Cuando la aventura esconde una gran profundidad
«Sí, temo que sigan jugando con nosotros pero de manera más sutil…»
Es difícil, o al menos en mi no dilatada experiencia lo ha sido, encontrar cómics que contengan un verdadero debate en sus páginas. Lo que siempre suele ocurrir, es que el debate está amañado desde el principio, los autores o autoras te venden la discusión como neutral, desde un punto equidistante exento al conflicto. Pero la costumbre es que la máscara acabe por caer, vencida por la verdadera pretensión del mensaje final. Esto es algo muy lícito, cuando se pretende ejemplificar un debate que ya se tuvo por parte de quien hace la obra, y nos expone su conclusión, pero no la pretensión de que se saque una propia. Lo que es más complicado es encontrar una obra que verdaderamente articule un debate en el que las partes realmente expongan sus premisas, y sea el lector quien saque la conclusión, quien dicte el veredicto basado en el criterio propio. Veamos si esta obra nos ofrece ese debate, o si acaba cayendo pasto de sus pretensiones panfletarias.
Dénis Bajram, nació en las afueras de París, en 1970. A los 8 años ya dibujaba pequeños cómics. Tras estudiar Bellas Artes y Artes Decorativas, participa en varios fanzines de historietas, entre ellos Le Goinfre, del que llega a ser redactor en jefe. En 1996 publica su primer álbum, Cryozone y en 1998, Universal War One (UW1). Traducido en EE. UU. por Marvel, es un referente de la ciencia ficción. Es fundador, junto con la guionista Valérie Mangin, de las ediciones Quadrants. Juntos produjeron Trois Christs y Abymes. Tras vivir en París, Angulema y Bruselas, vive en Bayeux en Normandía.
Valérie Mangin, es una guionista francesa nacida en Nancy, en 1973. En 2000 debutó en el mundo del cómic con Le fléau des Dieux (Soleil). Combinando historia y fantasía, en 2003 creó Petit miracle (Soleil), una serie de dos partes ilustrada por Griffo, y en 2005, Luxley. Un año después, fundó con Denis Bajram un nuevo sello en Soleil, Quadrants Solaire (que pronto se convirtió en Quadrants). Entre 2008 y 2012, participó en varios proyectos como Destins (Glénat), Mortemer (Soleil) y Trois Christs (Quadrants) con Denis Bajram y Fabrice Neaud. Luego pasó a la serie lix Senator (Casterman), seguida por Abymes (Dupuis).
Thibaud de Rochebrune, nace en Francia, en 1971. Asiste al taller de cómics de Angulema y posteriormente trabaja en animación. Su primer y breve cómic publicado fue Les Veneurs (Le Cycliste, 2001). Luego trabajó con Serge Meirinho y la colorista Nadine Thomas en la serie de fantasía Bluehope. Se convirtió en un autor de cómics versátil con el Seires Filii, (Bamboo, 2006-2008). Trabajó con Sylvain Runberg en Les Chemins de Vadstena (Soleil, 2009) y en la serie histórica Jack para Dupuis en 2011. Se adentra en el mundo de los cuentos de hadas con la serie À l’Origine des Contes, con Philippe Bonifay para Glénat.
Individualidad o colectividad
En esta obra se nos narra la historia de la tripulación de una nave de exploración que acaba varada en un planeta aparentemente habitado por humanos sin desarrollo tecnológico. Los tripulantes irán viendo cómo las diferentes tribus o pueblos del planeta esconden mucho más de lo que su simple apariencia podría dejar entrever.
Aquí nos encontramos ante una historia cargada de subtextos sociales y filosóficos. Desde que comienza hasta que termina, las analogías con respecto a una forma de gobierno que coarta las libertades de forma sibilina es constante. Siempre se plantea la idea de la represión como única forma de poder gobernar a los humanos, y el control como única manera de acceder a la paz. En este sentido se hacen muchas alusiones al las ideas contrapuestas de El estado de naturaleza de Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau, en el que el primero advertía la necesidad de un aparato restrictivo para controlar al hombre en sociedad, mientras que el segundo proponía la necesidad de un pacto, un “contrato social” que termine con las desigualdades. Hay una batalla entre estas dos ideas enfrentadas que recorre cada rincón de este trabajo, y que muy a mi pesar acaba dando una respuesta, por desgracia, dado el interesante debate que se mantiene, la respuesta ofrecida es facilona y agradable para el lector.
El segundo tema que es tratado de forma más poética, es el concepto de la individualidad y la pertenencia. Queda expuesta la idea del trabajo, de vivir para la necesidad creada, la necesidad heredada del grupo, como un peón, en ningún caso buscando la pretensión individual. Esto se contrapone a la tripulación, que ve en su individualidad e independencia de pensamiento la única muestra de verdadera conciencia. Aquí se plantean las ideas de la utilidad, de una búsqueda de significado en el grupo, en su preservación y futuro incremento, mientras que esa búsqueda, y ese mismo significado, se ven limitados por el existencialismo en el aspecto individual. Queda en entredicho, con sólidos argumentos inducidos en las situaciones, que la individualidad sea beneficiosa para la vida, y aún más para la utilidad de ésta. Pero la individualidad también cuenta con poderosas armas que se exponen con bastante tino, y que en su mayoría son conocidas por practicamente todas las personas que leen esto, dejando otro debate bien formado y desarrollado, sin ser explicito, y permitiendo a quienes no quieran indagar en los subtextos de la historia, una obra de aventuras muy acertada.
Por ese motivo, que la reflexión final acabe por desdecir todo el debate planteado en la obra, dejando todas las premisas, expuestas con bastante coherencia y a modo de advertencia, como si fueran nimiedades corregibles con el simple hecho de creer en lo contrario; es una verdadera pena. En las últimas páginas (las dos últimas páginas, para ser exactos), consiguen desinflar una historia que en cuanto a su implicación filosófica y su valentía de discurso, enfrentando ideas complejas, parecía prometer una resolución que llega a concretarse de manera muy confortable, pero poco honesta. Termina por convertirse en una historia con un mensaje final idealista y edulcorado con el que todo el mundo puede respirar tranquilo porque el ser humano siempre triunfará gracias a su entrega y esperanza; algo tan novedoso como cierto. Hay que reconocer que en ese final podemos encontrar esas pequeñas disonancias pesimistas en algunos personajes, casi en forma de regalo de consolación para todo lector que estuviese atento al subtexto filosófico y social. Y pese a esto, simplemente por regalarnos la posibilidad de leer una historia que tenga un discurso en segundo y tercer término tan valiente en concepción, aunque no en resolución, ya es algo de agradecer, siendo como es una historia que se vende como de aventuras. Es un trabajo que he disfrutado leyendo y que, aunque le pase factura, le hace muchos guiños al lector para que reflexione sobre los diferentes significados de su lectura.
En el apartado gráfico nos encontramos con un autor que sabe en qué formato y para qué público está jugando. Su trazo simple, que por momentos se rompe para enfatizar los diferentes momentos de tensión, es muy agradable a la vista. Su estilo que en ocasiones roza el clasismo, mientras que en otras deja escapar destellos de un modernismo más desenfadado, se vincula a la perfección con la historia de aventuras que nos encontramos. Pero hay dos cosas en las que yo pondría foco. La primera es su capacidad para contar la historia, y para enfatizar el control o el poder ejercido por los personajes, gracias a la posición de la cámara, o el punto de vista. Algo que en los momentos en los que se exponen los debates no hace más que evidenciar que hay algo que se esconde bajo la superficie de la historia. En segundo lugar tenemos sus grandes viñetas de situación, brindando al lector una completa comprensión del lugar que ocupan los personajes en el espacio, y dando a la vez muestras de una gran capacidad evocadora de los ambientes, dejando sensaciones diferentes en cada uno de ellos. Todo ello no hace más que enfatizar las diferentes batallas subtextuales que se mantienen en segundo plano.
La edición de Ponent Mon es de un tamaño amplio que será del agrado para quien deguste los amplios paisajes que podremos encontrar en su interior. Sin extras, sus páginas son de un alto gramaje muy agradable.
Solo queda decir que es un verdadero placer acceder a trabajos que, pese a ese tropiezo final, se levanta hasta una altura nada desdeñable; que entrega al amante de la aventura una historia trepidante y entretenida, y al amante de la reflexión una considerable profundidad en la que poder bucear.
Lo mejor
• El debate que se mantiene, sin favoritismos excepto en las dos últimas páginas, sobre ideas tan contrapuestas.
• La complejidad de los conceptos tratados, dejando como superficie una historia de aventuras muy entretenida.
• Los decorados, y lo que se respira en ellos.
Lo peor
• El final edulcorado.
Guión - 8
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.8
Yo o nosotros
Inhumano termina por mostrase como un trabajo de profundidad filosófica y social enmascarado en una historia de aventuras de ciencia ficción. Una obra que hará las delicias del público que guste de lo primero como de lo segundo, acompañado por un dibujo muy acertado a la hora de compaginar con la historia.