En un mundo perfecto Steve Gerber sería recordado como uno de los mejores escritores del cómic americano. En su bibliografía encontramos títulos como Man-Thing, uno de los mejores cómics de los 70; Nevada, esa obra maestra del sello Vertigo que nadie conoce; y Void Indigo, un cómic tan violento y transgresor cuando se publicó que los libreros estadounidenses lo sabotearon. Por no hablar de obras menores como su inédita y descatalogada Foolkiller o el Superman pre-Crisis, donde llevó al límite la salud mental de sus lectores (y puso a prueba el Comics Code). Pero su creación más conocida es y será Leonard Howard el Pato. Howard y Gerber son en el fondo la misma persona, y esta verdad queda patente cada vez que el personaje es escrito por alguien diferente. Con esta afirmación no quiero desprestigiar a todos esos autores, porque algunos fueron inteligentes y no trataron de competir con Gerber; pero es innegable que Gerber es quien hace único al bueno de Howard. Y Gerber fue un escritor inimitable, un genio cuya personalidad no deja indiferente al lector.
Chip Zdarsky y Joe Quinones son valientes o quizá unos locos. Pero han tenido mucho coraje y un buen resultado. No es el Howard de Gerber, tampoco lo quiere ser. Los autores hacen suyo al personaje, respetando siempre a Gerber.
Trapped in a world he’s grown accostumed to. El bueno de Howard sigue atrapado en nuestra dimensión y continua siendo un bastión del sentido común en un mundo poblado por superhumanos vestidos en pijama. Con tal de ganarse la vida ejerce de detective privado en Nueva York sin dejar que la discriminación de especies se interponga en su camino. Su trabajo es aburrido y monótono y cuando cree que nada interrumpirá su rutina de investigaciones y visitas al calabazo de la comisaría, llega un encargo de lo más peculiar: recuperar una joya robada por la Gata Negra. Para esta tarea necesitará la ayuda de Tara, una chica que conoce en la comisaría, y mucho ingenio.
Zdarsky tiene talento y sabe escribir historias divertidas. Del guion de este primer número no hay mucho que comentar, es sencillo pero efectivo. Claro que el guionista vuelve a hacer de las suyas e introduce pequeños gags en todo momento (atentos a cómo trata a Spider-Man) sin perjudicar el ritmo narrativo. Y su Howard, un personajillo encantador que, a pesar de estar acostumbrado a este mundo de primates, sigue encontrando motivos para quejarse. Ty Templeton llevó a cabo la misma estrategia en su cada vez más lejana miniserie de Howard, pero fracasó porque no terminó de desligarse de Gerber. A Zdarsky le funciona mejor la jugada porque rehuye de las sensibilidades del creador de Howard; respeta a su predecesor, pero deja bien claro quien escribe la serie ahora. Impone su personalidad y el cómic gana enteros por ello.
De Quinones tampoco se puede decir mucho más allá de que dibuja tan bien como siempre. Su compenetración con el guion de Zdarsky es formidable, y parte esencial del cómic. Capta todas las indicaciones y gags a la perfección, y lo introduce todo en las páginas del cómic sin ningún problema. El coloreado de Rico Renzi le da un toque final que solo mejora el resultado final.
Es hora de aceptar que nadie entenderá a Howard mejor que Gerber. Pero no dejemos que eso nos nuble la percepción. Zdarsky y Quinones hacen un tebeo divertido que, sin tener mucho que ver con la serie original, aporta algo nuevo.
Guion - 8
Dibujo - 8.5
Interes - 7.5
8
Un cómic divertido que gustará incluso a los fans más fanáticos de Howard el Pato.
Juste ayer ley el nùmero y me encantó tanto en guión como en dibujo. Altamente recomendable.
PD: El momento de Spidey es uno de los mejores de toda su historia, si no al tiempo 🙂
Ha sido un gran número 1. Chip es hilarante y Quinones ha hecho un gran trabajo. El momento Spider-man es sublime jaja
Me uno a los elogios, un buen compañero para Ant-Man.