tierra, había dejado su tranquila existencia junto a su mujer e hijos, para enfrentarse al demonio que le había poseído y del que había sido prisión. Cuando descubre que no es su vieja pesadilla el responsable de este nuevo espíritu de la venganza, decide ayudar a Ketch y convertirse en una especie de consejero y mentor, armado con una escopeta que dispara fuego demoníaco. En esta nueva colección, pasa de secundario a co-protagonista, abandonando a su pesar a su familia con el fin de protegerla. El responsable literario de esta serie sería el propio Howard Mackie, acompañado en la parte gráfica por un dibujante que ya estaba pasando de joven promesa a talento consagrado: Adam Kubert. Su hermano Andy velaba armas en la serie principal de la franquicia, siendo acompañado a las tintas por su mentor y progenitor, el mítico Joe Kubert.

Ilustración de Adam Kubert
Portada del primer número de la colección estadounidense

La segunda colección fue Morbius, el vampiro viviente, que tomaba al viejo enemigo de Spider-Man para convertirle en una especie de anti-héroe, al estilo de lo que se estilaba en aquellos días. Ya puestos a chupar sangre, que fuera la sangre de los culpables, es lo que viene a decir don Michael al dúo de moteros vengativos. El guionista de esta serie sería el competente Len Kaminski y el dibujante un prometedor Ron Wagner. Para justificar la incorporación a la fiesta de Morbius -cuya condición vampírica era de naturaleza biológica y no mágica- se echa mano de una oportuna contaminación de sangre del linaje de Lilith, para dotarle de más poderes y un toque sobrenatural.

Ilustración de Ron Wagner
Portada del primer número de la colección estadounidense

La tercera colección fue Darkhold, que mete a la franquicia en los procelosos terrenos del terror lovecraftiano, por medio del libro oscuro que venía a hacer las veces de Necronomicón de la casa de las ideas. Como buen tomo plagado de maldiciones, su presencia relaciona al Hombre Lobo con la Bruja Escarlata y a Mordred el Místico con los Caballeros de Wundagore. Aquí, se presenta a tres nuevos personajes -Victoria Montesi, Sam Buchanan y Louise Hastings- a los que se encomienda la tarea de velar por este libro de los pecados, buscando sus páginas perdidas y enfrentándose a un culto de seguidores del libro y de su creador, el dios Chton (una suerte de Cthulhu marvelita). Es, probablemente, la serie que presenta, a priori, menos acción -aunque el personaje masculino actúe como músculo-. Es la que tuvo el equipo autoral inicial menos conocido y menos reconocible.

Ilustración de Richard Case
Portada del primer número de la colección estadounidense

La cuarta y última cabecera, Cazadores de vampiros (Nightstalkers) recuperó a tres viejos conocidos de La Tumba de Drácula. Sin vampiros que cazar, Drake, King y Blade han recorrido diversos caminos. El primero se ha casado; el segundo ha vuelto a actuar como investigador privado, aunque, de vez en cuando, tenga pensamientos extraños al ver sangre humana; el tercero, por su parte, está internado en un psiquiátrico. La nueva amenaza de la progenie demoníaca de Lilith será la excusa para que se reúnan y vuelvan a enfrentarse a una amenaza oscura. Sus responsables serían Dan G. Chichester -guionista de una larga etapa en la colección de Daredevil- y un dibujante que ya apuntaba maneras de lo que haría más tarde, Ron Garney. En su espectacular debut, se vería arropado en tintas y colores por un veterano de campanillas: Tom Palmer.

Ilustración de Ron Garney y Tom Palmer
Portada del primer número de la colección estadounidense

La historia, como pueden imaginarse, tiene más valor como prólogo de la franquicia que como relato memorable. Combates, presentaciones, confusiones, peleas y un arranque que apuntaba maneras y que se repetiría en sucesivos encuentros como Terror a Medianoche o Cerco de Tinieblas. La escudería, no obstante, no tendría una duración muy prolongada. Darkholders y Nightstalkers no llegaron a los dos años de existencia (siendo esta última sucedida por una colección de breve vida, protagonizada por Blade); Espíritus de la Venganza rozaría esa marca, pero solo Morbius la superaría, sin llegar a alcanzar su tercer aniversario. En España, tres de las cuatro colecciones tuvieron cabecera propia, en la forma de maxiseries de nueve a doce números. Darkhold no tuvo su oportunidad, limitándose su presencia en los quioscos patrios a los mencionados cruces en el seno de la franquicia (la cual tuvo el socorrido trimestral antológico «ilimitado»).

Hijos de la Medianoche
deja para la posteridad los trabajos de Howard Mackie (que llegaría a hacerse responsable de la franquicia arácnida en el cambio de milenio), Len Kaminski (que luego haría una interesante etapa en las páginas protagonizadas por Iron Man), Dan G. Chichester (que, cual Mateo con la guitarra, enfrentaría a los «cazadores de vampiros» -nombre acuñado por Forum- con el Barón Strucker e HIDRA), Ron Wagner (que tendría un breve pero memorable paso por la serie del cuernecitos) y Ron Garney (que haría un puñado de históricos números junto a Mark Waid en la colección del Capitán América). Morbius volvería a ser enemigo de Spider-Man; el Darkhold tendría protagonismo en la serie televisiva Agentes de SHIELD; Daniel Ketch y John Blaze acabarían siendo hermanos y residentes en la maldición del cráneo llameante; Blade se convertiría en el primer protagonista marveliano de una película que no dio ni asco ni pena ni vergüenza ajena. En definitiva, todo se aprovechó -y se aprovecha- para el convento.

  Edición original: Marvel Comics – agosto – noviembre - 1992 Edición España: Comics Forum – mayo – octubre – 1993 Guión: Howard Mackie, Len Kaminski, Christian Cooper, Dan G. Chichester Dibujo: Andy Kubert, Adam Kubert, Ron Wagner, Richard Case, Ron Garney Entintado: Joe Kubert, Adam Kubert, Mike Witherby, Mark…
Guión - 6.5
Dibujo - 8.7
Interés - 7.3

7.5

Vosotros puntuáis: 6.46 ( 6 votos)
Subscribe
Notifícame
1 Comment
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
hammanu
hammanu
Lector
17 abril, 2018 17:34

Je je que tiempos aquellos. Los primeros números del Motorista Fantasma no estaban nada mal y consiguieron lo que Jonny Blaze no pudo, el convertirlo en un
personaje muy popular en aquella época (estaba hasta en la sopa)

Curioso que ahora mismo nadie se acuerda de esta franquicia que debido a su pésima calidad en guiones y dibujo (había mucho paquete en los 90) no se intentase ponerla de nuevo a flote. Personalmente si la serie de Blade hubiese tenido un buen dibujante y una libertad a lo «Marvel Knights» la premisa de la serie estaba chula: Un Blade en medio de una guerra de dos facciones de Vampiros comandadas por Drácula y Varnae el primer vampiro. Y no como lo que se ha hecho en estos últimos años de copiar novelas, juegos de rol o estéticas de juegos de la PlayStation y cagarse en la magnifica historia de los vampiros del UM por Roy Thomas. Me da ganas de vomitar cuando veo el nuevo diseño del Conde Drácula… y mira que no digo que modernizen o actualizen la de Colan pero siguiendo unos canones ¡leches!