Edición original: Marvel Comics – octubre 1994 – enero 1995
Edición España: Comics Forum – julio – octubre – 1995
Guión: George Pérez
Dibujo: Jeffrey Moore
Entintado: Tim Dzon
Color: Maryanne Lightle
Portada: George Pérez
Precio: 190 pesetas (serie limitada de cuatro números de 24 páginas)
Si tuviera que hacer un listado de mis personajes preferidos en el seno del cómic de súper-gente, tendría que decir que
Quizá por esa condición de vengador sin serie propia, Henry Pym ha sido utilizado como pieza central en algunas historias especialmente memorables en la historia del grupo. Suya es la creación –a su pesar- de uno de los mayores enemigos del equipo, el robot Ultrón. A través de él, se ha convertido en el involuntario patriarca de una larga lista de seres de vida basada en la tecnología e, incluso, en la magia. Jim Shooter le convirtió en un maltratador; Roger Stern le redimió; Steve Englehart quiso convertirle en el Doctor Who; Bob Harras le hizo víctima de un complot de Kang; Kurt Busiek le dio un merecido protagonismo; Brian Bendis parecía detestarle y lo hizo antipático… en fin, que cada guionista ha intentado dar una vuelta de tuerca, a veces intentando hacerle evolucionar, a veces volviendo sobre los pasos de sus predecesores. Esta miniserie es el resultado de un renovado protagonismo del personaje, en los días en los que el citado Harras y Steve Epting hacían lo posible por levantar la colección vengativa. En su labor creativa, recuperaron a Pym para la serie y le devolvieron una de sus identidades súper-heroicas, la del
Después de su retirada como Chaqueta Amarilla –por obra y gracias de Roger Stern y Allen Milgrom- Hank había decidido centrarse en sus investigaciones como bioquímico. En ese papel de asesor científico, hizo su aparición como secundario en algunas historias cortas de los propios Vengadores, del Hombre de Hierro o de la Masa, pero cuando Steve Englehart se hizo cargo de la división californiana del grupo, se lo trajo de vuelta de traje y corbata. Su intención es actuar como personal de apoyo, pero Ojo de Halcón será lo bastante pesado como acabar convenciéndole de que ocupe un puesto más activo. Una crisis existencial y un intento de suicidio le convertirían en el increíble Doctor Pym, y así se pasó todo lo que quedó de la colección de los Vengadores Costa Oeste. Cuando se tomó la cuestionable decisión de convertir aquella serie en la de Fuerza de Choque y separar de la franquicia vengadora a personajes tan esenciales como Iron Man o la Bruja Escarlata, Hank se incorporó a la división neoyorquina, no sin antes manifestar su desacuerdo con el desarrollo de los acontecimientos que había llevado a la disolución de la franquicia occidental (en la que fue, probablemente, la única caracterización de personaje decente que hicieron Abnett y Lanning en el número final de la colección). Allí siguió desarrollando, por breve tiempo, su función científica, pero rápidamente se incorporó a la acción: volvía el Hombre Gigante.
La creciente popularidad de la colección vengadora en aquella encarnación tan imaginera se debía al hecho de que, después de un tiempo de deriva, Harras y Epting habían conseguido mantener una dirección estable, aunque cuestionada. Sea como fuere, algunos de sus personajes aprovecharon ese aumento de popularidad para conseguir una serie limitada, como la Visión o el propio Hombre Gigante. Sin embargo, en el caso de Hank, la editorial no veía muy claro que pudiera ser un buen gancho para las ventas, así que se inventó un formato en el que, durante cuatro números, quien comprara la colección de los Vengadores se llevaba de inseparable regalo la miniserie protagonizada por el señor Pym. Este truco se empleó también con una serie limitada dedicada a Código: Azul, el grupo policial creado por Tom DeFalco y Ron Frenz en la serie dedicada a Thor (y que permanece inédita en España, pero esa es otra historia).
El guion corrió a cargo de un George Pérez que, después de algunos años alejado de la casa de las ideas, volvía a colaborar con ella. El autor portorriqueño había demostrado ya su valía como escritor contando las historias de la Mujer Maravilla, pero en Marvel no se había prodigado tanto en ese apartado. En aquellos tiempos, colaboraba con Malibú y se encargaba del dibujo de su colección grupal, Ultraforce. El hecho de que esta empresa fuera a ser absorbida (y liquidada) por aquella hizo que Pérez volviera a encontrarse con unos personajes que conocía bien y con una afición que ansiaba su regreso. Aquí, demuestra una vez más su buen conocimiento del pasado marveliano, echando mano del bagaje desarrollado alrededor de Henry Pym durante los treinta años precedentes. Su condición de científico de primer orden y su creación de las partículas que permitían cambios de tamaño –propios y ajenos- determinaron que a su alrededor aparecieran tanto héroes como villanos. Así, tenemos a la Avispa (identidad de su pareja y posterior esposa, Janet Van Dyne); a Goliat Negro (alter ego de Bill Foster, su colega y amigo); a Scott Lang (el segundo Hombre Hormiga) o al Goliat villano (Erik Josten, originalmente el primer Hombre Poder). Todos ellos se dan cita en la miniserie, porque algo está pasando con las famosas partículas Pym. Los poderes de reducción y aumento de tamaño se han descontrolado y toda persona que los tiene o ha tenido –como Ojo de Halcón- se ve afectada por tal situación. El Hombre Gigante tendrá que volver a ser el Doctor Pym y averiguar qué es lo que está pasando. La respuesta está en el pasado más remoto de su trayectoria como súper-héroe.
La miniserie es un sano ejercicio de narrativa en la que se encuentra un guion competente y sólidamente asentado en la continuidad. Desgraciadamente, la parte gráfica no acompaña. Su responsable era uno de tantos dibujantes que pululaban por las editoriales en aquella época, desarrollando aquí un trabajo muy flojo. Los personajes son identificables, pero más por sus uniformes que otra cosa.
Henry Pym continuaría como Hombre Gigante hasta la batalla contra Onslaught. Cuando los Vengadores retornaron después de un año de exilio, fue uno de los grandes beneficiados por el trabajo de Kurt Busiek en la serie. Después, ha tenido momentos de cal y momentos de arena, ya fueran el citado Bendis o gente como Dan Slott o Christos Gage los encargados de contar sus historias. Por su parte, el final de la miniserie sirvió como prólogo a la incorporación de Erik Josten a los Thunderbolts, en una historia contada por el mentado Busiek y dibujada por el propio George Pérez.
A día de hoy, Pym comparte una situación dual con Ultrón pero, teniendo en cuenta que hay una franquicia fílmica del Hombre Hormiga en marcha ¿hay alguna duda de que volveremos a verle en alguna de sus múltiples encarnaciones en un futuro inmediato?