Después de casi medio año de inactividad, vuelve la sección de Historietas desde Latinoamérica y con un nuevo replanteo a sostener al menos durante este año. Por cuestiones diversas (tiempos, motivaciones, deseos, etcétera), desde ahora la sección se dedicará casi exclusivamente a reseñar la mucha producción historietística reciente de este parte del mundo, intentando abarcar lo más posible. Es decir, a diferencia del año pasado en el cual nos dedicamos por entero al seguimiento de las noticias de cómics a publicarse o eventos a realizarse, a partir de ahora nos abocaremos a lo ya hecho: la reseña del libro publicado, la crónica del evento realizado (siempre que pueda llegar a nuestras manos y que podamos asistir, respectivamente).
La primera medida será ponerse al día con muchísimo material acumulado en la pila de “para reseñar”, comenzando ahora mismo con un título que combina autoría y edición de Argentina y Uruguay, pero nos lleva a otra punta del globo: Rusia.
El Oro del zar
21 de julio de 1904, Moscú. Parte el primer viaje del Transiberiano con destino a Vladivostok, atravesando todo el territorio del Imperio Ruso con una extensión de casi 10 mil kilómetros y una duración de 9 días. El momento es crítico: la Rusia zarista se encuentra en guerra con el Japón (también imperial) en pugna por controlar territorios que serían estratégicos comercial y militarmente para ambos bandos.
Ese contexto es el que elige Rodolfo Santullo para narrar esta historia, en la que para una vez más (y como es común en su amplia bibliografía) en un hecho histórico real y lo ficcionaliza permitiéndose licencias narrativas y agregándole elementos de su propia creatividad a lo que cuentan los libros y las enciclopedias. Esa combinación se le probó más que efectiva en otros trabajos que llevan su firma (como Malandras, Tacuara o Los últimos días del Graf Spee) y funciona de igual manera en
La mera mezcla de ficción e historia real no es suficiente, no obstante, para lograr una buena historia que atrape y entretenga como lo hace este volumen. Para llegar a ese objetivo hace falta mucho más y
La trama se desarrolla así, con un ritmo narrativo ágil y varios cambios en la relación en torno al preciado metal, según se van preparando los intentos de robar el tren y según van fracasando (o no) de una escena a la otra hasta el final. Las diferentes motivaciones y también las diversas características de los que revolotean sobre el tesoro sazonan la historia, jugando con tipos de personajes comunes pero bien presentados: aventurero, femme fatal, espías, militares de los dos bandos en guerra, más un tercer grupo que lucha contra la opresión de esos dos; y todos ellos arriba de un mismo tren de un punto al otro del continente. Con esos estereotipos sabe manejarse muy bien el guionista uruguayo denotando su pasión por varios géneros a la misma vez: las de aventuras, los western, las de espionaje, las históricas.
En efecto,
Volviendo a la narrativa de esta historieta, es de destacar por un lado la capacidad de Santullo para ir poniendo en situación al lector sin necesidad de contar con otros datos, informando de la guerra de Rusia y Japón y más detalles del contexto histórico en los diálogos de los personajes, así como de las intenciones de cada uno conforme va avanzando la historia. Igualmente destacable es la tarea del dibujante Marcos Vergara, quien trabaja muy bien en la transición de una página a la otra, en particular cuando debe pasarse a diferentes escenarios y subtramas jugando, por ejemplo, con el humo del tren o el vuelo de una paloma mensajera para guiar la lectura.
Fruto de ese trabajo conjunto, entonces,