«Al menos hoy, la verdad, la justicia y el estilo de vida americano han triunfado.»
En 1978 se estrenaba en la gran pantalla Superman, la exitosa adaptación de este mítico personaje realizada por el director Richard Donner. La producción protagonizada por Christopher Reeve fue un hito de la época por muy diversos motivos y sirvió para acabar de dar a conocer al gran público las hazañas del considerado primer superhéroe de la historia. Pero la cinta no solo se trasformó en un escaparate para el Hombre de Acero, no menos importante fue su forma colateral de ayudar a visibilizar y subsanar -al menos en parte- una injusticia endémica para con los creadores de este personaje. El guionista Jerry Siegel y su compañero y dibujante Joe Shuster habían presentado a este incansable luchador por la libertad en 1938, en las páginas del primer número de Action Comics. Era algo nuevo, diferente y estimulante que llamó la atención de los lectores de inmediato. La génesis de Superman cambió de raíz la industria del cómic y alumbró el único género nacido de las viñetas: el relato superheroico.
Pero el éxito de Jerry Siegel y Joe Shuster tiene un lado muy oscuro; moverse por terrenos virgenes, su inexperiencia en el medio y el exceso de confianza fueron algunos de los hándicaps que les dejaron en una comprometida situación. La pareja había vendido los derechos de Superman a National Allied Publications -el antiguo nombre de DC Comics– por unos escasos 130 dólares. Un hecho que marcaría el devenir de su carrera y sus vidas llevándoles durante décadas a una lucha constante por el reconocimiento. Fue en 1975, con la película de Superman en el horizonte, cuando DC Comics rectificó otorgando sendas pensiones vitalicias a Siegel y Shuster y reconociendo la autoría de los creadores dando crédito artístico a la pareja en sus publicaciones, películas y series. Los años de lucha legal no acabarían aquí pero era todo un paso que en DC Comics se sintiesen «moralmente obligados» a reconocer el trabajo de dos figuras clave de la historia del cómic estadounidense.
La epopeya que Siegel y Shuster sufrieron en vida nos la narra una de las últimas publicaciones de Dibbuks en nuestro país: Joe Shuster. Una historia a la sombra de Superman, de Julian Voloj y Thomas Campi. Una obra perfecta para ahondar en la persona de los creadores de Superman, en sus victorias, sus miserias, obsesiones y en episodios concretos de su biografía que nos permiten ayudar a comprender las particularidades de un personaje como el Hombre de Acero. Su guionista Julian Voloj debutó en el mundo del cómic en 2015 con Ghetto Borther, obra publicada en España por Roca Editorial en la que nos hablaba de los conflictos raciales en la Nueva York de los años 70 y el origen del hip hop como un estilo de música reivindicativa propia de los guetos de la ciudad. En su nuevo trabajo ese ánimo reivindicativo y social perdura, pero en este caso se aborda través de la relación desigual y abusiva de unos creadores con la empresa que se aprovecha de ellos.
El aliado de Voloj a la hora de contar esta historia es el artista italiano Thomas Campi. Este autor comenzó su carrera ligado a la serie Julia de Bonelli, pero nos ha asombrado especialmente con sus trabajos más personales en Gente corriente y la reciente Magritte. Esto no es una biografía, ambas en colaboración con Vincent Zabus. El suyo es un dibujo que recuerda a las acuarelas del pintor estadounidense Edward Hopper tan dadas a retratar la soledad y el desamparo emocional. No es de extrañar que Voloj se decantase por un artista capaz de transmitir sensaciones parecidas, fabulando óleos en viñetas de un corte impresionista que narran a la vez que dan pie a retratar la psicología de sus personajes. Campi demuestra además su habilidad para adaptarse, para utilizar todo tipo de recursos que sirvan al cometido incluyendo su manera de recuperar imágenes reales de cómics y publicaciones del medio.
En colaboración con Voloj el arte de Campi rinde homenaje a la historia del cómic estadounidense pasando por sus páginas figuras como las de Jerry Robinson, Bill Finger, Bob Kane, Joe Simon, Jack Kirby, Neal Adams o Will Eisner. En ocasiones, simples cameos, en otras jugando papeles más específicos y decisivos en una trama que nos permite situarnos cronológicamente en las primeras décadas de vida de un negocio que sus protagonistas espolearon con su inventiva. Es también esta obra un espacio para recordar obras clásicas y pioneras del pasado siglo XX, como Little Nemo in Slumberland, Katzenjammer Kids, Boob McNutt, Happy Hooligan o Barney Google. Y todavía queda espacio para hablarnos de Fredric Wertham y la censura del cómic, los coquetos obligados de Joe Shuster con el cómic erótico, la extraña conexión con la mafia de la editorial encargada de publicar Superman o la ironía que suponía para los creadores de cómic de mediados del siglo pasado el arte pop de Andy Warhol, Jasper Johns o Roy Lichtenstein.
La mejor virtud del guion de Julian Voloj es su capacidad para sintetizar una historia con tantos frentes abiertos, sin perjudicar por ello la lectura, dándole una fluidez que se beneficia del dibujo fresco, apastelado y luminoso de Campi. Desde el instituto de la localidad de Glenville (Cleveland) en el que se conocieron Siegel y Shuster, hasta el desenlace y reflexión final de esta obra, Joe Shuster. Una historia a la sombra de Superman resulta una propuesta amena, interesante y enormemente ilustrativa. En el trabajo de Voloj y Campi hay un especial cariño por el detalle que desarma al lector, un realismo que se enzarza por enésima vez contra el mito del sueño americano y un meticuloso trabajo de investigación que nos ofrece una vuelta de tuerca a la clásica historia de David contra Goliath. No obstante, como avisa Voloj, «David no es exactamente el ganador de este cuento».
Para la documentación de este proyecto Voloj ha hecho un importante trabajo de campo, ha recorrido las hemerotecas, ha recopilado centenares de actas judiciales, ha realizado miles de búsquedas en Internet y ha leído y releído la correspondencia personal de sus protagonistas en la que se detallan sus momentos más bajos, un infierno de facturas médicas impagadas, el miedo al desahucio y súplicas de ayuda económica a sus amigos. Todo esto ha servido para poder ser honestos con los hechos reales y con las visiones de Siegel y Shuster sobre su dilema, con sus distintos y contrarios matices que incluso les llevó a adoptar posturas enconadas sobre la comprensión de su trabajo y la autoría de su obra. En ese sentido, es interesante apreciar como la historia se narra desde el punto de vista de Shuster cuyo rol le hace sentirse a la deriva, entre los peces gordos y editores de National y el entusiasta rencor de su compañero Siegel.
De una manera u otra, como señala Voloj, estamos ante “una novela gráfica de no ficción que habla de alguien cuya contribución sigue siendo una inspiración, pero que sufrió la mayor parte de su vida, al no obtener el reconocimiento que se merece.» Joe Shuster. Una historia a la sombra de Superman se ha publicado este mismo año y casi simultáneamente en Italia, Estados Unidos y España. Todo para conmemorar los 80 años de historia de Superman, una héroe de los oprimidos y una fresca e ingenua fantasía de unos jóvenes judios de Cleveland que no cambiaron el mundo pero sí la industria del cómic estadounidense. La edición de Dibbuks incluye unas completas notas sobre los detalles de la obra, los bocetos de las cubiertas originales, un prefacio del dibujante Chelle Mayer y un interesante epílogo del propio Voloj. En conjunto, una novela gráfica que nos muestra la ironía y la cara oculta que puede representar un ideal, en este caso el de un superhombre definido por la verdad, la justicia y el estilo de vida americano.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 10
9.3
Imprescindible
En "Joe Shuster. Una historia a la sombra de Superman", Julian Voloj y Thomas Campi nos narran la historia del éxito de una creación y la maldición de sus creadores. Una obra que rinde tributo a la historia del cómic y sus principales valedores, los autores que le han dado y siguen dando vida a las viñetas. El dibujo impresionista de Campi es el escaparate de una biografía que refleja un meticuloso trabajo de investigación y un comprometido cariño por la verdad y la justicia, aunque no tanto por el estilo de vida americano. Imprescindible para los apasionados de la historia detrás de las viñetas.
¡Qué interesante! Otra obra que lleva el potencial del comic más allá de su frontera.
Lo tuve en mis manos la semana pasada y lo deje reservado en mi tienda, porque me pareció una obra muy interesantes. Gracias a la reseña las dudas se disipan del todo y pienso que es una obra indispensable, sin haberla leído todavía, para todo aficionado a la intrahistoria que hay detrás e las historias de nuestros héroes de papel. Magnífico trabajo, Jordi. 🙂