Invencible: Mi marciano favorito

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Edición original: Invincible #36-41; Image Comics.
Edición España: septiembre de 2009; Dolmen Editorial (Sello Aleta).
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo y entintado: Ryan Ottley.
Color: Bill Crabtree.
Formato: tomo recopilatorio de 152 págs. encuadernadas en rústica.
Precio: 15,00 €.

Trece meses se antojan como un lapso de tiempo exagerado para esperar la publicación de una nueva entrega de cualquier tebeo en curso, más aún si la serie en cuestión es la siempre recomendable Invencible. En este caso, a buen seguro que el retraso está relacionado con el proceso que derivó en la conversión de Aleta de editorial independiente a sello incluido dentro del organigrama de Dolmen. Finalizada la operación, durante el presente mes de septiembre las librerías especializadas recibieron la décima entrega de la serie creada por Robert Kirkman, titulada Mi marciano favorito.

En los arcos argumentales recopilados en este tomo, comprobamos cómo Mark Grayson se enfrenta a D.A. Sinclair, quien valiéndose de los Reanimen, busca emplear su genio científico para fines criminales. En peligro, la integridad física de su amigo William Clockwell, y del hasta ahora desaparecido Rick. Casi sin tiempo para recuperarse, Invencible liderará una comitiva de superhéroes con el objetivo de interceptar una nave infestada de calamáridos, especie parasitaria que pretende conquistar la Tierra. Por si ello fuera poco, Mark tendrá que afrontar las consecuencias de sus cada vez más frecuentes y prolongadas ausencias, que afectan no solo a sus estudios universitarios, sino también a su relación con Amber. ¿Quién dijo que la vida de un superhéroe fuera fácil?

Con cinco reseñas a las espaldas centradas en esta colección, resulta complicado no reincidir en comentarios pasados –la práctica totalidad, positivos–, pues tanto guionista como dibujante continúan manteniendo un altísimo nivel puesto de manifiesto a través de determinadas características que hacen de ésta una serie muy especial. Principalmente, por haber sabido crear un rico universo de ficción que, bebiendo de referentes muy identificables, goza de una vida propia asombrosa. De una inusual capacidad de desarrollo a partir de sucesos que aparentan ser meras anécdotas sin demasiada trascendencia, que terminan por convertirse en punto de partida para nuevos arcos argumentales. Arcos en los que de forma paulatina se presta la atención debida a los numerosos integrantes del elenco de secundarios de la serie, que pasan de meros clichés a evidenciar interesantes matices.


Previa de Invencible: Mi marciano favorito
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Este desarrollo de personajes es acometido por Kirkman tanto por acción como por omisión: con significativos silencios, que ceden el protagonismo a los gestos esbozados por los personajes y, evidentemente, echando mano de un recurso convertido en “marca de la casa”: las divertidísimas escenas en las que prima el diálogo sobre la acción pura y dura. Páginas y páginas de talking heads tremendamente entretenidas, narradas con un gran pulso rítmico y una claridad de ideas envidiable. Bondades ya conocidas y comentadas en anteriores ocasiones, que vuelven a brillar con luz propia en este nuevo recopilatorio, donde se abren interesantes vías argumentales que auguran el mantenimiento de un alto nivel. Esperemos que así sea…

En cuanto a la edición, por cuenta de Dolmen, comentar que sabiamente han optado por la continuidad respecto al formato de Aleta: mismo precio, mismo número de páginas, y el material extra habitual, que proporciona al lector bocetos acreditativos del proceso de desarrollo de determinadas páginas y portadas, contando con los comentarios de Kirkman y Ottley. Una delicia para quienes disfrutamos descubriendo los entresijos creativos ocultos tras el desarrollo de un tebeo. La única excepción, el papel empleado para la portada (satinado, en contraposición al mate de la edición de Aleta).

En definitiva, una serie cuya lectura siempre resulta sumamente disfrutable, con la única pega de su errática periodicidad, propiciatoria de una considerable distancia existente entre las ediciones española y americana, que esperemos no tarde en reducirse. En el peor de los casos, siempre nos quedará el consuelo de que la espera se verá recompensada con una nueva ración de género superheroico en estado puro, constante reivindicación de elementos clásicos adaptados a tiempos modernos. Una propuesta que, contando con los excelentes dibujos de un Ryan Ottley cada vez más ambicioso, combinada con un encomiable sentido del humor y sazonada con elementos propios de la serie B, resulta sencillamente irresistible.

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Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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hedgarion
hedgarion
10 octubre, 2009 9:46

Alguien sabe para cuando estara el traje azul de mark??

Marco Nunan
Marco Nunan
10 octubre, 2009 13:12

Dos motivos por los que no me he hecho con esta serie:
-El cambio de editorial (ya sé que ahora es Dolmen/Aleta)
-El puto vicio de este país con publicar las cosas como les da la gana. No entiendo el motivo de dividir en 4 los dos primeros volúmenes (lo mismo digo a planeta con Predicador, 100 Balas, Hellblazer o el ultimo hombre).

Si no, ya tendría todos los publicados

Mythos
Mythos
10 octubre, 2009 22:22

Lo bueno es que se sigue manteniendo el nivel de la serie aunque parece que la trama se vuelva más seria en cada tomo que pasa y prescinda un poco más del humor aunque también es cierto que Robert Kirkman no descata precisamente por la vida alegre de los personajes de sus historias. De momento,  como digo, lo importante es que no defrauda y sigue siendo de lo mejor que se puede leer hoy en día.

x-ternon
x-ternon
15 octubre, 2009 18:40

Una auténtica gozada cada tomo de Invencible, lo que más me gusta de esta serie es la naturalidad con la que pasa todo, no solo las relaciones entre los personajes sino también los elementos fantásticos más inverosímiles, lo que la convierte en una lectura muy fluida, esta fluidez también se da en «los muerto vivientes» aunque con un ritmo mucho más pausado para favorecer la tensión y un tono bastante más «malrrollista»