James Healer

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Giulio De Vita/NormaJAMES HEALER 1. CAMDEN ROCK
JAMES HEALER # 2. LA NOCHE DE LA COBRA
Guión: Yves Swolfs
Dibujo: Giulio De Vita
Color: Sophie Swolfs
Norma Editorial
48 pág. Color
Precio: 12.00 €

”Tuve una visión el día en que Eagle Glance decidió volver con sus antepasados. Me habló… Me dijo que el Gran Espíritu le daba una segunda oportunidad y que volvía entre nosotros, ya que su trabajo aún no había terminado. Pero para ello iba a necesitar un nuevo cuerpo (…) ¿Por qué Eagle Glance decidió adoptar la apariencia de un piel blanca para volver? Sabes… muchos de los nuestros se han negado a creerme… otros se han doblegado ante mi reputación y te han aceptado. Para mí eres Eagle Glance (…) Ahora te toca a ti seguir con tu misión. Pero sin estar realmente en ninguna parte… Siempre entre dos mundos…
Giulio De Vita/NormaAlgunos blancos o indios te tendrán una gran estima… pero otros te odiarán. Ya que aquel que pueda leer en lo más profundo del alma y revelar todas las verdades no es casi nunca bienvenido.”

”James Healer es un detective fuera de lo común. Posee capacidades sorprendentes de médium que utiliza para resolver asuntos sombríos y criminales. El shériff de Camden Rock, una ciudad pequeña y aparentemente tranquila, recurrirá a los dones de clarividencia de James y le pedirá ayuda para desenmascarar al asesino de tres jóvenes mujeres.”

Luces y sombras. Eso es lo que uno encuentra en este primer arco argumental de James Healer, luces y sombras. Tanto en la historia como en su confección. Y la luz más grande, por supuesto, es la que proyecta el protagonista de la misma.

Porque este sanador, James Healer, huérfano caucásico reencarnado de indio y criado por indios, es el único personaje sin mancha en una historia donde todos los demás esconden algo o se arrepienten de algo, sea de mucho o de poco.

Giulio De Vita/NormaPero también, a la vez, es James Healer el mayor hallazgo a nivel argumental que presenta la obra. Porque como personaje es misterioso, atractivo, interesante, está bien construido y resulta prometedor. Lo que se nos dice de él, como se nos muestra, lo que se deja entrever, su potente diseño… todo ello contribuye a crear ese aura que sólo desprenden los grandes héroes de papel.

La otra gran luz de este cómic es, sin duda, su dibujante. Giulio De Vita ofrece unos dibujos detallados pero que nunca caen en lo excesivo, un diseño de personajes sugerente, una buena narrativa visual y un juego de planos curioso en sus panorámicas, que raramente son amplias y abiertas, antes bien centradas en los personajes, pero que a pesar de ello consiguen situarnos con mucha verosimilitud en los distintos escenarios y ambientes de una manera inusual y bella.

Las sombras vienen de parte de su guionista, Yves Swolfs, autor que ya con su Durango me parecía poco más que correcto. Opinión puramente personal, evidentemente.

Queda claro que en James Healer a Swolfs se le debe reconocer el mérito de haberse inventado un buen protagonista para la serie. De haber ideado una historia de intrigas y corrupciones con muchas lecturas soterradas y algún que otro giro remarcable. Y de haber conseguido confeccionar algunos secundarios meritorios, empezando por el sheriff y acabando con “el ejecutor” después de pasar por el joven indio.

Pero también tiene sus pegas. La peor, quizás, esa falta de naturalidad de algunos diálogos. Especialmente esos casi-soliloquios de “los malos de la película” en sus escenas finales. Pero también un cierta confusión en algunas partes de la trama, diriase que algún error, lo excesivamente estereotipado de esos malvados y la falta de profundización, precisamente, en esos personajes que resultan más interesantes, el protagonista entre ellos.

Estos dos primeros números de James Healer dejan, pues, un cierto sabor agridulce. Con sus luces y sus sombras. Con mucho prometido y sólo una parte logrado. Nos queda la esperanza de que la serie, con algún número más, acabe de despegar y sepa abundar en todos sus méritos, que lo son y se agradecen, porque bien es sabido que todos los principios tienen su dificultad.

Giulio De Vita/Norma

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