Historietas desde Latinoamérica #56 – Liga del Mal Volumen 2

 

Edición original: Liga del Mal Volumen 2 (Llanto de Mudo).
Guión: Tony Ganem, Diego Simone, Gerardo Baró, Pablo Tambuscio, Patricio Plaza e Industrias Lamonicana.
Dibujo: Tony Ganem, Diego Simone, Gerardo Baró, Pablo Tambuscio, Patricio Plaza e Industrias Lamonicana.
Formato: Rústica, 124 páginas.

 

El Mal está avanzando firmemente sobre el panorama de la historieta argentina. Pero no hay que temer (¿o sí?), porque aunque esta Liga venga a recordarnos que el Mal siempre vuelve, lo demuestran de una manera notable, atractiva… y quizás sea esa la esencia de su maldad: hacen el mal tan (paradójicamente) bien que no hay quien quiera erradicarlos, al contrario, se les pide que sigan haciéndolo.

La Liga del Mal es un grupo de seis autores argentinos (Tony Ganem, Diego Simone, Gerardo Baró, Pablo Tambuscio, Patricio Plaza e Industrias Lamonicana) que unieron fuerzas para publicar sus historietas, y visto a la distancia (comenzaron en octubre de 2012) los resultados fueron claramente exitosos. El plan de este equipo fue, inicialmente, serializar sus historias en la web usando como base una página de Facebook, en la cual publicaban una página por semana de cada uno de los cómics (una cada día, de lunes a sábados). Una vez terminadas, se recopilaron en un libro (el volumen 1) en 2013 y el Mal triunfó… y volvió a la carga por un segundo volumen. La manera de trabajar fue la misma, pero extendiendo la cantidad de páginas de cada historia de 12 a 20, y nuevamente venció el Mal con su segundo libro editado en 2014.

¿Por qué comentar un volumen 2 antes que el volumen 1? Porque la maldad es contagiosa y los malos somos así. Pero básicamente porque las 12 historietas realizadas hasta el momento son autoconclusivas, con sólo dos de ellas relacionadas entre sí (las de Ganem) de manera bastante directa aunque no precisa de leer una para entender la otra. Por ende, da igual empezar por uno o por otro volumen, y siendo completamente sinceros cayó en mis manos este libro antes que el otro. Eventualmente haremos justicia con el volumen 1, y seguiremos también con el futuro volumen 3 que seguramente llegará más pronto que tarde (dado que ya están publicándose en su Facebook los cómics que componen su “tercera temporada”, una vez más como autoconclusivas exceptuando la de Ganem).

Atendiendo en definitiva al volumen 2 de Liga del Mal, nos encontramos con una antología integrada por seis historietas de 20 páginas, todas ellas de estilos y géneros diferentes, explorando cada autor la manera de narrar y dibujar que desean, con cierta cuota de experimentación.

La primera en el orden del libro es precisamente la de Tony Ganem titulada La Taberna de los Mil Guerreros, combinando la fantasía épica con la comedia, con un pequeño pollito como protagonista, continuando sus aventuras desde E.P.I.C. (en el volumen 1). En este universo en el que viven animales antropomorfos, esta historia nos sitúa en una taberna (como claramente indica el título) y todo gira en torno a una misteriosa botella de whiskey que varios de los clientes desean y el tabernero cuida celosamente, desenlazando por una confusión respecto a esa botella. Apelando a varios lugares comunes del género (y de otros, como el western) Ganem logra una historieta de acción muy divertida.

Le sigue La criatura que debía morir de Diego Simone, que se inscribe en el suspenso y el horror, ante el misterio de un ser que aterroriza a todo un pueblo y debe ser cazado. Con un dibujo más realista y un coloreado oscuro que genera la ambientación necesaria, y un guión que se empecina en ser misterioso, se logra una lectura atrapante.

Macabro de Gerardo Baró ofrece algo más de luz en el dibujo contrastando con la que la precede al situarse en el desierto (que todo indica es de México), pero no así en la historia que cuenta la cual también tiene su misterio y su oscuridad. A un pueblo habitado por hombres con máscaras, llega un “sinmáscara” buscando a una mujer, lo que por supuesto generará un conflicto que se siente propio de las historias del Salvaje Oeste, pero con una vuelta de tuerca que le da ese halo de misterio.

Pablo Tambuscio profundiza aún más con otra historia de terror y suspenso que se titula Post Mortem, aportando como diferencia a las anteriores una gran cuota de tragedia y un clima agobiante. Una familia se muda a una casa en la que vive “alguien más”, develando la incógnita con ritmo lento pero firme, hasta llegar a la dolorosa conclusión. Todo esto con un dibujo realista que acentúa aún más esas sensaciones.

A continuación llega otro alivio a la oscuridad en la faz gráfica, con el brillante y colorido dibujo de Homúnculo de Patricio Plaza, que igualmente lo utiliza para una historieta que una vez más tiene su parte de terrorífica y trágica. Situándonos en la España del siglo XVII, en tiempos de la Inquisición, en esencia cuenta el autor una historia de brujas relacionándola directamente con todos los males de los que es culpable la institución de la Iglesia Católica, ofreciendo algo de crítica y reflexión, si se quiere.

Para finalizar como se empezó, con algunas risas, está el trabajo de Industrias Lamonicana titulado Dios Devorador. Con una estética de cómic clásico, presenta un futuro distópico en el que ya no queda prácticamente agua potable y un hombre con su hija se ocupan de extraer el hielo de la Antártida para conseguirla. Allí descubrirán criaturas perdidas en el tiempo, dando lugar a una historia con un dejo de Lovecraft mezclado con dinosaurios y otro tanto de kaiju, y diálogos en clave de humor plagado de modismos argentinos. Entre varios oscuros paseos, se disponen un par de historias cómicas, demostrando que al final de cuentas no son tan malos como parece sino que nos dejan ir de este libro riéndonos.

El nivel general de estas seis historietas es muy bueno, con trabajos en los dibujos que resultan excelentes, y guiones también muy bien logrados, cada uno con su interés y objetivos (unos que buscan hacer reír, otros inquietar, etcétera).

La calidad de las historietas está acompañada por el buen nivel de la edición, con mucho cuidado en el papel y la impresión que permite que se luzca la tarea gráfica (especialmente los colores), así como una muy buena encuadernación. No sorprende encontrar detrás de otro libro bien hecho al equipo de Llanto de Mudo, aunque aquí aparece como co-editor el sello Liga del Mal Ediciones lo cual hace suponer que los autores estuvieron implicados también en este aspecto.

A modo de conclusión, Liga del Mal es uno de los mejores productos de la historieta argentina contemporánea reciente, que poco tiene que envidiarle a otras antologías similares (por ejemplo, Dark Horse Presents) que se publican en el mainstream norteamericano. Lo único envidiable, quizás, sea la difusión y la atención que reciben aquellas… pero al fin de cuentas el Mal vencerá.