Realizamos la visita mensual a la Revista Fierro de Argentina y después nos trasladamos a un lovecraftiano Chile para conocer la versión del cuento El Modelo de Pickman de dicho país.
Fierro #94, de varios autores; Juan Sasturain (Director) y Lautaro Ortiz (Jefe de Redacción). Editorial La Página (Argentina); grapa. 74 páginas.
Teníamos atrasada la revisión del número de agosto de la revista Fierro, el cual en sus Contraindicaciones (que hace de editorial) Juan Sasturain lo cataloga como extraño. Pero en verdad no es tan extraño sino que es un fiel ejemplo de lo que es esta publicación entre material nuevo, reimpresiones y recuperaciones históricas.
La primera mitad de la revista sí es extraña en su contenido, con un nuevo capítulo de Noelia, en el país de los cosos de Minaverry, que en su combinación de historia de fantasía épica y alegorías políticas, llega ribetes bizarros en lo que cuenta y en cómo lo cuenta.
A esta le sigue el suplemento Fierrito, que aplica su ya conocido “código de humor” (como lo define uno de sus responsables en la nota previa a la revista en Página/12) a la temática de la ciencia ficción, con resultados una vez más extraños y bizarros, que se disfrutará compartiendo el mencionado código de humor.
Uno de los puntos interesantes de la Fierro está en la publicación de material nuevo, original, y eso encontramos este mes en El Vástago de Iñaki Echeverría, Selva Almada y Gabriela Cabezón Cámara (un dibujante y dos escritoras), con el añadido interés de que aquel había participado ya en numerosas ocasiones de la revista pero en esta oportunidad lo hace por primera vez en una historia que se prolongará por varios capítulos. En su primera entrega no llega a mostrar demasiado, pero se nos indica de antemano que se tratará de una ucronía ambientada en un psiquiátrico durante la última dictadura argentina (e igualmente en la citada nota del periódico, se especifica y adelanta un poco más).
Aunque ya conocido de meses pasados también es original el trabajo de Fernando Calvi con Lo blanco del ojo, experimento de tono oscuro en lo estético y lo temático, que siempre ofrece una lectura atractiva.
Y por último, nos encontramos con una nueva recuperación de una historieta publicada en Europa y nunca en Argentina de Carlos Trillo y Félix Saborido, lo cual siempre es bienvenido. En este caso es El pueblo de los perdidos sin nombre, un western marcado por el humor negro, en el cual se cuenta la historia de un pueblo por hijos de putas jugando con el término que se utiliza como insulto y la literalidad del concepto (ya que en efecto son todos hijos de prostitutas).
En resumen, es otro número de Fierro que como casi todos gustará por algunos materiales y por otros no, pero que cumple con su tarea de presentar trabajos nuevos del cómic nacional y recuperaciones de historietas de autores argentinos que no son de fácil acceso para los lectores de su propio país. Con lo criticable y con lo que no gusta, se celebra la continuada existencia de la Fierro que se acerca al #100 en esta segunda etapa iniciada en 2006.
El Modelo de Pickman de Gilberto Villarroel, Gabriel Aiquel y Christian Luco. Midia (Chile). 60 páginas.
“Si al mirar y leer las escenas de esta obra, siente algún escalofrío y alguna emoción… se habrá conseguido su propósito”. Eso se nos indica en el prólogo de este lovecraftiano libro originario de Chile, y midiéndolo con esa vara se puede afirmar que en efecto cumple su propósito.
Esta es una historia que ha tenido todo un recorrido hasta llegar a ser la novela gráfica que adapta libremente un cuento de H. P. Lovecraft al Chile moderno. De aquel trabajo publicado en 1927, Gilberto Villarroel realizó una adaptación a guión audiovisual para un concurso, el cual ganó, posibilitando la realización del mediometraje Chilean Gothic exhibido y proyectado de diversas maneras (festivales, televisión, etcétera) desde el año 2000. Luego de la producción cinematográfica, como se nos cuenta al final de este libro, surgió la idea de realizarlo en cómic junto con Gabriel Aiquel, lo cual no se concretó hasta que ambos unieron energías con Christian Luco y produjeron la novela gráfica, El Modelo de Pickman chileno, publicada en 2009.
El cómic nos presenta un relato netamente lovecraftiano, que logra mantener todas las características esenciales de la manera del terror del autor originario de Providence en su adaptación geográfica, temporal y con la incorporación de personajes nuevos (manteniendo pero traslando al pintor Richard Upton Pickman), logrando el cometido (como decíamos al comienzo de este apartado) de movilizar al lector, tensionándolo emocionalmente del modo que lo saben hacer los cuentos de Lovecraft.
Esto lo consigue mediante la estructura narrativa, el ritmo con sus pausas y sus cortes, así como también con el juego de lo no mostrado, lo no visto, lo indescriptible que siempre está presente en la narrativa de Lovecraft pero que claramente no es fácil de lograr en un medio netamente visual. La apelación al “fuera de cuadro” resulta muy efectiva en cada momento que es preciso a la historia.
En cuanto al apartado gráfico, es notable la utilización de recursos estilísticos como el collage, así como también es impactante el único momento en que se puede ver algo de los cuadros que pinta el tal Pickman (en donde circula la cuestión de los mitos de Lovecraft en la historia). Por lo demás, si bien es narrativamente correcto, el trabajo de dibujo no es especialmente destacable y cumple su función de anclar el guión, y la elección de utilizar acuarelas en la mayor parte del cómic quizás no haya sido la mejor, comparando con otras opciones que se muestran en las páginas finales a modo de complemento.
No obstante esto, El Modelo de Pickman es una interesante adaptación de Lovecraft y como tal una manera más de acercarse a la mitología creada por el maestro del terror, sean o no conocedores de su trabajo.