Joe El Bárbaro

Una historia que rinde homenaje a la imaginación.

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Edición original: Joe the Barbarian núms. 1 a 8 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Grant Morrison.
Dibujo: Sean Murphy.
Entintado: Sean Murphy.
Color: Dave Stewart.
Traducción: Guillermo Ruiz Carreras.
Formato: Cartoné, 224 págs. A color.
Precio: 24,00 euros.

La imaginación es uno de los bienes personales más importantes que posee el ser humano. Es fuente de inspiración, de avance, de innovación y progreso. Es el material con el que se cimentan los sueños. Se atesora y se cultiva a lo largo de toda la vida, pero con especial intensidad en los años en los que el mundo no está plagado de oscuridad. La niñez y la juventud son épocas en las que la imaginación campa a sus anchas, sin barrera alguna, libre de facturas, de hipotecas, de obligaciones contractuales que la permiten crecer y volar sin límite alguno. Y de eso trata esta obra de Morrison y Murphy. Una oda a la imaginación, a los sueños, a la fantasía, ciencia ficción y los eternos mundos que se esconden en nuestro interior.

Joe es un adolescente que va a clase, que debe lidiar con su diabetes, que vive con su madre, huérfano de padre, que debe batallar con una realidad que le supera y se le hace especialmente pequeña en su día a día. Una realidad que una tarde, a la vuelta del colegio, se contrae sobre si misma y se pliega de tal forma que lo familiar se vuelve extraño. Atrapado en su casa, los pasillos, habitaciones y paredes de su hogar conforman un mundo nuevo, plagado de valles, profundos océanos, escarpados desfiladeros, pantanos, páramos y extrañas ciudades, que lo llevaran a vivir una aventura dispuesta a poner a prueba su cordura.

La construcción interna de la obra esconde un trabajo detallado, minucioso, donde la sinergia entre guionista y dibujante se siente positivamente en todo momento. Morrison se muestra menos lisérgico que en otros trabajos, pero no por ello está más contenido. Las intenciones son claras: homenajear a la imaginación. El resultado, sin embargo, no está a la altura mostrándose la propuesta irregular y descompensada, con problemas de ritmo a lo largo de su desarrollo, que acaban por lastrar un trabajo que en lo visual deslumbra.

En la obra hay ambición, entendiéndola como algo positivo, por tocar el máximo posible de cuerdas relacionadas con la imaginación. Morrison persigue trasladar los elementos comunes y afines a la habitación de un muchacho de 13 años, en algo más elevado que meros objetos de plástico, metal y vivos colores. Los juguetes son algo más que objetos y en manos del escoces, se transforman en vehículos con los que construir civilizaciones enteras. Mundos donde tienen cabida adustos guerreros, modernos vehículos, naves, robots, superhéroes… que conforman una amalgama heterogénea donde lo imposible es posible y lo inverosímil tiene lógica. Una potente premisa que en manos del solvente Morrison no acaba de explotarse con suficiente eficacia.

La historia discurre de forma que se juega con el lector a determinar si lo que ocurre es o no algo que este sucediendo, con inserciones entre realidad y ficción de manera continuada. Este cambio de escenario resulta estimulante pero, debido en buena parte a la extensión de la obra a la que se somete Morrison, la parte fantástica se resiente con insertos que se mueven de forma perezosa.

El objetivo del trabajo de Morrison si que se alcanza, pero su coste es elevado para el tono de la historia. Su fondo y forma no van de la mano, siendo la forma la que fagocita al fondo, quedando todo demasiado velado, demasiado aplastado como para poder admirarse en todo su esplendor.

El trabajo de Morrison queda más en evidencia cuando el encargado de plasmar la magnitud de su propuesta es Sean Murphy, un dibujante cuyo talento excede con creces las exigencias del guion. Se ha dicho mucho del estilo del dibujante de del Caballero Blanco, detallista como pocos, apasionado de los vehículos, de narrativa audaz y eficaz, trazo recto y expresivo, entre otros muchos apelativos, que intentan describir lo hipnótico que resulta su trabajo. En Joe le Bárbaro, se siente su poderío en todo momento, con algún que otro pequeño desliz narrativo, pero que se perdona dado el extraordinario despliegue pirotécnico que realiza en composición.

Suya es la puesta en escena de uno de los momentos más significativos de la trama, con Joe recorriendo su casa hasta llegar a su cuarto. Un cuarto plagado de juguetes que harán las delicias de todo lector que se detenga a buscar los muchos detalles que esconde Murphy en tan magna viñeta.

En este trabajo también hace un uso intensivo del negro, con masas grandes distribuidas por cada página, lo que crea una atmosfera opresiva que el color de Dave Stewart se encarga de rematar con una paleta de colores apagados.

En definitiva, estamos ante un Murphy reconocible plenamente, motivado y muy concienciado de la fuerza de su trabajo a la hora de lograr que la obra impacte en el lector. Muy al contrario del trabajo de Morrison, descompensado, desequilibrado, mostrando momentos de brillantez extrema y otros de una severa falta de tono y ritmo. Tal vez la duración de la historia, ocho entregas, penaliza al conjunto, al sentir que el escoces alarga la trama mucho más de lo que debería, dado lo que se quiere narrar.

La lectura de Joe el Bárbaro funciona a ese nivel elemental con el que Morrison busca rendir tributo a la fascinante imaginación del ser humano. Su propuesta es profundamente emotiva y resulta muy complicado no sentirse identificado con Joe en algunos momentos. En eso el guionista toca la fibra de forma magistral. Y es una lastima que todo lo anterior haga de la obra algo muy apetecible, pero el desarrollo y la historia en si no sean capaces de sustentarse adecuadamente. Un trabajo relevante, publicado dentro de la Biblioteca Morrison de ECC, que trae unos extraordinarios extras de Murphy, pero que sin este estaríamos ante un trabajo que sería una anécdota dentro de la producción global de Morrison.

Edición original: Joe the Barbarian núms. 1 a 8 USA. Edición nacional/ España: ECC Ediciones. Guion: Grant Morrison. Dibujo: Sean Murphy. Entintado: Sean Murphy. Color: Dave Stewart. Traducción: Guillermo Ruiz Carreras. Formato: Cartoné, 224 págs. A color. Precio: 24,00 euros. La imaginación es uno de los bienes personales más importantes…

Muy irregular.

Guion - 6.5
Dibujo - 9
Interés - 7

7.5

Una historia que quiere ser toda una declaración de amor ala imaginación, que adolece de problemas de ritmo, con un Morrison descentrado en algunos momentos, que penalizan la extraordinaria labor al dibujo de un Murphy descomunal.

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