Cuatro fugitivos y un destino
«Si los blancos no se entienden a sí mismos, ¿cómo quieres que puedan llegar a entendernos a nosotros?»
El western tratado de la forma adecuada nos transporta a unos territorios donde podemos observar lo esencial del ser humano. La lucha por la supervivencia, la adaptación a una naturaleza hostil y la constante pelea territorial entre dos bandos enfrentados ponen de manifiesto lo mejor, pero también lo peor del comportamiento de las personas. Es un género fronterizo que en el medio de la historieta ha encontrado en el mercado europeo su hábitat predilecto.
Este último año podemos encontrar en las librerías franco belgas dos obras más que son susceptibles de entrar, tranquilamente, en el panteón de preferencias de los aficionados al género. Una de estas obras es La femme à L’étoile del gran autor Anthony Pastor y la otra es Hoka Hey! de Neyef que, afortunadamente, ya tiene su versión en castellano de la mano de Nuevo Nueve Editores.
Hoka Hey! es un grito de guerra que los más veteranos ya conocíamos en boca de los fabulosos indios plasmados por Jean Giraud en la extraordinaria serie Teniente Blueberry. Significa ¡Adelante! y se usaba para iniciar la batalla.
En la obra de Neyef esta expresión adquiere un significado más amplio para aplicarse a la propia lucha de la vida, para significar ¡Siempre hacia adelante!
En Hoka Hey! asistimos al encuentro traumático entre un preadolescente indio de la tribu Lakota, asimilado por la fuerza a la cultura anglosajona con un trio de fugitivos, formado por dos lakotas y un irlandés, que buscan venganza. El secuestro del niño por parte de los fugados trae como consecuencia que éste empiece a asimilar una parte esencial de la cultura de sus padres, además le muestra, con toda su crudeza, la masacre étnica y cultural que los blancos han ejercido sobre sus familiares y congéneres.
Georges, el niño secuestrado, no puede ser blanco, pero tampoco conoce su cultura india; Little Knife ha pasado por una infancia muy similar a la del niño protagonista y ha decidido vengarse todas las injusticias de los blancos, empezando por la muerte de su madre. En este relato también conoceremos a No Moon, una joven india repudiada y mutilada por su marido, por su familia y por su tribu que ha encontrado en el pequeño grupo su acomodo y, finalmente, nos divertiremos con Sully, un joven irlandés que no soporta la ciudad donde sus paisanos sufren una suerte parecida a la de los indios, que no se lava nunca y que quiere ser poeta aunque, seguramente, no sepa ni leer ni escribir. En esta ecuación también participa un cruel cazarrecompensas que los persigue sin descanso…
Esta obra está planteada como una road movie, donde el deseo de venganza es el principal motor de la acción; la amistad entre cuatro seres abandonados, heridos y rabiosos que se reconocen como hermanos es su principal argumento y la tragedia se convierte en una sombra persistente que sobrevuela sobre ellos. Neyef consigue emocionarnos en determinados pasajes y, a pesar de algunos giros de guion forzados o algo inverosímiles, Hoka Hey! se lee con avidez y con los sentimientos a flor de piel. Y, además, Neyef nos regala unos diálogos extraordinarios que dan todo el sentido a esta odisea rebelde, filosófica y étnica. Son especialmente conmovedoras las conversaciones mantenidas entre el joven George y la extraordinaria No Moon.
La parte gráfica es otro de los aspectos más destacado de esta obra y también su principal baza. Romain Maufront, alias Neyef, realiza un trabajo sobresaliente que le aleja de manera definitiva de sus creaciones anteriores y le permite llegar a una madurez narrativa y artística cercana al clasicismo.
El autor francés divide sus páginas en un esquema variable que abarca desde las tres tiras hasta las cinco, con un número variable de viñetas en cada una. Cada cuadro presenta un tamaño diferente y está concebido en función de la porción de naturaleza que puede contener. La atmósfera, el ambiente y los paisajes son como un personaje más de esta historia. Van cambiando de humor, con variaciones que van desde la serena belleza de una puesta de sol a la inquieta frescura que precede a la tempestad.
La narrativa se vuelve equilibrada, de una aparente sencillez, pero con una claridad y una profundidad abrumadoras. El dibujante de Bastardos del Bayou prescinde de sus habituales viñetas inclinadas, de sus furiosas líneas cinéticas para describir las acciones violentas y de los planos cortos de subrayado, para contarnos los acontecimientos de cara, desde una perspectiva humana, colocando el encuadre a la altura de los ojos y obviando lo superficial para ofrecernos lo esencial.
La luz está perfectamente descrita, como en la escena inicial, cuando se filtra a través de los árboles creando deliciosas manchas doradas o como en la escena que precede al descubrimiento de la matanza de bisontes, que adopta un inquietante tono gris, glacial, casi metálico. Se acerca una tormenta…
Para ello Neyef hace un uso del color ejemplar. Combina en su paleta todo tipo de tonalidades del verde, del naranja, del azul, del gris y del marrón para ofrecernos secuencias perfectamente reconocibles en hora y estación del año o para darnos, además, el pulso emocional de los personajes.
Se reconocen ciertas influencias de Hermann, con sus hermosas cabalgatas descritas en Comanche; de Palacios en su exuberante Mac Coy y, evidentemente, del mencionado Giraud. Además, el artista francés prefiere asimilar las enseñanzas cinematográficas de Clint Eastwood que las de Sergio Leone y, en general, hace un aproximación artística y narrativa al género muy personal y hermosa.
Romain Maufront ha nacido en 1984 y desde la niñez es amante de Dragon Ball. Estudió en la Escuela de Artes Aplicadas Pivaut de Nantes y al mismo tiempo empieza a colaborar en el fanzine Le Chakipu. En 2007 realiza su primer trabajo profesional en la serie Dofus Monster; en concreto se encarga de guion y dibujo del cuarto volumen. En 2011 crea Ce goût, una historia de 84 páginas que publicará en Ankama Éditions. Otros trabajos son sus colaboraciones en la serie DoggyBags, tres tomos de la serie Bayou Bastardise (2015-2021) con guiones de Armand Brard y Mutafukaz’ Puta Madre (2017) con guion de RUN. Participa en un número de la serie de relatos de terror titulada Midnight Tales (2019). A finales de 2022 publica su primera obra, desde la época de Dofus Monster o Ce goût, como autor completo que se titula Hoka Hey! y que lo consagra como una de las figuras emergentes del mercado de la BD. Finalmente, en 2023 participa en el séptimo número de la nueva encarnación de la revista Métal Hurlant con un relato corto.
Su estilo aúna tanto el manga de Eiichiro Oda, como el cómic más denso y atmosférico de Mike Mignola o el trazo ligero y elegante del italiano Silvio Cadelo. Con la aparición de Hoka Hey! descubrimos a un Neyef más comedido, más elegante y profundo que, sin renunciar a su estilo primigenio, bebe de autores mucho más clásicos.
La edición técnica y material de este álbum, a cargo de Nuevo Nueve Editores, es muy buena. El tamaño es el adecuado, aunque algo más pequeño que el francés. El tomo es en cartoné, cuenta con buen papel, una impresión excelente y no contiene ningún material extra, ni gráfico ni escrito. El precio es elevado, pero en este caso la calidad de la obra justifica cada euro invertido en ella.
Con Hoka Hey!, Neyef alcanza su madurez artística y narrativa. Este western salvaje e itinerante nos muestra a cuatro personajes marginados que no renuncian a sus ideas ni a sus orígenes. Con esta obra Maufront nos permite especular con las bondades de sus siguientes trabajos. Pero, como dicen en su tierra, on verra…
Salut!
Lo mejor
• Un enfoque centrado en los indios norteamericanos.
• El espectacular salto de calidad en el arte de Neyef.
• Un uso del color superlativo.
Lo peor
• Algunos giros de guion algo forzados.
Guion - 9
Dibujo - 9.5
Interés - 9.5
9.3
Luminosa
Un western emocionante, salvaje y hermoso dotado de un arte radiante y profundo