Y si os dijese que John Romita Sr. trabajó en DC Comics, y afirmase que podría ser comparado el impacto de su estilo con lo que supuso Neal Adams en los 70 o Jim Lee en los 90 me tacharíais de loco. Voy a demostrar que no son simples elucubraciones carentes de cualquier lógica y sentido.
Como bien sabemos cuándo John Romita Sr. se hizo cargo de The Amazing Spider-Man en 1966, esencialmente cambió el enfoque original del co-creador Steve Ditko. Pasamos a tener entre manos una telenovela con superhéroes. Lo que puede parecer un enfoque totalmente incompatible con Spiderman, Daredevil, o el Capitán América, entre otros, ha sido un patrón seguido en multitud de colecciones y series televisivas en este género (me viene a la cabeza Smallville, por ejemplo). Lo que es innegable es que esta manera de entender a Spiderman y su nutrido elenco de personajes secundarios aupó a la colección al top de series de Marvel Comics. El concepto de Spiderman, o más bien de Peter Parker, quedó irremediablemente definido para siempre, y ello gracias a un dibujante que había nacido entre cómics románticos.
John Romita Sr. venía de trabajar en exclusiva para DC en lo que rápidamente se estaba convirtiendo en un pilar de la industria: el género romántico. Young Romance, el primer título de este género en EE. UU., había sido creado ni más ni menos que por Jack Kirby y Joe Simon, los artífices del Capitán América. Esta serie fue lanzada en septiembre de 1947 y se convirtió en un éxito instantáneo con aproximadamente un millón de copias vendidas mensualmente (ojo con la cantidad de entregas vendidas cuando a duras penas hoy en día cuesta llegar a las 100.000). Tres años después hasta casi 100 títulos estaba en los quioscos estadounidenses. Títulos como My Secret Affair, My Life True Stories in Pictures y Secret Hearts, fueron las puntas de lanza de este nuevo género.
John Romita Sr., por tanto, evolucionó desde este género de tal forma que quedó grabado en su propio ADN. Un estilo contemporáneo y atractivo, que daba una vuelta de tuerca a gran parte de los trabajos de la época. Sin desmerecer su valor y calidad, no podemos negar que, por ejemplo, el dibujo de Los Cuatro Fantásticos o el Capitán América era a toda luces más clásico y visualmente diferente. El dibujo de nuestro protagonista era además sustancialmente sexy dentro de los cánones de la época y muy rupturista en lo que al trazo de las líneas de personajes femeninos se refiere.
Más allá de lo que he expuesto, Romita Sr. tenía algo más a su favor. A diferencia del resto de compañeros que trabajaban en el género romántico, era un amante de los super héroes. Revisando alguna entrevista, que se puede encontrar en las redes, el dibujante siempre ha mencionado que leía cómics de niño y cómo dieron forma a su comprensión y uso del formato, aludiendo por ejemplo a Terry and the Pirates de Milton Caniff e incluso a los primeros trabajos de Jack Kirby. Comentaba el dibujante que “Cuando salió el Capitán América de Jack Kirby, yo tenía diez años y les decía a mis amigos: ¿Ves lo que está haciendo aquí? ¿Ves cómo consiguió que el tipo saliera de la viñeta? ¡Hace que parezca que sale de la página!”
Es decir, la importancia del trabajo del que siempre será asociado como «el dibujante por antonomasia de Spiderman», debe visionarse desde un prisma muy diferente al que hemos ido aludiendo en muchas ocasiones. ¿Por qué?, sencillamente porque la fusión de elementos asociados al género romántico, como el glamour y belleza de los personajes, se sumó a un concepto del género de super héroes absorbido de autores como Kirby, con un aderezo de técnicas propias del ensalzamiento de los sentimental, emocional y, en definitiva, del romance. Consiguió un interés visual casado con un énfasis de las emociones. Lágrimas en el rostro de los protagonistas, de personajes secundarios, e incluso frases entre exclamaciones cargadas de sentimientos plagaron su trabajo en el género romántico, siendo, tiempo después, plasmado en las páginas de The Amazing Spider-Man.
Finalmente, Romita Sr. a medida que DC empezaba a sentir la sobrecarga de un género que empezaba a quemarse decidió tomar caminos diferentes. El exceso de trabajo con condiciones económicas que no le encajaban abocó a que, ante la llamada de Stan Lee, se marchase a la Casa de las Ideas.
Stan Lee llamó y ofreció casi carta blanca a nuestro protagonista, y lógicamente, éste aceptó. Para muchos, John Romita Sr. es Marvel, de la misma manera que lo es Kirby o los hermanos Buscema. Sin embargo, casi nadie recuerda que las habilidades narrativas y gráficas de nuestro protagonista de esta semana se perfeccionaron en el género romántico.
Por eso me veía en la necesidad de recordarlo, en un momento triste, tras saber de su fallecimiento. Para mí es el grande de los grandes de los sesenta en Marvel Comics. El amor y el drama nunca fueron tan magistralmente reflejados en el género de los super héroes como en cada viñeta del maestro, del maravilloso John Romita Sr.