In memoriam, Ángel Nadal

En el día de ayer moría otro representante de la escuela Bruguera: Ángel Nadal Quirch. Nacido en Barcelona en el año 1930, se incorporó a la editorial del gato negro a finales de la década de los cincuenta, junto a nombres tan ilustres como los de Manuel Vázquez, Francisco Ibáñez, Martz Schmidt o Raf. Sin embargo y contrariamente a lo acontecido con sus colegas coetáneos, su historia y su legado están olvidados en España. Poco tiempo estaría en Bruguera, pues en 1960 abandonaría el mercado nacional y se centraría en el trabajo con agencias internacionales, alcanzando en la década siguiente la posibilidad de trabajar con personajes de la multinacional Disney, como Mickey o Goofy.

De su labor dentro de nuestras fronteras queda una selección de trabajos que son fiel reflejo de la sociedad y de los estándares del tebeo de aquellos años. Nadal se embarcó en un terreno tan espinoso como el de las relaciones de pareja a través de historietas como Matildita y Anacleto, un matrimonio completo o Maripili y Gustavito, todavía sin pisito. Su talento para dibujar féminas elegantes le haría desarrollar una parte de su labor en ese campo, pero también haría sus pinitos en el plano más caricaturesco con Pascual, criado leal. Estas añejas producciones deben verse bajo la lupa de aquellos tiempos, pero cierta huella dejaron cuando Idígoras y Pachi homenajearon a Nadal nombrando también Pascual al mayordomo que atendía a la regia familia española. El añadido «mayordomo real» reforzaba el guiño hacia el «criado leal».

Su muerte cierra otro capítulo de la cada vez más lejana y olvidada historia de Bruguera y añade, una vez más, la necesidad de recuperar para la posteridad el relato de las luces y las muchas sombras de un tiempo en el que la producción propia dominaba incontestable el mercado del tebeo por estos barrios.