In memoriam, Gene Wilder

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El final del mes de agosto –que no del verano- ha traído consigo la noticia del deceso de un actor cuyo nombre está asociado a la comedia de los años setenta y ochenta: Gene Wilder. A los ochenta y tres años y retirado del mundanal ruido por una enfermedad tan devastadora como el mal de Alzheimer, el cómico de los ojos inmensos decía adiós y se llevaba consigo el recuerdo de una audiencia que disfrutó con su talento en los setenta y los ochenta.

La imagen que suele venir a la mente de don Gene suele ser la de un hombre de inmensos y expresivos ojos con cierta tendencia a un absurdo optimismo. Este rol es el que solía adoptar en sus colaboraciones con otro talentoso cómico de la época, el también desaparecido Richard Pryor. Durante cuatro películas, su tendencia a ver el lado positivo de las cosas causaba la desesperación de su atribulado e involuntario compañera de fatigas. El expreso de Chicago (1976), Locos de remate (1980), No me chilles que no te veo (1989) y No me mientas que te creo (1991) fueron los filmes en las que el idealista hizo equipo con el pesimista. Cualquier habitual de los videoclubes de la época recordará las portadas o habrá echado mano de las cintas para pasar una entretenida tarde. La última es quizá la más floja de todas ellas y quizá determinó el sino de la pareja, aunque los problemas de salud de Pryor provocaron su prematura retirada y el fin de las colaboraciones en la gran pantalla.

Sin embargo, Wilder tuvo una larga trayectoria, poblada de interpretaciones tan variadas como memorables. Fue el primer e insuperado Willy Wonka en Un mundo de fantasía (1971); colaboró con Woody Allen en Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar (1972); representó al zorro en El pequeño príncipe (1974); como secundario resulta sorprendente encontrarle en una película tan dura y alejada de sus registros como Bonnie y Clyde (1967) pero es una prueba de su versatilidad. Obligadas resultan sus participaciones en Los productores (1967) y desde luego, El jovencito Frankenstein (1974) donde quedaría patente su buena sintonía con el director Mel Brooks.

Sus labores en el cine no se limitaron a la interpretación, porque trabajó también como guionista y director. De estas labores destacaría La mujer de rojo (1984) un título que ha envejecido un poco mal, pero que en su momento llamó la atención por la recreación de Marilyn Monroe realizada por Kelly LeBrock –modelo de éxito que dio al salto a esto del cinematógrafo con este film- y sobre todo, por la inolvidable canción de Stevie Wonder:

Wilder se retiró en 1999, limitándose a apariciones puntuales en la televisión. Su dedicación a causas de naturaleza altruista y su enfermedad le han retirado del conocimiento para aquellas generaciones surgidas en los años noventa. Es una buena ocasión para recuperar su filmografía y de paso, reivindicar a quien muchos de sus colegas consideran un genio.

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JH
JH
Lector
1 septiembre, 2016 15:20

Uno de los referentes actorales de la comedia en el cine. No me gustaba el cine de Mel Brooks (en España lo asemejo a El Hormiguero o la Hora de José Mota, humor simple, repetitivo y sencillo), pero hay que reconocer algo que la crítica les ha dado a ambos, un hueco en la historia de la comedia con múltiples películas entre las comedias más grandes jamás hechas: Blazzing Saddles, The Young Frankestein, The Producers, …

DEP.

hammanu
hammanu
Lector
1 septiembre, 2016 18:51

Otro grande que se nos va y como muchos de mi época un actor que nos hizo reir en nuestra infancia y adolescencia. Puta mierda de enfermedad que para colmo se ceba en gente que dedico su vida a ayudar a los demás y hacer reir. Creo que Robin Williams se suicido en parte cuando le diagnosticaron también un alzheimer o senilidad. Sus películas con Richard Prior (sobretodo las dos primeras) son de mis películas de humor preferidas. Aunque por supuesto me encanta la filmografía de ambos comediantes ya que eran unos cracks y por desgracia no se hara un cine parecido

frankbanner49
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Lector
1 septiembre, 2016 23:09

acabo de ver justamente ahora mismo EL EXPRESO DE CHICAGO.buena muestra de cine clásico del muy competente arthur hill,que no habia visto antes.me ha gustado.
sale el inolvidable richard kiel (tiburón,con su caracteristica dentadura de la saga bond) y richard pryor se deja caer casi por la parte final del film.supongo que hill,tipo con buen olfato,se dió cuenta de la buena quimica entre ambos,lo que se tradujo en que volviese a dirigir a la pareja de actores en la ochentera NO ME CHILLES QUE NO TE VEO.y no sé si alguna más.

la verdad,me costaria elegir.me gustan mucho ambos,de pryor me gusta una comedia intrascendente,pero que me hace gracia,como es la de EL GRAN DESPILFARRO,y de gene wilder EL JOVENCITO FRANKESTEIN es todo un señor clásico en su filmografia.
y el segmento de wilder de TODO LO QUE SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EL SEXO con una oveja,es simplemente tronchante.
cosas del destino que tanto peter boyle y gene wilder (victor frankestein y su criatura) hayan fallecido casi a la vez,por escasos dias de diferencia.
en fín…
D.E.P.