Cuando se desvelaron los títulos que iban a formar parte de ResurrXion, el más reciente relanzamiento de la franquicia mutante de Marvel, el hecho de que el Hombre de Hielo fuese a gozar de serie propia parecía un movimiento un tanto extraño. Al contrario que Cable o Generación X, Bobby Drake no ha contado en el pasado con una serie abierta de largo recorrido. Exceptuando unas cuantas miniseries puntuales, este mutante ha ocupado durante décadas un modesto puesto de secundario alejado de los focos del protagonismo. De hecho, hace falta un cierto esfuerzo para rememorar algún arco argumental que girase alrededor del Hombre de Hielo. Bobby ha formado parte del entorno mutante desde sus orígenes, pero cuesta afirmar que haya sido una parte especialmente importante. Al menos, nunca ha gozado de la relevancia del resto de sus compañeros de la Patrulla X original. Otorgarle ahora una cabecera propia parece por tanto un movimiento arriesgado. Podemos interpretar dicho movimiento como otro experimento de Marvel que se encamina al fracaso y a una pronta cancelación antes de que Bobby vuelva a su rol secundario habitual… o podemos pensar que la decisión de convertir al Hombre de Hielo en protagonista llega en el momento adecuado y forma parte de un plan iniciado hace tiempo por la editorial para conseguir que el personaje consiga al fin alcanzar todo su potencial.
Ante la inminente publicación del primer número de la colección, llega el momento de echar la vista atrás y plantearnos algunas preguntas sobre el papel del Hombre de Hielo dentro de la franquicia mutante. ¿En qué punto de su trayectoria se encuentra? ¿Cómo ha evolucionado durante los últimos años? ¿Ha cambiado su rol dentro de la Patrulla X? ¿Los cambios introducidos han sido respetuosos con las líneas maestras que le han caracterizado desde sus orígenes? ¿Han servido para convertirlo en un personaje más interesante? Para responder a todas estas cuestiones debemos hablar sobre algunos de los rasgos que definen a Bobby, tales como su personalidad y sus poderes, así como sobre los acontecimientos que han marcado su vida, desde su turbulenta relación con su padre a sus múltiples fracasos amorosos, pasando como no podía ser de otra manera por el evento que puso patas arriba todo lo que conocíamos sobre él: la revelación sobre su homosexualidad reprimida.
El espinoso asunto de la diversidad y la representatividad
Antes de abordar un asunto que casi siempre suele resultar polémico, conviene recordar algunos puntos. No podemos olvidar que, como editorial de cómics que es, el objetivo principal de Marvel siempre será el de vender cómics. Por supuesto que los personajes importan, por supuesto que las historias importan y por supuesto que los equipos creativos importan, pero las ventas mandan por encima de todo. No obstante, las ventas no lo son todo. Las decisiones editoriales no siempre están guiadas por las cifras de ventas, sino por indicadores mucho más abstractos. A veces esas decisiones buscan conseguir el mayor impacto mediático posible o transmitir una imagen positiva de la editorial. En otras ocasiones puede que los editores realicen experimentos con el fin de tantear el estado del mercado, poniendo a prueba el interés de los lectores por determinado tipo de historia o personaje. A veces se realizan claros intentos por expandir el mercado y desafiar su tradicional estatismo, aunque no siempre funcionan. En esos casos es posible que el objetivo no sea vender muchos cómics a corto plazo, sino establecer un ambiente propicio para que puedan venderse más adelante.
A veces una serie de corto recorrido que acaba cancelada por las bajas ventas pero que recoge buenas críticas y deja satisfechos a los lectores juega un papel tan importante como una serie exitosa que vende aceptablemente, ya que está allanando el terreno para que series similares recojan el testigo en el futuro y funcionen donde ellas no consiguieron hacerlo. El mercado del cómic americano es complejo y se encuentra en una situación delicada, tratando de expandirse hacia nuevos colectivos de lectores que hasta tiempos recientes no se habían visto atraídos hacia los cómics. Por todo esto, los fracasos de hoy pueden cimentar los éxitos del mañana. Por eso importan tanto la publicidad y el impacto mediático. Y por eso es clave transmitir una imagen positiva, progresista y atractiva para esos potenciales lectores, ya que ellos serán los futuros compradores.
Una de las estrategias más obvias que ha empleado Marvel para acercarse a esos compradores del mañana ha sido la de abrazar la diversidad, tanto en sus personajes como en sus historias. De un tiempo a esta parte un buen puñado de héroes no convencionales (esto es, cualquier personaje que no sea el típico hombre blanco heterosexual que tradicionalmente ha acaparado los roles protagonistas) han ido adquiriendo mayor relevancia, a la par que se lanzaban colecciones que apostaban por un tono más desenfadado y apropiado para un público juvenil. Algunas han funcionado extraordinariamente bien, como es el caso de Ms. Marvel, elevando a su protagonista al estatus de estrella a una velocidad sorprendente. Otras no tanto.
En cualquier caso, la estrategia parece haberle dado resultado a la editorial y la ha empleado a discreción, alterando de forma sustancial su panorama. A día de hoy, Thor es una mujer, el Capitán América es un afroamericano y Hulk es un chaval asiático-americano, por poner unos pocos ejemplos que ya todos conocemos. Seguro que hay quien criticará a Marvel por emplear el género, la etnia o la sexualidad como «reclamo» para potenciar las ventas, pero no olvidemos que vender cómics siempre ha sido su objetivo último. No podemos criticar a Marvel por querer vender cómics. Ni siquiera parece apropiado criticar a la editorial por potenciar la importancia de personajes no convencionales, dado que su estrategia parece estar llenando un vacío y cumpliendo una demanda a la que, pese a haber existido desde siempre, no se le había prestado oídos hasta ahora. Resulta que, después de todo, la estrategia para conseguir ventas ha puesto en evidencia la vieja necesidad de los lectores por sentirse representados. Pero puesto que hoy los lectores son más diversos que nunca, los personajes que necesitan para verse representados deben ser igualmente diversos.
Ahora bien, erigirse en representantes de un determinado colectivo no es una tarea fácil, sobre todo cuando el propio colectivo es tan diverso que sus miembros comparten tantos rasgos comunes como rasgos que les diferencian. ¿Puede un único personaje representar a todo el género femenino? ¿A toda la comunidad afroamericana? ¿A todos los inmigrantes? ¿A todos los miembros del colectivo LGBT? Con frecuencia lo que sucede es que el propio colectivo es el que se encarga de elegir a aquellos personajes con los que se siente representado. Da igual que una editorial potencie todo lo que quiera a un personaje no convencional, que si no gusta al colectivo hacia el que va dirigido su recepción será poco amistosa. Así ha sucedido en el pasado y seguro que nos viene algún caso a la memoria. Sin embargo, cuando un personaje es bien recibido por la comunidad, es esa misma comunidad la que se encarga de proclamar a bombo y platillo que dicho personaje le representa. Podría ser el caso de Miles Morales o de Kamala Khan, que tanto han ayudado a modelar el rostro actual de Marvel. La editorial, por tanto, juega a un peligroso juego, ya que apelar a la representatividad exige asumir responsabilidades hacia los colectivos que se quiere representar. Surgen así cuestiones incómodas y cuyas respuestas son harto complicadas: ¿Por qué se representan unos colectivos y no otros? ¿Por qué la representatividad está presente en la ficción pero no dentro de la propia editorial? ¿Qué hace que unos autores que no forman parte de determinado colectivo estén capacitados para darle voz en las viñetas?
Es importante tener todo esto en mente al hablar sobre el Hombre de Hielo dado que ha pasado a desempeñar un papel inesperado desde que se desveló su homosexualidad: resulta que ahora Bobby es el personaje homosexual con la trayectoria más larga dentro de Marvel, superando incluso a Estrella del Norte (el primer personaje de la Casa de las Ideas en salir del armario). Es más, se trata de uno de los personajes fundacionales del Universo Marvel, una de las creaciones de Stan Lee y Jack Kirby cuando la Era Marvel de los Cómics no había hecho más que dar sus primeros pasos. Y ahora además será el protagonista de su propia serie, lo que le otorga una cierta responsabilidad respecto al colectivo al que aspira a representar. Las veces en las que un personaje LGBT ha gozado del protagonismo de su propia cabecera han sido escasas y no siempre han estado acompañadas por las ventas. El reciente caso de Ángela parece demostrarlo. No obstante, la sexualidad de Ángela no llegó a provocar el mismo ruido mediático que provocó la salida del armario de Bobby. ¿Ayudará esto a que funcione la nueva serie? Y lo que es más importante: ¿La caracterización del Hombre de Hielo agradará a los lectores LGBT? ¿Será una buena representación del colectivo LGBT o la apuesta de Marvel por la diversidad se volverá en su contra y se ganará las críticas de los lectores de dicho colectivo?
Obviamente, debatir sobre todas estas cuestiones va mucho más allá de los objetivos de este artículo. No es posible dar una respuesta clara a la polémica sobre la diversidad y la representatividad en los cómics por la sencilla razón de que no la hay. De lo que sí podemos estar seguros es de que esa polémica incluye ahora también al Hombre de Hielo y eso lo pone bajo el punto de mira tanto de los partidarios como de los detractores. Los unos y los otros observarán cuidadosamente lo que suceda con la nueva serie de Bobby, ya sea para proclamar su éxito o para celebrar su fracaso. Sea como sea, lo que nos interesa ahora mismo es comprender cómo ha llegado el personaje hasta este punto en el que se encuentra, analizando si la suya ha sido una evolución coherente o si por el contrario el hecho de colocarlo en medio de esta polémica ha sido un acto gratuito por parte de la editorial.
Las raíces de Bobby Drake
Robert “Bobby” Drake nació en Floral Park, Long Island, en el estado de Nueva York, una zona residencial aparentemente tranquila para familias de clase media. Su padre, William Robert Drake, era católico irlandés y su madre, Madeline Beatrice Drake, era judía. El suyo parecía un entorno bastante tradicionalista, amante del cumplimiento de las normas y de la estabilidad. La religión no parecía jugar un papel destacado en la familia, pero debía estar presente hasta cierto punto. Aunque nunca se ha ahondado demasiado en la vida familiar de Bobby antes del despertar de sus poderes mutantes y su entrada en la Patrulla X, sabemos que la relación con su padre no era buena. William Drake era contable y esperaba que su hijo siguiese sus pasos, llevando una vida tranquila y carente de riesgos. Podemos suponer que presionó bastante a Bobby durante sus años de estudiante y que sus muestras de apoyo fueron escasas. El descubrimiento de sus poderes mutantes le ocasionó un sonoro rechazo que le llevó a distanciarse de su hijo, con quien apenas se relacionó en los años posteriores. El acercamiento entre ambos no se produjo hasta mucho tiempo después, por lo que no sería descabellado suponer que el rechazo por parte su padre marcó con intensidad la personalidad del joven Hombre de Hielo.
Por desgracia, los cómics no se han adentrado con mucho detalle en esa época tan determinante para el personaje. Las historias de complemento de X-Men Vol. 1 #44-46 USA (mayo – julio de 1968) se encargaron de mostrar cómo llegó a unirse Bobby a la Patrulla X, pero no daban demasiados detalles acerca de su vida familiar. En cambio, sí que nos presentaron a su primera relación romántica, una chica llamada Judy de la que hablaremos más adelante. La chica en cuestión huiría de él tras descubrir sus habilidades gélidas, haciendo que Bobby se lamentase de no haber seguido guardando sus poderes en secreto como le habían recomendado sus padres. En efecto, William y Madeline eran conscientes de la naturaleza mutante de su retoño desde su adolescencia, cuando comenzó a pasarse los días encerrado en su habitación aquejado por un frío inexplicable y un constante temblor. Sus progenitores le instaron a guardar el secreto y a no mostrar en público sus dones, obligando a Bobby a reprimir sus poderes. Su decisión parecía sensata, dado que los mutantes ya entonces eran vistos como una amenaza, pero pudo tener implicaciones muy serias para el muchacho. Sabiendo lo que sabemos hoy, es fácil hacer una lectura retrospectiva de este hecho, que hizo que Bobby reprimiese sus poderes casi desde el momento en el que se manifestaron. El hecho de tener que ocultar su naturaleza, unido a la desaprobación de su padre, es otro de los factores que sin duda debieron modelar la personalidad del futuro Hombre de Hielo.
Posteriores apariciones de William Drake sirvieron para potenciar la idea de que se trataba de un hombre severo e intolerante que no estaba nada satisfecho con la trayectoria que había seguido su hijo. Nunca aprobó que mostrase sus poderes en público por primera vez, aunque fuese para proteger a Judy y a sí mismo de unos matones, y nunca aprobó que se uniese a la Patrulla X para ser un superhéroe. Pese a todo, Bobby siguió sus pasos y se hizo contable, lo que indica que hasta cierto punto siguió buscando la aprobación de su padre. No obstante, William Drake tardaría en volver a tener presencia en los cómics. Después de esa historia de complemento ya mencionada, Bobby sería perseguido por una muchedumbre furiosa y encerrado en prisión, de donde sería rescatado por Cíclope. Poco después sería invitado a las filas de la Patrulla X que estaba reuniendo el Profesor Xavier, donde iba a adquirir un rol muy distinto al que desempeñó en su hogar en Floral Park.
El payaso de la clase
La primera aparición de Bobby se produjo en el mítico X-Men Vol. 1 #1 USA (septiembre de 1963), de manos de Stan Lee y Jack Kirby. Para entonces ya había tenido ocasión de entrenar un poco en el uso de sus poderes, pero más que un hombre de hielo parecía un hombre de nieve. Quizá motivados por su aspecto o por el hecho de ser el integrante más joven del equipo, Lee y Kirby decidieron que Bobby fuese el bromista de la Patrulla X. Sus intervenciones solían ser cómicas y costaba tomárselo en serio, pese a que en teoría sus poderes tenían un alcance mucho mayor que los de sus compañeros. Después de todo, Cíclope sólo tenía sus destructivos rayos ópticos, el Ángel no era más que un tipo con alas y la Bestia un hombretón dotado de gran agilidad. Hasta la llegada de Jean Grey, la Chica Maravillosa, en ese primer número de la colección, Bobby era el integrante más poderoso del equipo. Además de disponer de la capacidad de generar hielo a partir de la humedad ambiental era capaz de recubrir su propio cuerpo con una carcasa de hielo, cubriendo la total superficie de su piel (cosa que mostraría por vez primera en X-Men Vol. 1 #8 USA, noviembre de 1964). Sin embargo, más allá de crear unos cuantos toboganes o de lanzar bolas de nieve, los alardes que hizo de su poder durante los primeros tiempos de la Patrulla X fueron modestos.
Bobby destacó más como el compañero de juergas de la Bestia, a quien acompañaba con frecuencia en sus salidas nocturnas. Una vez que ambos se emparejaron con sus respectivas novias de la época, las citas dobles entre ellos fueron la tónica habitual. Como todo estudiante que abandona la seguridad de la casa familiar para vivir en la gran ciudad, el Hombre de Hielo abrazó esa vida de libertades. Puede que el rígido y tradicional entorno de Floral Park tuviese su contrapartida en la vida en la Mansión del Profesor Xavier, donde los entrenamientos en la Sala de Peligro eran constantes. No obstante, las escapadas de los dos amigos a Nueva York para acudir a los clubs de moda tuvieron que ser una experiencia refrescante para Bobby. Fue su primer contacto con un modo de vida muy distinto al que había conocido en su modesta localidad de origen; un modo de vida que poco tenía que ver con el que llevaba con sus padres, después de todo. El joven mutante tuvo que disfrutar de aquellos años y tuvo que sentirse cómodo en su rol de bromista amante de la juerga al que era difícil tomar en serio. Quizá demasiado cómodo.
Si pensamos en otros personajes Marvel de la década de los 60 famosos por su faceta cómica, como Spiderman o la Antorcha Humana, es fácil llegar a la conclusión de que detrás de sus bromas había asuntos muy serios. Los continuas bromas pesadas de la Antorcha Humana, casi siempre dirigidas hacia la Cosa, eran producto de una arrogancia y un orgullo propios de la inmadurez; una forma de mostrar afecto inapropiada que podía hacer más mal que bien. Por su parte, los divertidos comentarios de Spiderman servían para ocultar los miedos e inseguridades de la persona que había tras la máscara, un humilde Peter Parker atenazado por la culpa de lo sucedido a su amado tío. En el caso del Hombre de Hielo no se exploró demasiado aquello que subyacía tras su faceta como payaso de la Patrulla X durante los tiempos del equipo original. Es factible pensar que Bobby buscaba la aprobación de los demás, ya que no contaba con la de su padre, y convertirse en el payaso de la clase es una forma rápida y efectiva de conseguirla. Es también una forma de relacionarse con los demás sin exponerse de forma directa, dejando que sean las expectativas de otros las que dirijan esa misma relación. Según nuestra propia experiencia, esperamos que el payaso de la clase actúe de una determinada forma y se lo recompensamos riéndole las gracias, pero en raras ocasiones nos paramos a pensar qué es lo que siente.
En el caso de Bobby, es probable que jugar a convertirse en el graciosete de la Patrulla X acabase volviéndose en su contra. Puesto que conocemos al personaje, sabemos que tiene un temperamento dicharachero y propenso a las bromas. Esto no es algo negativo, salvo si acaba encasillando al personaje en ese eterno rol del payaso de clase… que es justo lo que le pasó al Hombre de Hielo con el paso de los años. Tanto en sus tiempos en la Patrulla X original como en sus posteriores estancias con los Campeones y los Defensores, el principal rasgo que definió a Bobby era su carácter bromista. Siguió siendo así tras su reunión con la Patrulla X original para formar Factor X y tras su regreso a la Escuela de Xavier, como si ya no hubiese podido quitarse de encima ese sambenito. Otros personajes como la Antorcha Humana y Spiderman fueron desarrollándose y madurando, pero Bobby daba la impresión de haberse quedado atrapado sin poder avanzar. Mientras sus contemporáneos crecían, el Hombre de Hielo seguía siendo el mismo payaso de la clase. Además, su escaso desarrollo personal tuvo una relación directa con su nulo progreso en el dominio de sus poderes gélidos.
Potencial inalcanzado
Una de las líneas maestras que los guionistas han mantenido de forma más consistente a lo largo de las décadas de historia del personaje ha estado relacionada con el potencial de sus poderes. Bobby siempre ha sido más poderoso de lo que aparentaba, aunque haya tenido problemas para manifestar sus capacidades a pleno rendimiento. Quizá por su falta de compromiso con el entrenamiento de la Patrulla X o quizá por su falta de imaginación a la hora de aplicar sus poderes (¡o más bien por falta de imaginación de los guionistas!), los poderes del Hombre de Hielo han resultado con frecuencia más aburridos de lo que deberían. Comentábamos en el apartado anterior que en su primera aparición parecía más un muñeco de nieve que un hombre de hielo, lo cual no ayudaba a tomárselo en serio. Aunque Lee y Kirby pronto encontraron una mejor manera de plasmar al personaje, otorgándole su característico aspecto helado, casi todos los guionistas posteriores tuvieron problemas para hacer que el Hombre de Hielo resultase impresionante. Este hecho contribuyó a crear en nuestra consciencia colectiva la certeza de que Bobby albergaba un gran potencial al que no lograba acceder por sí mismo. Sólo en circunstancias puntuales el Hombre de Hielo daba muestras de ser mucho más poderoso de lo que Lee y Kirby pudieron imaginar en su momento.
En los tiempos del Factor X original, Bobby utilizaba un cinturón que servía para mantener sus poderes bajo control. En este punto, Bobby ni siquiera era un Hombre de Hielo de verdad. Simplemente creaba una carcasa de hielo alrededor de su cuerpo sin alterar su verdadera forma. Por lo tanto, era vulnerable a las heridas físicas y podía morir si recibía un disparo (ya que, en teoría, bajo su superficie helada sus órganos internos seguían permaneciendo iguales). Pese a todo, en ese momento los lectores ya tenían la intuición de que sus poderes escondían alguna que otra sorpresa. En Thor Vol. 1 377-378 USA (marzo – abril de 1987), Walter Simonson escribió una historia en la que Loki secuestraba al Hombre de Hielo para que sus poderes fortaleciesen a sus aliados, los Gigantes de Hielo. Ebrios por el potente frío generado por el mutante para alimentarlos en contra de su voluntad, los gigantes enloquecieron y adquirieron una fuerza tremenda. Simonson, que en ese momento se encargaba también de la serie de Factor X junto a su esposa Louise Simonson, introdujo así la idea de que el alcance de los poderes de Bobby era mayor de lo que se creía, aunque sólo era capaz de llegar a tales extremos en situaciones límite. Por desgracia, dichas situaciones no fueron frecuentes.
Muchos años después, el Hombre de Hielo mostraría otro indicio de que era mucho más de lo que aparentaba en Uncanny X-Men Vol. 1 #292 USA (septiembre de 1992). Mientras el primer Equipo Oro de la Patrulla X se enfrentaba a los Morlocks, Bobby discutía con Mikhail Rasputin, el hermano de Coloso capaz de canalizar y manipular energías interdimensionales. Haciendo uso de sus habilidades, Mikhail transformó el cuerpo del Hombre de Hielo para que descubriese su verdadero potencial. De esta manera, Bobby adquirió su forma de hielo orgánico por primera vez, dejando a un lado la carcasa de hielo que le recubría con anterioridad. Bajo esta forma, su cuerpo era completamente traslúcido y estaba formado por cristales de hielo. Imaginando las posibilidades de un cuerpo compuesto de auténtico hielo, Bobby podía experimentar con su forma y volumen: añadir hielo a sus extremidades podía volverlas más gruesas y resistentes, lo que podría cumplir propósitos defensivos o hacer que resultase más intimidante. No obstante, la desaparición de Mikahil y de los Morlocks en otra dimensión sirvió para dejar el asunto en suspenso. Al parecer este fue el primer intento por parte de Scott Lobdell, el guionista de la colección por aquel entonces, para añadir cambios estéticos en el personaje, ya que le parecía bastante aburrido.
En Comic Legends Revealed, la columna de CBR, se explora esta circunstancia. “Alguien me señaló que los personajes blancos planos no destacan en la página… como Tigre Blanco, el Hombre de Hielo o, hasta cierto punto, Estela Plateada. Pensé que quizá podía encontrar una manera de hacer que el Hombre de Hielo resultara más interesante”, relataba Lobdell. “Podríamos hacer que la apariencia de Bobby fuese más fluida. Podía crear hielo de la nada, después de todo, ¿así que por qué no iba a poder cambiar la apariencia de su cuerpo de hielo si quiere?” Pero cuando le pidió permiso al editor, Bob Harras, para llevar a cabo cambios estéticos en el personaje, se encontró con una respuesta negativa. Marvel acababa de licenciar al Hombre de Hielo para que apareciese en la colección de figuras de X-Men de la juguetera Toy Biz, por lo que era necesario que su imagen se mantuviese fiel a la del muñeco que se vendía en las tiendas. Pero el guionista no se rindió y acabó encontrando la manera de llevar a cabo su idea.
Tras haber pasado varios meses en coma después de ser atacada por Trevor Fitzroy y sus centinelas, Emma Frost despertó y tomó posesión del cuerpo de Bobby. La mente de la Reina Blanca supo sacarle partido a su forma de hielo, adaptándola a sus necesidades y haciendo que adquiriese una apariencia mucho más estilizada. Con Emma al mando, el cuerpo del Hombre de Hielo desarrolló púas afiladas a lo largo de su espalda y dedos largos y puntiagudos. Tras recibir un disparo, se regeneró sin ningún problema (Uncanny X-Men Vol. 1 #313 USA, junio de 1994). Aunque la situación fue temporal y la mente de la Reina Blanca volvió poco después a su propio cuerpo, aquel episodio sirvió para probar una vez más que Bobby no había sido capaz de explorar sus poderes en toda su extensión. Emma se burló entonces de él por no haberse forzado a sí mismo a descubrir todo su potencial. Molesto por lo sucedido, Bobby acabaría abandonando la Patrulla X durante una temporada para viajar por el interior de Estados Unidos junto a Pícara, que en ese momento también tenía sus propios problemas (concretamente, los recuerdos de Gambito que habían quedado en su cabeza tras haber besado al cajún y haberlo dejado en coma).
Como no hay mal que por bien no venga, la historia gustó lo suficiente como para que el editor permitiese que en números posteriores la apariencia de Bobby se alterase ligeramente, añadiendo protuberancias y bultos de hielo en sus brazos y espalda. El departamento de licencias, en lugar de disgustarse, quedó encantado: eso les permitió licenciar una nueva figura del Hombre de Hielo poco después. “Así que yo conseguí lo que quería (un nuevo y más molón Hombre de Hielo) y la gente de los juguetes consiguió lo que quería. ¡Win-Win!”, sentenciaba Lobdell.
Durante su viaje junto a Pícara, Bobby experimentó varias visiones de la Reina Blanca, alimentando así el conflicto latente con la antigua villana. Poco después de regresar al equipo, fue secuestrado junto a algunos de sus compañeros por Fortaleza, el autoproclamado heraldo de Onslaught (X-Men Vol. 2 #50 USA, marzo de 1996). Durante el combate su forma de hielo resultó dañada, dejándole un enorme agujero en el pecho. Temiendo que se desangraría si volvía a su forma humana, Bobby permaneció atrapado en su apariencia gélida. Pronto admitió que la única posibilidad de superar aquel problema consistía en recurrir a Emma. Así lo hizo en Uncanny X-Men Vol. 1 #331 USA (abril de 1996). Furioso por lo sucedido, Bobby combatió contra la Reina Blanca exigiéndole que le explicase cómo había conseguido manejar su cuerpo cuando lo había poseído. En verdad, Emma no tenía ningún secreto respecto al uso de sus poderes mutantes: si Bobby quería recuperar su forma humana sólo tenía que atreverse a volver a cambiar. Finalmente, el Hombre de Hielo superó sus temores y recobró la forma humana, dejando patente que podría ser capaz de hacer mucho más con sus poderes si se atrevía. Sólo tenía que superar su temor.
Aunque nació del capricho, es probable que este arco argumental entre el Hombre de Hielo y la Reina Blanca sea uno de los puntos de inflexión del personaje. Durante esos años, guionistas y dibujantes comenzaron a experimentar con él y con su estética, forzando sus límites y probando hasta dónde se podía llegar. No obstante, quizá la principal aportación sea la idea de que el motivo que impedía a Bobby desplegar todo su potencial era un bloqueo psicológico: el Hombre de Hielo no era capaz de replicar las cosas que había hecho Emma con su cuerpo por la sencilla razón de que se creía incapaz de hacer semejantes cosas. Bobby no había progresado en el uso de sus poderes a causa de sus inseguridades y de sus miedos. Había estado reprimiéndose, en definitiva.
El problema es que muchas de las ideas que aportaron los autores que usaron a Bobby por aquel entonces caían rápidamente en el olvido o no eran muy consistentes con lo visto hasta el momento. Por ejemplo, en Uncanny X-Men Vol. 1 #412 USA (noviembre de 2002), el Hombre de Hielo recibía una herida en el pecho por culpa de Tom el Negro. Dicha herida acabó disparando una mutación secundaria que impedía a Bobby volver a su forma humana y le obligaba a adoptar de manera permanente su aspecto gélido. Aquel argumento no sólo sonaba bastante trillado por su similitud con eventos pasados, sino que además contradecía el progreso que había experimentado el personaje cuando había logrado solucionar una situación similar a base de fuerza de voluntad. No mucho después vimos cómo el cuerpo de Bobby era destruido a excepción de su cabeza, aunque pudo recomponerlo usando la humedad del cuerpo de uno de sus enemigos (Uncanny X-Men Vol. 1 #429-434 USA, octubre de 2003 – enero de 2004). Aparentemente, esas experiencias sirvieron para que abandonase su habitual temperamento bromista y se volviese un presumido y un borde. Fue la época en la que Chuck Austen guionizaba la serie madre de la Patrulla X, así que el listón estaba verdaderamente bajo.
Algo más coherente con sus desarrollos previos fue la idea de que Bobby creyese perder sus poderes durante el Día M, cuando el hechizo de la Bruja Escarlata eliminó las mutaciones de buena parte de la población mundial. Con la ayuda una vez más de Emma Frost, el Hombre de Hielo descubrió que seguía conservando sus poderes y que los había suprimido de forma instintiva a causa de su miedo (X-Men Vol. 2 # 178 USA, enero de 2006). Aquello también sirvió para dar carpetazo al asunto de la mutación secundaria, de la que nunca más se volvió a saber.
Mike Carey, uno de los guionistas que pasaron por la franquicia mutante en épocas posteriores, llegó a decir lo siguiente sobre Bobby en una entrevista para Comic Book Resources publicada con motivo del traslado de la Patrulla X a San Francisco: “Siento que de entre los cinco originales, con la posible excepción del Ángel, el Hombre de Hielo es el que ha sido desarrollado de la forma más inconsistente. De vez en cuando vuelve a ser el bromista y el novato, cuando émpaticamente ya no lo es. Tiene tanta experiencia de combate como Cíclope y la Bestia. Merece que eso sea reflejado en la manera en que se trata”. Sobre el tema de sus poderes, el guionista fue aún más contundente: “Hemos escuchado en el pasado que es un mutante de nivel Omega y en este punto definitivamente lo es. Tiene poderes que pueden influenciar el ecosistema del mundo entero, aunque rara vez lo vemos operando a ese nivel. Las cosas que ha sido capaz de hacer en el pasado no siempre se reconocen como parte de su poder principal. Lo hemos visto ser parcialmente destruido y recrearse a sí mismo […]. Si le vuelan por los aires puede volver a crecer porque está hecho de hielo y el hielo es un cristal. En un cristal, cada pequeña parte contiene suficiente información como para recrear el conjunto. Creo que el potencial de sus poderes es casi ilimitado.”
Durante su estancia en la franquicia mutante, Carey se tomó muy en serio el tema de los poderes de Bobby. Ya en su primer arco argumental mostró al Hombre de Hielo siendo capaz de regenerar su cuerpo después de haber sido vaporizado (X-Men Vol. 2 #190 USA, octubre de 2006), aunque en esa ocasión necesitó una pequeña ayuda de Mística para sobrevivir. No mucho después, demostró que era capaz de aplicar sus poderes a nivel molecular al impedir que Fuego Solar accediese a sus poderes solares alterando su entorno (X-Men Vol. 2 #202 USA, octubre de 2007). Otros guionistas siguieron la estela de Carey y continuaron ampliando el espectro de los poderes gélidos de Bobby. Jason Aaron, por ejemplo, mostró que era capaz de crear y dirigir a un ejército de clones de hielo (Wolverine and the X-Men Vol. 1 #2 USA, enero de 2012). Marjorie Liu fue un poco más allá, añadiendo un nuevo poder a su repertorio: la capacidad de extender su consciencia a través del hielo, pudiendo así percibir sucesos a distancia (Astonishing X-Men Vol. 3 #64 USA, septiembre de 2013). No obstante, el tremendo potencial de sus poderes permanece hasta cierto punto inexplorado. Muchos lectores siguen teniendo la sensación de que Bobby aún no ha mostrado todo aquello de lo que es capaz, como si no confiase en sus propias habilidades o como si las estuviese reprimiendo, consciente o inconscientemente. Razones para reprimirse no le faltaban, desde luego, como vamos a explorar a continuación.
Corazón de hielo
Para ser un mutante de nivel Omega, cuyos poderes en teoría están a la altura de los de Jean Grey, Emma Frost, Franklin Richards o Quentin Quire, Bobby pocas veces ha dado la impresión de ser tan formidable. Es probable que sus dificultades para acceder a la máxima extensión de sus capacidades mutantes se deban a sus propias dificultades emocionales, que no han sido pocas a lo largo de su vida. Recuperando de nuevo aquella entrevista a Mike Carey que mencionábamos antes, su descripción sobre la personalidad del Hombre de Hielo también resulta un tanto sorprendente: “Emocionalmente, Bobby Drake es como el hielo que manipula, no frío sino transparente. Es devastadoramente honesto. Es muy consciente de sus emociones y sus pensamientos todo el tiempo. Además, es increíblemente valiente tanto en lo referido a enfrentar el peligro físico externo como para enfrentarse a situaciones desagradables y admitir sus propios errores.” Con todo el respeto hacia Carey, estas palabras parecen ir en dirección opuesta al análisis que hemos hecho del personaje hasta el momento. Parece que ni siquiera este guionista, que tanto aportó respecto al desarrollo del Hombre de Hielo, llegó a conocerlo en profundidad. Veamos si nosotros somos capaces de sacar alguna conclusión mientras repasamos su vida emocional de la misma forma que hemos repasado la evolución de sus capacidades mutantes.
La primera parada de nuestro viaje al corazón del Hombre de Hielo nos lleva a hablar de nuevo sobre su padre. Las apariciones de este personaje han sido escasas y en ocasiones inconsistentes, tanto respecto a su aspecto físico como a su personalidad. Ya en aquel complemento de los años 60 en el que se narraba el origen del Hombre de Hielo antes de unirse a la Patrulla X el comportamiento de su padre era algo extraño, presentándose reacio a aceptar la naturaleza mutante de su retoño al principio y mostrándole su apoyo poco después. Otro tanto sucedió durante la primera miniserie protagonizada por Bobby a mediados de la década de los 80 (Iceman Vol. 1 #1-4 USA, diciembre de 1984 – junio de 1985), en la que se mostraba tenso y distante ante su hijo mutante y superhéroe al principio para más adelante dar la imagen de un padre tolerante que había decidido apoyarle en todas sus decisiones. Pero cuando el personaje de William Drake volvió a tener cierta importancia durante la década siguiente, era evidente que seguía recelando de los mutantes y tenía problemas para aceptar a su hijo.
Pero William descubrió los peligros del auténtico fanatismo antimutante cuando Graydon Creed, de la organización conocida como Amigos de la Humanidad, se presentó a presidente. En un desarrollo inesperado, el padre del Hombre de Hielo tuvo un enfrentamiento dialéctico contra Creed frente a las cámaras de televisión en el que el candidato no salió bien parado. Bobby, que en ese momento se encontraba infiltrado dentro de la organización para espirar los movimientos de Creed se mostró tremendamente orgulloso de su padre. El incidente tuvo sus consecuencias: como represalia por lo sucedido, los Amigos de la Humanidad agredieron brutalmente a William y lo mandaron al hospital, obligando a Bobby a abandonar su misión (Uncanny X-Men Vol. 1 #340 USA, enero de 1997). Esto le llevó a distanciarse de la Patrulla X durante una temporada, dedicándose al cuidado de su padre y a reconstruir su relación con él. Si bien es cierto que el cambio de postura respecto a los mutantes de William salió un poco de la nada, este parecía un buen desarrollo para la relación entre ambos personajes. Por desgracia, el asunto caería en el olvido poco después y la imagen que ha perdurado sobre el padre de Bobby es la de un progenitor tradicionalista y estricto que siempre ha tenido serias dificultades para aceptar a su hijo mutante. Para más inri, el momento en el que más cerca estuvo de aceptarlo casi acaba costándole la vida. Esto sin duda tuvo que tener un gran impacto sobre Bobby, que como todo hijo siempre ha deseado la aprobación de su familia.
Por si la difícil relación con su padre y la culpa derivada del incidente con los Amigos de la Humanidad no hubiesen sido suficientes para dejar huella en las emociones del Hombre de Hielo, debemos decir que el pobre también acumula una larga lista de romances fallidos. Su primera novia, Judy Harmon, le rechazó poco después de que Bobby le confesara su amor y de que usase sus poderes para salvarla de unos matones (X-Men Vol. 1 #44 USA, mayo de 1968). Fue el primero de muchos rechazos y la primera de muchas relaciones de corto recorrido que no llegarían a ninguna parte.
Su siguiente pareja, Zelda Kurtzberg, era una de las camareras de la cafetería a la que solía acudir junto a la Bestia (X-Men Vol. 1 #7 USA, septiembre de 1964). Su compañero de la Patrulla X salía por aquel entonces con Vera Cantor, siendo frecuente que las dos parejas compartiesen numerosas veladas. Durante la celebración del 18º cumpleaños de Bobby, Zelda y él compartirían su primer beso (X-Men Vol. 1 #32 USA, mayo de 1967), que era lo más atrevido que se podía mostrar en los cómics de entonces. Zelda era la típica novia de superhéroe de los años 60, un personaje bastante plano con una personalidad intercambiable con la de cualquier otra chica, pero hay que señalar que su relación con Bobby parecía ir viento en popa mientras que la de la Bestia y Vera no tardaría en terminar. En esta ocasión fue Bobby quien puso fin al noviazgo, cuando se enamoró de un nuevo personaje que había irrumpido en su vida: Lorna Dane, alias Polaris.
Conviene recordar que en los cómics de los años 60 las relaciones románticas entre los personajes destacaban por su tendencia a la exageración y su aire de telenovela. Muchos de esos romances acababan de mala manera, con tragedias, traiciones o muertes. Era frecuente que las novias de los superhéroes fuesen secuestradas por el villano de turno o se desvelasen a sí mismas como pérfidas villanas que habían engañado al confiado héroe. No era habitual que una relación acabase de forma silenciosa, dejando al viejo interés romántico del personaje en el olvido sin montar un drama a su alrededor. No obstante, esto es lo que sucedió con Zelda y también lo que sucedería con otras novias de Bobby a lo largo de los años.
La última aparición de Zelda data de X-Men Vol. 1 #47 USA (agosto de 1968), mientras que la primera aparición de Polaris se produjo en X-Men Vol. 1 #49 USA (octubre de 1968). Nada parecía indicar que las cosas fuesen a terminar entre Zelda y Bobby, pero la irrupción de Lorna simplemente acaparó todo el interés del joven mutante. El Hombre de Hielo se encontró a una chica guapa en San Francisco y la invitó al apartamento que compartía con la Bestia (en ese momento la Patrulla X se había desbandado tras la supuesta muerte del Profesor Xavier a manos de Grotesko), ignorando que la chica en cuestión estaba siendo manipulada por el villano Mesmero. Secuestrados por ese siniestro personaje y llevados a su fortaleza, Bobby descubrió que Lorna era la hija de Magneto, el archienemigo de la Patrulla X, y que poseía poderes magnéticos como los de su padre. Erigiéndose en su protector, Bobby combatió junto a sus compañeros para liberar a Lorna de la influencia de Mesmero y de la del mismo Magneto. Desde ese momento consideró que Lorna era su novia, aunque ella no pensaba de ese modo y así se lo hizo saber poco después, dejando claro que la atracción de Bobby hacia ella no era correspondida de la misma forma. La inclusión de Alex Summers, alias Kaos, en el equipo (X-Men Vol. 1 #54 USA, marzo de 1969) convirtió el romance entre Lorna y Bobby en un triángulo amoroso del que este último no tardaría en caerse. Pese a todo, el Hombre de Hielo lamentaría el desarrollo de los acontecimientos durante mucho tiempo y trataría de conquistar a Polaris en otras ocasiones, siempre sin éxito.
Tiempo después, cuando formaba parte de los Campeones, Bobby se sintió atraído por Laynia Petrovna, más conocida como Estrella Oscura. Esta agente rusa se presentó originalmente como parte de un equipo destinado a devolver a la Viuda Negra, la líder de los Compeones, de vuelta a la Unión Soviética. Poco después se uniría al equipo de héroes, donde recibiría las afectuosas atenciones del Hombre de Hielo. Sin embargo, para ella Bobby no era más que un amigo y no podía verlo como un amante (Champions Vol. 1 #13 USA, mayo de 1977). Cuando el equipo se desbandó y Laynia volvió a su país, Bobby quedó devastado (Champions Vol. 1 #17 USA, enero de 1978). Aunque tuvo algún escarceo amoroso durante los años siguientes (como Marge Smith, hija del villano Oblivion, aparecida en su primera miniserie, o la mutante Infectia durante los primeros tiempos de Factor X), fueron de tan escasa relevancia que no llegaron a trascender y cayeron en el mismo olvido que Zelda. No obstante, hay uno que merece ser mencionado por las lecturas que se pueden realizar hoy sobre él a la luz de desarrollos recientes del personaje.
Durante la temporada en la que Bobby fue miembro de los Defensores junto a sus colegas Ángel y Bestia, conoció a una chica misteriosa que respondía al nombre de Nube (Defenders Vol. 1 #123 USA, septiembre de 1983). Tras el ataque de un villano que envenenó a la joven, obligando al Hombre de Hielo a criogenizarla para evitar que se extendiese la ponzoña, éste comenzó a sentirse atraído por ella. Después de todo, era una jovencita rubia y atractiva que necesitaba protección, ya que sufría amnesia y no recordaba nada sobre su pasado más allá de que podía convertirse en nube a voluntad. No obstante, lejos de corresponder a Bobby, Nube se fijó en otro miembro del equipo: Dragón Lunar. Pero puesto que la atracción entre dos mujeres parecía de alguna forma “equivocada”, Nube encontró la solución adoptando una apariencia masculina (Defenders Vol. 1 #136 USA, octubre de 1984). Desde ese momento sus cambios de género fueron habituales, al principio incluso ajenos a su control, y la reacción de Bobby al respecto fue de un rechazo absoluto. Aunque se mostraba tremendamente acaramelado con Nube cuando ésta mostraba su apariencia femenina, el Hombre de Hielo huía de su lado en cuanto se transformaba en hombre (Defenders Vol. 1 #138 USA, diciembre de 1984). Más tarde se desvelaría que Nube se consideraba a sí misma tanto hombre como mujer, ya que en realidad era una nebulosa espacial dotada de consciencia por la acción del Cubo Cósmico. Aunque ella/él siempre estuvo más interesada/o en Dragón Lunar, quedémonos con el contundente rechazo de Bobby a sus transformaciones en hombre. Será algo que comentaremos con más detalle en el próximo apartado.
La siguiente relación romántica del Hombre de Hielo sí fue correspondida y se prolongó durante mucho más tiempo, convirtiéndose en la relación más larga y estable que ha tenido nunca el personaje. Ópalo Tanaka era una chica asiático-americana que vivía en Nueva York en el momento en el que la gigantesca nave de Factor X se asentó en el ciudad como si fuese un edificio más. De hecho, lo primero que supimos de ella es que la nave bloqueaba la luz del sol que llegaba a su apartamento, provocando que sus plantas se marchitasen (X-Factor Vol. 1 #51 USA, febrero de 1990). Ópalo conoció a Bobby poco después, cuando entró en la tienda de discos en la que trabajaba. En el sótano de esa misma tienda se había refugiado un Morlock llamado Topo que trataba de escapar de la Masacre Mutante llevada a cabo por los Merodeadores. Celoso al ver que el Hombre de Hielo había invitado a cenar a Ópalo, Topo les siguió y tuvo un breve enfrentamiento con Bobby antes de regresar una vez más al subsuelo. Pese a lo sucedido, que no era más que un adelanto de lo que le esperaba al tener un novio superhéroe, Ópalo decidió seguir saliendo con Bobby (X-Factor Vol. 1 #53 USA, abril de 1990).
Curiosamente, el primer gran obstáculo que tuvieron que pasar como pareja no procedía de la vida superheroica del Hombre de Hielo, sino del pasado de Ópalo y sus relaciones con la yakuza, la mafia japonesa. Unos cibersamuráis fueron enviados para secuestrar Ópalo, por lo que Bobby viajó hasta Japón para rescatarla. Mientras tanto, Ópalo empezó a sentirse atraída por Hiro, el líder de los cibersamuráis. El impulsivo intento de rescate fracasó, pero el Hombre de Hielo desafió a Hiro a un combate singular en el que estaría prohibido el uso de poderes para determinar así el destino de Ópalo. Sabiendo que Hiro era más máquina que hombre y que acabaría con Bobby sin pensárselo dos veces, Ópalo se interpuso y detuvo el combate. Aunque se había dado cuenta de que estaba enamorada tanto de Bobby como de Hiro, finalmente fue liberada y regresó a Nueva York junto a su novio (X-Factor Vol. 1 #63-64 USA, febrero – marzo de 1991). Este no sería el último encuentro con Hiro y sus cibersamuráis.
Un tiempo después, Bobby quiso formalizar su relación con Ópalo organizando una cena en la que se la presentaría a sus padres. En dicha cena, por cierto, William Drake reaccionó con rechazo hacia la joven por su ascendencia asiática, demostrando una vez más que las relaciones entre el Hombre de Hielo y su padre seguían siendo tensas y complicadas. En mitad de la discusión apareció Hiro para avisarles de que sus superiores habían enviado a sus cibersamuráis para acabar con la vida de los Drake como venganza por lo sucedido en Japón. Para proteger a Ópalo, de quien se había enamorado, Hiro se sacrificó a sí mismo para destruir a los cibersamuráis. Ópalo vio esto como un gesto de honor que Bobby nunca entendería por no tener raíces asiáticas, afirmando que quizá su padre tenía razón y que eran demasiado distintos como para estar juntos (Uncanny X-Men Vol. 1 #289-290 USA, junio – julio de 1992). Desde ese momento la relación entre ambos comenzó a enfriarse de forma progresiva.
La falta de compromiso y el comportamiento infantil de su pareja irritaban a Ópalo, que en ocasiones lo comparaba con Hiro. Por su parte, aunque Bobby decía estar enamorado, no pensaba abandonar su vida en la Patrulla X para estar con ella. Finalmente, tras un nuevo ataque de unos asaltantes enviados por el antimutante Cameron Hodge para acabar con la novia del Hombre de Hielo, Ópalo decidió romper su relación con Bobby y marcharse de Nueva York. Las constantes intromisiones de su vida superheroica y su negativa a llevar la relación a un nuevo nivel le pasaron factura al Hombre de Hielo, que sumó un nuevo rechazo a su lista. Por su parte, Ópalo se distanció tanto emocional como físicamente cuando aceptó un nuevo puesto de trabajo en Hong Kong (Uncanny X-Men Vol. 1 #305 USA, octubre de 1993). La joven tardaría unos años en volver a aparecer, siendo la miniserie que protagonizó el Hombre de Hielo a principios de la pasada década una de sus pocas apariciones hasta la fecha (Iceman Vol. 2 #1-4 USA, diciembre de 2001 – marzo de 2002). Para entonces, por mucho que el mutante de poderes gélidos siguiese pensando en ella como en el amor de su vida, Ópalo había continuado adelante e incluso había tenido un hijo.
Resulta curioso que incluso a día de hoy Ópalo se siga considerando el gran amor del Hombre de Hielo, cuando un rápido repaso a su relación de pareja arroja una imagen bastante negativa: las barreras culturales supusieron un importante problema, Ópalo rechazaba la vida superheroica de Bobby e incluso se enamoró de otra persona (Hiro) mientras estaba saliendo con él. Lo que sí es indiscutible es que supuso la relación más larga que había tenido el personaje desde sus orígenes y al menos era una relación correspondida, lo cual no podía decirse de sus intentos con Polaris o Estrella Oscura.
El siguiente objetivo de nuestro incansable casanova fue Annie Ghazikhanian, una enfermera humana que comenzó a trabajar con la Patrulla X y que fue introducida por Chuck Austen en Uncanny X-Men Vol. 1 #411 USA (octubre de 2002). Aquello fue parte de una compleja trama amorosa en la que Annie estaba secretamente enamorada de un comatoso Kaos, mientras que actuaba como confidente de Estrella del Norte, quien, a su vez, estaba empezando a sentirse atraído por el Hombre de Hielo, que por supuesto esta convencido de que lograría ganarse las atenciones de la enfermera. La situación se complicaría aún más con el despertar de Kaos del coma y la llegada de una enloquecida Polaris. En la más pura tradición telenovelesca, el melodrama llegó al extremo de suspender una boda (la de Kaos y Polaris) en el último momento cuando el novio confesó que estaba enamorado de Annie (Uncanny X-Men Vol. 1 #425-426 USA, agosto – septiembre de 2003). Lo irónico de todo este asunto es que Bobby llegó a tener alguna posibilidad de conquistar a la enfermera, aunque tardó poco en estropearla. En aquella época Bobby se comportaba como una persona cínica, presuntuosa y pagada de sí misma. Es más, Annie no fue la única mutante a la que le tiró los trastos (una superviviente de Genosha llamada Josette también fue objeto de sus atenciones por aquel entonces), aunque no llegó a ser correspondido de forma sincera. El único que parecía apreciar de verdad a Bobby pese a sus mamarrachadas era Estrella del Norte, aunque prefirió guardar silencio sobre sus emociones al estar convencido de que el Hombre de Hielo era heterosexual. ¡Cuán distinta habría sido esa historia de haberse narrado en la actualidad!
Bobby no se rindió y a no mucho tardar inició una nueva relación con la metamorfa Mística… porque como todos sabemos emparejarse con Mística siempre, siempre es una buena idea y siempre, siempre sale bien. Porque Mística nunca, nunca, nunca te va a traicionar. Mike Carey fue el responsable de este argumento, durante la etapa en la que reunió a un disfuncional equipo de la Patrulla X con varios villanos entre sus filas (como la propia Mística, Dientes de Sable o Lady Mente Maestra). Después de un combate en el que el cuerpo de Bobby fue volatilizado y tuvo que reconstruirlo forzadamente a partir de la humedad ambiental, Mística le realizó el boca a boca para ayudar a reanimarlo (X-Men Vol. 2 #190 USA, octubre de 2006). Desde ese momento, ambos personajes comenzaron un progresivo acercamiento. Su primer beso se produjo en X-Men Vol. 2 #199 USA (julio de 2007) y poco después compartieron un momento de gran intimidad en la vieja casa de Mística y su hija adoptiva Pícara en Mississippi (X-Men Vol. 2 #200 USA, agosto de 2007). Eso fue justo antes de que Mística se desvelara como una espía a las órdenes de Míster Siniestro que estaba saboteando a la Patrulla X desde dentro. Todo el mundo se lo vio venir menos el pobre e inocente Bobby. En el posterior enfrentamiento entre el equipo mutante y los Merodeadores de Siniestro, Mística confesó que su romance no había sido más que un montaje y que nunca había sentido nada por él, aunque le permitió escapar de la batalla advirtiéndole de que era mejor que se mantuviese al margen (X-Men Vol. 2 #203 USA, noviembre de 2007).
Aunque el asunto de Mística siguió coleando una temporada, el traslado de la Patrulla X a San Francisco y el establecimiento de la isla de Utopía se encargaron de enfriarlo. La siguiente relación romántica de Bobby tuvo lugar poco después de la fundación del Instituto Jean Grey, la nueva escuela mutante dirigida por Lobezno. Inspirándose probablemente en las películas de la franquicia X-Men, Jason Aaron decidió emparejar al Hombre de Hielo con Kitty Pryde. Aquel romance parecía haber surgido de la nada y los primeros sorprendidos fueron los propios implicados. Mientras ponía en práctica su recién descubierta habilidad para animar clones de hielo, Bobby se percató de que algunos de ellos manifestaban ciertas facetas de su personalidad. Uno en concreto se lanzó a besar a Kitty en cuanto tuvo oportunidad (Wolverine and the X-Men Vol. 1 #2 USA, enero de 2012). Aunque ella decidió ignorar el beso cuando Bobby quiso tratar el tema (Wolverine and the X-Men Vol. 1 #3 USA, febrero de 2012), sus colegas mutantes les animaron para que tuviesen una cita romántica. Dicha cita tardaría un poco en producirse, pues los primeros meses del Instituto Jean Grey fueron bastante agitados y Kitty tuvo antes que lidiar con el regreso de su antiguo amante Coloso, que ahora poseía una porción de la Fuerza Fénix (Wolverine and the X-Men Vol. 1 #14 USA, septiembre de 2012). También fue un momento emocionalmente delicado para Bobby, ya que descubrió que uno de sus más antiguos amigos desde los tiempos de la Patrulla X original (el Ángel) había perdido por completo sus recuerdos de su vida pasada. Al mismo tiempo, tuvo que sortear como buenamente pudo las directas insinuaciones sexuales de Ave de Guerra, una chica shi’ar que estaba más que dispuesta a convertir al Hombre de Hielo en su amante.
La ansiada cita con Kitty se produjo en Wolverine and the X-Men Vol. 1 #24 USA (marzo de 2013). En un primer momento ambos estuvieron incómodos, tratando de fingir que podían salir a cenar como una pareja “normal y corriente”, pero pronto se dieron cuenta de que ellos no eran como la gente corriente y no tenían que tratar de aparentarlo. Después de salvar una casa de un tornado y de llevarle hielo a la gente del desierto, Bobby y Kitty admitieron que puede que no fuesen como el resto de la gente, pero que al menos eran conscientes de ello y trataban de seguir madurando. Finalmente, ambos compartieron un beso. Aquello parecía bastante prometedor, pero Kitty abandonó el Instituto Jean Grey poco después como consecuencia del conflicto surgido alrededor de la Patrulla X original desplazada en el tiempo que se produjo tras La Batalla del Átomo. Más adelante, Kitty empezaría una nueva relación con Starlord, de los Guardianes de la Galaxia, dejando su breve romance con el Hombre de Hielo en el aire y sin un final claro.
Concluyendo ya con este apartado, queda bastante claro que la vida emocional de Bobby Drake ha estado repleta de rechazos, abandonos y fracasos. En el terreno familiar, la relación con su padre ha sido tensa y conflictiva. En el terreno romántico, ha tenido pocas relaciones estables y duraderas. Es más, con frecuencia se ha enamorado de chicas con las que no tenía ninguna oportunidad, como si de alguna forma se estuviese saboteando a sí mismo (es lo sucedido con Polaris, Estrella Oscura, Annie o Mística). Cuando ha logrado tener una relación prolongada, su falta de compromiso se ha cobrado su precio (véase el caso de Ópalo). Pero lo que es más llamativo es que algunas de sus relaciones más prometedoras han acabo sepultadas por el olvido de forma asombrosa. Bobby dejó de ver a Zelda, su novia durante la década de los 60, sin cuestionarse demasiado el asunto. Cuando Kitty se marchó cortando de golpe su relación con él, Bobby siguió adelante sin sufrir grandes secuelas. ¿Se debe esto a sus dificultades para comprometerse en una relación? ¿Acaso está tan acostumbrado a ser el Hombre-X con la peor suerte en el amor que ya no le importa? ¿Qué es lo que piensa el Hombre de Hielo? ¿Qué es lo que se calla?
La guionista Marjorie Liu abordó estas cuestiones durante su etapa en Astonishing X-Men, una etapa con frecuencia olvidada que merece una mayor reivindicación. En Astonishing X-Men Vol. 3 #62-65 USA (julio – octubre de 2013), Bobby fue infectado por una Semilla de Muerte de Apocalipsis. Enloquecido por su exposición a la tecnología celestial y con sus poderes fuera de control, provocó que gran parte del planeta se congelase. En ese estado alterado, estuvo a punto de matar a su padre, secuestró a varias de sus ex-novias y combatió contra Thor, llegando a derrotarle. Más tarde recuperaría el control sobre su mente y se lamentaría por lo sucedido, aunque aquel incidente sirvió para que reflexionase sobre su vida interior. El episodio con la Semilla de Muerte liberó toda la rabia y la frustración que había acumulado y reprimido durante años. No es de extrañar, por tanto, que los objetivos de esa frustración fuesen su padre y sus antiguas parejas, las personas que no han correspondido emocionalmente a Bobby como él hubiese deseado. Mística, que también estuvo implicada en aquel incidente, le explicó más tarde que la Semilla de Muerte no había potenciado sus poderes, sino que simplemente le había librado del miedo a utilizar sus capacidades al máximo nivel. Bobby podía volver a congelar el mundo en cuando lo desease y lo único que le impedía hacerlo era su propio miedo. Miedo, rabia, frustración, represión… éste es quizá el retrato más acertado de lo que se oculta tras la apariencia bromista y dicharachera del Hombre de Hielo.
Un secreto a voces
Aún nos queda un último tema que tratar: la homosexualidad de Bobby. Teniendo en cuenta sus frecuentes fracasos amorosos y su incapacidad para comprometerse con sus parejas femeninas, las referencias sobre la sexualidad del Hombre de Hielo han sido frecuentes durante décadas. Si nos ponemos a rebuscar entre nuestros viejos cómics podemos encontrar desde bromas de mejor o peor gusto hasta sutiles e inteligentes insinuaciones, pasando por momentos tan ambiguos que podrían significar cualquier cosa. De hecho, podríamos retrotraernos hasta su primera aparición en 1963, donde nos encontraremos conque él es el único miembro de la Patulla X que no acude sorprendido a la ventana cuando llega Jean Grey a la puerta de la escuela del Profesor Xavier (ya que “sólo es una chica”, según sus propias palabras en el momento). El propio Bobby bromeaba sobre el tema durante su estancia en los Defensores, llegando a hacerse pasar por el novio de la Bestia en una fiesta (Defenders Vol. 1 #131 USA, mayo de 1984). Años después, la Reina Blanca aprovechó el hecho de haber estado dentro de su cuerpo para burlarse de su masculinidad y proponerle que se dedicase a la decoración de interiores (Uncanny X-Men Vol. 1 #331 USA, abril de 1996). Cuando Estrella del Norte le confesó su atracción imposible por el Hombre de Hielo a Annie, la enfermera, ella trató de consolarle diciéndole que a lo mejor era gay aunque él mismo aún no lo supiese (Uncanny X-Men Vol. 1 #416 USA, febrero de 2003). Incluso Masacre llego a bromear sobre la sexualidad de Bobby y sobre la forma en la que le miraba (Cable & Deadpool Vol.1 #9 USA, enero de 2005). Y cómo olvidar aquella visita de la agencia de detectives Factor X a la isla de Utopía en la que Estrella Rota se dedicó a tirarle los trastos a buena parte de sus habitantes, incluido un interesado Hombre de Hielo (Nation X: X-Factor, marzo de 2010). No obstante, todo esto no fueron más que guiños y pequeñas bromas… hasta que llegó Brian Michael Bendis y sacó a Bobby del armario.
La manera en la que se desveló la auténtica sexualidad del Hombre de Hielo fue bastante retorcida y, hasta cierto punto, conflictiva. Todo comenzó con la encarnación juvenil del personaje, que había viajado en el tiempo hasta nuestro presente junto a sus compañeros de la Patrulla X original. Fue una Jean Grey demasiado joven e inexperta como para manejar con responsabilidad sus poderes telepáticos la que entró en la mente de Bobby y vio la verdad. Pero en lugar de guardárselo para ella, Jean discutió el asunto con su amigo, haciendo que éste se viese obligado a afrontar su sexualidad. Hay un conflicto ético claro en las acciones de la telépata, que de alguna forma forzó a Bobby a enfrentarse con una realidad para la que aún no estaba preparado. Es igualmente cierto, sin embargo, que sin la intervención de Jean es posible que el muchacho nunca hubiese reunido el valor suficiente como para afrontar dicha realidad, pero siempre quedará el regusto amargo de que la intervención telepática despojó a Bobby de la libertad de salir del armario por sí mismo. Esa es, desde luego, una libertad muy valorada por cualquier miembro de la comunidad LGBT, para quien el acto de salir del armario supone un acto de valentía y autoaceptación. En cualquier caso, tengamos presente que la situación partió de una flagrante invasión de la privacidad del joven Hombre de Hielo por parte de Jean Grey.
En All-New X-Men Vol. 1 #40 USA (junio de 2015), Jean y Bobby mantuvieron la célebre conversación en la que se confirmaba su homosexualidad. Ya en ese momento se indicaron las claras implicaciones que esto tendría para su contrapartida adulta, aunque el esperado encuentro entre el joven Bobby y el Hombre de Hielo adulto no se produjo hasta Uncanny X-Men Vol. 1 #600 USA (enero de 2016). Obligado a confrontar la verdad, Bobby acabó aceptando que lo había sabido durante toda su vida, pero que había preferido mantenerlo en secreto. En sus propias palabras: “Puse toda mi energía en ser mutante y Hombre-X, y en poner la vida en peligro cada diez minutos por todo el mundo. Y no es por presumir. Tomé esa decisión. Pregúntate una cosa: ¿puedo tener una parte de mi vida por la que no vayan a perseguirme? Hoy… quizá mañana… y luego la semana que viene… y entonces la siguiente o la próxima… y pasan los años y cada vez se hace más fácil dejar de lado esa parte de ti mismo. Y entonces, ha pasado tanto tiempo que una noche te dices: tal vez algún día. Y haces cosas para ver si a lo mejor eres hetero…”
Aunque la forma de llegar hasta ese momento fuese retorcida y se pueda discutir el papel que jugó Jean Grey, aquel arranque de genuina sinceridad suponía un hito importantísimo para el personaje, le otorgaba una nueva profundidad y resultaba coherente con gran parte de las cuestiones de su pasado que hemos explorado a lo largo de este análisis. No encajaba al 100%, ya que esto es imposible cuando se trata de un personaje de ficción con décadas de historias escritas por autores distintos y supervisadas por diversos editores, pero permitía hacer una lectura general que enriquecía al personaje en última instancia. Como efecto colateral, revelar que uno de los Hombres-X originales creados por Stan Lee y Jack Kirby era gay también lo colocó dentro del campo de batalla dialéctico sobre la diversidad en los cómics, con sus defensores y detractores. Pero la cuestión más importante que habría que plantearse es si esta revelación perjudicó o benefició al personaje. Pensemos en todo lo que hemos comentado sobre la trayectoria del Hombre de Hielo y su escasa evolución, tanto en lo que respecta a su vida emocional como a su rol dentro de la Patrulla X y al manejo de sus poderes. ¿Saber que es homosexual hace que el personaje sea más interesante? ¿Permite interpretar lo que sabemos sobre él de forma que podamos empatizar más y sentirnos más interesados por los futuros acontecimientos en los que se vea implicado?
Teniendo en cuenta que los poderes mutantes llevan siendo una metáfora sobre las minorías sociales desde los tiempos de Chris Claremont, revisar la relación de Bobby con su padre conociendo su homosexualidad arroja una nueva luz. El rechazo de su padre a sus poderes mutantes y su interés en que los mantuviese en secreto pueden interpretarse ahora de una forma mucho más extensa, al igual que aquel episodio en el que se encaró con Graydon Creed, el líder de una organización definida por su odio irracional hacia los mutantes. Confrontado a unos prejuicios aún mayores que los suyos, William Drake decidió colocarse del lado de su hijo en lo que ahora se antoja como un acto de aceptación realmente admirable.
La revelación de la homosexualidad de Bobby también sirve para entender mucho mejor los motivos de sus fracasos amorosos. Sabiendo esto podemos comprender sus reticencias a comprometerse y a tomarse en serio sus relaciones pasadas. Su falta de implicación en dichas relaciones tiene todo el sentido del mundo, así como su tendencia a fijarse en mujeres que no se sentían atraídas hacia él. Ya fuese de forma consciente o inconsciente, es como si él mismo se hubiese predispuesto al fracaso. Si no tuvo interés en retomar el contacto con Zelda, si no se esforzó más para que funcionasen las cosas con Ópalo y si no persiguió a Kitty cuando se marchó fue porque aquellas eran relaciones que, en el fondo, sabía que no eran para él. Sin embargo, todas esas relaciones fallidas le acabaron pasando factura, haciendo que acumulase mucha rabia y frustración (las mismas que estallaron tras su exposición a la Semilla de Muerte de Apocalipsis).
El hecho de que nunca haya llegado a acceder a la máxima expresión de sus poderes gélidos por sí mismo también puede relacionarse con facilidad con su homosexualidad: Bobby ha estado reprimiendo sus poderes tanto como sus emociones. No son pocos los casos de mutantes cuyos estallidos emocionales correlacionan con sus picos de poder, especialmente aquellos con poderes elementales. Pensemos por ejemplo en Tormenta y en cómo sus estados de ánimo influyen sobre el clima, a veces casi sin que ella misma se percate. Cada vez que el Hombre de Hielo reprimía sus emociones estaba poniéndole límites a la expresión de su poder. En cada ocasión en la que se ha guardado sus verdaderos sentimientos, enmascarándolos bajo su conducta bromista y su tendencia a actuar como el payaso de la clase, estaban negando su poder. Es más, hasta la pérdida aparente de sus poderes tras el Día M se podría interpretar como un deseo inconsciente por su parte de ser “normal” y de despojarse de uno de los rasgos por los que siempre será perseguido, temido y odiado. Bobby siempre ha tenido problemas para aceptarse a sí mismo como mutante, al igual que ha tenido problemas para aceptarse como homosexual, por lo que es comprensible que desease dejar de ser ambas cosas. Respecto a sus poderes, con frecuencia los ha reprimido y les ha puesto trabas. Respecto a su sexualidad, se ha esforzado todo lo posible por aparentar que era un hombre heterosexual, un hombre “normal”.
La falta de autoaceptación del personaje también puede verse en su relación con Nube en la colección de los Defensores. Los cambios de género de Nube molestaban a Bobby y le despertaban un rechazo exagerado. Cuando Nube cambiaba de manera espontánea a un cuerpo masculino, el Hombre de Hielo salía espantado sin dejar de soltar improperios. Años después, los comentarios velados de un enamorado Estrella del Norte recibían una respuesta similar, hasta el punto de que podíamos llegar a pensar que Bobby era un perfecto homófobo. Y en cierto sentido lo era, ya que cualquier cosa que pudiese sacar a flote su verdadera sexualidad o que le despertase dudas le provocaba una reacción visceral de miedo. Al sentirse amenazado, sus respuestas eran violentas y agresivas, ya que tenía que proteger la imagen de sí mismo que tanto se esforzaba por crear. El rechazo a la propia sexualidad, especialmente al estar rodeado de un ambiente prejuicioso y con tendencia a menospreciar a aquellos que son “diferentes”, no es ajeno a ninguna persona que forme parte de la comunidad LGBT. Aceptarse a sí mismo hasta el punto de poder salir del armario y mostrarse abiertamente es un proceso largo formado por constantes avances y retrocesos. No todas las personas LGBT están dispuestas a embarcarse en ese proceso tan dificultoso y, en ocasiones, doloroso. No es sorprendente, teniendo todo esto en cuenta, que algunas opten por mantener las apariencias y negar esa parte de sí mismas para ahorrarse sufrimiento.
Retomemos las preguntas que nos planteábamos unos párrafos atrás. ¿Saber que es homosexual hace que el personaje sea más interesante? ¿Permite interpretar lo que sabemos sobre él de forma que podamos empatizar más y sentirnos más interesados por los futuros acontecimientos en los que se vea implicado? Desde el punto de visto de quien esto suscribe la respuesta a ambas cuestiones es un rotundo sí. Interpretar toda su cronología en base a la narrativa de que Bobby es un homosexual reprimido hace que momentos tan aparentemente intrascendentes como lo sucedido con Nube estén ahora cargados de significado. Más aún, sirve para que veamos el sentido en sus relaciones fallidas, nos compadezcamos por él y tengamos más interés en saber cómo va a afrontar el futuro ahora que ha dado los primeros pasos en el camino de la autoaceptación. ¿Cómo será su próximo encuentro con su padre? ¿Qué pasará cuando Kitty vuelva a cruzarse en su vida? ¿Cuál será su primera pareja masculina? ¿Conseguirá que funcione su primera relación abiertamente homosexual tras tantos años metido en el armario?
Por desgracia, los avances que se han producido en este tema durante tiempos recientes han sido escasos en el mejor de los casos. A diferencia de lo que ha sucedido con la contrapartida juvenil del Hombre de Hielo, que ha comenzado una relación con un inhumano llamado Romeo (All-New X-Men Vol. 2 #13 USA, noviembre de 2016), el Bobby adulto sólo ha hablado abiertamente sobre su sexualidad en contadas ocasiones. Durante le etapa de Jeff Lemire como guionista de Extraordinary X-Men se produjo un acercamiento entre Bobby y Victor Borkowski, alias Camaleón, el joven estudiante homosexual de aspecto reptiliano que había sido tutelado por Estrella del Norte en el pasado. En Extraordinary X-Men Vol. 1 #6 USA (marzo de 2016), el Hombre de Hielo hablaba sobre su homosexualidad y sobre salir del armario con el muchacho. “Se supone que yo soy el profe, pero eres tú el que me está ayudando, chaval”, proclamaba Bobby tras haberse abierto emocionalmente. La idea que aportó Lemire de hacer que buscase apoyo y comprensión en uno de los estudiantes que ya habían pasado por el proceso de aceptar su sexualidad y salir del armario fue interesante y tenía potencial, aunque no se exploró mucho más allá de aquella conversación. Podríamos justificarlo diciendo que Las Guerras de Apocalipsis y el posterior conflicto con los inhumanos acapararon el foco de atención de la colección, pero la realidad es que lo que podría haber sido un desarrollo emotivo y fascinante se acabó quedando en una anécdota puntual. ¿Cuándo veremos entonces el siguiente paso en la evolución del Hombre de Hielo? Quizá la respuesta nos la ofrezca ResurrXion.
¿Qué podemos esperar de la nueva serie del Hombre de Hielo?
Como ya sabemos, el Bobby adulto es uno de los personajes que gozarán de colección propia durante este relanzamiento de la línea mutante de Marvel. Los guiones serán responsabilidad de Sina Grace, mientras que el apartado gráfico correrá a cargo de Alesandro Vitti (interiores) y Kevin Wada (portadas). Grace no es un habitual del entorno del cómic de superhéroes, pero es bastante conocido por sus trabajos independientes, tales como Not My Bag o la obra autobiográfica Self-Obsessed. En cambio, Alessandro Vitti es un viejo conocido. Hemos podido ver a este dibujante italiano en series como Secret Warrios o Avengers Arena. En cuanto a Kevin Wada, su labor como portadista para Marvel ha sido amplia. Este ilustrador de moda reconvertido en artista de cómics ha dejado su huella en las portadas de series como She-Hulk y Deadpool V Gambit, por mencionar las series de las que ha sido portadista principal. Sus portadas variantes, tanto para Marvel como para Image, son muy habituales y se han ganado la admiración de muchos lectores.
En su presentación de ResurrXion para Entertainment Weekly, el editor Daniel Ketchum planteaba esta nueva serie de la siguiente forma: “El cómic está centrado principalmente en el Hombre de Hielo adulto, ya que éste es su viaje, amparado por el propio viaje del joven Hombre de Hielo. El joven Hombre de Hielo es un héroe que sabe dónde quiere ir y lo que quiere ser como héroe. Está mucho mejor ajustado que el Bobby adulto en muchos aspectos”. Reconociendo que será la inspiración de su contrapartida juvenil la que le inspire a reconsiderar su legado como Hombre-X bromista y a explorar toda la extensión de sus poderes como mutante de nivel Omega, el editor asegura que la serie se centrará en el personaje compaginando tanto su vida como superhéroe como su realidad como ser humano. Por tanto, el Hombre de Hielo adulto tendrá que afrontar la realidad de la salida del armario de su yo joven y, si es capaz, tratar de seguir sus pasos.
Respecto a cómo se va a abordar la sexualidad en la serie, el guionista hacia las siguientes declaraciones a Newsarama: “Creo que la tensión de esta situación es lo que hace que esto sea un proyecto tan interesante y divertido para trabajar. [Bobby] No sólo ha estado ocultándole algo a sus amigos y colegas, sino también a sí mismo. Si te fijas en sus poderes, eso siempre ha estado ahí de alguna forma, durante toda la historia del Universo Marvel. Apoyarse en ello para trabajar en el personaje y comprender todas las decisiones que ha tomado hasta la fecha hace que sea fascinante. Y lo que haga con ese conocimiento para seguir adelante no sólo va a afectar a su vida personal, sino a la forma en la que se ve a sí mismo como héroe”. Ampliando estas ideas, Grace comentaba en la web oficial de Marvel que “Bobby se enfrentará a sí mismo en el espejo para crecer y convertirse en un mejor héroe […]. Lo bueno de escribir un cómic mutante es que tratan sobre el poder de buscar la aceptación ante el rostro de la adversidad. Los amigos de Bobby siempre serán sus amigos, pero puede que algunas personas tengan fuertes reacciones [sobre su homosexualidad]. Puede que tenga problemas para hablar con una ex-novia o dos”. No obstante, incidir en ese aspecto no va a hacer que se ignoren otros rasgos que han estado asociados siempre con el personaje. El editor comentaba al respecto que “no vamos a perder que vista que Bobby siempre ha sido el alivio cómico, el personaje divertido y bromista”. Parece que la intención es que se trate de un cómic agradable y gracioso, pese a que aborde temas delicados.
Sina Grace adelanta que la intención es que veamos a Bobby reformular sus relaciones con muchos personajes de su pasado. Eso incluye tanto a su padre como a sus ex-parejas. “Creo que el mayor obstáculo que aguarda a Bobby es tratar con sus padres. Cualquier que conozca al padre de Bobby sabe que a ese hombre no le gusta que las cosas se salgan de su zona de confort”. Respecto a sus antiguas relaciones amorosas, la presencia de Kitty Pryde en el segundo número de la colección está confirmada y podemos esperar una interesante dinámica entre ellos. Dice el guionista: “Kitty tiene que afrontar el hecho de que su ex-novio es gay, pero Bobby no es exactamente el tipo de persona que se sienta a hablar de estos temas”. Podemos esperar por tanto que la cabecera no ignore algunas de las mayores preguntas que nos dejó la revelación de la homosexualidad del personaje, especialmente las que tenían que ver con su padre y con Kitty.
Pero Kitty no será el único rostro conocido que se deje caer por la cabecera. También se ha comentado que el Juggernaut aparecerá en los primeros números (Bobby formó equipo con él cuando fue miembro de la Patrulla X y su relación no fue nada agradable). Es más, en la portada del primer número realizada por Kevin Wada podemos ver al Juggernaut junto a Magneto, Apocalipsis, Siniestro y Mística. La presencia de estos personajes no está confirmada, pero la posibilidad de un nuevo encuentro con Mística sería demasiado jugosa como para no aprovecharla. Respecto al desarrollo de los poderes de Bobby, el guionista promete que será otro de los puntos sobre los que girará la serie: “Hay un montón de exploración sobre sus poderes. ¿Qué es lo que le hace el hecho de esconderte un secreto a ti mismo a tu propio potencial?”
En resumen, se intuye que hay un intento sincero de hacerle justicia al legado del personaje al mismo tiempo que se trata de explorar su sexualidad y la nueva situación emocional que supone para él. No se olvida que el Hombre de Hielo es un bromista, pero tampoco se ignora que ha utilizado sus payasadas para ocultar una parte de sí mismo en el pasado. Aunque su sexualidad será un punto importante, antes de ver a Bobby saliendo con otro hombre lo veremos lidiando con sus pasadas relaciones, lo cual se antoja como una evolución necesaria. Sobre todo es de agradecer que la relación con Kitty, en vez de olvidarse como si nunca hubiese sucedido, sea la primera en ser explorada. Dada la manera tan abrupta en la que se dio por concluida, estaba claro que era un asunto que tendría que ser abordado tarde o temprano y la serie se lanzará a ello nada más comenzar. Si a esto le añadimos la intención de seguir explorando y ampliando los poderes gélidos del personaje, nos encontramos con un panorama bastante prometedor. Veremos en qué quedan todas esas promesas cuando se publique el primer número el próximo día 7 de junio.
Queda por ver también cómo será recibida la serie dentro de ese campo de batalla que es la problemática de la diversidad y la representación en los cómics. Para los detractores no será más que otra serie más protagonizada por un personaje no heterosexual que pretende “vender” o quizá incluso “imponer” la política de diversidad de la editorial. En ese sentido, celebrarán su cancelación en caso de que se produzca y la esgrimirán como prueba de que ese tipo de series nunca, nunca funcionan en el mercado. En cambio, los defensores del punto de vista contrario pueden celebrar la publicación de una nueva serie protagonizada por un personaje LGBT… y no cualquier personaje, sino uno de los más antiguos de la editorial; una de las creaciones de Stan Lee y Jack Kirby nada menos. Esto se puede percibir como un avance importantísimo y puede abrir las puertas a otros personajes LGBT en el futuro. Sea como sea, y dejando el debate a un lado, todos deberíamos celebrar la existencia de esta serie y darle el beneficio de la duda al equipo creativo. Una vez que vayan saliendo los números podremos ir leyendo y juzgando su calidad, pero mientras tanto deberíamos alegrarnos de que un personaje con tanta solera como el Hombre de Hielo disfrute de un merecido protagonismo y continúe el interesante camino que le marcó Brian Michael Bendis hace unos años.
El Hombre de Hielo siempre ha sido mi pesonaje favorito de la alineación clásica de los X-Men, y uno de mis favoritos de Marvel en general. Seguramente por el potencial de lo que se puede hacer con el hielo. Pero el personaje siempre queda en que puede alcanzar ese potencial, sin llegar a utilizarlo nunca. Quizás el ejemplo más interesante es el Hombre de Hielo de Age of Apocalypsis, donde es un trozo de hielo andante y cambiante (aunque no llegó a congelar el mundo).
No me gustó demasiado la forma de sacar del armario a Bobby, aunque si se trabaja bien a partir de ahora puede ser un cambio con mucho potencial, más incluso que el de sus poderes.
Eso sí, a la nueva serie le doy 8 números de vida, no más. Ya sabemos cómo funcionan estas series.
Buah, chaval, menudo repaso. Enhorabuena por un artículo tan completo e interesante.
Sobre la homosexualidad de Bobby, al principio pensé que era una boutade más de Mr. Bendis. Pero repasando la trayectoria del personaje, es cierto que es bastante coherente, teniendo en cuenta sus orígenes familiares y sus relaciones con las mujeres. No recordaba aquella escena de X-Factor, ay, Peter David, que ya te olías algo.
Pero bueno, espero que el personaje siga evolucionando más allá de su sexualidad, ya que es verdad que tiene mucho potencial y apenas se le ha aprovechado. Hasta ahora ha sido un secundario gracioso más que otra cosa.
Si vamos a relaciones fallidas como guía, sólo se libran los Richards creo yo. Y algo general que mosquea es el ninguneo a los bisexuales. Aunque haya tenido una o más relaciones hetero, cuando se cambia de acera al personaje más adelante resulta que siempre fue un reprimido/a. Leches, en este caso Jean directamente viene a decir que no existen. Pues vaya mensaje.
Hombre, Nerevar, personajes bisexuales en Marvel hay a porrillo. Daken, Hércules, Mística, Estrella Rota, Dragón Lunar, Mariposa Mental, Electro, Doop, Marlo… Personajes masculino que hayan resultado ser gays a pesar de su fachada heterosexual no muchos más allá de Bobby o Union Jack
¿Union Jack es gay? Ahora me entero.
Nerevar, lo de que Bobby siempre fue un reprimido me parece un buen mensaje, lo que se está diciendo es que se puede superar el miedo y salir del armario en cualquier momento. Porque, por desgracia, mucha gente a día de hoy sigue reprimiendo su sexualidad. Y, por cierto, se supone que en los cómics Bobby no es tan mayor, no tendrá ni 30 años. Hay un montón de gente que sale del armario a esa edad, me parece de lo más plausible.
Por cierto, Daniel, a Rictor ¿lo consideramos hetero o gay? Porque aquel lío con Rahne…
Rictor es precisamente el que tenía en mente en mi comentario anterior. Tuvo una relación con Rahne pero luego es escrito como si fuera gay 100%, aunque en su caso represión poca o nada. Ayuda que David sea mucho mejor escritor que Bendis.
Y no digo que no hubiera bis, sino que cuando se explora un cambio de sexualidad de un personaje hetero eso ni se considere. Aunque igual es que no me he topado con precisamente esos casos.
Lo de Mariposa ha ido a alguna parte desde que salió? Con la de subtexto que tenía Tormenta cuando Claremont… Estrella Rota me pareció más bien omnisexual a lo Jack Harness, todo le vale. El mosqueo de Liefield al respecto tuvo su gracia.
Ojo, Union Jack el segundo. El hijo del Union Jack original de la Gran Guerra y hermano de Spitfire que murió en el Capi de los ochenta, y que vivió un apasionado romance con el Destructor Roger Aubrey durante la II Guerra Mundial
Sobre Rictor, la verdad es que ni idea. Pensaba era bi, pero en la wiki veo lo incluyen como gay
Sobre Mariposa, es un tema complicado ya que con la única mujer con la que hemos visto mantener una relación es con Cluster, una de las tres personalidades de Fantomex que resultaron de su paso por la máquina aquella chunga, por lo que siempre se puede asumir que su relación fuera más por el tema de que ya estaban enamorados antes y a Betsy no tenga problemas con las mujeres, entrando más en la etiqueta de «It’s… complicated» que en la de la bisexualidad
Es curioso, en la primera aparición de Joey Chapman, el Union Jack actual, allá por aquella saga del Barón Sangre de Roger Stern y John Byrne en la serie del capi, a mi siempre me dio la impresión de que se sugería que el personaje y el nieto del Lord Falsworth eran pareja. Que eso era lo que más irritaba a Jacqueline (alias Spitfire) de que su hijo Kenneth andase con Joey, no solo que era de clase baja.
Sin embargo, eso nunca se retomó después (si es que realmente estaba ahí y no fue una malinterpretación mía) y la heterosexualidad de Union Jack en sus posteriores apariciones fue patente. Narices, incluso acabó estando liado con la propia Jacqueline cuando ésta rejuveneció. Por eso, años después, cuando me enteré de lo de Brian Falsworth y el Destructor, la verdad, me hizo cierta gracia.
En cuanto a series en las que los protagonistas se muestren abiertamente bisexuales, la citada de Daken y parcialmente Loki, aunque el último es más del rollo de flirteo sin nunca llegar a nada con ninguno de los dos sexos de Jack Sparrow
Mistica?, pero Mistica a tenida alguna otra relacion mas con una mujer aparte de la que todos sabemos?
Lo mismo para Mariposa mental o Marlo, que bueno Marlo ya esta mas que olvidada.
Lo de Hercules ya es para rendirse, lo enterraron y ellos sabrán porque.
Anda que como todos los que han fracasado en sus relaciones con las mujeres fueran gays… el número se dispararía hasta niveles estratosféricos.
En el caso concreto del Hombre de Hielo lo importante no es el hecho de que haya tenido muchos fracasos amorosos, sino más bien las causas que han propiciado dichos fracasos: la falta de compromiso por su parte, sus dificultades para tomarse la relación en serio, su escasa implicación emocional con algunas de sus parejas… todo eso es lo que tiene sentido dentro del contexto de su homosexualidad y eso es lo que he tratado de transmitir en el artículo. Evidentemente, tener muchos fracasos amorosos con el sexo femenino no convierte a nadie en homosexual.
Es que además tampoco se ha hecho con «todos los que han fracasado en sus relaciones con las mujeres», sino con uno en concreto, Ultron.
O dicho de otra forma, que esta historia no instaura ningún 100%. 100% es lo que había antes cuando dentro de todos los personajes con una interminable lista de fracasos amorosos, nadie se había planteado que posibilidad de que este quizás no haya asumido del todo su identidad sexual.
Ahora con Bobby tenemos un personaje con el que se plantea que pueda darse este caso, pero sigue siendo uno frente a un 99’99% que siguen siendo heterosexuales.
De la etapa de Carey me gustó mucho la relación de colegueo de Bobby con Bala de cañón
Considero que se le da mucha trascendencia a la sexualidad, las etnias y muchas cuestiones biologicas de los superheroes. Obvio que en el caso de Bobby es algo importante, pero me parece que la critica hacia este «estilo nuevo» de Marvel de multiculturalismo es de un analisis simplista y muy superficial.
Soy de los lectores que piensan que la cronologia en si no es importante, sino que la historia y los personajes son los verdaderamentes importantes. Entonces importa en realidad si Bobby es gay y no condice con lo mostrado anteriormente? Desde mi punto de vista para nada, porque al ser un genero tan cambiante lo importante deberia ser si es una buena o mala historia, no si en el numero 382 Bobby hizo tal cosa (obvio hay que aclarar que uso a Bobby como ej por su impacto mediatico y es aplicable a cualquier personaje de Marvel o DC).
Leído al fin el post, felicitarte por él, Miguel Ángel. Bobby siempre ha estado entre mis personajes Marvel favoritos junto al resto de los integrantes de la Patrulla-X. Y sí, la verdad es que como dices quizás no se pueda asegurar que la salida del armario estuviera en la mente de sus primeros responsables, pero dada la trayectoria que ha seguido después es algo que encaja como un guante con todo el tema de la autorrepresión y sabotaje de las relaciones sentimentales que ha ido teniendo a lo largo de los años
Es curioso como dices mirar con la perspectiva que da la revelación de los últimos números de Bendis a episodios como su relación con Polaris -curioso que solo llegasen a tener una suerte de «relación» cuando él estaba atrapado en forma de hielo y el contacto era más bien complicado-, su incomodidad ante gente como Nube o aquel Estrella del Norte cuya «muerte» tanto le afectó o aquella mini-serie de DeMatteis a medio camino entre El Graduado / Outlander / 2001, donde dejaba muy claro el pánico que le provocaba ser diferente a los demás, y su determinación a seguir los consejos de su padre de tener una vida lo más normal e inocua posible, por aburrida que esta pudiera ser
https://www.zonanegativa.com/imagenes/2017/06/oe.jpg
A ver ver que tal la serie de Sinna, que creo podría salir algo muy interesante, aunque la verdad habría preferido un dibujante más pictótico y paisajístico para aprovechar el potencial de sus creaciones de hielo. Y que hubiera empezado a publicarse en otoño, claro. Que siendo ante todo un personaje invernal y que -pese a su humor- tiene cierta tendencia a la melancolía creo es lo que más le pega.
A ver si se acuerda de su asunto pendiente con Jean Paul, que es algo que puede dar mucho juego en plan affair imposible, sobre todo ahora que el canadiense debe andar dándose de cabezazos tras enterarse de que Bobby ha salido del armario a los cuatro días de haberse casado con Kyle.
p.s.: A la figura del padre del Hombre de Hielo y la razón de su exigente carácter sobreprotector se abordaba en la primera mini-serie del personaje, en el que se relataba como el hermano de este murió en la guerra y como William Drake -que fue rechazado por su condición físicia- se sintió siempre culpable por ello. El hecho de que él y su esposa tardaran tanto tiempo en tener su primer y único hijo potenció todavía más el pánico del padre de Bobby a que su hijo pudiera seguir los mismos caminos de su hermano, por lo que todo su empeño estuvo volcado hacia lo dicho arriba. Que Bobby siguiera una vida lo más monótona y alejada del peligro posible, aunque debiera estar atosigándole continuamente con su idea de que dejase todo lo ligado a su vida mutante y se convirtiera en un simple contable.
Por lo demás, añadir a tu repaso por los días de vino y rosas entre Bobby y Kitty el momento que marcó el derrumbe de su relación
https://www.zonanegativa.com/imagenes/2017/06/oe01.jpg
¡Gracias a ti por tus apuntes, Daniel! En especial por el dato del padre de Bobby. Cuando estaba preparando el artículo no tenía claro cómo enfocar a este personaje porque los guionistas no han sido muy consistentes al tratarlo. Más o menos todos lo han tratado como un hombre tradicionalista e intolerante, pero pocos se han molestado en darle un contexto que justificase su personalidad. Supongo que si Claremont hubiese tenido algún interés por el Hombre de Hielo y hubiese abordado su entorno familiar hoy sería un personaje bien establecido, como pueden ser los padres de Jean por ejemplo, pero ya sabemos que al patriarca mutante no le importaba demasiado Bobby.
Sí, lo cierto es que el bagaje familiar de Bobby siempre se ha abordado tan en segundo plano que suerte ha sido que haya tenido un mínimo de consistencia dentro de su irregular trayectoria. Y ya del de Hank McCoy y el follón que deben tener los del quinteto del pasado ni hablamos 😆
Ufff esos análisis del personaje de Bobby desde la óptica de su homosexualidad están francamente cogidas con pinzas y querer que encaje a mi parecer. Sus relaciones amorosas no funcionaban porqué a) se encaprichaba tan fácilmente que no hacía ningún duelo de ninguna relación y b) era infantil. Sus poderes eran reprimidos porqué dicho infantilismo no a por capricho suyo si no por inseguridad por crecer y no estar a la altura. Y la mala relación con su padre era un círculo vicioso, era un conservador por el que Bobby nunca era suficiente, y Bobby se sentía así y actuaba como su padre le decía que era alimentando los argumentos de este. Tan simple como eso.
Ahora bien, espero que ahora no se echen atrás con lo de Bobby, porqué eso sería peor que la pésima salida de armario que hicieron con el personaje y remaría muy en contra de la aceptación de personajes LGTB en el mundo del cómic que, para qué engañarnos, hace falta y mucha. Conviene y mucho que una vez hecho, lo mantengan.
Coincido en que Bobby es un personaje tratado muy incosistentemente y al que le faltaba ese plus de poder que Carey le dio y que a lo largo de la historia se avanzó y se retrocedió. Los cambios estéticos también eran necesarios, y su personalidad, sin ser de mis favoritos, siempre me ha resultado querido y entrañable. También creo que debería explorarse más al personaje y me alegra que así se haya hecho, porqué lo merece. El triunvirato que conforma la historia del Hombre de Hielo da mucho de sí. Además, sus poderes son geniales y juegan mucho con la imaginación del autor y artista de turno, son muy aprovechables.
De hecho, hay que reconocer que los cinco originales han tenido progresiones muy interesantes, y es de agradecer que no cayeran en el olvido porqué, es que son eso, los cinco originales.
Hasta ahora no había tenido tiempo de leer el artículo completo. Mi más calurosa enhorabuena a Miguel Angel, me ha encantado, maravillosamente expuesto y documentado. Espero muchos más artículos así del equipo de Zona Negativa en el futuro!
Respecto a la salida del armario de Bobby, aunque en principio me pareció un capricho más de Mr. Bendis, la verdad es que puestos a elegir algún personaje es el que mejor encaja. No tendría sentido el haber elegido a otro como por ejemplo la Bestia, al que vemos cómodo en su condición de mutante de piel azul, o por decirlo de otra manera, más en paz consigo mismo por sentirse diferente. También ayuda que Bobby haya estado pesimamente desarrollado y las contradicciones a la continuidad se minimizan.
A ver cómo se presenta la nueva colección. Esperemos que pueda mantenerse un par de años..siendo muy optimista me temo.
Pues sí, David. Efectivamente -de todos los grandes iconos Marvel- Bobby era con el que más encajaba de largo. Tanto, de hecho, que escenas como las de Peter David o Seth McFarlane ya dejan bastante claro que -intencionados o no- los chascarrillos ya venían de lejos.
Lo que comentas además de Bestia, me ha recordado a cuando Morrison sacó del armario a Hank, y en su caso sí que terminó revelándose como un mero golpe de efecto para epatar a la audiencia y los medios, ya que a los pocos números se revelaba que en realidad todo fue una broma cruel a su ex Trish Tilby. Que luego lo vistiera con toda la retórica de tirar abajo ideas preconcebidas no hacía que fuera menos estafa, y sin embargo hubo muchísima menos quejas con aquel movimiento realizado únicamente para llamar la atención, que con con el caso de de El Hombre de Hielo, con el que la editorial ha ido en serio desde el principio. Bien cabría preguntarse si lo que diferencia un caso del otro es que en aquella ocasión reculasen y en esta hayan decidido ser honestos y abordar la sexualidad como algo más que para reirse de los aficionados
No estoy ni a favor ni en contra del cambio de orientación sexual de Iceman, si encaja por su trayectoria amorosa no se yo, me interesa mas que el personaje evolucione emocionalmente o sicológicamente, no se cual seria la palabra correcta, ya que creo que pudo haber sido un buen líder como ya lo habian intentado en la época de Cero Tolerancia, en vez de ser solo el gracioso del grupo, y mas con el acierto que han tenido los escritores al desarrollar sus poderes a un nivel Omega. Bobby podria haber sido una luz de esperanza en sustitución de Ciclope y Xavier y a la par de Kity que aún no me termina de convencer, con una Tormenta desdibujada por tanto mal trato de Marvel.
Hombre, Katar, hablas como si: a) El final de la saga del Fénix no hubiera sido una imposición puramente editorial, b) Como si la salida del armario de Bobby Drake no viniera acompañado por una historia con una visible conexión con otras décadas de historias en si mismo, c) Por alguna razón, consideras que el que se recuerde a Cíclope por sus relaciones heterosexuales con Jean y Emma algo válido, pero el que El Hombre de Hielo se replantee su sexualidad no. Como si el tropo de «interés romántico del prota» no fuera algo tan «editorial» como lo otro 😕
Es que hablas como si en el número de la salida del armario de Bobby Drake hubiera una carta del editor indicando «Hey tíos, ahora el Hombre de Hielo es gay» y a correr Katar, ignorando todas las páginas que se dedicaron a mostrar como el personaje -en sus dos encarnaciones- se replantaba su sexualidad. Lo cual, a todo sea dicho, es una historia. Reducirlo a ha salido del armario suena igual de risible si lo aplicamos a los se se limitaron a quitar de en medio a Jean / liar a Cíclope con Emma / dibujar a Lobezno en Japón… Pues ya podían haberse molestado en crear una historia, como si la repercusión de dichas historias fuera lo único que existe, y no todo el camino que llevó hasta ellas como ocurre en este caso.
Y no, con Bobby nadie ha escrito un romance tan importante como el de Jean y Scott porque: a) Su salida del armario fue antes de ayer. b) Precisamente su gran virtud es la de mostrar a un personaje replanteándose su propia sexualidad, sin necesidad de tirar del golpe de efecto de lanzarlo a la boca / brazos / torso / piernas / etc… de otro personaje como suele ocurrir en estos casos