Son muy majos, pero el nazismo no es lo mío.
Lewis Trondheim es un historietista francés nacido en 1964. En 1990 se convierte en uno de los fundadores de L’Association. Es uno de los autores más prolíficos de Francia, ya sea como autor completo o como guionista. En su carrera ha tocado todo tipo de géneros, desde el biográfico en series como Lapinot (Planeta), Las Amapolas de Irak (Astiberri), Las pequeñeces de Lewis Trondheim (Sins Entido) o Mis Circunstancias (Astiberri) pasando por la fantasía de la La Mazmorra (Norma), la aventura en La isla de Borbón 1730 (Ponent Mon) o el western de Texas Cowboys (Norma) por citar alguna de sus obras más destacadas. Es Caballero de Artes y Letras en 2005 y Gran Premio de Angoulême en 2006.
Olivier Vatine es un historietista francés nacido en 1959. Debutó en el cómic en 1984 en la revista Circus. En sus primeros años colaboró con el guionista Thierry Cailleteau en distintas series hasta que dieron el salto a la fama con la serie Aquablue (Yermo) de la que dibujó el primer ciclo argumental de 4 cuatro álbumes. Por esta serie obtuvo el Alph-Art jeunesse del festival de Angoulême en 1989. Después dio el salto al mercado americano, ilustrando los guiones de Mike Baron de la adaptación al cómic del segundo libro de la Trilogía de Dawn (Planeta), perteneciente al mundo expandido de Star Wars. Además empiza su carrera como guionista, aunque la mayoría de su obra como guionista permanece inédita en nuestro país. En 2012 tras finalizar su colaboración en Cixi (Yermo) un spin-off del universo de Troy, adaptó la novela de Stefan Wul Niourk (Yermo) en tres álbumes. Este segundo número de Infinity 8 es su último trabajo publicado como dibujante hasta el momento, como guionista este año ha publicado La mort vivante que cuenta con dibujo del portugués Alberto Varanda. Casi toda su carrera está ligada a la ciencia-ficción y a la aventura.
La capacidad del capitán de la Infinity 8 de viajar en el tiempo hace que cada nuevo álbum sea una historia completa y se pueda leer de manera independiente. Cada una de las historias de la serie parten de un suceso común, la Infinity 8 debe detenerse al encontrarse con un obstáculo sin identificar en su viaje. A partir de ese momento las historias cambian, aunque siempre se envía a una agente para investigar. En este caso se trata de Stella Moonkicker, una agente borde y adicta a las redes sociales. Antes de su salida se encontrará con unos peculiares seguidores del nazismo. Junto a ellos, descubrirá en las ruinas que obstaculizan la nave la cabeza de Adolf Hitler. Este hecho será el desencadenante de la historia ya que al revivir tratará de hacerse con el control de la Infinity 8 y que sea la cabeza de playa para el nuevo Reich.
Como en el anterior álbum los homenajes a la space-opera pulp de los cincuenta están también presentes aunque son menos importantes. Siguen presentes las constantes del género: naves espaciales, héroes con escafandra, misterios espaciales… pero aquí se le unen los robots retro y los nazis espaciales. Como en el anterior, el héroe de gran mandíbula, fuerte, arrogante, pendenciero e independiente que no acepta ordenes de sus superiores es sustituido por una mujer de las mismas características. Aunque se le añade una adicción a las redes sociales que sirve para ironizar sobre la dependencia que han creado en la sociedad.
Regreso al Führer es una aventura de ciencia-ficción trepidante donde la acción sucede sin parar. Además está mezclada con un sentido del humor más bien negro con mucha mala baba, políticamente incorrecto y una carga irónica que está presente en cada página. Trodheim y Vatine aprovechan para reírse de la ideología del nazismo, exponiendo la estupidez de sus argumentos. Vuelcan toda su ironía en el personaje de Hitler, un señor que parecía ridículo pero acabó llevando al mundo al desastre. El mismo abismo al que nos enfrentamos ahora, con unos líderes que comparten la peligrosa estulticia del líder nazi. Pero no solo critican al nazismo, también a las religiones, en particular al judaísmo que no sale muy bien parado. Y es que no es bueno que nadie pretenda controlar lo que pensamos, da igual que lo vista de fe o lo envuelva con una bandera.
Vatine es un dibujante de amplia experiencia en el cómic, con una larga carrera y un estilo consolidado. El anterior álbum era un homenaje a la obra de Wally Wood, algo que también está presente pero no es tan obvio, ya que a diferencia de Bertail su estilo poco tiene que ver con el de Wood. Aunque son dos dibujante diferentes, al compartir los diseños y la estructura narrativa hace que la obra mantenga unas constantes y una coherencia que la hacen reconocible. La estructura de página está formada por tres tiras aunque no es algo escrito en piedra y se lo saltan cuando es necesario. El color mantiene el espíritu del pulp y está compuesto por colores primarios y brillantes. Los personajes son dinámicos y expresivos y las escenas de acción están muy bien resueltas. La mayor pega es la ausencia de fondos en casi toda la obra, algo que casa con la simplificación del trazo de Vatine con respecto a otras obras suyas en las que estaba mejor. La comparación con el tomo anterior, con un Bertail a un gran nivel hace que salga perdiendo.
La edición de Dibbuks es muy buena, con buena reproducción y papel, además de un diseño muy bonito. El tomo se complementa con varias páginas de bocetos sobre la creación de la obra. El año que viene veremos el trabajo en la serie de autores como Fabien Vehlmann, Olivier Balez, Kris y Martin Trystram.
Regreso al Führer es un festival de locura pulp, donde la aventura y la diversión esconden una feroz crítica al totalitarismo, no solo nazi sino de cualquier tipo. Trodheim y Vatine conjugan a la perfección el humor y la aventura con robots nazis. Un álbum que supera al anterior con una propuesta que es algo más que un homenaje al pulp, algo que esperemos sea una constante de la serie.
Guión - 8
Dibujo - 7
Interés - 8
7.7
Pulp
Trodheim y Vatine encierran debajo de un homenaje a la space-opera pulp más loca, una mordaz crítica a los totalitarismos.