«Al final, más que la felicidad… estoy buscando el estímulo adecuado para un perdedor.»
En el cómic japonés las modas y tendencias -como en cualquier otro mercado- también tienen un impacto importante en las propuestas que editoriales y autores eligen para intentar captar a sus lectores. Si una obra logra trascender y llamar la atención del público, podemos estar seguros que las réplicas y las imitaciones no tardarán en aparecer de una u otra manera. Eso se puede decir que ha pasado en los últimos tiempos, por ejemplo, con el I am a Hero de HANAZAWA Kengo, un manga que aunque está lejos de ser un superventas si ha sido referenciado y tomado como modelo por muchos mangakas, trasplantando incluso de forma inconsciente elementos de la misma para sus propios trabajos. Para muestra lo que KANESHIRO Muneyuki y NISHIDA Kensuke nos proponen en Jagaan, un seinen publicado recientemente en nuestro país por Norma Editorial cuya carta de presentación son la violencia extrema, las mutaciones extravagantes, el sexo explícito y un protagonista fracasado y descontento con su rutina diaria que sueña en secreto con ser por una vez el héroe de la película.
Jagaan comenzó su publicación en 2017 en la revista Big Comic Spirits de Shōgakukan y en la actualidad cuenta con ocho tomos recopilatorios en Japón. La historia se centra en Jagasaki, un joven oficial de policía de una pequeña localidad agobiado por su futuro, sobreviviendo en un trabajo que no era lo que esperaba y atado una relación con la que no acaba de sentirse cómodo. Pero su vida dará un vuelco después de enfrentarse a un monstruo desconocido responsable de una terrible matanza en el metro. En el proceso, Jagasaki obtiene el poder de transformar su brazo derecho y disparar con él como si de un arma de fuego se tratase. Más tarde, el misterioso búho Duko le pone al corriente sobre la situación: tanto él como el monstruo que acaba de matar son “fracturados”, un tipo de humano infectado por las llamadas “ranas de la locura”. Estas infectan al huésped al introducirse en su cuerpo provocando la inhibición de sus más bajas pasiones y perversiones. La nueva misión de Jagasaki será utilizar sus nuevos poderes para eliminar al resto de «fracturados» y convertirse así en el héroe que desea ser.
La descripción de Jagasaki nos puede sonar familiar, al igual que su contexto. Y no es de extrañar porque KANESHIRO Muneyuki y NISHIDA Kensuke no esconden precisamente sus influencias. Por un lado, el perfil psicológico de su protagonista nos remite al Hideo Suzuki de la mencionada I am a Hero, con el que Jagasaki tiene cosas en común tanto en su comportamiento, como en su relación y visión del mundo. Los «fracturados» de Jagaan son al mismo tiempo una distorsión de los ZQN de HANAZAWA, seres que muestran una forma de ser errática y violenta pero que pese a esta condición expresan visceralmente emociones y recuerdos. Los parecidos entre las dos obras se comprenden mejor si tenemos en cuenta que NISHIDA ha trabajado con HANAZAWA en el pasado, concretamente en uno de los spin-offs de su famosa creación: I am a Hero in Nagasaki. Esta historia se publicó en 2016 en la revista Yawaraka Spirits de Shōgakukan, un año antes de que saliese el primer número de Jagaan al mercado. No existen las casualidades.
Hay otra referencia evidente en Jagaan, una que incluso sus autores se toman a broma en el mismo manga. La historia de Jagasaki tiene una deuda pendiente con el Parasyte de IWAAKI Hitoshi, obra que en los últimos años está de actualidad debido a sus adaptaciones a la gran pantalla y el anime. En este sentido, el manga de NAKESHIRO y NISHIDA parte de una premisa calcada a la de Parasyte que casi nos hace pensar en una reinterpretación y/o actualización de la misma. La diferencia es la época de publicación de cadauna, porque mientras el manga de IWAAKI centra su atención en el drama y la acción sin profundizar en las interesantes cuestiones que pone sobre la mesa (el concepto de humanidad, su mensaje medioambiental, etc), en Jagaan hay una corrosiva visión de la sociedad japonesa. En Parasyte las amenazas eran humanos que habían perdido su humanidad a causa de un parásito, en Jagaan son las «ranas de la locura» lo que hacen es llevar al paroxismo los sentimientos, deseos y emociones de los infectados.
En los tres primeros volúmenes del manga publicado hasta la fecha por Norma Editorial vemos como Jagasaki se las tiene que ver contra las versiones hardcore de seres humanos que se identifican como jefes déspotas, trabajadores explotados, madres sobreprotectoras o novias frustradas por la presión de sus familias y parejas. La puesta en escena de estos monstruos es realmente virulenta y no deja de ser un exabrupto contra la sociedad japonesa; una pataleta que lejos de abordar de forma crítica cuestiones sociales que se dejan caer en la misma obra, como la desigualdad económica, los problemas laborales, el bullying, los abusos sexuales, etcétera, se refugia como su protagonista en su sobredimensionada acción. No nos llevemos a equívoco, Jagaan es un producto muy entretenido y con cierto atractivo, pero al igual que cualquier obra de OKU Hiroya -el creador de Gantz y Last Hero Inuyashiki es la tercera pata de la silla en la que se sustentan las referencias de esta obra- es una superproducción dónde no importa tanto el fondo como la forma.
No obstante, tanto OKU como NAKESHIRO y NISHIDA en la presente Jagaan, plantean un interesante discurso sobre la temática superheroica que a larga acaba siendo el sustento más jugoso de la obra. Para los aficionados familiarizados con el género debido a las publicaciones estadounidenses del género, puede ser refrescante ver una visión distinta de este tipo de historias, aun cuando el punto de vista no sea realmente inédito. En ella veremos las dudas del propio héroe, el cuestionamiento de su visión de la justicia, la manera en la que son vistos por la gente normal y corriente, su relación con la fama y el lado oscuro de sus adversarios y aliados. También es un aspecto positivo su capacidad para sorprendernos, con una historia no está desprovista de cierta sordidez, con personajes que presentan una relativa complejidad -aunque esta se utilice más para epatar al lector que como un elemento derivado de su profundidad- y situaciones que nos dejan un regusto verdaderamente amargo.
Jagaan es una amalgama de referencias muy entretenido, pero al que se le acaban viendo algo las costuras debido a que en realidad carece de una personalidad propia. Todos sus giros, sus ideas y sus personajes nos recuerdan algo anterior y aunque sus autores consigan entretenernos en sus primeros volúmenes, esto puede acabar pesando a medida que avance la historia si el lector va buscando un producto más original. En el fondo, Jagaan es una obra que no deja dejar de ser una superproducción relacionada colateralmente con las historias de zombies, y principalmente con el cómic de superhéroes, refinado a través del trabajo previo de autores como el de los mencionados HANAZAWA Kengo e HIROYA Oku. Un manga lleno de acción, sexo y humor, con un apartado gráfico que funciona a la perfección y un ritmo narrativo tan brutal como sus batallas repletas de desmembramientos, sangre y muerte. Estamos ante un trabajo que podrán disfrutar especialmente los aficionados que empaticen con los referentes que manejan sus autores y que ante todo busquen un producto ligero, pero con sus buenas dosis de violencia, sangre y perversión.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 6.5
6.8
Entretenida
Jagaan es un entretenimiento ligero cuyo mayor valor, puede ser también su principal defecto. La obra de KANESHIRO Muneyuki y NISHIDA Kensuke es una amalgama de referencias que van desde el cómic de superhéroes al trabajo de mangakas del calado de HANAZAWA Kengo y OKU Hiroya. Un manga lleno de violencia, sexo y perversión al que le falta encontrar su propio camino.