¿Jeremiah?… ¿Hacer el tonto?… ¡No hay nadie más serio que é!
¡Por fin Planeta Cómic publica el cuarto integral de
Hermann Huppen es un historietista belga nacido en 1938. Su carrera siempre ha estado marcada por la evolución constante y la búsqueda de nuevos retos. Algo que ha conseguido que su obra siempre tenga interés ya que es el reflejo de sus ideas y del mercado francófono. Desde su debut a mediados de los años sesenta ha publicada hasta ahora ha publicado cerca de cien álbumes. Entre su producción destacan sus series con Greg, Bernard Prince (Ponent Mon) y Comanche (Planeta) y sus series en solitario, Las torres de Bois Mauri (Planeta) y Jeremiah (Planeta). Pero también ha publico alguno de los mejores álbumes unitarios del mercado francófono como Sarajevo Tango (Planeta), Caatinga (Planeta), Wild Bill ha muerto (Imágica Cómics) o Luna de Guerra (Norma). Su carrera le valió el más que merecido Grand Prix d’Angoulême en 2017.
Este integral es clave en la evolución de la serie, puesto que tras los sucesos del noveno álbum la serie había cambiado su status quo con la desaparición de Kurdy y con Jeremiah estableciendo una relación duradera con Lena. Pero todo eso cambia en Boomerang, el décimo álbum de la serie, que marca la vuelta de Kurdy y la ruptura de la relación entre Jeremiah y Lena. En este álbum vemos como la civilización intenta volver a la normalidad y reestablecer un gobierno mediante unas elecciones, llenas de corrupción eso sí. En medio de ellas Jeremiah y Kurdy se volverán a encontrar ya que su amistad es demasiado fuerte y Jeremiah no duda en socorrer a su amigo cueste lo que cueste. La amistad entre los dos siempre ha sido el motor de la serie y no tendría ningún sentido continuarla sin ambos, ya que Kurdy se ha convertido en el gran personaje de la serie, mucho más que un personaje cómico, y el catalizador de todos los álbumes. Hermann lo utiliza para proyectar su visión más cínica y amarga de la sociedad contemporánea. Este álbum se puede considerar como el fin del viaje del héroe de Jeremiah, ya que comprende que no puede llevar una vida normal y en adelante se dedicara a vagabundear con Kurdy, como unos Don Quijote y Sancho Panza postapocalípticos.
En Delta, Hermann vuelve a explorar alguno de los temas más habituales de su trabajo como son la venganza, la violencia y la codicia inherentes a la condición humana que sirven para justificar cualquier acción por terrible que parezca. Es una historia coral en la que Jeremiah y Kurdy ceden el protagonismo a los personajes secundarios, en la que hay dos tramas paralelas que terminan por entrecruzarse, un recurso muy habitual en sus trabajos que ya había empleado en la serie. Los dos amigos tienen un papel mucho más similar al de los personajes arquetípicos de la BD, uno el héroe pluscuamperfecto y el otro el secundario gracioso. La parte más brillante del álbum es la tensión que tiene la historia en las escenas que suceden en la refinería de petróleo en las que Hermann demuestra su dominio del tempo y del encuadre, aunque la historia sea algo previsible tanto en su desarrollo como en su final.
Julius y Romèa es el mejor álbum del integral, en él nos presenta una ciudad utópica en la que tirar basura al suelo es un delito, pero que solo es posible mantener en funcionamiento con el sufrimiento de los trabajadores foráneos. Algo que gran parte de la sociedad de la ciudad ha decidido ignorar refugiándose en la excusa del pan y circo. Una prueba palpable de la capacidad del ser humano para renunciar a derechos e ignorar el sufrimiento ajeno por una falsa sensación de seguridad y bienestar. Todo el álbum es una crítica al sistema capitalista en el que el beneficio de unos pocos se sostiene con el sufrimiento de la mayoría. Otra nuestra de que el mundo donde suceden las aventuras de nuestros protagonistas está recuperando la sociedad previa al apocalipsis, pero sin haber aprendido nada y repitiendo los errores del pasado. En esta ocasión, Hermann no se deja llevar por su pesimismo habitual ya que Julius y Romèa son la prueba de que la humanidad puede revelarse y cambiar su naturaleza.
Los tres álbumes son la prueba palpable de la madurez de Hermann como narrador. En ellos vemos como en las escenas de acción deja que el dibujo cuente la historia, sin caer en la necesidad de sobrescribir, tan propia de los malos guionistas. Una madurez que también adquieren sus personajes que completan la evolución que han sufrido desde el primer álbum. Las constantes de su obra siguen presentes en estos álbumes: la violencia, la naturaleza humana o la codicia. Pero elige distintos formatos para contarles pare evitar que su obra se vuelve repetitiva, algo que casi siempre consigue.
En la parte gráfica vemos como su estilo vuelve a mutar, Delta marca el progresivo abandono de la líneas finas y precisas que le daba el rotring por una mayor soltura y presencia de la mancha. Su capacidad para generar atmosferas y mover la cámara hace que te sumerjas de lleno en las historias. Los mismo sucede con sus diseños de página y su ambientación. Prueba la increíble capacidad de Hermann como narrador, de la que dan muestra las escenas mudas de cada uno de los álbumes que son prodigiosas, dejando todo el peso al dibujo y con un dominio de los tiempos y controlando qué debe mostrar y qué no, para conseguir mantener la tensión y la sorpresa. También se ve un cambio en el color de Fraymond, con una merma en la calidad producto del exceso de trabajo que tenía en esa época. Son los tres últimos álbumes que coloreó, siendo sustituido por Pahék en los siguientes álbumes. Pero su trabajo no convenció a Hermann que acabo optando por realizar el color directo, en una prueba más de su inquietud como autor.
La edición de Planeta tiene las mismas características que los tres integrales anteriores con un muy buen precio, pero con un tamaño menor del que la obra merece. Nada que ver con la magnífica y respetuosa edición que la misma Planeta realizó de Comanche. Por lo menos esperemos que esta vez la serie tenga continuidad y no se vuelva a quedar parada, ya que Hermann ha anunciado el álbum número 37. Hay que destacar que en esta edición se respeta el orden de publicación no como hizo Grijalbo en su momento que saco Delta antes que Boomerang, así que es algo de agradecer.
Este integral supone un punto y aparte en la serie, ya que completa el crecimiento de Jeremiah y Kurdy y se aleja de manera casi definitiva del western. Lo que si mantiene es el estudio sobre la violencia y la naturaleza humana que está presente en casi toda la obra de Hermann. Boomerang y sobre todo Julius y Romèa son dos de los mejores ejemplos de los altos niveles de calidad de la serie. Ahora toca cruzar los dedos esperando que el quinto Integral vea la luz lo más pronto posible.
Guión - 9
Dibujo - 9.5
Interés - 9.5
9.3
Obra Maestra
Hermann en estado puro, firmando alguno de los mejores álbumes de la serie.