Este caballo está un poco soso
El simple hecho de que Hungry Ghosts exista ya se debe a una curiosa sucesión de acontecimientos inesperados por sí misma. Comienzan con la figura de Anthony Bourdain, una de esas figuras polivalentes y tremendamente mediáticas que se atreven con todo y causan sensación. Nacido en Nueva York en 1956 y de descendencia francesa, Bourdain se formó en el Instituto Culinario de América, tras lo cual emprendió una próspera carrera en el mundo de los fogones que se extendió durante más de 30 años. Aunque en 1990 alcanza una posición de prestigio como jefe de cocina del restaurante Brasserie Les Halles, no es hasta el año 2000 cuando su influencia mediática estalla con la publicación de su biografía: Confesiones de un chef, cuyo éxito fue tal que lo llevó a dedicarse al mundo de la escritura y la televisión a tiempo completo. A partir de ahí, Bourdain participó en todo tipo de proyectos: varias novelas, programas de televisión (ganando seis premios Emmy por el camino, además) e incluso un cómic titulado Get Jiro!.
Get Jiro!, al igual que el resto de trabajos de Bourdain, propone una historia directamente relacionada con el mundo de la cocina, con un chef especializado en sushi que llega a la ciudad de Los Ángeles para liberarla de una distópica dictadura culinaria a través de una sangrienta guerra a gran escala. Con un fuerte regusto a las películas clásicas de artes marciales, esta denodada obra cuenta con dibujo de Langdon Foss y color de José Villarrubia junto a Dave Stewart. Publicada originalmente en 2012 para el mercado norteamericano, quizá resulte sorprendente el dato de que fue editada ni más ni menos que por DC Comics para su sello Vertigo; y más sorprendente todavía el hecho de que se convirtió en un éxito de ventas y que tres años después tuvo una continuación en forma de precuela. Sin embargo, el proceso creativo de Get Jiro! también contó con un importante integrante que todavía no he mencionado: Joel Rose.
Para materializar el deseo de Bourdain de plasmar sus ideas en historias con formato de novela gráfica, fue esencial, entre otras, la figura de Joel Rose como escritor experimentado que aportaba los cimientos estructurales y técnicos necesarios para presentar obras con un acabado más pulido. Joel Rose cuenta en su haber con novelas como The Blackest Bird, Kill the Poor y Kill Kill Faster Faster (estas dos últimas fueron adaptadas a la gran pantalla más tarde). También guionizó una serie para el sello Paradox Press de DC Comics años antes de comenzar su colaboración con Bourdain: bajo el título de La Pacifica, se trata de un “no wave noir” que se publicó a lo largo de tres volúmenes con la colaboración de Amos Poe para la labor del guion y con dibujo en blanco y negro de Tayyar Ozkan.
Vista toda esta trayectoria, parece que a alguien en DC le gustó mucho la experiencia de trabajar tanto con Bourdain como con Rose. Concretamente, parece que tal es el caso de la legendaria editora Karen Berger, quien todavía formaba parte de Vertigo cuando Get Jiro! se publicó en 2012 y quiso repetir la colaboración al iniciar su andadura para el sello Berger Books de Dark Horse en 2017. Así es como llegamos, por fin, a la obra que nos ocupa en esta reseña: Hungry Ghosts; ni más ni menos que el primer cómic completo que editó dicho sello, ya en 2018. La obra llegó a España de la mano de Editorial Hidra en octubre de ese mismo año.
Hungry Ghosts cuenta con guion de Anthony Bourdain y Joel Rose, quienes emprenden la tarea de crear una antología de historias de terror que rondan las 10 páginas cada una y guardan relación con algún aspecto del mundo culinario. Para ilustrar estas historias se cuenta con un plantel de auténtico lujo, quizá el signo más evidente de que Karen Berger, una figura sin duda capaz de atraer tanto talento, estaba involucrada en el proyecto. Entre los mencionados artistas se encuentran Alberto Ponticelli, Vanesa Del Rey, Leonardo Manco, Mateus Santolouco, Sebastian Cabrol, Paul Pope, Irene Koh y Francesco Francavilla. Por su parte, José Villarrubia, quien ya había colaborado con Bourdain y Rose previamente, es el encargado de dar color al trazo de todos estos artistas para, de paso, intentar aportar un poco de coherencia gráfica entre tanto cambio de dibujante (menos en el caso de Francavilla, que prefiere «guisárselo él solito» y colorearse a sí mismo). Comentar también que estamos ante la obra póstuma de Anthony Bourdain, quien tristemente falleció en junio de 2018, poco tiempo después del lanzamiento de este cómic.
Hungry Ghosts está directamente inspirada en un antiguo juego japonés llamado Hyakumonogatari Kaidankai. En el juego, un grupo de personas se reunía en una sala con 100 velas y se disponían a contar historias de terror. Cada vez que alguien terminaba de contar una historia, se levantaba, apagaba una vela y se miraba a un espejo para comprobar si había sido poseído por un demonio. Así, conforme menos luz quedase en la sala, más terroríficas debían ser las historias; hasta que, ya con todas las velas apagadas, los participantes se marchaban del lugar, completamente aterrorizados en la oscuridad. De este modo, lo que en principio vamos a tener en este tomo es un conjunto de historias cortas de terror, conducidas todas por la práctica de ese antiguo juego japonés, solo que en este caso todas las historias deben guardar relación con algún aspecto culinario. Son narraciones que también se basan en relatos tradicionales japoneses que los autores han ido recopilando a lo largo de diversas experiencias, aunque adaptados en forma y contenido para encajar en la narrativa de un cómic y que conecten más fácilmente con la sensibilidad occidental. Y si bien es cierto que en todo momento estamos ante una lectura entretenida —sobre todo porque hay poco tiempo para aburrirse al adentrarse constantemente en nuevas propuestas que se leen en un par de minutos—, personalmente casi todas las historias me han resultado muy parecidas entre sí y con poca capacidad de calado.
Uno de los mayores atractivos de las historias cortas reside en su capacidad para sorprender a los lectores con giros que no se puedan ver venir debido a que no hay ni espacio ni tiempo para ello. Y uno de los problemas que para mí tiene Hungry Ghosts es que, aunque todos sus relatos tienen un giro así, casi siempre se trata del mismo tipo de giro, por lo que nada sorprende y la experiencia se vuelve monótona. Además, más que escalofriantes narraciones de terror, cabe destacar que lo que aquí se nos ofrece son más bien historias con un toque siniestro y un final oscuro con su correspondiente moraleja. Es por todo esto que el tomo se acaba convirtiendo en ese tipo de obras que lees una vez, te sirven para pasar el rato y a las pocas horas se te olvidan porque tampoco tienen mucho secreto. A su favor, eso sí, recalco que es una lectura entretenida en todo momento y que en muchos casos el dibujo de los fabulosos artistas implicados bien puede valer la pena por sí solo.
Lo mejor
• El dibujo de varios de los artistas implicados.
• En todo momento es una lectura entretenida.
Lo peor
• Historias muy parecidas entre sí que se acaban volviendo monótonas.
• A veces la comprimida narración resulta un poco confusa.
Guion - 5.5
Dibujo - 8
Interés - 4
5.8
Famélica
Una entretenida antología que, pese a no resultar una lectura fascinante, tiene como principal reclamo a los excelentes artistas implicados.