Traducción: Guillermo Ruiz Carreras
TERROR PARA MUY TERROREROS
Las antologías de terror tienen algo que me ha llamado poderosamente la atención desde que era un niño. Recuerdo sentir siempre cierta atracción silenciosa hacia los libros de Pesadillas que desfilaban por la estantería de mi primo, como un placer inalcanzable. Recuerdo mantenerme pegado a la tele hasta lo que por aquel entonces parecían altas horas de la noche; huir del sueño en lo que parecía una arriesgada misión para poder ver ese capitulillo de El club de la medianoche. Puede que hoy en día parezca una serie inofensiva, pero en su momento me invadían los escalofríos con solo ver la intro.
Para mí, uno de los principales atractivos del terror siempre ha sido la sensación de estar ante algo prohibido, arriesgado. Arriesgarme a coger ese libro de la estantería y explorarlo en solitario. Arriesgarme a una riña por quedarme despierto para ver esa serie. Y sobre todo, arriesgarme a caer preso del miedo porque no puedo resistirme a la tentación de descubrir esa nueva historia.
Lo cierto es que en España estamos de enhorabuena últimamente con el estado del los cómics de terror que estamos recibiendo, también si nos fijamos en la antologías. Entre algunos de los casos más sonados encontramos La moneda de plata (Panini Cómics), Ice Cream Man (Moztros) o la reedición de los clásicos de la EC (Diábolo Ediciones).
Desde noviembre del año pasado, ECC Ediciones se ha sumado a la tendencia con otra nueva propuesta que ya va por el cuarto de los ocho volúmenes de los que en principio contará. John Carpenter: Historias para una noche de Halloween es otra de esas antologías, en este caso liderada por el mítico director de cine y consumado amante de los cómics John Carpenter. Carpenter, no obstante, solo se encarga de escribir una de las muchas historias cortas que conforman cada tomo (y no suelen ser las mejores, si se me permite el comentario).
En Historias para una noche de Halloween se parte de la premisa de intentar recrear, precisamente, el espíritu de los cómics de terror clásicos a los que tantos buenos recuerdos asociamos muchos. Para ello se cuenta con una extensa variedad de artistas de diferentes rangos de popularidad y estilos que aporten su propia voz al conjunto. Citarlos a todos ellos daría para llenar un párrafo entero y si estáis interesados ya podéis encontrar una lista completa de estos nombres en la ficha del cómic, al comienzo de la reseña.
Estamos ante historias cortas y autoconclusivas, de unas 10-15 páginas de media. A modo de hilo conductor, además de como homenaje a las historias de terror clásicas, en los dos primeros tomos se nos presenta a la figura de “El sepulturero”, un hombre de edad avanzada y presencia extraña que aparece antes de cada historia para charlar un poco con el lector, haciendo algún comentario de la historia anterior y presentando la siguiente. Las apariciones de este personaje no son relevantes para la trama y solo están para aportar al ambiente que se pretende crear. Consisten además en páginas individuales narradas en prosa que se pueden omitir sin problema, lo cual es bastante probable que queráis hacer en algún momento dado lo pesadas que se pueden volver. El concepto de “El sepulturero”, pese a rescatar el espíritu más clásico de estas antologías, no llega a funcionar por su ejecución y acaba por abandonarse en el tercer tomo de la serie.
Sobre las historias en sí, como es común en un formato de antología, hay de todo. Suele ser muy difícil en estos casos dar un veredicto general del cómic. Se puede decidir juzgar el todo por lo mejor o lo peor de sus partes, por ejemplo. Personalmente, prefiero comentar el sabor de boca general con el que me he quedado al finalizar las lecturas. En el caso de Historias para una noche de Halloween, ese regusto es lo bastante agradable como para querer repetir, pero no tanto como pare recomendarle la experiencia a todo el mundo. Sin alejarnos del lenguaje gustativo, esto es, en definitiva, café para muy cafeteros.
Las historias que encontramos aquí presentan, como comentaba, propuestas enormemente variables en todos los sentidos. Todas las historias tratarán de ser truculentas de alguna forma, pero el resto de elementos varían en función del caso. Varían la temática, el estilo y la clase de terror. Varía también la calidad del guion y el dibujo.
Cuando uno lee una historia de terror clásica de la EC, por ejemplo, suele encontrar ciertos patrones. Para empezar, los cómics de aquella época eran muy densos en información, por lo que en no muchas páginas había espacio para desarrollar una historia más que competente. Al mismo tiempo, en este tipo de propuestas suelen ser muy importantes tanto los personajes como el desarrollo de la tensión. Presentar personajes con los que el lector empatice rápidamente resulta fundamental para que exista preocupación sobre su estado y el terror funcione. Además, el juego con una tensión cambiante, con una historia que empiece pareciendo inofensiva y eleve paulatinamente el tono de forma sugerente, suele conforma gran parte de la gracia. En estos casos, como en tanto otros, los preámbulos a menudo resultan más importantes que el inevitable clímax.
En Historias para una noche de Halloween, aunque los autores disponen de un número de páginas similar, la densidad de información presentada en cada página es muchísimo menor. Esto quiere decir que dos de los elementos más importante de estos tipos de historias como los arriba mencionados apenas pueden hacer acto de presencia por una mera falta de espacio para su existencia.
Ante este panorama, las historias acaban resultando a menudo monótonas y poco interesantes, además de leerse en un suspiro. Dentro de esta tendencia, si bien no diría que el nivel general es desastroso, desde luego tampoco es particularmente elevado. Hay historias más que salvables, sobre todo aquellas con las premisas más originales, pero incluso estas se encuentran ante la problemática de la falta de espacio, limitando su potencial y viéndose casi obligadas a utilizar el recurso de un gran giro final.
En cuanto al dibujo, la disparidad de resultados se amplía más si cabe para ofrecernos tanto trabajos impresionantes como otros de los que queremos pasar cuanto antes. A nivel de funcionalidad narrativa siempre se mantiene un nivel mínimo, pero únicamente algunos consiguen sumergirnos de verdad en el tono de la historia en cuestión.
En definitiva, rescatando la misma frase a la que recurro al principio del texto, esto es café para muy cafeteros. Personalmente he disfrutado de estos tomos, sí, pero la pregunta es cuándo una obra de este tipo no me hace disfrutar, aunque sea por puro concepto. Lo que John Carpenter nos presenta en estos Historias para una noche de Halloween no resulta (casi) nunca desastroso, del mismo modo que tampoco resulta (casi) nunca particularmente estimulante. Se trata de una lectura recomendable principalmente para los seguidores acérrimos de este tipo de historias y a sabiendas siempre de que existen alternativas más atractivas.
Por cierto, un consejo a modo de cierre: el primero de estos cuatro tomos cuenta con la mitad de páginas que el resto, mientras que su precio solo se reduce en aproximadamente un 25 %. Esto quiere decir que se trata del tomo que más caro sale por página con bastante diferencia. Además, seguramente también sea el más flojo en cuanto a la calidad de las historias. Por ello, y dada la naturaleza antológica de estos cómics, recomiendo a quien tenga curiosidad por acercarse que empiece directamente por cualquiera de los tomos menos el primero.
(Nota: no se han realizado comentarios sobre la traducción al español porque para esta reseña se ha dispuesto solo de los cómics en su lengua original).
Lo mejor
• Sigue teniendo parte del encanto típico de las antologías de este tipo.
• Algunas historias tienen giros finales muy efectivos.
• El dibujo en algunos casos es espectacular…
Lo peor
• … Y en otros dan ganas de pasar a la siguiente historia cuanto antes.
• La mayoría de historias resultan poco inspiradas.
• Casi no hay espacio para el desarrollo.
Guion - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 6
6.5
Sustillo
Antologías de terror no muy inspiradas. Recomendables principalmente para los amantes del género.