Iron Man de Kieron Gillen, la redefinición del héroe dorado

En su declaración de intenciones durante el lanzamiento de esta etapa frente a Iron Man, Kieron Gillen describía su nuevo encargo regular en Marvel como el más terrorífico de su carrera. Después de Viaje al Misterio, Uncanny X-men e incluso la reciente Jóvenes Vengadores, donde tenía las últimas páginas pensadas desde el principio, su encargo estrella para Marvel Now! era la primera ocasión en la que el autor inglés abarcaba una serie sin saber cómo terminaría, improvisando sobre la marcha como habitualmente se hace en el cómic de super-héroes. “Esto es intensamente incómodo. Hay escritores brillantes que trabajan así siempre. Abrazan las posibilidades de improvisación del medio mensual. Se están riendo de mí por darle importancia a esto. Y tienen razón”, bromeaba el antiguo periodista. “Pero esto no es sobre el plan perfecto. Es sobre lo desconocido. Es sobre buscar lo que significa todo esto, por qué importa, y qué es ‘esto”. Más de un año de números después, y con un cambio en los mimbres de Tony Stark mediante, ¿Ha conseguido Kieron Gillen cumplir sus objetivos? ¿Ha estado a la altura del reto de tomar el volante de uno de los héroes más populares de la Marvel con inversiones cinematográficas? Con algunas de las canciones con las que el autor de Phonogram, adicto a la música -de cuyas críticas se ha alimentado durante gran parte de su carrera-, ha inspirado su etapa (Telstar de The Tornados, New Order e incluso The Final Countdown) de fondo, ha llegado la hora de analizar su primer año al frente de la serie.

Cuando Matt Fraction y Salvador Larroca se dispusieron a relanzar Iron Man, el equipo creativo se encontró con un reto insólito en la historia del héroe dorado. Pese a ser uno de los héroes más conocidos de la editorial, su salud comercial nunca había sido tan brillante como la de algunos de sus compañeros. 2008, sin embargo, era el año que lo cambió todo. La nueva serie de viñetas coincidía con el estreno de la primera aventura fílmica de Jon Favreau y Robert Downey Jr. La película fue un bombazo instantáneo en taquilla, un inesperado sleeper. Por si esto no fuera suficiente, empujó la eclosión total de Marvel Studios y un universo cinematográfico construido alrededor de Los Vengadores. El estilo de la versión de la gran pantalla, además, sentaría cátedra también en las viñetas. El nuevo dúo tenía que conseguir convencer a los lectores veteranos, captando asimismo a los nuevos curiosos atraídos por lo visto en las salas. El título de este equipo creativo, Invencible Iron Man, empezó, al fin y al cabo, simplemente como una colección secundaria que sirviera de tie-in del film.

De manera similar al trabajo que Ed Brubaker había hecho en Capitán América, Fraction, que comenzaba a despuntar en la Casa de las Ideas, creó una historia río de largo recorrido asentada en las bases del mundo real y en los conflictos sociales actuales (la etapa daba comienzo con una selfie y una tecnológica inmolación en la plaza de un país africano). Mezclaba elementos de espionaje, agencias secretas, política e industria con el de los superhéroes, bebiendo de las ideas de ciencia-ficción esgrimidas por Warren Ellis y los Knauf. Invencible Iron Man fue ganando adeptos, así como consistencia argumental, con el paso del tiempo. El equipo creativo, por su parte, se convirtió en uno de los más constantes y longevos (61 números juntos) de la historia del vengador. Un rara avis en el cómic del siglo XXI. Juntos modernizaron anticuados conceptos, presentaron a nuevos personajes y convirtieron un buen número de armaduras. La influencia de las películas se notaba pero, al mismo tiempo, el cine acabó buscando inspiración también en las páginas de Fraction. La serie se convirtió en poco tiempo en la principal colección de Stark, la que le entregó una identidad propia.

Por eso, cuando se anunció que Kieron Gillen (cuya carrera en Marvel comparte muchos rincones con la de Fraction, como Thor y Uncanny X-men, donde fueron co-guionistas) y Greg Land se harían cargo del título a partir del relanzamiento Marvel Now!, era de esperar que el reto sería esta vez todavía mayor. Nunca es fácil seguir los pasos de una época donde la perspectiva hacia el protagonista había cambiado tan radicalmente, y menos si éste estaba a punto de cumplir 50 años en las estanterías. No podías anunciarlo como un equipo creativo de relleno, que no cambiara en nada los fundamentos de Tony.

Al igual que para su antecesor, la aventura de Gillen comenzó apoyada por el estreno de Iron Man 3. Así, la primera parte del arco de lanzamiento bebía directamente de lo allí presentado. Una maniobra comercial que pesaba como una losa, pero que ya se había convertido casi en tradición de las oficinas Marvel.

Believe daba comienzo con el misterioso asesinato a Maya Hansen -interpretada por Rebecca Hall en el celuloide- quien regresaba a las páginas por donde no había sido vista desde hace cinco años. En su breve nueva introducción, al igual en la gran pantalla, abrazaba a la dama muerte. Detrás de su fallecimiento se encontraba un nuevo grupo terrorista con aspecto de empresa multinacional, y con conexiones en IMA, en busca de los secretos del virus Extremis, MacGuffin que volvía a ser el epicentro de las tramas tras un lustro como una mera herramienta. La idea respetaba el terreno arado por Fraction, y, de paso, jugaba con los conceptos de la tricuela del celuloide. Como ya había sido establecido en la anterior etapa, además, Tony Stark era un mujeriego y poderoso millonario, Pepper Potts se las veía como la directora de Industrias Stark y el digitalizado JARVIS era ahora el ayudante personal del héroe, lejos de aquel adorable mayordomo de Los Vengadores. Aun con el nuevo traje negro de Stark, si algún nuevo lector se hubiera acercado a estos números después de alucinar con el filme de Shane Black, podría tomarse las viñetas casi como una continuación oficiosa. Incluso Guillen reconocía haber jugado con las expectativas de los que solo habían visto la película, desde el momento en que Tony se presentaba hablando en un bar con una modelo. “Estoy enseñando lo que es igual y diferente. Especialmente en las películas, está muy seguro de sí mismo. Aquí es un poco más inseguro, y aun así todavía es arrogante al hablar sobre sus inseguridades. Los lectores de cómics hacen una lectura completamente distinta de este hecho, que conecta con Vengadores contra Patrulla X”.

Aprovechando además la colección de trajes que Tony mostraba en la gran pantalla, Gillen se proponía diseñar todas las armaduras posibles. Por lo menos una por número. Con una mirada al futuro optimista como panel de salida, el escritor enfocó cada uno de los cascarones como las herramientas para lograr un fin: “lo que le motiva”. El primer número presentaba al protagonista. Ya el segundo daba un giro de 180 grados, al ahondar en su heroísmo utilizando de manera directa de las leyendas artúricas para contar el robo del virus Extremis mediante espionaje industrial. El tercero ilustraba una historia humana donde el héroe descubría que un padre preocupado había utilizado el virus, así como algunos de los villanos más clásicos (Láser Viviente, Vibro y una Firebrand femenina), para salvar y proteger a su enferma hija. Un vistazo temprano al conflicto familiar alrededor del que se acabaría desarrollando la etapa, y todos los conflictos morales que esto suponía. El cuarto presentaba una cavernal historia de vampiros de la más pura ciencia-ficción. El quinto, el reencuentro con Obadiah Stane y el comienzo de un nuevo mañana, un futuro que le llevaría más allá del mundo vengador diseñado por Jonathan Hickman.

Cinco historias auto-contenidas, pero con un importante conexión en los diferentes usos y objetivos que cada comprador daba al Extremis, que definían al Stark de Gillen en todos sus facetas. Después de abrir la puerta al futuro, era el momento de lanzarlo al espacio, literalmente. Hacia un territorio donde Tony se sentiría diminuto. Poco a poco, Gillen comenzaba a romper el cascarón de lo que se esperaba de él y de la etapa anterior. Poco a poco, comenzaba a entreverse una personalidad propia.

Es verdad que la etapa de Gillen había comenzado de manera un tanto irregular. A medio gas. Las críticas no fueron muy halagüeñas en un primer momento, pero, a medida que pasaban las semanas, las nuevas aventuras del héroe conseguían bucear en busca de una vertiente más personal, tratando de granarse un alma. La etapa comenzaba a alejarse de la versión cinematográfica, así como de la influencia de Fraction. Parecía que Gillen comenzaba a tener ideas para definir al Iron Man de una nueva era. De la mano de una brillante armadura, Tony se lanzaba a conocer el Universo, un espacio donde paradójicamente acabaría conociéndose más a sí mismo, su pasado y su rol en el mundo.

El cambio de ambiente, del espionaje industrial a la más pura ciencia-ficción, era, por otro lado, completamente coherente con el protagonista , presentado durante la época de Brian Michael Bendis a cargo de Los Vengadores como un futurista que se adelantaba a los acontecimientos. El resto de galaxias, mundos y razas no sólo eran una excusa para conocer nuevas mujeres, de todo tipo de colores, sino que era además la oportunidad ideal para seguir aprendiendo, lanzarse a la más pura aventura y recibir una cura de humildad. Por no mencionar lo bien que cuadraba con los planes de futuro de Marvel Studios, a punto de lanzarse a la arriesgada aventura espacial con la adaptación cinematográfica Guardianes de la Galaxia.

He visto tanto, he visto cosas tan increíbles. Y qué es lo que me preocupa, ¿Por qué no me doy cuenta de ello más a menudo?”

En el espacio, Tony no abandonó su imagen de Casanova, ahora con la oportunidad de ampliar sus conquistas en especies y colores. “Las mujeres moradas tienen su punto”, o eso aseguraba un Stark influido por sus nostálgicos recuerdos de Star Trek, única serie que le dejaba ver su padre. Nuevas mujeres multicolor con el sello Greg Land llevan al personaje a “su momento más James T. Kirk”, afirmaba Gillen. En esos bares galácticos, sin embargo, no solo había féminas, sino también un antiguo conocido de los recovecos del Universo Marvel al que Gillen guarda un cariño especial, así como toda una raza ansiosa por juzgar al dorado por los crímenes de su pasado más reciente: el asesinato de la fuerza Fénix en Vengadores Vs. Patrulla X. Tony Stark era, a ojos de las fuerza espacial Voldi, un Matadioses (con asqueroso bello facial) al que castigar.

En su aventura galáctica, Gillen logra mezclar con astucia elementos eclécticos del Universo Marvel sin que la aventura suponga todo un ejercicio de continuidad para los nuevos lectores. Juicios espaciales, peleas de gladiadores, la magistral aparición de Death’s Head, la fuerza Fénix, los Celestiales y el manipulador rigeliano 451 (cuyo diseño recuerda al hombre máquina original, X-51) se entremezclan en este prólogo a su alianza con los Guardianes de la Galaxia. Mientras tanto, el autor comenzaba a allanar el camino para el arco río que marcaría un antes y un después en el devenir del caballero espacial. El Origen de Tony Stark comienza con un alto en sus misiones con los Guardianes, un momento de calma para rendir cuentas, y termina con una de las revelaciones más importantes en la historia del vengador. Todo narrado a través de un imposible, y apasionante, ejercicio de retro-continuidad (marca de la Marvel del siglo XXI) repleto de giros argumentales.

Uno de los grandes aciertos de Gillen en el título ha sido crear para la serie un elenco de secundarios inesperados, alejados a los que Tony estaba acostumbrado a toparse. Mucho más allá de Pepper, su prometido Marc y compañía, que han quedado, por el momento, en un honroso segundo plano terráqueo. La presencia de Death’s Head -el Deadpool de la colección siempre da para algún momento divertido, incluso cuando se atreve a tildar a Tony de robo-racista- tiene su gracia, pero quien de verdad ha sido clave en el acontecer de la trama es el maquiavélico androide grabador 451 (cuyo nombre posiblemente naciera en la famosa novela de Ray Bradbudy Fahrenheit 451). Presentado como un rigeliano aparentemente en el lado del bien, y bastante alejado del aspecto que les dio Jack Kirby, la primera vez que se cruza con Tony Stark lo ayuda a escapar de los Voldi. El lector avispado descubre sin demasiado esfuerzo, no obstante, que el alienígena guardaba algún secreto bajo su caparazón. Alejado de su raza por padecer un virus que le hacía recordar todo lo que grababa, incluso lo supuestamente eliminado de su sistema, este alien pone la guinda a su primera aparición en lo más alto del pastel, al causar el genocidio de los Voldi solo para hurtar un artefacto que usurpa energía a los Celestiales. Tras esta masacre, Stark se dispone a saldar su venganza, solo para acabar dándose cuenta de que eso era lo que precisamente deseaba 451.

En una escena reminiscente de Iron Man 2, el androide proyecta al héroe un mensaje dejado por su padre, Howard Stark. Los fotogramas viene acompañados de una revelación dispuesta a reinventar el mito de Iron Man. Al parecer, el hijo no-nato de Howard y Maria Stark padecía una enfermedad incurable, lo que les hizo buscar una solución por fuentes poco heterodoxas. Eso les llevó a toparse con el rigeliano, quien, a cambio de cederles la tecnología para salvar a su hijo, diseñaría al niño como el nuevo salvador de la humanidad, con a un intelecto único y un don para la tecnología. Este elegido estaba llamado a conducir a la humanidad hasta su siguiente escalón, sin necesidad de la interferencia directa de 451 (cuya configuración le prohibía meter demasiado la zarpa). El último paso del alienígena era colocar a un Stark ya adulto como piloto de su Matadioses, una gigantesca armadura semejante a un celestial con la que la Tierra conseguiría el elemento disuasorio perfecto. Como si estuviera en una Guerra Fría universal, el planeta tendría en este gigante su arma nuclear universal. Nadie se levantaría nunca más contra este planeta “llamado a la grandeza”. Gillen tenía a Tony en un punto ideal, justo donde lo quería: en el basto e incontrolable espacio, donde no le cabía otra opción que colaborar. El héroe se ve sumergido en una serie de conflictos internos y dilemas éticos de los que tanto gustan al autor.

En un primer borrador, sin embargo, el antagonista alrededor del que se ha erigido el epicentro de la serie iba a ser muy distinto. El guionista había diseñado esta trama para Unit, villano de cuño propio al que había utilizado como villano principal en SWORD, e incluso en la resurrección del Fénix durante Vengadores vs. La Patrulla X. El autor reconoce que acabó huyendo de esa idea porque los lectores lo verían como un enemigo desde el primer momento. “Unit, además, nació para llevar a cabo este tipo de planes. Es emocionalmente frío. No importa cuántos planetas mueran, él sigue igual”. 451, por su parte, nació para no intervenir, y, así, todo lo que hace, va en contra de su programación. Característica que lo convierte en un “neurótico”, menos perfecto. “Robots siendo un poco más humanos es uno de los temas de la serie, y querer que la Tierra sea salvada es una de esas virtudes humanas”.

El origen de Tony Stark es un emocional viaje tanto para sus protagonistas como para el lector, pegado a la lectura gracias a cliffhangers, a cada cual más sorprendente, en cada números. Los saltos de género ocurren de manera totalmente sutil, pese a lo extraño de su propuesta. De un caper puro ambientado en Las Vegas del pasado, con Dum Dum Dugan, Thunderbolt Ross, Jimmy Woo e incluso un grupo de aliens grey salidos de Roswell (y con cierto toque de El Padrino); a un conflicto intergaláctico cubierto por temas morales propios de la ciencia-ficción más clásica. Todo tiene cabida. El héroe tiene enfrente además un adversario verdaderamente a su nivel, uno que alberga una resonancia emocional y personal incomparable, que le acabará ayudando a redescubrirse a sí mismo. Pero el verdadero giro argumental no llega hasta la última página de la saga, donde no solo descubríamos que Tony Stark era adoptado sino que los padres que le criaron habían tenido otro vástago; el verdadero elegido: Arno Stark.

Tony había sido utilizado como una cortina de humo para cuando 451 lo reclamara. Parapléjico y escondido en una base secreta, este hermano de intelecto superhumano, que nos retrotrae hasta el famoso futuro alternativo del latas en 2020, ha pasado su vida escondido y conectado a un respiradero metálico en la fundación Maria Stark. Ahora, con 451 acabado (¿?), es el momento de salir a la luz y dar rienda suelta a todas las ideas que ha desarrollado en estas décadas. Es la hora de hacer finalmente un mundo mejor. “Los chicos Stark salvan el mundo”. El quincuagésimo aniversario cerraba por todo lo alto.

Gillen subraya que este cambio tendrá peso en su protagonista, y su psicología. Que no será olvidado con un simple golpe de viñeta. Todavía queda todo el viaje emocional. El guionista vuelve a demostrar así que ha hecho de su especialidad el esconder estudios de personajes bajo grandes historias de ciencia-ficción y fantasía. Elementos tan costumbristas como el significado de familia (como ha hecho en Jóvenes Vengadores) y el significado moral de hacer el bien (todo su trabajo con Loki), se han convertido en algunas de sus de sus obsesiones. Gillen escribe la resolución, para la que se documentó durante meses, como “aditiva y no destructiva”. “La estructura básica todavía sigue ahí. Todavía deja a Tony ser Tony. La idea de descubrir que es adoptado es una historia muy de Marvel, como concepto cercano a la realidad con trasfondo super-heroico. Nos lleva a plantearnos dudas como ¿Quiénes son los padres biológicos? y ¿Quién es Arno? No he eliminado nada de Tony. No hay historias del pasado que no podamos hacer más. Solo he creado nuevas”, se defiende. En realidad, la decisión es menos destructiva que la que presentaba a Stark como un ser con poderes manipulado desde su nacimiento, como explicaba Gillen: “Era una historia de ciencia-ficción interesante, pero minaba a Iron Man como personaje”. Es, en todo caso, un ejercicio de retro-continuidad que nos acerca a la posibilidad de encontrarnos de bruces con un futuro similar al por el que campaba el Iron Man de 2020, mucho menos afable que el Arno que recientemente hemos conocido.

Gillen ponía el broche final a su primer año bajo el título (17 números) completando el ciclo con una carta abierta donde narraba cómo había cambiado su idea inicial hasta llegar a este sorprendente punto. Todo nació de una manera improvisada, no tan planeado como el lector podría pensarse. La idea de “un Deadwood de ciencia-ficción pura, en el espacio” dio un giro de tuerca cuando le anunciaron que Iron Man iba a unirse a los Guardianes de la Galaxia. Debía dar a su título una perspectiva única y personal. “Derribar” los principales pilares y poner frente al personaje lo que más temía. Convertir a Tony en una verdadera máquina – un hombre de acero- y eliminar su egomanía. Todo el esquema hasta llegar a Arno lo fue construyendo paso por paso en el londinense aeropuerto de Gatwick, su verdadera musa a la imaginación.

Nacido en las páginas de la británica colección licenciada de Transformers, en 1987, el cazador de cabelleras robótico Death’s Head es una de los más tempranos descubrimientos del Kieron Gillen lector, quien ha asegurado que incluirlo en sus argumentos fue “un sueño hecho realidad”. Este icono de Marvel UK, que contó con un par de volúmenes propios a finales de los 80 y principios de los 90 (además de con un par de sustitutos que no llegaron a cuajar), fue recuperado inesperadamente por el autor allá por 2009, cuando se le ocurrió incluirlo en la alineación de la agencia SWORD, en la divertidísima (y cortísima) serie sobre la Comandante Brand. La pasión del autor por el personaje de culto, que también apareció en un reciente ejemplar de Spider-Man Vengador, se ha constatado con su recurrente protagonismo en Iron Man, donde se ha convertido en un inesperado personaje secundario. Ahora, tanto este Death’s Head, que también es un viajero espacio-temporal, como su segunda encarnación tendrán un rol fundamental en Revolutionary War, evento donde un grupo de autores británicos, Gillen incluido, relanzan a la plana mayoría de los personajes de la extinta división de la editorial en Reino Unido. ¿Y Después? Esperemos que no tarde mucho en acordarse de su amigo terráqueo de las mil armaduras.

En la conclusión de El Origen Secreto de Tony Stark, el número 17 de Iron Man presenta por primera vez al mundo al Arno Stark del 616, hermanastro secreto de Tony Stark y verdadero elegido para la grandeza, aunque gravemente tullido. Pero el origen del Arno primario, más conocido por los más veteranos como Iron Man 2020, data de mucho antes, allá por 1984, cuando Tom DeFalco lo presentó en el segundo número de El Hombre Máquina. En este futuro cyberpunk, el secundario creado por Kirby para los cómics de 2001: Una Odisea en el Espacio se topaba sin mucha fortuna con este Iron Man paralelo, hijo de Morgan Stark, y primo de Tony. El heredero de la empresa Stark prefería usar la fortuna y tecnología de su tío para actuar como un mercenario y manejar el espionaje industrial en contra de sus competidores. Esto le lleva a enfrentarse al hombre máquina. Referencia no tan lejana tampoco a los orígenes de su remasterizada versión para el Universo Marvel tradicional, donde un manipulador primo lejano del androide, el 451, empujaba su nacimiento.

Iron Man 2020 caló tanto en la audiencia que, durante años, no sólo apareció como invitado de diversas series, sino que también logró un one-shot propio, donde desarrollaba su lado más heroico. Acabaría viajando incluso al universo 616 para enfrentarse a héroes de primera línea como Spider-Man, aunque fuera con traje negro (Amazing Spider-Man Annual 20).

De allí saltó a un par de números de la serie de Marvel UK dedicada a Death’s Head, al que Gillen, cerrando el círculo, también ha dedicado viñetas en su etapa bajo Iron Man. Arno Stark iba apareciendo en los lugares más inesperados, casi siempre fuera de su tiempo y dando guerra a los héroes protagonistas. Arno, como todo un villano manipulable, sería reclutado en numerosas ocasiones para cumplir los planes de otros personajes. Inmortus lo utilizó contra Los Vengadores Costa Oeste (Avengers: West Coast 61); Los protectores temporales lo utilizaron como parte de la horda de Vengadores de todas las realidades contra el equipo de elegidos de Rick Jones (Avengers Forever 11), y el ya mencionado Hombre Máquina X-51, del Universo Tierra X, lo incluyó entre los heraldos elegidos para vencer a los Celestiales (en Paraíso X y la mini-serie Heraldos). El único deseo del hombre de 2020 era salir de la sombra de su tío y convertirse en su propio carácter. Arno acabó su última aventura uniéndose a los Guardianes de la Galaxia en el regreso a su realidad. Lazo que, nuevamente, conecta ahora Gillen, pese a que nunca más se les haya vuelto a ver juntos.

Iron Man 2020 regresó efímeramente a 2023, y, con un nuevo traje, protagonizó en 2009 uno de los relatos de la antología de Astonishing Tales, recopilación de una serie de historias cortas publicadas en la red. En los últimos años, incluso se le ha visto mezclado con los Marvel zombies, donde él o uno de sus paralelos aparentemente murió (Marvel Zombiez 5 4).

Pero, con el 2020 sólo a seis años de distancia… ¿Tendrá el Arno del 616 el mismo destino que el ya conocido desde hace dos décadas? Gillen es cauto a la hora de dar respuestas. Dado que la condición actual del tiempo Marvel, donde las reglas del tiempo no son fijas y la brecha ha hecho mella a muchas de las realidades paralelas más famosas, es un buen momento para aprovecharse de la condición. “La naturaleza de los viajes en el tiempo en el Universo Marvel es muy interesante. ¿Es este el Arno de 2020? ¿Puede llegar a serlo? Esos son el tipo de preguntas que quiero a la gente se haga. Tan pronto como supe que quería que Tony tuviera un hermano, coloqué a Arno ahí. Y si resulta ser el Iron Man de 2020, supuse que era el momento de que el universo tuviera un Arno. 2020 no está tan lejos, después de todo”. Lo que está claro es que Arno tiene razones suficientes como para querer confrontar el mundo, tras año recluido mientras veía cómo Tony triunfaba a sus expensas.

De momento, si queremos conocer más respuestas, además de seguir sus pasos en la serie de su hermano adoptivo, no deberíamos quitar la vista a Imposible Patrulla X de Rick Remender, donde, a partir del número 14, habrá más de una inesperada conexión con la línea temporal 2020. El tejido temporal de Marvel es más borroso que nunca, y siempre que haya viajes en el tiempo, Kang no puede permanecer lejos. El más ilustre viajero del tiempo de Marvel ha formado ahora sus propios Chrono Corps, venidos de todos los rincones del espacio-tiempo (en la imagen) para vengarse de los gemelos Apocalipsis. Entre los secuaces venidos de las realidades más famosos de Marvel se encuentra, por supuesto, Arno. Todos juntos, aterrizarán en el Planeta X para dar guerra al ya de por sí disfuncional equipo vengador formado por mutantes y poderosos. Su antiguo compañero Immortus tampoco anda lejos. Al parecer, el destruido tejido temporal de Marvel seguirá dando más de un dolor de cabeza por un largo periodo de tiempo.

Casi desde sus orígenes, cuando se decidió a fundar Los Vengadores, las aventuras de Iron Man nunca han estado limitadas a su título personal. Menos incluso ahora, cuando cuenta con una popularidad insólito. Tony Stark sigue siendo, junto con el Capitán América, el principal líder del supergrupo Marvel. El visionario ha llevado a transformar un enorme equipo de los héroes más poderosos de la tierra en lo que Jonathan Hickman ha decidido llamar todo un mundo de vengadores. Al mismo tiempo, Tony ha mantenido durante este periodo su alianza con los misteriosos Illuminati, que llevan a cabo sus planes en Nuevos Vengadores. Tratar de parar el choque de las tierras infinitas viene siendo desde hace un tiempo el orden del día de la alineación secreta. Obsesionado por la epicidad y no tanto por la profundidad de personajes, el Stark de Hickman es un hombre de ciencias, frío, inteligente y calculador, pero también un líder nato.

En Guardianes de la Galaxia, por su parte, Brian Michael Bendis logra sacar provecho a la vena más desenfadada y mujeriega de un Tony que casa a la perfección con el variado equipo de Starlord y Mapache Cohete, quien utiliza al hombre dorado como constante diana de sus críticas y bromas. Desde sus batallas de poder con Peter Quill hasta una alcoholizada noche de pasión con Gamora, Iron Man no ha dejado indiferente a ninguno de los miembros del equipo.

Pero, ¿Cómo lo hace Tony para estar en tantos sitios a la vez en galaxias (e incluso Universos) distintos? Hickman, calculador donde los haya, se ha sacado de la manga un argumento con el que explicar en solo dos líneas su omnipresencia. Durante los últimos tiempos, la armadura 42 no lleva a Stark en su interior en algunas de sus aventuras terráqueas, sino que es una Inteligencia Artificial (o un tan de moda drone) controlada por el héroe desde su paradero actual. Una herramienta que puede mantener activa siempre que éste se encuentre en un perímetro a 10 años luz, y que el propio Gillen ha aprovechado también en la serie madre. Esta es, sin duda, una de las características más atractivas de su nueva armadura espacial. Así, al igual que Reed Richards, aun desplazado en el espacio de viaje con su familia, puede contactar con sus compañeros vengadores e Illuminati, para cosas tan vitales como proteger las gemas del infinito y dialogar sobre cuál será la próxima Tierra que deberán destruir.

Desde que Gillen se lanzara a su aventura como escritor de Iron Man no son pocas las armaduras que han pasado por la siempre creciente galería de la serie. Algunas han tenido su relevancia, otras han servido para ocasiones y funciones específicas, mientras que unas pocas han quedado como simples cameos para dar vistosidad (y vender algunos muñecos) a una colección de trajes que probablemente adquieran protagonismo en un futuro cercano. Éstas son, hasta la fecha, las armaduras con las que Gillen ha vestido a su Tony Stark.

Modelo 42. El número con el que Douglas Adams descifrara el Universo en La guía del autoestopista galáctico sirve para cifrar la armadura amarilla y negra compuesta por un metal líquido inteligente. De aspecto clásico, pero con las perfecciones de la más alta tecnología de Industrias Stark, se ha convertido en la armadura habitual del vengador cuando está en Tierra.

Armadura sigilosa MK IV. Diseñada por Carlos Pagulayan, la armadura invisible para misiones de espionaje fue utilizada por primera vez en el tercer número. Allí, Tony tenía que infiltrarse en la casa del multimillonario que había utilizado su fortuna para comprar Extremis, y a unos cuantos villanos, para encontrar la cura a la rara enfermedad de su hija. El negro y plateado del traje refleja las luces y convierten al vengador dorado en indetectable para los sensores.

Heavy Duty MK I. Hija directa del Hulkbuster, Gillen describe la armadura con la que Tony viaja a las sobrenaturales catacumbas de París en el número cuatro como una mezcla entre Space Hulk, el juego Warhammer 4K y Alien. Pagulayan se encargó también del diseño de este mastodonte dibujado para cazar vampiros.

Armadura Space MK III. La que se ha convertido en el icono del renovado Iron Man es una armadura clasista a la par que moderna. Creada para viajar cómodo y rápido por el espacio como guardián de la galaxia, cuenta con características tan útiles como la opción multi-tasking, con la que Stark controla por a control remoto el resto de las armaduras en un perímetro de 10 años luz (y así los guionistas explican su omnipresencia), y el sistema operativo PEPPER, que puede tomar el control en caso de problema. El poderoso traje está equipado además con unos poderosos propulsores que salen de la espalda del que la porte.

Saturn V. Utilizada por Tony para poder alunizar, esta armadura acoplada a la espacial fue introducida por Gillen en el spin-off digital Iron Man: Final Frontier, donde el protagonista tenía que viajar a la Luna en una misión especial.

Matadioses. La Godkiller no puede ser considerada una armadura propiamente dicha, sino que tiene más apariencia de Celestial. Sin embargo, el androide 451 la diseño para ser el último y más importante caparazón de Stark. El plan de la maquiavélica criatura era utilizar al hijo de Howard y Maria Stark como el único piloto super-inteligente capacitado para utilizar sus mandos. En su interior, destruiría la Tierra y llevaría al planeta a una nueva era de progreso tecnológico. Cuando Tony, después de tratar de evitarlo, descubre que no está capacitado para capitanearla, supone que algo va mal. Lo que no sabía es que el verdadero piloto estaba postrado en una cama. El verdadero elegido para la grandeza se llama Arno Stark.

En todo su recorrido en Marvel, Kieron Gillen reconoce haber respetado el estilo Marvel. Esto es: escribe un boceto del número, deja que los dibujantes rellenen los huecos, y él acaba completando los diálogos. Esta manera de hacer cómics es la que le ha seguido también en Iron Man, una serie donde, hasta el momento, el dibujo ha mantenido una coherencia artística difícil de hallar en la actualidad. Todo pese al trabajo denostado Greg Land (con quien ya compartió Uncanny X-men), dibujante regular que, sin hacer su peor trabajo, tampoco ha erigido la serie en un adalid artístico. Aun así, siempre que pueda dedicarse a no dibujar humanos clónicos influidos por el prono (especialmente las mujeres), su particular estilo logra no ser tan cargante. Mientras que diseñe armaduras, planetas, androides, y naves espaciales, puede llegar a ser hasta interesante. Aun así, algunos de sus sustitutos, todos con un estilo realistas, han sido bienvenidos frente a su ausencia. En un tiempo donde es tan difícil mantener un mismo dibujante durante un largo periodo, es agradable encontrarse con que los editores han hecho bien su trabajo al mantener una coherencia donde a veces el cambio es imperceptible.

Greg, con el que he trabajado antes, envuelve todo de glamur. Consiguió eso especialmente en nuestras secuencias espaciales. Tony pensaba que se iba de vacaciones y Greg lo hizo verdaderamente palpable.”

Dale Eaglesham cubrió la primera baja entre los números 9 y 13. Su clásica visión era perfecta para narrar los flashbacks sobre Howard Stark y sus Stark’s Seven dando un gran golpe en Las Vegas, así como del conflicto personal del matrimonio. Carlo Pagulayan (Hulk), que se ha encargado de diseñar todas las armaduras de la etapa, llegó como suplente para cerrar el gran arco del Orígen Secreto, del número 15 al 17. Con Land centrado ya en Mighty Avengers (Poderosos Vengadores) ha llegado la hora de buscar un suplente de larga duración. Si se puede. Por el momento, sin embargo, Joe Bennett (Amazing Spider-an, X-51) se encarga de Iron Metropolitan, y del tie-in con Inhumanity, mientras que Luke Ross (Capitán América) tomará las riendas a partir del 23 con Los anillos del Mandarín.

Las ventas del sexto volumen regular de Iron Man, así como las de la plana mayoría de los títulos del relanzados en Marvel Now!, demuestran a la perfección el espejismo en el que vive el cómic de superhéroes estadounidense actual. Pese a ser más reconocibles que nunca entre el panorama general, gracias a las adaptaciones audiovisuales, los personajes más icónicos de la editorial siguen sin vender tanto como se percibe. Iron Man no es ni mucho menos uno de los títulos más vendidos de la editorial (a la altura de Ojo de Halcón y Kick-Ass, así como por debajo de Thor, Deadpool, Hulk y, por supuesto, Guardianes de la Galaxia de Bendis). Aun así, la serie debe seguir manteniendo esta percepción de buque insignia –con perdón de los pesos pesados. Esto sirve como arma de doble filo a los autores, quienes, por una parte, no tienen la losa de tener que llevar el peso cantante de los grandes crossovers y que, por otra, tienen que tirar de golpes de efectos para insuflar las ventas.

Por supuesto, el enésimo relanzamiento, esta vez con Marvel Now!, supuso que en su estreno las ventas aumentasen en un 200% respecto a la era de Matt Fraction. El segundo número, sin embargo, ya perdió un 37% de lo logrado. La caída ha sido regular desde entonces, llegando a alcanzar a las ventas del volumen anterior alrededor del número 13. Más allá, se ven claros repuntes tanto en el número 9 como en el 17. Son nuevamente espejismos, creados esta vez por las múltiples cubiertas variantes (el último además servía de final de fiesta de Secret Origin).

En cualquier caso, el río siempre vuelve a su cauce, lo que hizo la caída quizás todavía más sangrante. De momento, Iron Man no ha logrado parar la decaída, y mes a mes pierde un buen pellizco. Ni siquiera el estreno de Iron Man 3 pudo empujar las ventas en los ejemplares de mayo/julio. Algo que sí solía ocurrir en los primeros lanzamientos cinematográficos Marvel, hace más de una década.Si sigue cayendo, aunque el futuro de la serie no correrá peligro, no sería extraño atestiguar un nuevo relanzamiento. Para empezar, en marzo, la serie ya obtendrá el subtítulo .NOW junto al número 23 de la colección para que algún despistado, con el comienzo de un sorprendente nuevo arco, crea que es un título englobado entre las novedades de All-New Marvel Now. La estadística general, de todos modos, lleva a comprobar que la serie no pierde ventas respecto a hace 2 años (algo de lo que no todas pueden presumir), pero el último número, de diciembre de 2013, ya vende por debajo del último de la era Fraction/Larroca.

A poco que se extendiera el trabajo de Gillen en el título, la serie del vengador dorado está llamada a ser su andadura más larga en Marvel. De momento, su récord lo logró con los 35 números que permaneciera en Uncanny X-men (aunque en parte los escribió con Fraction). Con 23 números (más el tie-in de Inhumano) ya anunciados antes de abril de 2014, parece que no será demasiado complicado superar ese límite. Su memorable etapa en Journey into Mistery alcanzó los 22 ejemplares, mientras que Jóvenes Vengadores acaba como una especie de limitada auto-contenida con 15 números.

Arno ha salido de su escondite. Un nuevo amanecer para los hermanos Stark. Tony vuelve a la Tierra y Arno, dispuesto a robarle el título de uno de los más inteligentes del Universo Marvel, tiene décadas de ideas en su cabeza para desarrollar, ahora que no debe esconderse más. Juntos se dispondrán a construir un flamante futuro, reconstruyendo las piezas dejadas por la etapa de Matt Fraction . Dando salida a las ideas con las que 451 quiso hacer una Tierra mejor. Arno pone la mente y Tony el rostro, el capital y los brazos (y un poco de su avanzado intelecto también). A partir de un flashforward, en Futuro Metropolitano, los hermanos se embarcan en todo un brete ético: construir la Ciudad del Futuro desde las cenizas de la derruida Ciudad del Mandarín. ¿Supone esto un paso adelante en la evolución de la Tierra o estarán siguiendo los hermanos las maquinaciones como las trazó el rigeliano?

Antes de viajar hacia el futuro, sin embargo, los héroes deberán lidiar con las facciones que se levantan en la ciudad de su derrotado enemigo. Una vuelta de tuerca a la concepción del villano y sus famosos diez anillos de poder donde diversos personajes de opuestas condición -conocidos y desconocidos- heredarán las joyas. Con el oriental derrotado, una serie de interesantes caracteres deciden seguir sus pasos. Al mismo tiempo, la serie volverá a incluir en sus páginas a secundarios olvidados desde la anterior etapa, especialmente a los componentes delas instalaciones de Resilient, con Pepper Potts y su prometido Marc a la cabeza. Sin olvidarnos de los ya establecidos secundarios de la nueva etapa, Death’s Head o el propio 451, que tendrá su hueco en la gran urbe. La relación entre los Stark será, aun así, el motor principal de este segundo año.

La trama de los anillos del Mandarín se extenderá además al tie-in con Inhumanity, donde Gillen dará su perspectiva sobre el consejo de los Illuminati y el lugar de Tony en un Universo Marvel plagado de Inhumanos. El legado del antagonista más icónico de Iron Man seguirá vivo más allá de este primer arco de “los hermanos Stark”, aunque sea de un modo completamente inesperado. El escritor quiere beber del legado de Fraction, sin copiar lo que su antecesor hizo cuando, tras tener al Mandarín como villano principal, decidió enterrarlo. Quizás para siempre.

De la mano de All New Marvel Now!, el número 23, dibujado por Luke Ross, tendrá una denominación especial para celebrar un cambio de aires, una entrada para nuevos lectores. Con ‘Los anillos del Mandarín’, Gillen volverá a sacar provecho de la vertiente cinematográfica, al convertir al Elfo Oscuro Malekith en el nuevo portador de los anillos. El villano, que recientemente se ha dejado ver por el Thor: Dios del Trueno de Jason Aaron, acaba de saltar al celuloide de la mano de Christopher Eccleston en Thor: El Mundo Oscuro. Pese a que su carisma fuera bastante limitado en la gran pantalla, Gillen, un sobrado conocedor de la mitología nórdica gracias a su historial en Marvel, pone frente a Stark un reto al que no está acostumbrado. Una especie de Actos de Venganza que lleva a la serie a la fantasía más pura. El objetivo: poner todo lo que sabe el protagonista sobre ciencia en jaque, de la mano de lo sobrenatural, como anticipara el autor en el número 4. “Hay cierta poesía en ello. Es bien sabido, de hecho, que los elfos odian el metal”.

Gillen aprovechará esta oportunidad mágica para recuperar en las páginas de Iron Man otro de sus queridos personajes de Marvel UK, Dark Angel, para la que ha escrito su número de la mencionada Revolutionary War. Dado que la relación de Stark con el Dr. Extraño es como poco turbulenta, la científica británica servirá de experta en hechicería. Una adición excelente al siempre sorprendente reparto secundario.

Al contrario que al principio, el guionista tiene ya los planes erigidos con visos a largo plazo. El 2014 estará dedicado a la historia de los anillos del Mandarín, que acabará dejando a Tony en un punto vital donde su existencia estará en el extremo contrario a donde empezó. A partir de ahí, se abrirá el siguiente capítulo. Con Kieron Gillen a la cabeza, posiblemente éstas no sean las últimas sorpresas. Y, como avisamos, solo quedan seis años para 2020. El futuro puede ser muy jugoso, ya sin estrenos cinematográficos en el visor.