He visto el universo desde perspectivas muy distintas, y sé cómo arreglarlo… ¡Aunque eso entrañe destruirlo!
Los años noventa en el mundo del cómic seguramente sean la década más denostada de la historia. Esos dibujos feístas de proporciones surrealistas y exageradas, especialmente presentes en la escuela Image, y unas tramas locas y absurdas en algunas colecciones de DC y quizás sobre todo en Marvel, han dado lugar a esos prejuicios sobre la década del grunge y el efecto 2000. Sin embargo, esa fama muchas veces no hace justicia a la realidad, y lo cierto es que hay mucho y muy bueno por descubrir y reivindicar. Es el caso por ejemplo de la etapa de Doug Moench y Kelley Jones en Batman, o la de
En esta época además, se publicaron algunos eventos en el universo DC bastante revolucionarios. Es el caso de
La historia empieza con unos preludios de la serie Showcase ’94, en los que se nos pone en contexto sobre tres personajes importantes en esta miniserie, los Hombres Lineales Rip Hunter y Waverider, y el villano Monarca, que es nada más ni nada menos que el Halcón corrompido tras la muerte de Paloma, transformado después en Existente tras un encontronazo con los Hombres Lineales. Existente quiere dominar el tiempo, aprovechando la tecnología de Hunter y Waverider, y sus nuevos poderes resultantes de una absorción con la energía de este último y una extraña fusión cósmica con Paloma. Así pues, Existente amenaza la existencia, valga la redundancia, al querer controlar el flujo del tiempo, dominarlo y moldearlo a su antojo para hacerse el rey del universo. Esto evidentemente es una crisis en toda regla, que tendrán que resolver no solo nuestros amigos viajeros y guardianes del tiempo, sino también los héroes más importantes de DC. Todos ellos se dan cita para detener los malvados y peligrosos planes de Existente que amenazan la continuidad de todo el universo. Sin embargo, pronto descubrirán que, en realidad, Existente no es más que una marioneta en manos de un pérfido marionetista mucho más poderoso, una entidad cósmica cuya identidad está bastante clara a estas alturas para cualquier aficionado al universo DC, pero que no voy a revelar para todos aquellos que no sepan de qué hablamos.
Tenemos en esta miniserie todos los elementos característicos de una crisis de DC: héroes para aburrir de toda clase y condición, un villano ultrapoderoso, y un plan peligroso que amenaza con modificar la existencia del universo y los acontecimientos tal y cómo los conocíamos. En este sentido, la miniserie cumple con creces. Se agradece la aparición de héroes algo más desconocidos como Rip Hunter o Waverider, y de clásicos como Alan Scott o Jay Garrick, que tienen cierta presencia. Además, el momento en el que aparece el verdadero mastermind de la historia, es muy potente e impresionante. No obstante, la resolución de la historia es abrupta, y las consecuencias de la crisis no son todo lo que cabría desear de un evento de tales magnitudes, o al menos de lo que prometía.
En el apartado artístico tenemos a Dan Jurgens,
Además, la edición de ECC viene acompañada de una jugosa cantidad de extras muy atractivos como pueden ser una cronología del universo DC que evidentemente hoy en día con todo lo que ha ocurrido se queda un poco atrás, pero que en su momento era muy interesante, diferentes portadas y posters promocionales de la obra, así como dibujos y bocetos de Jurgens y Ordway, y la propuesta original de la historia de Jurgens y el editor K.C. Carlson, quien también escribe un epílogo sobre la obra.
Guión - 7.2
Dibujo - 8
Interés - 7
7.4
Nostalgia
Una entretenida historia de los noventa que tiene todos los elementos principales de una crisis DC y que cuenta con un reparto de lujo y un dibujo excelente.
Revisé Hora Zero hace cosa de año y pico, era igual de malo que en los 90. La nostalgia es un espejo deformante del que convendría prescindir.
“Igual de malo que en los noventa” jajajajaja touché!
Hora Zero fue una de las primeras ocasiones en las que los tie-in superan con creces a la saga principal; el encuentro entre Tim Drake y el joven Dick Grayson en Robin recuerdo que me encantó.
Ahora que lo pienso, la cole de Robin fue lo mejor de los noventa, un Spiderman de fin de siglo (y milenio); estaría bien que la editaran decentemente en España.
Osea que a esta castaña noventera un 7.4 y al tercer tomo de Black Hammer un 5.3
Flipo con Zona Negativa
Yo en cambio flipo con tu comparación y con tu lógica. Zona Negativa no es una mente colmena, cada redactor es un individuo pensante e independiente con sus emociones, sentimientos y opiniones distintas a la de los demás. Además, no tiene nada que ver una reseña con la otra. Son dos obras diferentes, una es un tercer tomo de una serie regular y la otra una miniserie recopilada en un solo tomo. Son también diferentes épocas, universos, personajes… Literalmente no tienen nada que ver una con la otra.
Claro que son dos obras diferentes. En mi opinión, en términos artísticos, a nivel de guion y dibujo, una es una castaña y la otra sobresale por encima de la media. Pero parece que aquí Dan Jurgens es un dibujante excelente (excelente !!! esa palabra solo la usaría para Barry Windsor Smith o Bill Sienkiewicz… por ejemplo) y Peter Gross está en horas bajas.
Por otro lado, debería dar igual que sean regulares, limitadas, en tapa dura o en tapa blanda o de DC o de Marvel a la hora de juzgar los méritos artísticos. ¿ O es que solo por ser de DC merece más nota que por ser de Dark Horse, por ejemplo? Es lo que se desprende de tu razonamiento.
No te lo tomes a mal, pero es que me duele el ver que con lo que os curráis los artículos y las reseñas, en muchísimas ocasiones de una calidad altísima, de vez en cuando peguéis, en mi opinión, patinazos como este.
Perdón, Dean Ormston, no Peter Gross
Son las expectativas supongo. La nostalgia aumenta la nota en el caso de de Crisis (aunque a mi esta me parece la full) y el tiempo nos hace condescendientes con sus defectos. En Black Hammer la baja nota se debe a la altísima expectación que creo el primer arco. Tanto que creímos ver una posible futura obra de culto, y leído el más regúlero segundo (para algunos que me incluyo, para otros se que no) pues tienes la decepción muy reciente.
De todas formas creo que a las notas hay que darles importancia relativa y no “flipar” con ellas porque esto no son matemáticas. Es de puro subjetivo hasta para una misma persona al leer el mismo comic en dos instantes diferentes de su vida juzgarlo de manera muy diferente. Lo importante son los artículos que en general están bien o muy bien, aunque se discrepe de ellos en ocasiones.
Y el tiempo ya nos dirá donde queda Black Hammer, si en un pufo tipo la serie Lost o por el contrario una de esas que cada vez que la revisitas te gusta más y más, como… como la cerveza.
Voy a insistir en mi argumento, Álvaro, creo que aplicas una lógica con muy poco sentido para realizar la comparación. El simple hecho de que Sergio y yo seamos personas distintas con diferentes opiniones, emociones, etcétera, debería bastar para que te des cuenta del error de tu argumentación, más allá del resto de elementos que te he comentado y que ya has replicado.
Independientemente de todo eso, creo no obstante que hay una excesiva fijación con la nota. Hay gente que literalmente entra, lee la nota y escribe su crítica, sin más. No digo que sea tu caso, pero ocurre, y si se leyeran el texto se darían cuenta de que su crítica pierde bastante sentido, puesto que lo que mejor refleja lo que uno piensa o siente sobre una obra, son las palabras, no los números.