En el día de ayer las redes y algunos medios especializados comunicaron otra mala nueva para el mundo del cómic en general y el género de los superhéroes en particular: el fallecimiento a la edad de sesenta y seis años del dibujante
Siempre que se afronta la tarea de escribir una elegía u obituario, se recalca la transitoriedad de la existencia. Estamos aquí y esto es ahora, como decía Terry Pratchett y mañana puede que no. Nada hay seguro en esta vida, salvo la muerte y los impuestos (y esto último no siempre) pero en estos tiempos en los que la esperanza de vida se extiende hacia tocar casi las nueve décadas, que alguien se vaya con poco menos de setenta resulta, cuando menos, singular.
La muerte física es pues, inevitable, pero cuando toca hablar de autores de tebeos, no es raro encontrar situaciones en las que, previo a ese deceso biológico, ha existido otro profesional. Pocas industrias queman tanto a sus trabajadores como la del cómic de superhéroes y son pocos los nombres que han logrado mantenerse largo tiempo y / o hacerse un refugio seguro, bien en la forma de contratos generosos, bien saltando a las saludables independientes. Paul Ryan fue un nombre muy habitual en la
El estilo de Ryan no era ni rompedor ni novedoso. Era un dibujante clásico que sabía dibujar anatomías humanas, edificios, uniformes, tecnología, magia… pero que no terminaba de epatar. En su paso por los Cuatro Fantásticos desarrolló ciertos tics «kirbyanos» que acentuaron un tanto el anacronismo de su trazo. Gustos y querencias pueden resultar en ocasiones tremendamente injustos a la hora de valorar el trabajo de un autor que tenía una merecida fama de cumplidor. Por más que me estrujo la cabeza, no logro recordar un número de la serie regular de los Cuatro Fantásticos (o de los Vengadores de ambas costas o del Hombre de Hierro) en el que estuviera austente. En ocasiones, compaginaba dos encargos a la vez y así, su firma apareció en Ravage 2099 (con guiones de Stan Lee). También hizo sus pinitos en el fallido Nuevo universo marveliano y en MC2. Igualmente, paseó sus lápices por DC, con personajes tan icónicos como Flash o Superman. Después, llegó el olvido definitivo. Tendría que remontarme quince años para encontrarme con su última aportación (según mi memoria) a Marvel: unas páginas para la colección del Hombre de Hierro sobre guiones de Joe Quesada.
En los últimos años, don Paul había encontrado acomodo en las tiras de prensa de
Guardo un gran recuerdo de su etapa en Iron Man, con un Byrne muy entonado. Un dibujante clásico «dibujalotodo» de narrativa limpia y amena pero potente, al servicio de la historia, lo que daba siempre unos tebeos muy agradables de leer a poco que el guionista acompañase.
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Ryan cumplía, aunque en los noventas ya no encajaba en la casa de las ideas porque su estilo no era un blockbuster a lo Lee, Silvestri o Madureira, aunque siempre encontró un lugar para trabajar gracias a DeFalco que lo acompañó en su etapa de los 4F, la que debo añadir me encanta porque es tan mala que entretiene un montón, con una mole usando una máscara metálica por culpa del adamantium de Wolverine que le provocó una infección; Johnny estaba casado con una skrull y tuvieron de hijo un huevo; Reed y Doom muertos; Sue usando una tanga en vez de un disfraz (vaya crisis de los 30); estaban en bancarrota y como guinda de la torta Franklin era un guerrero adolescente de un futuro lejano…
También recuerdo sus Iron Man y su Thor… ahhhh los 90tas.
No puedo decir que fuera el mayor fan de su trabajo, entre otras cosas porque la mayor parte del mismo tuvo lugar durante una etapa en la que los nombres de los equipos creativos era lo último que me interesaba de un cómic, no pudiendo decir que tuviera una consciencia muy nítida de Paul Ryan como artista. Pero mientras más reviso su obra más cuenta me doy de la cantidad de cómics suyos que he leído, así como de lo elegante y competente que era su trabajo. No quedando más remedio ahora que redescubrir su trabajo tras su muerte, solo puedo lamentar la perdida de uno de esos currantes natos que quizás por no tener un estilo marcado en una época como los ochenta y noventa pasaron desapercibidos. Hasta siempre Paul, y gracias por todos los mundos a los que nos llevaste con tus lápices
Una lástima. Nunca estuvo entre los autores punteros pero era un profesional cumplidor y nunca me importó encontrármelo a cargo del dibujo de algunas de las series que seguía porque sabía que su trabajo me depararía una lectura agradable. Supongo que el mejor homenaje que se le puede hacer es recuperar alguna de sus obras y repasar y disfrutar una vez más de su arte.
Un tío cumplidor que recuerdo de Vengadores, Vengadores Costa Oeste e Iron Man. No era «hot» pero dibujaba claro y con fondos. No fallaba así que podría darle clases a mas de un artista de hoy día que no puede hacer ni cuatro número seguidos. No era de mis favoritos pero no me desagradaba para nada. Y recuerdo con cariño su etapa con Byrne en Iron Man, sustituyo a Romita Jr pero lo hizo bastante bien. Fueron unos números muy buenos que creo que no se ha reeditado.
Esos tebeos de Iron Man se han reeditado en Marvel Heroes, no todos pero sí la gran mayoría (Panini llegó hasta el 275 y quedaron fuera dos o tres tebeos más de la etapa)
Una auténtica lástima. Admito que siempre le tuve un cariño y admiración especial (me aficioné a los 4F en su época con DeFalco) y era un tipo que daba una enorme importancia a la anatomía y la narrativa en una época en la que ambas palabras parecían extrañas para los artistas más hot. Que la tierra le sea leve.
Pues una pena. Un currante, de estos autores que no compras por el dibujo pero que sabes que nunca van a fallar si te los encuentras. Ya le gustaría a la gran mayoría de autores de la industria poder mantener un dibujo sólido y profesional teniendo que entregar de forma mensual.
DEP. Conocí a Paul Ryan por su trabajo en los 4 Fantásticos, principalmente, donde permaneció muchos años. No fue un grande, pero sí un artista cumplidor: los personajes eran reconocibles, ponía los fondos, hacía todos los números…