De vez en cuando, a lo largo de la historia de toda editorial, aparecen personajes que se alejan del estereotipo de perfección al que los superhéroes se ven abocados por definición. Superman, Batman, Wonder Woman, la trinidad de DC Comics comparte esta característica y cumplen a la perfección con lo establecido dentro del género. Afortunadamente siempre hay creaciones que buscan distanciarse de este canon, de ese estándar, para buscar nuevas formas de enfocar el heroísmo sin anclarse al ideal superheróico. Fruto de ello se pueden citar a Ragman, Creeper, Dial H o Metamorpho, al que le dedicamos este Inédito DC.
Antes hablar de la miniserie que nos ocupa es necesario detenerse y volver la vista atrás, hasta el año 1965, momento en el que el guionista Bob Haney, viendo el éxito de sus dos extrañas y peculiares creaciones anteriores, la Patrulla Condenada y los Metal Men, y bajo el empuje editorial de George Kashdan, crea a Metamorpho. Este nuevo héroe debutó en enero de 1965 en el The Brave and the Bold #57, como un reflejo distorsionado de lo que todo héroe debía encarnar. Haney consciente del valor de ser diferente no se reprime y deja salir de su fértil mente a Rex Mason, un explorador y aventurero que ve como su vida se ve trastocada por la acción del Orbe de Ra, un objeto mágico que le dota de poderes, al mismo tiempo que le produce severas deformaciones corporales. Una historia trágica que fue elegantemente ilustrada por Ramona Fradon, que regresó brevemente de su baja maternal, para ilustrar las primeras entregas de este atípico personaje. Y es que Metamorpho gozo de las mieles del éxito en sus inicios, ya que no tardó en saltar de la serie que lo vio nacer a un título propio entre los años 1965 y 1968, conformado por 17 entregas. Metamorpho fue siempre contracorriente, llegando incluso a rechazar formar parte de la Liga de la Justicia (fue el segundo en hacerlo), para mantener siempre un perfil bajo de popularidad entre los aficionados.
¿Y cuáles son esos poderes que otorga el Orbe de Ra a Mason? La principal habilidad de Metamorpho es la de poder transformar su cuerpo en cualquiera de los elementos químicos de la tabla periódica, estando limitado en sus primeras apariciones a elementos existentes en el cuerpo humano. Además, puede asumir diferentes estados, es decir, puede convertir su cuerpo en gas, en liquido o en sólido, en función de las necesidades del momento, llegando incluso a moldearlo y crear combinaciones de elementos con los que generar moléculas mucho más complejas. La resistencia física de Rex es muy alta, pero puede incrementarse modificando su composición para ser de acero o de mercurio, haciendo uso de las particularidades que definen a esa aleación o a ese metal, por ejemplo. No está nada mal y las posibilidades que abre son muy grandes.
Su aspecto físico, su relación tormentosa con Simon Stagg y su hija, con la que acabaría teniendo un hijo, hacen de Rex un personaje complejo, lleno de matices, cargado de miedos y culpas, impregnado de una profunda y oscura aura trágica.
Haney y Fradon regresarían a su creación en 1974 en el 1st Issue Special #03, pues ambos consideraban que aún tenían cosas que contar de una de las creaciones de la que más orgullosos se sentían.
Mientras el personaje volvía a caer, no en el olvido, puesto que de alguna forma se las apañaba para ir apareciendo en series contenedor como World Finest Comics, no es hasta 1983 en el que se le coloca en primera fila, en el foco mediático, cuando se convierte en miembro fundador de los Outsiders, bajo el mando de Batman tras dejar la Liga de la Justicia. Una serie escrita por Mike W. Barr y dibujada en sus inicios por el gran Jim Aparo (que cedería los lápices a otro gran artista, Alan Davis), en la que Metamorpho se va desarrollando como personaje. Su popularidad lo llevaría a morir durante los sucesos relatados en Millennium (sería la primera de sus muertes) para volver a la vida (durante Invasión) y formar parte de la Liga de la Justica de Europa, donde protagonizaría algunos de los mejores números de la serie.
Y llegamos a 1993, año clave para Rex Mason que ve como desde DC se da luz verde a su primera miniserie, de cuatro números, como protagonista absoluto, escrita por Mark Waid (Kingdom Come) y dibujada por Graham Nolan (Batman). Y aquí es donde es necesario detenerse, puesto que son esto números a los que están dedicadas estas líneas.
La miniserie puede resultar confusa si el lector se acerca hasta ella tras haber leído lo míticos episodios de la Liga de la Justicia de Europa #10-11 donde Metamorpho asumía por completo el protagonismo de la serie. En dichos números Rex acababa de recordar su pasado, a su hijo y su matrimonio frustrado con Sapphire, por lo que emprende acciones drásticas muy acorde con su temperamento efusivo. En este arco los sucesos que se describen dejan a Java con serios problemas en sus brazos, circunstancia que no se traslada a la miniserie de Waid, siendo esta posterior en el tiempo a los números de la Liga. Si la Liga empezó a publicarse en 1989 y terminó su andadura en 1993, era de esperar que lo sucedido en la serie se pudiera leer en la miniserie de 1993, pero no ocurre así, generando la comentada confusión.
Podría pensarse que se trata de una historia inmediatamente anterior a la muerte y regreso, pero Rex no muestra signos de amnesia, como los que sí sufre en la Liga, por lo que pensar de manera temporal tampoco ayuda a solventar este descuido. Fuera lo que fuera que ocurriera en DC y en la mente de Waid, la aventura que diseña el escritor se centra en una de las obsesiones de Rex, librarse de sus poderes y por tanto de su aspecto.
La historia comienza cuando Rex conoce a una compañera de profesión, Jillian, que le informa de que ha podido recopilar pruebas en las que explican que existe una cura para revertir los efectos del Orbe de Ra. Rex se entusiasma con la idea de poder curarse y descubre que la arqueóloga tambien ha sido afectada por el Orbe y de manera mucho más drástica que la suya, por lo que ambos emprenden la búsqueda del artefacto que los desfiguró.
Y es en este punto en el que Waid aprovecha para introducir al hijo de Rex que, como buen padre, quiere liberarle de la herencia genética, de su legado maldito, al haber desarrollado poderes elementales, pero invertidos, cambiando a estructura molecular de todo cuanto entra en contacto con la piel del niño. Rex desea curarse, pero desea mucho más curar a su hijo, por lo que se desplaza hasta las instalaciones de Stagg donde permanece aislado y lo secuestra para emprender el viaje que ha de cambiar sus vidas.
Con la historia ya definida, Waid, aprovecha para poder contar el origen del personaje, definir sus poderes y marcar claramente el estado emocional y anímico de Rex. Un estado del que también es muy responsable su suegro, Stagg, al que Waid retrata como un posesivo padre, megalómano, con ansias de poder supremo, que abusa emocionalmente de su hija Sapphire.
La trama se desarrolla al más puro estilo Indiana Jones, donde la búsqueda es el motor de todo y la acción sirve para amenizar toda situación. Situación que cambia cuando se desvela que el Ore puede sanar, sin duda, pero tan solo a una persona y hay tres que demandan tal cosa. Las cuentas no salen. Y Stagg vuelve a entrar en escena como el gran conspirador detrás de todo el plan que ha servido para que Rex actuara como catalizador y moviera a sus contactos a fin de encontrar y localizar el Orbe de Ra.
El trabajo de Waid en la miniserie puede parecer algo simple, pero el escritor encuentra espacio suficiente para poder desarrollar bien a sus protagonistas, buscando que la trama tenga repercusiones en todos ellos y no quede como un simple pasatiempo. El guionista de Flash centra su atención tanto en Rex, como como en Joey, Sapphire y como no podría ser de otra forma, en el villano de esta historia Simon Stagg, al que retrata no solo como un despiadado hombre de negocios, sino también como un padre con ideas muy cuestionables sobre el amor paternal hacia su hija. Para Stagg la manipulación que ejerce sobre su hija es aplastante, manteniéndola absolutamente subyugada bajo sus órdenes. A lo largo de los tres primeros números el escritor se recrea en mostrar esta relación paternofilial tan retorcida de forma que todo desemboque en el número final en el que Sapphire toma el mando de su vida de nuevo.
Y es que es el número final en el que Waid hacen que confluyan todas las subtramas y haga acto de presencia el Orbe de Ra, como punto focal de toda la historia y motivo de la obsesión de Stagg. Un motivo que se descubre es de lo más macabro por su parte, dado que la intención del suegro de Rex no es otra que la de curarlo para así poder matarlo de forma definitiva. Lo normal en toda familia.
Sin embargo, Waid se guarda un as bajo la manga cuando revela que el Orbe no sana bajo una prolongada exposición al mismo, sino que mata de forma definitiva, algo que le ocurre a una de las secuaces de Stagg, Jillian Conway, revelada como una traidora al servicio del magnate. Rex la ve morir, al tiempo que su hijo, nacido con habilidades metahumanas no adquiridas por agentes externos, sana de su condición, quedando como un niño sano y feliz de poder estar con sus padres. Y hablamos de padres, ya que Sapphire por fin se enfrenta de forma directa a su padre y decide apartarse de su influencia tóxica para emprender una nueva vida con Rex y su hijo.
La miniserie no fue ningún éxito de ventas, se mantuvo en un más que discreto puesto 213, con unas ventas que de media vendieron 12.500 ejemplares. Fue le año en el que Superman murió y empezó la saga el Reinado de los Superhombres, con una DC copando el top 10 desde abril hasta septiembre, con ventas que se acercaban a los dos millones de ejemplares mensuales de cada una de las series dedicadas a Superman. Sin duda alguna la competencia era muy dura.
Entre las curiosidades que merece mencionar de esta miniserie, destacan las siguientes:
– En el primer número aparece un conservador de museo cuyo nombre es Bob Haney, un homenaje de Waid al creador de Metamorpho.
– En el segundo número Java muere a manos de Stagg que no duda en llenarle le cuerpo de plomo, sin embargo, el personaje volvería a la vida y se le vería asistiendo a un funeral en el Cementerio Valhalla posteriormente.
– En el número tres aparece un bar denominado Café Americain de Rex, haciendo una clara alusión al Café Americain de Rick que se puede ver en la pelicula Casablanca de 1942. Rex Mason incluso parafrasea el diálogo de Bogart en dicha escena.
Una miniserie que dejó a Rex en una posición nueva y diferente a la que había estado ostentado hasta entonces, siendo su siguiente aparición en la Liga de la Justicia Internacional Volumen 2 #58 de Gerard Jones. Permanecería unido al grupo en los siguientes números, siendo representativa la historia que Jones le dedicó en el JLI #62-63 en el que sus poderes parecen haberse desbocado. Pero eso es otra historia…
Y hasta aquí un nuevo inédito DC del que ya han pasado 26 años desde que fuera publicado en USA y cuyas posibilidades de que llegue a España son ya nulas.
Los personajes con poderes tan todo no terminan de encajar creo yo. En Terrifics cuando actúa con habilidades similares a Plastic Man, más luego todo lo que le permite que si estado solido y liquido, se ve un poco como que si tú quieres puedes hacer el trabajo del resto del equipo… Creo que deberían «nerfearlo» un poco y que no tengan tanto control para moldear su cuerpo. Por lo demás, pese a ello, ha tenido bastante presencia en series de equipo y creo que los principales detalles sobre el personaje lo conocen bien los aficionados de la editorial.
Metamorfo da para un reportaje largo. Parece mentira que con lo poco popular que es siempre haya estado ahí.
Creo recordar que fue en la etapa de Judd Winick y Tom Raney (totalmente revindicable, por cierto) con los Outsiders que le salió una especie de mini-yo que tomó conciencia de si mismo a lo golem de hielo… Recuerdo que me dejó con el culo torcido cuando lo leí y pensé que el personaje tenía muchas posibilidades sin explorar.
Efectivamente, creo recordar que Metamorpho resucitó en la saga The Graduation Day para luego descubrirse que un «fragmento suyo» había tomado conciencia de sí mismo y «creía» ser él. Luego coexistirieron los dos y el doble llegó tener nombre código propio y considerarse hermano. Y sí, la etapa de The Outsiders de Winick fue muy entretenida; me gustó mucho.