Hulk (2016) #1, de Mariko Tamaki y Nico León

Edición original:. Marvel Comics
Guión:. Mariko Tamaki
Dibujo:. Nico León
Color:. Matt Milla
Formato:. Grapa
Precio:. $3.99

Trauma. Es una palabra con mucho peso, desconocida para algunos y muy familiar para otros. Es una palabra que duele, deja cicatriz y nunca se va. Sus orígenes pueden ser diversos y moverse por distintos niveles de crueldad, agonía y oscuridad. El trauma es un tema complicado, que hay que tratar con respeto y con el que es difícil lidiar en el día a día. Es, también, el tema central de Hulk #1, que da comienzo a la nueva serie de Jennifer Walters, la antigua Hulka.

Dejamos de lado el humor y la ligereza y abrimos paso al conflicto interno de un personaje que, hasta la fecha, destacaba por su optimismo. Tras los sucesos de Civil War II, Jennifer está cambiada por fuera y por dentro. El sufrimiento la va a acompañar en su día a día, mientras vemos cómo intenta volver a la normalidad después de todo lo ocurrido. El mayor reto al que debe hacer frente Hulk #1 es, entonces, mostrar al lector ese trauma de una manera eficaz.

La decisión de la guionista, Mariko Tamaki, ha sido cocinar a fuego lento. No nos presenta un estallido, sino un desmenuzamiento concienzudo y analítico. Por otro lado, este ritmo de deconstrucción es uno de los pecados del número. En busca de una fortaleza a largo plazo de la serie, la grapa individual sufre en su estreno. Por el bien mayor, se admite sin mayores tapujos, aunque dependerá de que la serie consiga devolver la fe depositada.

No tenemos aquí grandes momentos, sino una sucesión de pequeñas situaciones que ayudan a recolocar al personaje. Son experiencias sencillas que, sin embargo, le cuesta ejecutar. Un día en la oficina que en circunstancias normales transcurriría normal, pero que en circunstancias extraordinarias transcurre como un suplicio. El dolor no está únicamente en esos momentos en que no aguanta la presión en casa, sino también en esa agonía contenida cuando se pone una sonrisa frente al mundo exterior.

El dibujo de Nico León es bueno. Se le nota algo comedido con algunos juegos de viñetas y recursos, lo que no quita para que ofrezca un buen resultado. Hay margen de mejora en cómo aplica algunas ideas para acercarnos a la mente de Jennifer, pero cumple. Es visualmente agradable y da claridad. Destaca más en el clímax de la grapa, según avanza el número.

Al final, tanto guión como dibujo se parecen en lo que ofrecen: algo bueno y que se disfruta, pero que deja mejor poso por las expectativas de lo que está por venir de la serie que no por lo que realmente da de sí este número individual. No es malo en ningún aspecto, y sería injusto no decir que Hulk #1 es un buen tebeo. Simplemente queda mucha tela por cortar y mucho camino por recorrer. Es cuestión de fe en sus autores, personaje e ideas. En el peor de los casos, ofrecerán una historia buena sin más. En el mejor, una serie a la que merecerá la pena tener echado el ojo.

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