Este mes de noviembre Medusa Cómics nos trae el segundo tomo de cuatro de la serie limitada de dieciséis números, que será recopilada en cuatro tomos, titulada Imperium y dedicada al equipo de Toyo Harada, el que fuera villano y uno de los personajes principales de la serie Harbinger. Recapitulemos un poco, en el anterior tomo, cuya reseña podéis encontrar aquí, Joshua Dysart y Doug Braithwaite nos narraban la historia de este interesante personaje después de haber sido desenmascarado por los Renegados en la inédita Harbinger Omegas, aun sigue con su enorme poder económico y decide continuar con su plan de mejorar el mundo bajo la visión del propio villano, para ello invade y conquista una parte de Somalia con la intención de acabar con la miseria e instaurar su régimen. Lo más curioso de este primer tomo es que los autores tomaban la decisión de contarnos la historia mediante otros personajes y no por el propio Harada, lo que viene muy bien para conocer a los que formarán el grupo de Toyo, un grupo de monstruos que dista de los clásicos psiots con los que el empresario se suele relacionar, así tenemos a Mech Mayor, una inteligencia artificial atrapada en el cuerpo de un robot y también conocido por Sol en la nieve, Ángel Quebrado, una entidad extradimensional que se ha apoderado del cuerpo de una mujer, Gravedog, un exmiembro de los H.A.R.D. Corps, cuerpo de élite del P.E.R. (Proyecto Espíritu Renacido) que son los otros villanos de la serie Harbinger y, a su vez, enemigos de Harada, y un miembro de los extraterrestres de La Vid hecho germinar por el propio Toyo. Como decía, los primeros números nos sirvieron para conocerlos y ahora nos toca verlos en acción como equipo con Harada al frente.
En este nuevo tomo de Imperium Joshua Dysart se mete de lleno en la acción que nos pedía el cuerpo dando lugar a situaciones muy interesantes ahora con Toyo Harada como personaje principal, lo que llama poderosamente la atención es que gran parte de la historia sucede en un submarino del P.E.R., en los dos primeros números asistimos al enfrentamiento entre Toyo y Kozol, director de la organización que se dedica a luchar contra (y asesinar) psiots, donde el primero quiere un invento que hay en el submarino y el segundo… bueno, Kozol está obsesionado con Harada y quiere acabar con él especialmente ahora que tiene el apoyo de los gobiernos. Lo que Dysart hace con este último personaje es una construcción tremenda, mucho mejor que la que se había hecho antes en su participación en las series de Bloodshot o Unity, mostrando un hombre obsesivo, egocéntrico y con ansias de poder.
No es que los autores dejen de lado al resto de personajes, la buena presentación del anterior tomo hace que nos hagamos rápido con ellos y solo se necesitan unos pocos diálogos para saber lo que piensan o cómo actúan pues el fondo ya esta escrito, magnífico Sol en la nieve por cierto. La intención de centrar la historia en Harada se hace patente desde las primeras páginas con el miedo constante de Kozol pero es en la segunda mitad del mismo donde este lo da todo al tener que enfrentarse a Abram Adams, a Divinity. Otra cosa que me llamó la atención de esta historia es que a pesar de que el personaje de Divinity es creado por Matt Kindt y que su historia en el primer tomo del mismo nombre, cuya reseña podéis leer aquí, es bastante buena, el manejo que tiene Dysart del mismo es impresionante y eso que lo toma todo desde el punto de vista de Harada.
Al igual que hiciera Kindt, Dysart utiliza los poderes de Divinity haciendo que este de a sus enemigos lo que realmente quieren para así hacer que dejen de luchar con él, pero con Harada no lo consigue, le da el mundo pero un mundo donde él ya no es necesario y es aquí donde, de forma muy sutil, Dysart nos enseña que Harada no solo quiere un mundo donde él sea el salvador, quiere un mundo del que él sea el dueño, por mucho que lo niegue su ego está por encima de sus ideales.
La estructura escogida por Joshua Dysart y Scot Eaton para este tomo es otra cosa a tener en cuenta, utilizan el bucle temporal que producen los poderes de Abran Adams desde el principio y sin que nos demos cuenta, metiendo a Harada en una lucha constante contra el P.E.R., sin saber lo que ocurre realmente hasta las última páginas y sin utilizar el recurso de las tediosas repeticiones constantes de la historia que, siendo sinceros, hemos visto demasiadas veces y acaban aburriendo. La historia es tan buena como la del primer número aun tomando un camino totalmente distinto al visto y lo mejor es el final, un final en el que Harada pierde para ganar, aparca su ego pero aprende y actúa en consecuencia, no solo para futuros encuentros con Divinity sino que toma la información aprendida sobre su grupo para tenerlos más atados.
Como es habitual asistimos a un cambio de dibujante, en este caso a peor si tenemos en cuenta que Doug Braithwaite es de lo mejor que ha dado la editorial. Sin embargo el que se encarga de este tomo no está nada mal, se trata de Scot Eaton, un dibujante que empezó en los noventa y que tiene mucho trabajo a sus espaldas pues dibujó para DC en series como Superman o Green Lantern y para Marvel en Thor o X-Men. De hecho Eaton es uno de los dibujantes de la vieja Valiant que se pasó, brevemente por series como Bloodshot o Eternal Warrior. A pesar de que no está a la altura del anterior, su narración es bastante buena, por ejemplo en toda la parte del submarino consigue dar una sensación de claustrofobia nada fácil de transmitir. Quizás, viendo las últimas páginas que incluyen algunos dibujos a lápiz, el color no le siente demasiado bien, lo cual es raro pues Brian Reber, colorista habitual en Valiant, ha demostrado hacer muy buen trabajo en las otras series, o quizás el fallo esté más en la comparación con el anterior dibujante. No obstante el equilibrio de calidad y dibujo está bastante bien haciendo que Imperium sea una de las mejores series de las que se están publicando en la actualidad en nuestro país.
Imperium: Ángeles quebrados
Guión - 9.5
Dibujo - 8
Interés - 9.5
9
Genial
El nuevo tomo de Imperium es tan impresionante como el anterior. Queremos más Toyo Harada.