Íncubos, de Michele Penco

En esta ocasión os traemos la obra Íncubos, del autor Michele Penco. Un compendio de relatos en los que se homenajea el espíritu de los relatos de Lovecraft, acompañados de un dibujo en blanco y negro que hará las delicias de todos los lectores del noveno arte.

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Edición original: Incubi (Double Shot, enero de 2009)
Edición nacional/España: Íncubos (Ponent Mon, octubre de 2019)
Guion: Michele Penco
Dibujo: Michele Penco
Traducción: José E. Martínez
Formato: Rústica. 75 páginas. 20€

Las nuevas promesas de otros países van llegando al nuestro

«Indudablemente algo se iba acercando por el camino»

Cada vez, no para mi asombro pero sí para mi placer, encontramos más talento en manos jóvenes y prometedoras. Unas manos que respetan el pasado pero que miran al futuro del mundo del noveno arte. Esta nueva savia nutre al sector y lo hace mantenerse firme, algo que es más que necesario, pero lo que hace más que nada es abrir camino. Andan sobre hombros de gigantes, pero ningún gigante comenzó siéndolo, y gracias al respeto que les tienen a aquellos en los que se sostienen, pueden erguirse orgullosos y crear un escalón más para que la siguiente generación se encuentre una base firme. De eso se trata en cuanto a su incidencia en el sector, en el universo del noveno arte, fuera de las individualidades; se trata de recoger y pasar el testigo. Conozcamos a uno de estos artistas que parece tener un futuro prometedor.

Michele Penco nació en Pisa en 1982. Se formó artísticamente dibujando de forma autodidacta, asistiendo a un curso de dibujo impartido por Gipi, uno de los más grandes autores de la historia reciente del cómic italiano. Diseñó dos barajas de tarot para Lo Scarabeo Editore en Turín, I tarocchi dell´Ascensione, y Dark Grimoire tarot la cual se inspiró en el mundo de Lovecraft, e ilustró dos libros para Purple Press. Incubi (2009) obra que os traemos hoy, fue su primer libro como autor único, publicado por primera vez por la Asociación Cultural Double Shot, y en pocos meses se agotó la tirada, recibiendo numerosos premios de la crítica y del público. Nicola Pesce Editore reeditaría la obra en 2019. En 2012 aparece el que, hasta el momento, es su última creación: Racconti azzurri, una colección de cuentos que repetirá el éxito de su primer trabajo. Ese mismo año expuso las tablas de sus obras (incluidas ilustraciones y pinturas) en el BilBolBul de Bolonia. En la exposición, según los expertos, emerge su capacidad para cambiar el trazo al servicio de la historia y la maduración progresiva del estilo. Saltamos de las atmósferas lovecraftianas del primer libro para llegar a las oníricas y aún más cautivadoras de las mesas que componen Racconti Azzurri. Artista polifacético, con un rasgo meticuloso y naturalista, además de autor de cómics, es, según él, ante todo pintor e ilustrador. Veamos qué nos trae el primer libro en el que trabajó en solitario este prometedor autor.

Enfrentarse a Lovecraft y salir airoso

En esta obra nos hallamos ante 4 relatos. El autorretrato, en el que un pintor conoce de primera mano la incidencia del arte en el mundo real. La ciudad sobre el océano, en el que un viajero descubre un secreto y cuyo final nadie espera. El modelo, una historia en la que descubrimos la importancia de las musas. El ser del sueño, relato con lo onírico como motor principal.

Son 4 relatos, pero donde el autor se mueve mejor es en los que tienen menor extensión, ya que parecen obligarle a sugerir y no contar de más, que creo que es donde peca en los otros dos. Sin embargo en todos se trasluce el espíritu de Lovecraft, no tan enfatizado ni con la maestría del solitario de Providence, pero sosteniendo dignamente un testigo que pesa mucho. En las páginas de este trabajo nos encontramos dos clases de relatos, que pese a sus diferencias, provienen de una pretensión que el propio Lovecraft usaba. Por un lado un tipo de narración más contemplativa, madre de lo que sería el famoso terror cósmico y que hacía referencia a las grandes entidades paranormales, y otra más concreta que se desenvolvía por lugares más cerrados, en términos más simples pero no por ello menos universales.

En este sentido, los dos relatos largos tienen una mayor pretensión literaria, pues en uno los sucesos son narrados en primera persona con monólogo interno y en otro a través de un diario. También las historias tienen una pretensión menos concreta que en los relatos cortos, consiguiendo que la narración se focalice en unos términos más amplios, pero que aún así se mantenga al protagonista como eje de una fuerza superior a él por estar contado por el mismo personaje. Este tipo de historias con textos monologados interiormente hacen que las imágenes queden en segundo plano, como acompañantes del texto. No así como en sus otros dos relatos, en los cuales no solamente la historia se convierte en algo que se concreta en los protagonistas y en su entorno próximo, sino que el dibujo es el gran protagonista, y en los que hacen apariciones dos pintores, dándole al apartado gráfico el gobierno absoluto tanto en forma como en fondo.

En el dibujo vemos a un autor muy hábil, y comprendemos por qué se considera a sí mismo más ilustrador que autor de cómics, pero fascina su talento narrativo a la hora de dibujar. Sorprende su capacidad de usar las sombras para dejar al lector a la espera de lo que se esconde tras ellas, o para que pueda intuir que algo sucede. Con el uso del rayado, heredado de sus maestros, pero adaptado a su propio estilo, llevado a cabo con tinta china, pincel y Trattopen (marca de rotuladores italianos), nos introduce en un mundo de sugestión, en el que cada mirada y cada objeto mirado parecen encerrar algo que no se ve a simple vista. El autor cae en dos formas de narrar, nítidamente diferenciadas y que obedecen a las distintas necesidades que plantean los dos tipos de relatos que aquí nos encontramos. Vemos un estilo de narrar más cercano al protagonista, en el que la acción está dentro del personaje, con planos cortos y con una sugestión en el entorno cercano muy evidenciada. Por otro lado tenemos una narración más contemplativa, con planos más amplios, en las que las viñetas respiran, y en las que el protagonista es casi un mero espectador de los cuadros de texto que encierran el verdadero contenido de la historia. En ambas ocasiones el dibujo es excelente, pero en el primer caso es el protagonista, y en el segundo un solemne acompañante.

El volumen que nos trae Ponent Mon tiene el tamaño adecuado, siendo fieles a la reproducción de la obra original. Al principio nos regalan un artículo de Patricio Valladares director, productor y escritor de cine chileno, explicando el espíritu de las obras de Lovecraft, su influencia y el famoso término Terror cósmico. Y tras eso nos ofrecen una introducción de la obra por parte de José E. Martinez, quien también se encarga de su traducción, en la que se nos pone en antecedentes del autor que llevaría a cabo el trabajo.

Por concluir, somos testigos de la obra de un artista que podrá dar más en un futuro , y que tiene un mundo de posibilidades ante sí. Con este homenaje a Lovecraft dejó clara su calidad, digna heredera de sus maestros, y le posibilita, al menos en capacidad demostrada, a volver a darnos un trabajo que pueda elevarle a las altas cotas. Esperemos ver cómo lo logra.

Lo mejor

• La capacidad del autor de saber diferenciar las diferentes narrativas para adaptar su estilo a ellas.
• Un dibujo que dará mucho que hablar en un futuro no muy lejano.

Lo peor

• La sugestión conseguida en los relatos cortos, aunque sea por su misma entidad contemplativa y de una amplitud mayor, es menos eficaz en los largos.

Edición original: Incubi (Double Shot, enero de 2009) Edición nacional/España: Íncubos (Ponent Mon, octubre de 2019) Guion: Michele Penco Dibujo: Michele Penco Traducción: José E. Martínez Formato: Rústica. 75 páginas. 20€ Las nuevas promesas de otros países van llegando al nuestro "Indudablemente algo se iba acercando por el camino" Cada…
Guión - 7.5
Dibujo - 9
Interés - 8

8.2

Lovecraftiano

Íncubos termina por ser un excelente homenaje al estilo de Lovecraft llevándolo al terreno del cómic. Una obra que contiene dos clases de narrativas diferenciadas en las que podemos ver lo universal y cósmico, o lo humano y concreto, acompañado por el mayor atractivo de este autor; su evocador pincel.

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