El pasado mes de mayo llegaba la noticia a las redes del fallecimiento del dibujante estadounidense Don Perlin y con ella, la consecuente sensación de que con su marcha se iba otro de esos nombres que, aquí, allá o acullá, aparecían de cuando en cuando en los tebeos que Forum editaba en España a partir de los materiales de Marvel Comics. Por estos barrios se le vio bastante gracias a Los Nuevos Defensores -denostado complemento de Los Nuevos Vengadores- a números sueltos de Capitán América o What if? o a la edición en formato otoñal El Motorista Fantasma original cabalga de nuevo. Su presencia no era precisamente motivo de alegría para la parroquia lectora y hay que reconocer que la calidad de sus lápices tenía sus altibajos. Sin embargo, sería injusto reducir la carrera de Perlin a lo que pudimos ver a este lado del océano, pues hablamos de un señor que ha estado relacionado con el mundo de la viñeta desde finales de los cuarenta del siglo pasado.
Antes de estar una larga temporada en Marvel, Perlin pasó por Charlton y estuvo un tiempo alejado de la industria del cómic. En la casa de las ideas destaca su participación en la creación del Caballero Luna en la colección Werewolf by night, si bien el diseño arquetípico del justiciero de múltiples personalidades correría a cargo de un Bill Sienkiewicz en sus inicios de émulo de Neal Adams. Como comentaba en el párrafo inicial, se le relaciona con los Nuevos Defensores porque, junto al guionista Peter B. Gillis -fallecido unos meses después que Perlin- sería el responsable de la etapa final de la colección. Un no-grupo compuesto por retales de las distintas series grupales de la editorial le dio la oportunidad de dibujar a un gran número de personajes de la empresa, conformando una etapa muy divertida y pródiga en experimentos de todo tipo como el liderazgo de Candy Southern, el sistema de seguridad con hologramas o la combinación de historias de acción, de humor y de terror. Desgraciadamente, el trabajo de Perlin describe durante su estancia en la colección una línea de calidad descendente que, según se rumoreó, se debía a problemas de salud. Una vez cancelada la serie recaló en la colección de los Transformers que, en aquellos días, era una de las propiedades ajenas que se explotaban por parte de Marvel. En esos años colaboraría estrechamente con el todopoderoso editor Jim Shooter, ejerciendo sus funciones de director artístico durante la última parte de la fructífera etapa del controvertido autor en la casa de las ideas y siguiéndole cuando aquél afrontó la aventura de Valiant.
En Valiant trabajó como editor y dibujante y cuando la compañía fue absorbida por Acclaim, redujo sus trabajos a aportaciones puntuales y firmando la última en 2012 para una historia protagonizada por Bloodshot, uno de los personajes que co-creó en la primera etapa de la editorial. Con su muerte se cierra una etapa de setenta años en la historia del cómic súper-heroico estadounidense.
