Jessica Jones #1

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Brian Michael Bendis
Dibujo: Michael Gaydos.
Color: Matt Hollingsworth.
Formato: Grapa, 22 páginas.
Precio: $3.99.

 

No creo que haga falta decir por qué Jessica Jones vuelve a estar de moda. Brian Michael Bendis, Michael Gaydos, Matt Hollingsworth y David Mack se reúnen de nuevo para otro volumen de las aventuras de la detective privada más conocida del universo Marvel. Pero mucho ha cambiado desde entonces. Bendis ya no es ese escritor de cómics noir probando suerte en el mundillo de los superhéroes, sino una figura odiada y amada a partes iguales, clave para entender la evolución de Marvel Comics; Gaydos y Mack no se han dejado ver mucho en Marvel todos estos años, y están más centrados en proyectos personales; y Hollingsworth pasó a ser desde hace años uno de los coloristas más demandados en la industria norteamericana. Decía Bendis que esta era una serie que llevaba queriendo hacer largo tiempo, pero ninguno de los involucrados tenía tiempo para ella. El éxito de la serie de televisión fue el empujón necesario para que todos hicieran un hueco en sus apretadas agendas.

El primer número de Jessica Jones es básicamente Alias sin las escenas de sexo y esa palabrota que empieza por «f». Es decir, la protagonista homónima regresa a su antiguo rol de detective privada amargada, investigando casos intrigantes y llevándose mal con los superhéroes. Por algún motivo que se irá explicando más adelante, ha enfurecido a todos sus amigos y tendrá que lidiar con las consecuencias. No se pretende erradicar los últimos trece años de continuidad, pero hay una clara intención de volver al año 2000 dentro de lo que cabe. Entre los motivos de tal decisión se encontrará probablemente querer hacer un cómic atractivo para los espectadores de Netflix, aunque si este primer número es indicativo de la calidad de la serie, no ha sido tan mala idea hacer lo que los americanos llaman back to the basics.

Leer Jessica Jones es como leer un número inédito de Alias, y no se me ocurre elogio mejor. Todo lo que hizo grande a esa serie está presente en el primer número, empezando por la caracterización de la protagonista y esos casos tan curiosos que Bendis aprovecha para comentar aspectos del universo Marvel. Por no hablar de los archiconocidos diálogos marca de la casa y el ritmo pausado y lento. En efecto, apenas pasan cosas en todo el número, haciendo difícil reseñar el guion. Y respecto al apartado gráfico, la sensación de estar ante un número de Alias es incluso mayor. Aunque en realidad lo ha ido refinando, el dibujo de Gaydos no parece haber cambiado ni un ápice en todos estos años, sobre todo porque Hollingsworth usa una paleta de colores idéntica a la de hace más de una década. No sería descabellado decir que lo único que hace sospechar que este no es un número perdido de Alias son las portadas de un David Mack que emula la estética de los posters de la serie de Netflix.

En una era de reboots y relanzamientos de todo aquel producto de entretenimiento capaz de suscitar un mínimo de nostalgia, es justo preguntarse si esto es lo mejor que podía hacer el equipo de Alias. Esta es un buena pregunta, y en mi caso la respuesta es un rotundo sí. Alias es una de mi series favoritas, no la descubrí hasta hace cuatro años, y me alegra mucho que continúe en la actualidad. Pero más importante aún: entre este Bendis y el de Guardianes de la Galaxia me quedo claramente con el primero. Es cierto que el de Portland ya no es el escritor que era hace muchos años, pero sigue sintiéndose más cómodo fuera de los grandes supergrupos y por eso estoy dispuesto a darle una nueva oportunidad. Puede que en unos meses haya un crossover de Jessica Jones y Mapache Cohete que afecte profundamente a la colección de Miles Morales, pero de momento hay motivos para el optimismo.

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