In memoriam, Harry Anderson

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Dice la Wikipedia -fuente y reserva del saber en los tiempos de Internet- que quince minutos de fama o publicidad es lo que, en estos tiempos, reservan los medios de comunicación a una persona o acontecimiento. Esta máxima -vinculada a Andy Warhol- sirve para expresar la fugacidad de la popularidad en el mundo del cine y la televisión. Todo el mundo conoce ejemplos de intérpretes que, en un momento determinado, disfrutaron de reconocimiento, gracias a un papel y / o una serie que, a la larga, acabaría(n) convirtiéndose en su trabajo más relevante o definitivo. Tal es el caso, en mi opinión, de Harry Anderson, cuya fortuna está vinculada a la serie Juzgado de guardia y que, en fechas recientes, nos ha dejado.

Corría el verano de 1988 cuando TVE estrenó en su primera cadena -una de las dos o, a lo sumo, tres, de las que estaban en España- una serie que llevaba cuatro temporadas en antenna en los Estados Unidos. Juzgado de guardia presentaba las vivencias en el turno nocturno de un juzgado penal de Manhattan. En el primer episodio, se presentaba al honorable juez Harold T. Stone, un atípico y heterodoxo magistrado que sorprendía al personal de la corte por su singular forma de impartir justicia. Su aspecto, juvenil y desgarbado, su buen humor y su gusto por la magia, se convirtieron en el santo y seña de una serie que se prolongó hasta la primavera de 1992 y que brindó fama a intérpretes como John Larroquette (el libidinoso fiscal «Danielito» Fielding) o Richard Moll (el gigantesco y bienhumorado alguacil «Bull» Shannon. Esta sería la aventura televisiva más larga de la carrera de Anderson y en ella, como en otras intervenciones, dejaría en el personaje algunas de sus características definitorias personales, como el gusto por la prestidigitación o la devoción por el cantante Mel Tormé.

Un año después -en el otoño de 1989- TVE estrenaba -dentro del programa diario de sobremesa que pasaba a dirigir y presentar Jesús Hermida- una serie que llevaba siete años triunfando en Yanquilandia: Cheers. Allí, Anderson interpretaba a otro Harry, apodado «el Sombrero». Este parroquiano del bar bostoniano de Sam Malone se caracterizaba por tener una apariencia similar a la del Juez Stone (cuando no estaba con su toga) y compartía con él la querencia por la magia, pero sus intereses parecían estar al otro lado de la ley, habida cuenta de que en el pub donde todo el mundo conocía tu nombre, él tenía una bien labrada fama de tramposo. El actor aparecería solo en seis ocasiones, ya que, poco después, conseguiría el rol protagónico descrito en el párrafo precedente. En aquella televisión celtibérica de los ochenta, las series llegaban tarde o, simplemente, no llegaban. Cheers, la laureada Cheers, llegó por aquí un año después que Juzgado de Guardia, pese a haberse estrenado dos años antes.

En 1990, don Harry daría un giro a su carrera, participando en la versión televisiva de It, la novela de Stephen King, donde interpretaría a Richard «Richie» Tozier, uno de los perdedores que se enfrenta a Pennywise, el payaso impersonado por el versátil Tim al Curry. Todo un cambio que se desarrolló de forma paralela a Juzgado de guardia.

Justo después del fin de la serie que le diera fama en los ochenta, Anderson se embarcó en El mundo de Dave, una comedia de situación en la que interpretaba a un prestigioso columnista, el cual debía compaginar su desempeño profesional con la vida en familia. La serie se prolongó durante cuatro temporadas y aquí pudimos verla en abierto en Canal Plus.

En los últimos años, don Harry se había centrado más en su pasión por la magia, razón por la cual se le vio poco en pantalla. El pasado día 16 de abril moría a la edad de sesenta y cinco años.

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hammanu
hammanu
Lector
7 mayo, 2018 10:39

Otro grande que nos deja. Me acuerdo de pequeño que no me perdia nunca de ver Juzgado de Guardia para disfrutar del gran trabajo de los actores, y a el lo recuerdo por la mini de IT que marco mucho a la gente de mi generación.