Reseña Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos y entrevista con Jali

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Aprovechando que acaba de aparecer Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos hemos querido entrevistar a su autor, poseedor, sin duda, de uno de los universos creativos más interesantes del cómic español.

Portada de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Jali, seudónimo de José Ángel Labari Ilundain, es un historietista e ilustrador nacido en Pamplona en 1977. Comenzó su carrera a finales de los noventa colaborando en revistas y fanzines como Amaníaco, La Comictiva o Mala Impresión. En 1999 la editorial Amaníaco le publica Billete de ida al espacio que sirve de carta de presentación de su particular imaginario. Al año siguiente publicó Igor Mortis con la editorial Undercomic. En 2002 vio la luz El niño miope y al año siguiente la increíble A Berta le atormenta la tormenta, ambas editadas por Doble Dosis. Todas estas obras fueron recopiladas en 2012 por Astiberri dentro del cómic No despertéis al ser que duerme. En 2004 da el salto a las obras de gran extensión con Pl*xi*gls, de la mano de Astiberri con la que publica todas sus nuevas obras hasta está última. El 2009 publicó El último gran viaje de Olivier Duveau. En 2014 aparece Malaria (Astiberri) su último cómic hasta la fecha. Desde el 2016 es uno de los colaboradores de la revista La resistencia publicada por Dibbuks. Además de al cómic el autor navarro se dedica a la ilustración de libros y cuentos infantiles, libros de texto, etc…

Entrevista Jali

Antes que nada, felicitarte por este trabajo y por el conjunto de tu obra, ya que para mí eres uno de los autores más personales e interesantes de los últimos años. Holms y Piorot supone un cambio bastante radical con respecto a tus anteriores obras, aunque como dice Jordi Canyissà en el epilogo es totalmente coherente con tu carrera, ¿tenías claro que querías hacer ese cambio?

Sí. Necesitaba hacer algo diferente, me apetecía mucho un cambio, la verdad. Creo que ya tocaba probar algo distinto, salir de mi zona de confort, por así decirlo. Tenía ganas de cambiar de registro, tanto temático como gráfico. Me encuentro muy a gusto dibujando esas historias de carácter onírico y algo surrealistas, como las que había hecho hasta ahora, pero tenía ganas de probar con algo diferente pero que fuese muy mío al mismo tiempo. Y este cómic de Holms y Piorot era una historia que ya tenía pensada desde hace quince años o así. De hecho, al final del cómic sale algún dibujo donde se ven los personajes algo distintos y que pertenecen a esos primeros diseños que hice al principio Cuando estaba dibujando mi anterior cómic, titulado Malaria (que las primeras páginas son del 2010, ya que luego tuve un parón con él y lo continué tiempo después) ya estaba pensando en este Holms y Piorot.

Viñeta de Malaria
Secuencia de Malaria

¿Tienes muchas historias pendientes desde hace tiempo?

Ahora mismo tengo como cuatro posibles cómics en la cabeza que me gustaría dibujar.

Tengo cuatro carpetas con un título provisional escrito en cada una de ellas en las que voy guardando todo lo que se me va ocurriendo. Yo trabajo de esa forma, me voy guardando ideas, diseños de personajes, pequeños story boards, etc., en estas carpetas que luego igual aprovecho o no. Me gusta tener estas cosas guardadas porque luego me da rabia que se me olviden. No quiero pensar en más cómics de momento porque si no es un lio. Aún no sé seguro cuál será el siguiente cómic que dibuje, pero seguro que es uno de estos cuatro. Me sucede que cuando tengo una idea en la cabeza para un nuevo cómic no dejo de darle vueltas y no paro hasta sacármelo de la cabeza y plasmarlo en papel. Es casi como una liberación mental, ja, ja.

¿Te planteas que alguna la dibuje otra persona?

La verdad es que ahora mismo no. Son comics tan personales que, para bien o para mal, me apetece hacerlos yo, salgan como salgan. Supone para mí un momento de libertad creativa absoluta y lo disfruto muchísimo.

Sí que hubo un momento que, por falta de tiempo, me planteé esta posibilidad, pero me he dado cuenta, que, aunque pasen 10 años entre un tebeo y otro, sinceramente no tengo prisa y creo que la parte creativa de mis tebeos la tengo que disfrutar en su totalidad.

Formas parte de la generación que más difícil ha tenido publicar cómics, puesto que cuando comenzasteis a publicar el sector atravesaba una recesión enorme sin apenas editoriales, y donde las grapas parecían ser el futuro, ¿crees que ha cambiado el mercado para los autores desde entonces?

Para el autor ha cambiado un poco a mejor, no sé si mucho todavía, pero ha habido un cambio en positivo y eso imagino que al menos ya es algo a tener en cuenta. Ahora el cómic está más presente. Ha recuperado cierta visibilidad y seguramente esté algo más valorado. Gracias al boom de la novela gráfica, mucha gente ha vuelto a leer tebeos que había abandonado con la edad o se ha acercado a un medio que creía que sólo era para niños y ha descubierto que hay historias para todos los públicos. Gracias a la aparición del Premio Nacional, a que ahora hay más salones de cómic, etc., los cómics están más presentes también en los medios. Ahora se publica mucho, algo que para el lector es perfecto porque la oferta es increíble, el abanico de temas y géneros es amplísimo. La creatividad es brutal, las nuevas generaciones son una gozada, encuentras cosas para todos los gustos, para todas las edades… Aunque esa oferta de títulos tan abrumadora cada mes, también hace que muchas cosas interesantísimas pasen rápidamente desapercibidas. Pero sigue siendo muy precaria nuestra situación como dibujantes. Vivir de esto en España es todavía un imposible para la gran mayoría.

Como gran parte de los dibujantes de cómics que publican en España vives de la ilustración y del cómic infantil, ¿qué diferencias notas entre ambos medios?

Como te comentaba antes, para mí los cómics son libertad creativa absoluta, cuando hago un cómic hago lo que quiero y como quiero, sin que nadie me condicione. En cambio, mi trabajo como ilustrador está condicionado, en mayor o menor medida, siempre. Lo disfruto muchísimo y me siento plenamente realizado dibujando un libro de texto o una serie para niños, por supuesto. Trabajo desde hace años conjuntamente con la escritora Teresa Blanch y juntos ya tenemos unas cuantas series para niños que están funcionando muy bien como la de Los Buscapistas. Me siento muy feliz haciéndolos y tengo suerte de poder ganarme la vida con esto, porque éste es un mundo muy complicado, con muchos altibajos. Para mí, la gran diferencia, es esa sensación de libertad que te comento. El cómic es mi parcelita creativa, con la que relleno ese ego artístico, donde me expreso y soy dueño de lo que hago.

Algunos de tus trabajos previos han aparecido en otros mercados como Francia e Italia, ¿has tenido posibilidad de trabajar directamente para esos mercados?

No, directamente, no. Sí que he tenido la suerte de que, en Italia, la editorial Logos ha publicado No despertéis al ser que duerme, Pl*xi*gls, Malaria y El gran último gran viaje de Olivier Duveau, que también fue publicado en Francia por Eidola éditions, algo que me hizo mucha ilusión; pero no, no me han pedido nada directamente. Ahora la editorial Diábolo está intentando mover fuera Holms y Piorot. A ver si hay suerte.

¿Sabes qué tal han funcionado a nivel de ventas y público?

No lo sé, segundas ediciones no han salido. (Risas) Pero por ejemplo con el cómic de Olivier Duveau, la editorial francesa, que es de Angoulême precisamente, me invitó al festival hace unos años y fue una experiencia muy chula para mí el poder firmar allí un cómic mío.

A lo largo de tu carrera has construido un universo personal lleno de obras que mezclan a niños como protagonistas con elementos oníricos y surrealistas y temas más serios como la muerte, ¿por qué te interesan esta mezcla?

Bueno, esto es algo muy personal. Siempre me ha interesado mucho la infancia. Por motivos personales me preocupa mucho la fragilidad de los niños ante el mundo. Y mezclar estos temas dándoles ese aroma de cuento clásico, llevado a mi terreno, pues creo que es muy potente. Me gusta jugar con elementos de los cuentos clásicos y darles un enfoque más personal. Así, podríamos decir, que mi tebeo Igor Mortis es mi personal Peter Pan, o que Malaria tiene mucho de El Mago de Oz o de Alicia en el país de las Maravillas. Pero también pienso que, aunque en estos cómics hay tristeza y soledad, también hay esperanza y pequeños momentos en los que aparece el humor.

Página de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

¿Cómo surge Holms y Poirot?

Surge porque soy un fan acérrimo de las novelas de Agatha Christie, que me gustan muchísimo, casi de manera obsesiva. Me he leído todas sus novelas y me encantan. Adoro este tipo de novelas. Las disfruto mucho, también las de Sherlock Holmes, claro, pero no tanto. Me gusta más como escribe Agatha, seguramente ella tiene una narrativa más sencilla, pero tiene unas ideas tremendas y toque de humor muy divertidos y conecto más con Poirot o Miss Marple que con Sherlock. Es un mundo que me gusta mucho: Londres, la época victoriana, todas estas cosas me atraen muchísimo. Y esta afición se mezcla con la que tengo a una serie de autores que había leído de pequeño de la escuela Bruguera y que fueron mis primeras referencias y creo que de alguna manera mis primeros maestros: Raf, Jan, Ibáñez… En particular, Raf, con su Sir Tim O’Theo, que me encantaba, y luego cuando apareció la revista Guay y Raf inició su serie de Mirlowe y Violeta pues allí ya me volví loco. Me encanta cómo dibuja Raf, ese trazo tan fresco y suelto, como si te lo acabase de dibujar para ti en ese momento. Así que se me pasó por la cabeza hacer algo para homenajear con cariño a esos autores que tanto admiraba y que fueron con los que me enganché a los cómics y empecé a dibujar. El hecho de que sean Sherlock Holmes y Hercules Poirot los protagonistas, es porque son dos personajes tan antagónicos que me hacía gracia juntarlos, estuve mirando si se había hecho alguna vez porque me sorprendía que nadie hubiese juntado a los que creo que son los dos detectives literarios más conocidos, pero no encontré nada así que me puse a ello. Además, la combinación de ambos es muy potente creo. Son totalmente contrarios. Holmes es movimiento y buscar pistas físicas. En cambio, Poirot está en el sofá tratando de desentrañar la psicología del asesino y le basta con sus células grises para dar con la solución, y estas parejas tan diferentes siempre es algo que funciona muy bien cómicamente. También al empezar a dibujarlos me vinieron a la cabeza los primeros diseños de Mortadelo y Filemón de Ibáñez, cuando Mortadelo iba con la pipa, el gorrito y la levita. Con todo eso en mente empecé a apuntar escenas, detalles sobre cómo podía ser la historia, etc…

Primer diseño de Mortadelo y filemón.

Aunque en todas tus obras hay humor, desde tus primeros cómics como parte de Los muñecos de fimosis no habías vuelto a realizar una obra donde el humor fuera tan importante como en Holms y Poirot, ¿por qué has vuelto a la comedia más pura?

Mi parte de cómic firmado con el seudónimo de Jali se puede relacionar con estos tebeos más oníricos, más personales, con temáticas más poéticas o surrealistas que he ido publicando, pero antes de estos trabajos, yo venía del humor. Mis primeros trabajos relacionados con el cómic a nivel profesional fueron de humor. Lo primero que hice a nivel profesional fue con la revista Mala Impresión que era una especie de El Jueves que apareció a mediados de los 90 y que duró unos añitos. Yo colaboraba en la revista junto a unos compañeros de carrera, que nos conocimos el primer año de Bellas Artes de Barcelona allá por el 95. Éramos Ricardo Peregrina, que dibuja ahora en El Jueves, y Valentín Ponsa, que se dedica a la ilustración y la publicidad, unos genios los dos con los que aprendí muchísimo. Por aquella época habíamos editado un cómic de grapa de humor llamado Necrópolis, que fue lo primero que hicimos juntos y decidimos mandarlo a Mala Impresión para enseñarles lo que hacíamos y tuvimos la suerte de que les gustó y nos pillaron para la revista, creo que desde el número 3 o así en adelante. Firmábamos como Los muñecos de fimosis, un colectivo que era nuestro intento de hacer algo parecido a lo que hacía La Penya con el Mondo Lirondo, que era lo más en aquella época y que nos chiflaba, porque ellos se habían conocido también en Bellas Artes de Barcelona, pero un par de años antes que nosotros. Queríamos hacer nuestro propio Mondo Lirondo, no nos salía ni de lejos como a ellos, claro, y a parte, nuestro humor era algo mucho más chabacano y rozando lo cutre, pero nos reíamos y disfrutábamos muchísimo. Era una maravilla. Lo recuerdo como una época genial en mi vida. Teníamos una conexión los tres maravillosa, era como si los tres juntos formásemos un dibujante distinto. Creo que aprendí más de Valentí y de Ricardo que en todos los años de carrera. Estuvimos publicando en la revista bastante tiempo. Así que yo ya había hecho humor con anterioridad. Jan o Sergio Aragonés eran mis grandes referencias a nivel humor por aquel entonces a nivel gráfico, sobre todo Aragonés ya que en España se estaba publicando su Groo, Magnor el Poderoso, etc., que me volvía loco y lo copiaba sin parar. Pero cuando empecé a dibujar yo solo mis historias, al ser una cosa más personal, me dio por expresarme de otra manera. Yo disfrutaba haciendo humor con mis compañeros de carrera, lo pasábamos genial inventando chistes, uno tenía una idea, el otro la continuaba y el otro la remataba. A mí solo no me salía tanto hacer cosas de humor, pero recuperar esa parte mía también me apetecía mucho. Aunque no creo que Homs y Piorot sea un cómic de humor con el que la gente se vaya a reír, creo que es más de sonreír, aunque suene un poco ridículo.

Yo me he reído bastante leyéndolo.

Ja, ja, gracias. Pues me encanta oír esto, claro. Pero mi intención no era exactamente hacer un cómic de humor, era más bien buscar algo más inocentón, que lo he hecho a propósito, porque hay chistes como los que podías encontrar en los cómics de Bruguera, como esos juegos de palabras, pero es un tebeo que no busca la carcajada. Hay notas de humor, sí, y pequeños momentos divertidos sobre todo en la relación entre ellos dos, al ser tan contrarios…

Página de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Ya nos has contado que te gustan mucho las historias de detectives, ¿barajaste a otros personajes para protagonizar el cómic?

Desde el principio pensé en ellos dos. Como te comentaba antes miré a ver si ya se había hecho algo así pero no encontré nada, así que pensé que podría ser algo original ponerme con ello. Es cierto que cada uno de estos personajes vive en una época diferente en las novelas, Sherlock a finales del siglo 19 y Poirot a principios del 20, pero me parecían perfectos para que interactuaran y jugar con todas las posibilidades que sus personalidades tan diferentes me ofrecían.

Además de los referentes de Bruguera que ya has comentado, también veo que hay una clara inspiración en el cine mudo.

He intentado que a nivel gráfico recordase a los primeros cortos de Mickey Mouse, por ejemplo. Me apetecía imaginarlo como si fuese una película de los años 30 de dibujos animados. Para conseguirlo hice los fondos a lápiz con gris y metiéndole tramas, con los personajes entintados en blanco, casi como si fuese un acetato. Creo que de esa forma queda perfecto para reflejar esa época en que ocurre la historia. Y del cine mudo sí que creo que hay cosas como la escena de la persecución por el Támesis, que remite a aquellas películas de cine mudo de los policías de la Keystone. Cuando planteé el cómic tenía también en la cabeza las películas ochenteras con las que crecí, en las que hay la escena de la persecución, la escena de la secta, etc., tipo Indiana Jones o El secreto de la pirámide.

En la escena de la persecución falta que hubiera una musiquilla de piano como en las películas de cine mudo.
(Risas).
Si. Mi interés en el tebeo era más que funcionase como una presentación de ambos personajes y de la relación que nace entre ellos, que en la resolución del caso en sí. Porque cuando me puse a pensar en el posible caso a investigar me di cuenta de lo difícil que es hacer algo novedoso y sorpresivo para el lector. Y aunque había leído muchas novelas de detectives, era consciente que era algo tremendamente complejo. Así que el caso que aparece en el tebeo funciona casi como un MacGuffin. Es la excusa para juntarlos y que se vaya desarrollando la trama, pero como te decía, mi interés esta más en ellos que en el caso. Sí que he intentado sorprender al lector al final, cuando todo se descubre, pero he jugado una baza distinta que el/la que lo lea lo entenderá. Sobre todo, tenía ganas que cuando se termine de leer se haya entendido cómo es cada uno de ellos y que se tenga ganas de volver a encontrarlos en otro caso. Que les cojan cariño a los personajes, vamos.

Me pones la pregunta en bandeja, ¿hay posibilidad de que veamos nuevos casos suyos?

No lo sé, sí que hay una idea que me ronda en la cabeza para un posible nuevo caso, pero es que dibujar un cómic supone dedicarle mucho tiempo. De hecho, este cómic ha sido un milagro que aparezca, con el trabajo de ilustrador apenas tengo tiempo, además también tengo dos hijos y cada vez me resulta más complicado. El año pasado con todo el tema del confinamiento me habían bajado los encargos de ilustración porque hubo un parón importante, así que me puse con el cómic para hacer al menos algo y no estar parado en ese momento tan raro y complicado que estábamos viviendo. Igual también por eso me decidí de manera inconsciente por una historia más de humor, porque con lo que estábamos viviendo no me apetecía hacer una cosa tristona. Fue algo más lúdico, que me daba más energía. Creo que sí no hubiese habido el confinamiento no hubiera dibujado este tebeo.

Página de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Leyendo la obra tengo la sensación de que has hecho un cómic para el Jali de nueve años y que lo has pasado genial en su realización.

Yo con la parte que más disfruto de la realización de un cómic es imaginándomelo y con el proceso creativo que eso supone: el diseño de personajes, idear las distintas escenas, planificar la manera de narrarlas… eso me encanta. Es un placer. Dibujarlo también me gusta, pero es un trabajo más mecánico. Que también lo disfruto, pero imaginándolo me siento con una especie de director de cine, pensando en dónde poner la cámara, casting, etc… Siempre se ha dicho que el cómic es el cine de los pobres, ¿no? Con este tebeo me lo pase genial.

¿Has trabajado con un guion completamente cerrado o te has dejado espacio para la improvisación?

Hablando con otras autoras y autores veo que hay muchos que tienen la idea de la obra, pero que se van dejando llevar. En cambio, yo no puedo trabajar así. Necesito tener cerrado el guion antes. Cuando me pongo a dibujar un tebeo ya tengo claro el 99%, quizás pueda cambiar algunas cosas del texto, pero el resto está cerrado totalmente. Cuando empiezo tengo el storyboard totalmente hecho, con la planificación de las viñetas tal y como serán, cómo empieza y cómo termina. Si no tengo todo cerrado tengo la impresión de cuando llegue al final no sabré acabarlo bien o me quede en blanco. Así que prefiero ir tranquilo dibujándolo sabiendo que ya lo tengo todo cerradito.

Página de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Como ha sido el proceso de dibujo, porque viendo la obra y los bocetos, da la sensación de que los escenarios y los personajes están dibujados en varias capas que luego has montado.

Yo trabajo en papel con lápiz y luego lo escaneo. Al final de tebeo se puede ver una página en la que se ve el proceso que sigo. Hago el fondo a lápiz y luego dibujo los personajes aparte en el los márgenes de la página, posteriormente la escaneo y digitalmente voy colocando a los personajes donde tiene que estar en el escenario. Posteriormente entinto a los personajes, pero dejo el escenario a lápiz. así creo que dar la impresión de ser unos personajes en otra capa a parte del fondo, creo que da importancia a los personajes y potencia la profundidad. Y de esta manera intento darle ese aspecto que comentábamos antes de peli antigua.

¿De esos cuatro proyectos que tienes pensados hay alguno que este más avanzado y que pueda ser tu próximo trabajo?

Hay uno que es al que le estoy dando más vueltas y tengo una idea de cómo será, pero aún me falta mucho de la historia, pero ya tengo pequeñas escenas pensadas, y cómo me gustaría explicarlas. Pero todavía está en un estado muy primario. Tampoco sé cuándo lo voy a hacer, porque tampoco tengo prisa. Ahora estoy en un momento que dibujo los cómics sin agobio ninguno de publicarlos, y ya solo los dibujo por puro placer personal, así que los disfruto más que nunca. El cómic es el medio que más me gusta, yo amo los cómics, son lo que me dieron de pequeño la felicidad absoluta y ahora de mayor también.

Para acabar, ¿qué comics estas leyendo últimamente?

Uf, estoy releyendo mucho, la verdad. Ayer precisamente estaba releyendo Calvin y Hobbes, que hacía años que lo tenía olvidado, también me he releído algunos Lucky Luke, Popeye de Segar, cosas de Ralf König y de Sergio Aragonés, su Groo, que me chifla. Superlopez, que me encanta y que sigo comprando todos los que van saliendo… De novedades últimamente me ha dado por superhéroes. La verdad es que me gusta leer de todo. Yo de pequeño era como el Tragabolas, leía todo lo que caía en mis manos. Hay géneros y autor@s que me gustan más, claro, pero del cómic me gusta todo.

Muchas gracias por tu atención.

A vosotros. Muchísimas gracias. ¡Y vivan los tebeos!

Página de Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Reseña Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos

Portada Holms y Piorot

Edición original: Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos ESP (Diábolo Ediciones, 2021)
Guion: Jali
Dibujo: Jali
Formato: Cartoné. 150 páginas. 17,95€

Un divertido cambio en la carrera de Jali.

«- Pues si no tiene ninguna objeción Mr. Piorot, le propongo que trabajemos juntos in this case.
– ¡Será un véritable plaisir, monsieur Holms! «

¿Qué nos conecta con una obra de arte? No es una pregunta de fácil respuesta ya que está sujeta muchas variables de todo tipo. Pero está meridianamente claro que hay algunas obras que consiguen conectar con su público gracias a su capacidad para transmitirnos la ilusión y cariño con los que están llevadas a cabo. En esa categoría podríamos situar a Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos, el último cómic de Jali que apareció hace unas pocas semanas de la mano de Díabolo Ediciones. Con leer el título y sin necesidad de poseer grandes dotes de deducción queda claro que estamos ante una obra que toma como protagonistas a dos personajes que homenajean a dos de los más grandes detectives de la literatura universal como Sherlock Holmes, creado por A. Conan Doyle en 1887, y Hércules Poirot, creado por Agatha Christie en 1920. No obstante, la obra no se conforma únicamente en ser un homenaje a esos personajes, puesto que el autor navarro construye una deliciosa historia que mezcla los tópicos del género de detectives con mucho humor, dando como resultado un cómic que funciona como un mecanismo de relojería que condensa lo mejor de los tebeos de Bruguera que Jali, como muchos de nosotros, leyó de niño, pero dejando ver su impronta de autor.

Estamos ante una obra que gustará a todo tipo de público, así que tenerla disponible en estas fechas la convierten en un regalo ideal. A los lectores españoles que ya tenemos una cierta edad nos despertará los recuerdos de los grandes momentos que pasamos leyendo la magnífica serie de Raf Sir Tim O’Theo, además de a otros autores como Jan, Ibáñez o Hergé, pero también es accesible a los lectores de otras edades y a los que no conozcan las referencias que esconde, puesto que la obra se puede disfrutar a varios niveles. Jali construye una obra en la que están presentes todos los tópicos del género de detectives, pero bajo un prisma de humor en el que cabe desde el puro slapstick pasando por el negro, además de saber reírse incluso de sí mismo en el fabuloso final, que supone un cierre perfecto a la obra.

Este nuevo trabajo supone un giro tan arriesgado como refrescante en la carrera de Jali, puesto que se trata de una obra netamente de humor y también supone un cambio en su estilo de dibujo que en esta ocasión es mucho más sintético, aunque sigue pudiéndose ver su personal estilo, al igual que sucede con su sentido del humor y manera de contar la historia. La obra tiene una estructura de página formada por dos tiras de una o dos viñetas, aunque nos es algo inamovible, puesto que cuando la narración lo requiere nos encontramos una sola viñeta por página. Esa estructura, junto con el uso de blanco y negro con grises que nos transportan al Londres brumoso donde el detective de Conan Doyle resolvió sus casos más famosos, da a la obra una apariencia de película de cine mudo, que funciona a la perfección.

Diábolo Ediciones hace una edición preciosa con un diseño que va como anillo al dedo a esta obra, además contiene como extras abundantes bocetos y diseños de personajes y un epilogo escrito por Jordi Canyissà.

Holms y Piorot es un divertido y espectacular giro en la carrera de Jali que hará las delicias de los amantes de las novelas de detectives folletinescas, los fans de las historias de Bruguera y de todo aquel que disfrute con un buen cómic que se aleje de los establecido, algo que siempre nos ofrece el autor navarro.

Lo mejor

• Tener a Jali de vuelta.
• El sentido del humor que hay por toda la obra.
• La mezcla de referencias no impide que la enorme personalidad artística y creativa de Jali brille con luz propia.

Lo peor

• Que una obra tan divertida como esta corra el peligro de pasar desapercibida entre la avalancha de novedades de finales de año.

Aprovechando que acaba de aparecer Holms y Piorot. El caso de los cadáveres exquisitos hemos querido entrevistar a su autor, poseedor, sin duda, de uno de los universos creativos más interesantes del cómic español. Jali, seudónimo de José Ángel Labari Ilundain, es un historietista e ilustrador nacido en Pamplona en…
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9

8.7

Genial

Jali nos sorprende con un trabajo distinto a lo que nos ha ofrecido hasta ahora, gracias a una obra con combina lo mejor del humor de Bruguera con el homenaje a dos de los detectives más célebres de la literatura.

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