Una de las cosas que más me mosquean cuando leo una obra de
Con esto no quiero decir que Taniguchi sobrecargue las viñetas con un exceso de detalle, ya que sabe contenerse y compensa ese realismo, por ejemplo, con fondos simples cuando quiere mostrar únicamente la cara de un personaje, o dejando parte de la viñeta en blanco, o simplemente enfocando otra parte del cuerpo mientras el personaje habla. A lo que me refiero con todo esto no es que Taniguchi no es un dibujante especialmente detallista, sino excesivamente realista. Historias como Barrio lejano o El almanaque de mi padre son obras de un calado emocional inmenso donde los sentimientos se muestran personas cuyos sentimientos están a flor de piel, inseguros y endebles, pero son también obras con un dibujo realista que a mí, a veces, no me acaba de casar. Taniguchi debía de ser consciente de esto porque en las obras de su última época, que incluyen las dos que he nombrado antes, utiliza un trazo fino y más elegante, más acorde a la sensibilidad de las historias que contaba, pero manteniendo ese realismo tan suyo.
Por supuesto, esta es mi opinión personal. Taniguchi es uno de mis autores favoritos y uno de los primeros que me hizo ver cómo el manga (el cómic, en general) era un mundo inmenso donde cabía todo tipo de historia y en el que el mérito literario tenía cabida de sobra. Pero lo cierto es que las historias por las que se hizo famoso en occidente no son las mismas por las que se consolidó como autor de renombre en Japón, y en Hotel Harbour View vamos a poder echar un vistazo a algunas de esas obras de esa primera época más desconocida por aquí y que se etiquetaban, por lo general, dentro del marco del género de de acción, género negro, ciencia ficción o fantasía. Algunas de estas obras son, de las publicadas en España, Crónicas de la Era Glacial, Enemigo o K. Hotel Harbour View es una recopilación de relatos que realizó junto al guionista
Lo que nos vamos a encontrar en estas historias de Sekikawa y Taniguchi es un muestrario total de muchos de los estereotipos tópicos del género negro o hardboiled y cómo juegan con ellos para ofrecernos un resultado que oscila entre lo excesivo y lo obvio y lo comedido e inteligente. Nos encontramos con historias como la que da nombre a la colección, donde un tipo duro espera misteriosamente a alguien en un hotel de Hong Kong, o «El restaurante de la calle de Los Niños Perdidos», en la que otro hombre viaja a México para llevar a cabo la venganza contra el asesino de su hija. O «Breve encuentro», en el que un exiliado que vuelve a su país debe enfrentarse a un asesino a sueldo que acaba por ser una antigua amante.
Pero todo esto no debe verse, al menos totalmente, como algo malo. Los autores nos presenta a tipos duros y torturados con habilidades extraordinarias y cuerpos musculados que se juntan con mujeres despampanantes, personajes que se mueven en mundos de mafia, venganza, historias de amor imposibles y olvidadas. Los relatos están localizadas para más inri fuera de Japón e incluso tienen personajes no japoneses, lo que le otorga ese toque extra de artificio, de estar intentando imitar referentes de género negro americano sin que parezca que se le quiere dar un toque propio y personal.
Es desde ese punto de vista en el que este cómic se vuelve fascinante. Los relatos que se incluyen en Hotel Harbour View son tan exagerados en todo los sentidos que acaban resultando en algo coherente: el guión es algo poco original, pero la ejecución que planean ambos autores es innovadora y original, lo que hace a su vez que el dibujo, ese trazo grueso y casi vasto case perfectamente con la historia. Es en esa exageración donde encuentro el verdadero valor de Hotel Harbour View, en esos planos son tan épicos (la escena final de «Hotel Harbour View», por ejemplo), en el diseño del vestuario, del entorno por el que se mueven los personajes, por el mero goce pornográfico (metafóricamente hablando) que destilan los relatos. Taniguchi y Sekikawa beben tanto del hardboiled y exageran tanto la construcción y ejecución de los relatos que todo ese amasijo de clichés y tópicos se vuelven completamente originales y (si tenemos en cuenta el dibujo) espectaculares. El valor de esta colección reside en cómo el lector quiera enfrentarse a ella. No va a descubrir nada nuevo, pero en su ejecución encontramos a dos autores que supieron contar historias exprimiendo todas sus influencias y dando como resultado una serie de historias muy potentes.
Guión - 7
Narrativa - 8.5
Interés - 7
7.5
Hotel Harbour View es una excelente recopilación de historias cortas en las que Taniguchi y Sekikawa exprimen todos los tópicos del género negro para ofrecer historias potentes repletas de acción.