Inhumans vs X-Men: Análisis y opinión

La marcha de Brian Michael Bendis de la Patrulla-X supuso el final de una era marcada por las las controversias. No solo porque Bendis reveló la homosxualidad del Hombre de Hielo o porque Lobezno murió, sino también por los crecientes rumores de que el CEO de Marvel estaba –y está– empeñado en convertir a los inhumanos en los nuevos mutantes. El motivo era fácil de deducir: los derechos audiovisuales de la Patrulla-X estaban en manos de la FOX. Muchos fans predecían el final de sus personajes favoritos, asumieron que los rumores eran ciertos. Claramente, no podía haber sitio para mutantes e inhumanos, uno de los grupos debería morder el polvo.

Quizá conscientes de esa histeria, en la editorial tuvieron una idea que desde el primer momento escandalizaría a esos lectores. En verano de 2015 hicieran público el nuevo rumbo de la Patrulla-X. Los mutantes se volverían a encontrar al borde de la extinción, perseguidos y odiados más que nunca. En definitiva la franquicia rechazaba el optimismo que Bendis legaba en su último número. Pero ¿cómo se podía justificar un giro tan dramático? Muy sencillo: la niebla terrígena, de las cual los inhumanos obtienen sus poderes, han empezado a afectar a los mutantes, pudiendo llegar a causar su muerte. Parecía una broma de mal gusto. Lo que creaba inhumanos también servía para matar mutantes. Si uno echaba un vistazo a los foros de Internet, podía apreciar que los niveles de histeria colectiva estaban alcanzado cifras nunca vistas.

La semana pasada terminó oficialmente Inhumans vs X-Men –o IvX–, el evento que sirve de conclusión a la historia de la niebla terrígena. Como su nombre indica, los dos grupos involucrados se enfrentarán por su supervivencia. Los mutantes, desesperados por parar el número de muertes, se cansan de esperar a que se invente un antídoto. Los inhumanos, por su parte, quieren preservar la niebla terrígena a toda costa porque son parte esencial de su cultura y no tienen otra forma de despertar sus poderes latentes. Desafortunadamente, la nieblas se está mezclando con el aire en la atmósfera del planeta, lo que significaría la extinción segura de la raza mutante si no se actúa rápidamente. La guerra es inevitable…

Cómo leer Inhumans vs X-Men

Siendo un evento que afecta a mutantes e inhumanos por igual, es razonable preguntarse qué hay que leer para IvX. A Marvel le encanta preparar el escenario de un evento en series regulares, y no sería la primera vez que una serie regular fuera esencial para disfrutarlo plenamente. En este caso, la serie central del evento puede leerse como una historia independiente, pero la miniserie Death of X se antoja más que recomendable. Esa y el número cero explican incluso a un lector alejado de los mutantes y los inhumanos el contexto bajo el cual se desarrolla el evento. Por no hablar de que el final del evento hace mención a corta revelación de Death of X. Las series regulares de los mutantes y los inhumanos no aportan nada, lo cual, por cierto, es de agradecer. Da igual que uno solo haya estado leyendo Uncanny Inhumans o All-New X-Men; el orden de lectura recomendado es el mismo.

El cchecklist de Inhumans vs X-Men menciona que en el número 20 de Uncanny Inhumans se encuentra el epílogo del evento. Sin embargo, no resulta necesario para nadie que no haya estado leyendo la serie de Medusa y sus acólitos desde el principio. Sirve más bien para cerrar esa serie y despedirse de los lectores. Lo mismo puede decirse de los números posteriores al evento en las serie de la Patrulla-X. Solo son lectura obligatoria para sus lectores fieles.

Un caso aparte es Deadpool & The Mercs For Money. Si lo único que interesa es leer el tie-in de la serie de Wade Wilson, no hace falta leer nada relacionado con Inhumans vs X-Men.

Análisis serie central

Cuando se anuncio que Brian Bendis escribiría Civil War II, la mayoría de los lectores ya se esperaban un bodrio indefendible, por lo que el resultado final no sorprendió a nadie. Jeff Lemire y Charles Soule, responsables de la franquicia mutante y la inhumana respectivamente, parten de una situación similar. No han sabido aprovechar las posibilidades que ofrecía el escenario post Secret Wars, la amenaza de las nieblas terrígenas ha sido prácticamente un elemento decorativo. No es injusto decir que, por muchos aciertos que tuvieran, sus etapas al frente de la Patrulla-X y los inhumanos no serán recordadas con mucho cariño dentro de unos años.

Admito que no esperaba mucho de IvX. En el mejor de los casos algo que tendría que reseñar para Zona Negativa antes de olvidarme de su existencia. Y, sin embargo, el primer número me sorprendió gratamente. Soule y Lemire abren fuego con un episodio trepidante que no hace más mejorar en las 44 páginas que dura el capítulo. Nada de debates morales que no van a ninguna parte; los guionistas entienden que escriben un blockbuster y dan lo que prometen. Explican muy bien lo que hay en juego y se lanzan sin miedo a la batalla, llenándola de sorpresas muy bien ejecutadas. En el segundo número cambian por completo el escenario. Sin alejarse de los patrones típicos en eventos de héroes contra héroes, Inhumans vs X-Men aporta algo de variedad a su desarrollo, algo que es de agradecer.

Los siguientes números confirmaron los buenos presagios. Son todo lo que le podía pedir a la serie. La historia transcurre sin perderse en subtramas o bajando la intensidad. Tampoco falta un poco de humor de vez en cuando para evitar la monotonía. Se suceden las peleas y los dos bandos van acumulando victorias, aumentando la gravedad del conflicto. Hay presagios de que el final de Death of X se volverá a sentir fuertemente. La serie se dirige a un final épico, y no podía alegrarme más al llegar al final del penúltimo episodio. Soule y Lemire dan, en definitiva, una lección de cómo hacer entretenido un evento de héroes contra héroes. Lo único decepcionante es que no disponen de 24 páginas solo para que Fantomex y Karnak intercambien golpes. El que podría haber sido el combate del siglo queda reducido a unas cuantas fintas y saltos.

No puedo obviar el hecho de que Marvel y Soule nunca han tenido muy claro cómo defender la postura de Medusa y los suyos. Dicen que las nieblas terrígenas son sagradas, pero jamás muestran a los inhumanos como gente tan ultraconservadora que no quiere destruir el causante de tantas muertes. La Medusa de Uncanny Inhumans no parece la Medusa de Death of X, que amenaza con matar a quien siquiera intente neutralizar las nieblas. Aunque no terminan de resolver esa contradicción, Lemire y Soule sí hacen que las nuevas generaciones de inhumanos, habiendo crecido en un entorno diferente al de sus mayores, se cuestionen la necesidad de preservar las nieblas terrígenas y estén mucho más abiertos al dialogo.

El último número… el último número… ¿Cómo puedo explicarlo diplomáticamente? Tras cinco números notables, Soule y Lemire ofrecen una conclusión que me encantaría definir con una larga lista de palabras malsonantes y expresiones que justificarían mi expulsión inmediata de la redacción de Zona Negativa. Me hizo sentir asco. Así de malo es el final de Inhumans vs X-Men. Creo conveniente avisar que intentaré no entrar en spoilers, pero por si acaso, querido lector, estás a tiempo de saltar a la siguiente sección. Solo tienes que saber que los escritores contradicen todo lo que han escrito hasta llegar ahí y les da igual. Qué más da que no tenga sentido el final, hay que crear un nuevo statu quo para la Patrulla-X y no manchar el nombre de los inhumanos…

Por si alguien tiene interés en saber qué es lo que falla en el final, pero no en leer el evento, aquí tiene un pequeño resumen.

Claramente Medusa iba a tomar esa decisión al final, pero eso no altera que no ha habido una evolución adecuada. Esa obstinación en no cambiar de postura desaparece súbitamente, con el único propósito de dejar en buen lugar a los inhumanos. Y precisamente por eso falla. Por muchos menos los inhumanos y los mutantes trataron a Cíclope como a un paria; pero si Medusa hace algo similar, al parecer no hay nada malo en ello. Ciertamente, no hay muchas páginas para mostrar las consecuencias de Medusa y quizás Lemire y Soule hubieran hecho más hincapié en ellas de haber tenido la oportunidad. Eso, no obstante, es pura especulación por mi parte. Medusa, tal y como termina la historia, se erige como una hipócrita que dejó morir a demasiados mutantes sin motivo aparente. La verdadera villana de la serie.

Intentemos defender a Medusa por un momento. La única forma de hacerlo, en mi opinión, sería decir que no era tan conservadora e inamovible en sus opiniones como parecía. Algo razonable visto su papel en Uncanny Inhumans. En ese caso, la premisa de IvX queda despojada de cualquier sentido. Ambos bandos quedan reflejados como estúpidos e incapaces de cualquier intento básico de comunicación. Por no hablar de Hank McCoy, quien resulta el verdadero culpable de la guerra.

No me cabe duda de que esto es un síntoma de las diferentes caracterizaciones de Medusa, a la que han ido moldeando de acuerdo a las exigencias de la trama o de la editorial. Me parece especialmente llamativo, además, la diferencia con la que Lemire y Soule han estado mostrando los efectos de la niebla terrígena en sus respectivas series. Si nos fijamos en el trabajo del primero, cuesta no ver a Rayo Negro y a Medusa como los responsables indirectos de un intento de genocidio; en cambio, con Soule la niebla no era tan letal ni tan peligrosa, y los inhumanos hicieron todo lo posible por minimizar el daño causado. ¿Hubo coordinación entre departamentos editoriales?

Respecto a Emma Frost… No tengo fuerzas para expresar lo muy disgustado que estoy. Lo que han hecho en Marvel se merece un retcon a toda costa. No me creo esto haya sido idea de Soule o Lemire. Serán guionistas irregulares, pero jamás escribirían semejante estupidez. Y, de paso, que algún editor me explique en qué demonios estaba pensando Kaos cuando hace lo que hace. Otro cambio de opción repentino.

Por todo esos motivos, me siento obligado a rebajar la nota final del evento. Solo el dibujo evita que no le de un bonito 1. Leinil Francis Yu y Javier Garrón son dibujantes con talento capaces de aguantar plazos de entrega dantescos. Por algún motivo, Yu dibuja los dos primeros y el último número, mientras que Garrón se hace cargo del resto. Eso crea cierta confusión visual que ni el coloreado de David Curiel aplaca. Ambos son dibujantes cuyos estilos de dibujo son tan parecidos como un huevo a una castaña. Eso sí, hacen tan buen trabajo que se puede pasar por alto la distribución de números. Yu deslumbra con momentos asombrosas y consigue hacer interesantes las escenas de resumen del argumento. La falta de definición de algunas páginas, presente en todos sus trabajos, reaparece aquí, pero por una vez se le perdona. En cambio, Javier Garrón afronta el encargo más importante de su carrera, pero también cumple con nota. Que no le extrañe a nadie si dentro de poco se prodiga en las series más importantes de Marvel. Lástima, eso sí, que los colores de Curiel le favorezcan mucho menos que a Yu.

Inhumans vs X-Men está destinado a la infamia. Charles Soule y Jeff Lemire parecían haber encontrado la forma de redimirse tras unas etapas bastante irregulares y fracasan espectacularmente en el último trecho. Lo que queda es otro evento que demuestra que Marvel no aprende. Un evento tiene que ser ante todo una historia. No se puede exigir establecer un nuevo escenario para futuras series y luego, solo luego, pensar un final.

Los cruces

 Uncanny Inhumans #18-20, de Charles Soule, Kim Jacinto y Ario Anindito: Soule se despide de la serie con un arco argumental dedicado a Maximus el Loco. El hermano de Rayo Negro quiere ser reconocido como el héroe que es. Con su grupo de supervillanos, parte en busca de ingredientes con los que producir niebla terrígena, lo cual solucionaría la guerra entre inhumanos y mutantes. Es el tie-in menos relacionado con la serie central y una vez más queda claro que Soule escribe mejores guiones cuando no tiene que seguir mandatos editoriales. Las breves aventuras que se suceden a lo largo de los tres números de la serie presentan a un Maximus histriónico, con delirios de gloria, en situaciones divertidas, a veces absurdas, y alejadas del dramatismo que caracteriza al evento. Y además, ningún final incoherente. Es muy previsible, eso sí, pero ¿qué se podía esperar de Maximus?

Soule se divirtió claramente con la historia, y lo mismo puede decirse de los dibujantes. Kim Jacinto y Ario Anindito, apoyados por los colores de Javia Tartaglia, hacen un trabajo muy competente. Les queda mucho por refinar y pulir, pero su narrativa no entorpece la lectura y su estilo de dibujo es atractivo.

Tras la pequeña odisea de Maximus, Soule y Jacinto le dedican unas páginas a Medusa que sirven de epílogo a Inhumans vs X-Men y a Uncanny Inhumans. Quieren ser un pequeño momento de celebración, de mirar al futuro de la franquicia. Sin embargo, no hacen más que señalar que Soule ha estado demasiado ocupado construyendo los cimientos de la franquicia, sin tener jamás tiempo para usarlos para algo memorable. Ahora que su trabajo ha terminado, esperemos que guionistas como Al Ewing sepan capitalizarlo.

 Extraordinary X-Men #17-19, de Jeff Lemire, Eric Koda, Andrea Sorrentino y Victor Ibáñez: Lemire dedica un pequeño número a explicar las motivaciones de Tormenta. Sin ser lectura imprescindible, cumple su propósito de mostrar que los mutantes no han tomado la decisión de atacar a los inhumanos a la ligera. Por no supuesto, no falta el componente emocional, en forma de escenas que recuerdan el enorme peligro al que se enfrentan los mutantes. Ahí es donde falla sin duda el guión: quiere que el lector se sienta triste a toda costa y peligra caer en la pornografía sentimental. Lemire también zanja de una vez por todas la tensión romántica entre Forja y Tormenta. Entre las muchas tramas de Extraordinary X-Men esta nunca destacó mucho, pero, todo sea dicho, el número resulta mucho mejor de lo esperado. Se aprovecha para reivindicarlo en un breve relato aparte dibujado por Sorrentino. Y por último, concluye la historia de Magik y la niña Sapna en un número más que correcto y dirigido a los lectores habituales de la serie. La relación entre los dos personajes no ha sido tan trágica como Lemire quería, pero le da un buen final.

Al frente del apartado gráfico, sin contar la breve aportación de Sorrentino, se encuentran Eric Koda y Víctor Ibáñez. El primero, muy influenciado por Aaron Kuder, apenas tiene trabajos para el mercado de cómics estadounidense y por eso sorprende verlo en una serie de tan alto perfil. Le queda mucho margen de mejora pero tiene potencial y cumple su cometido con solvencia. En cambio, Víctor Ibáñez tiene mucha más experiencia, y se nota. Sabe narrar conversaciones y que los personajes transmitan emociones. Sin estos dos dibujantes, los cruces de Extraordinary X-Men no serían tan recomendables para los lectores de la serie.

 Uncanny X-Men #16-18, de Cullen Bunn, Edgar Salazar y Ken Lashley: Los tres números con los que la otrora cabecera principal de los mutantes se cruza con el evento son increíblemente planos y poco satisfactorios. El primero sigue a Jean Grey y las Hermanas Cuckoo mientras mantienen a raya a Karnak, que vive lo que podríamos considerar como un modo Horda de cualquier videojuego moderno. A la par, Fantomex se está encargando de otros temas aprovechando la conexión de las telépatas con el inhumano. Ni lo uno ni lo otro resulta interesante, pero el dibujo de Edgar Salazar es satisfactorio y hace que el aspecto visual esté a la altura.

El siguiente número busca dar un cierre, al menos de momento, a la trama de Monet y Sabretooth. Uno de los mayores pecados de Cullen Bunn en esta colección es su poco acierto a la hora de escribir los diálogos. Anodinos, exageradamente explícitos y sin interés. Aquí tenemos eso elevado a la enésima potencia en un discurso interno de Sabretooth que en ningún momento logra que empaticemos con lo que está ocurriendo. Como conclusión a la relación de ambos personajes es insatisfactoria y acelerada. Como cruce, no merece la pena.

Finalmente, un número dedicado a Xorn y Archangel en el que vuelve Edgar Salazar al dibujo. Aburrido, caótico, lento y, una vez más, sin interés. Poco más hay que decir, salvo que los cruces de Uncanny X-Men con IvX no merecen la pena a ningún nivel. De este final de etapa, solo el número 19, ya fuera del evento y que supone el fin del título, es el que realmente es digno de lectura. El resto son innecesarios, consecuencia también de un volumen con un guión flojo y un dibujo a cargo de Greg Land que ha lastrado la calidad por todos lados.

 All-New X-Men #17-18, de Dennis Hopeless y Mark Bagley: El cruce con Inhumans vs X-Men pone a prueba el romance entre el Hombre de Hielo y Romeo, un inhumano de Attilan. Hopeless se pregunta qué hará el primero cuando la Patrulla-X ataque el hogar de los inhumanos. Es una buena premisa, pero se ve desaprovechada en un número que dedica demasiado tiempo a recordar mediante flashbacks lo buena pareja que son en vez de explorar más a fondo las consecuencias personales que puede tener el conflicto entre mutantes e inhumanos. La conclusión, si bien tiene mucho más sentido que la del evento, tampoco termina de justificar que Hopeless dedique un número entero a los dos enamorados.

Concluida la historia del Hombre de Hielo y su amado, toca un número dedicado al joven Cíclope. Siendo su versión adulta la responsable de que los inhumanos y los mutantes se lleven tan mal, es interesante mostrar su perspectiva del evento. Hopeless retrata muy bien los miedos y las preocupaciones de un Scott Summer perseguido por la reputación de su otro yo. Ese ha sido uno de los temas centrales de la serie y aquí comienza su conclusión. El problema es que está sujeta a la ya famosa sorpresa final de Death of X, y el desenlace del número consiste en mostrarlo una vez más. Hopeless tiene que hacer eso sí o sí, no hay otra alternativa, pero lo que podría haber sido un desenlace emocionante termina siendo aburrido. Sobre todo cuando la reacción de Cíclope ante lo que ha descubierto no se dará hasta más adelante. Bagley, un profesional como pocos, ofrece esa narrativa solida y estilo clásico con los que se le asocia. Hace que los dos números de All-New X-Men sean al menos agradables de leer.

 Deadpool & The Mercs For Money #7-8, de Cullen Bunn e Iban Coello: De todas la series posibles, esta era la menos probable de tener un cruce con IvX. Bunn traslada la acción a un hipotético futuro en el que los inhumanos han conquistado la Tierra y persiguen a los mutantes. El propósito de esta historia es hacer avanzar una subtrama relacionada con Negasonic Teenage Warhead. Por lo tanto, sobra decir que Bunn y Coello ignoran por completo los acontecimientos del evento. Hacen los números en cuestión accesibles a todos los lectores, no hace falta saber nada, pero realmente no merecen la pena. Para quien escribe estas líneas, el Masacre de Bunn es mediocre y cargante, nada que ver con el de Gerry Duggan. Encima, el guión no despierta ninguna emoción ya que recurre a los tópicos de historias ambientas en hipotéticos futuros del universo Marvel. Y por otra parte, el dibujo de Coello es cumplidor, pero tiene como compañero de faenas a Guru e-fx, el peor colorista de Marvel. Sin duda, un tie-in mejorable.

Consecuencias

Finalizada la historia de las nieblas terrígenas, las actuales series de los inhumanos y la Patrulla-X, con la excepción de All-New Wolverine, terminan y dejan paso a otras.

Los inhumanos reciben a Al Ewing y Jonboy Meyers, quienes traerán un nuevo enfoque y nuevas tramas. En Royals, varios inhumanos y Marvel Boy se embarcarán en una odisea cósmica en busca de más información sobre las nieblas terrígenas. Paralelamente, aparecerá Black Bolt, un drama carcelario protagonizado por el otrora monarca de los inhumanos a cargo de Saladin Ahmed y Christian Ward. Y por último, Secret Warriors, de Matthew Rosenberg y Javier Garrón, serie sobre un grupo de inhumanos cuyo primer arco argumental será un cruce con Secret Empire. Las tres series serán presentadas en un especial titulado Inhumans: Prime.

Por otra parte, los Hombres X dejarán atrás el tono oscuro y depresivo para volver al optimismo y clasicismo de la era de Chris Claremont. Marc Guggenheim y Ardian Syaf son los responsables de X-Men: Gold, un back to the basics en toda regla como refleja la portada. Cullen Bunn y Jorge Molina se encargarán de X-Men: Blue, donde los miembros de la Patrulla-X original actuaran bajo la tutela de Magneto, lo que puede dar mucho que hablar ya que al final de Inhumans vs X-Men

Probablemente la serie más afectada por el evento. Con motivo de Secret Empire, aparecerá un especial titulado United, protagonizado por Emma Frost y que podría ser la antesala a un nuevo volumen de Uncanny X-Men. El resto de series fueron detallas recientemente en Zona Marvel Plus.

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