Ya han pasado unos meses desde que hablásemos por primera vez en la web de la tercera parte de
A modo de recordatorio, volvemos a contar que Stardust Crusaders (
Después del primer tomo introductorio en el que comenzamos a conocer a los personajes que conforman el grupo que nos acompañará durante este arco y sus nuevos e impresionantes poderes, dejábamos a Jotaro y Joseph Joestar embarcados en un carguero de la Fundación Speedwagon en el puerto de Hong Kong. Nieto y abuelo, junto con Muhammad Avdol y sus nuevos aliados, Noriaki Kakyoin y Jean Pierre Polnareff, tienen la complicada misión de llegar a Egipto siguiendo los pasos del malvado pero carismático Dio Brando. Con un tiempo máximo de 50 días para acabar con Dio antes de que el Stand de Holy Joestar, la madre de Jotaro e hija de Joseph, consuma la vida de su usuaria, los protagonistas pronto descubrirán que no están precisamente en un crucero de placer.
Argumento
Con su habitual y taimado proceder, Dio ha contactado uno a uno con diversos usuarios de los Stands con el objetivo de terminar con la vida de los Joestar, la familia que, irracionalmente, parece ser la única piedra en su zapato en el camino a la dominación mundial. Así, después de que Jotaro y compañía descubran que hay una pequeña polizonte llamada Anne, el grupo se ve atacado por el capitán del barco, que resulta ser un impostor y manejar el Stand conocido como Dark Blue Moon. Pese a que este acuático adversario usa sus triquiñuelas para convertir a Anne en su rehén y obligar a Jotaro a pelear bajo el agua, el más joven de los Joestar da muestras de su valor y resolución, así como del poder de su Stand, Star Platinum, y consigue derrotarlo, para después huir a la desesperada con el resto de los personajes en un bote salvavidas.
El viaje contrarreloj por la vida de Holy Joestar empieza, como veis, de manera muy turbulenta, algo que se acentuará cuando el grupo es rescatado por otro barco, una especie de carguero que, misteriosamente, parece tripularse solo. Pese a lo extraño de la situación, Jotaro y compañía intentan acomodarse en una embarcación que parece estar únicamente habitada por un orangután enjaulado… que para rizar el rizo de lo bizarro se escapa y comienza a acosar a la pobre Anne. Jotaro se ve obligado a enfrentarse al animal, mientras el resto del grupo descubre con horror que el primate es en realidad un usuario de Stand y que el barco entero es su poder. Tras una batalla en la que nuevamente Star Platinum salva el día, el grupo se hace de nuevo a la mar con un bote hasta llegar a Singapur. Tras dejar atrás el peligro de los mares parece que la ciudad asiática puede darles un respiro, pero nada más lejos de la realidad: tras registrase en el hotel, Polnareff es atacado por Devo, otro usuario de Stand que utiliza un poder llamado Ebony Devil, con el que ataca mediante una suerte de marionetas. Polnareff tiene que hacer uso de todo su ingenio y de su propio Stand, Silver Chariot, para acabar con la vida de su rival. Al mismo tiempo, Joseph Joestar usa su Stand, Hermit Purple, que le permite seguir la pista de Dio y le advierte de que Kakyoin podría ser un agente de su enemigo, pero es descubierto por el propio Dio que corta la comunicación y prepara un ataque más cruento contra sus enemigos.
La traición de Kakyoin pasa inadvertida para todos hasta que el muchacho comienza a hacer cosas extrañas e intenta asesinar a Jotaro. Obligado a enfrentarse a él, Jojo termina por descubrir que ese no es Kakyoin, sino Rubber Soul que su Stand Yellow Temperance ha asumido la identidad del compañero de escuela de Jojo. Jotaro consigue acabar con Rubber Soul, no sin antes obligarle a confesar el plan de Dio: en esos momentos cuatro usuarios de Stand, Hanged Man, Death, Emperor y Empress aguardan en su camino hasta Egipto con órdenes de acabar con ellos.
La elección de esos enemigos no es casual, ya que resulta ser una jugada maestra de Dio para terminar con más facilidad con el grupo comandado por Jotaro y Joseph, que ha resultado ser mucho más poderoso y cohesionado de lo que parecía. Por ello, Dio va a utilizar a J. Geil, el usuario del Stand Hanged Man, para separar a Polnareff del grupo, ya que fue el asesino de la hermana de este último y la razón por la que Polnareff se unió a Jojo. Una vez llegados a Calcuta y cegado por la sed de venganza, Polnareff hace oídos sordos a los consejos de Avdol y corre a enfrentarse con Geil y Hol Horse, que posee el poder del Emperor. El Stand de Horse no parece ser un escollo enorme para Polnareff y su Silver Chariot, ya que es más pose que otra cosa, pero Geil es harina de otro costal, ya que su Hanged Man no parece verse físicamente salvo en los espejos, y Polnareff se ve incapaz de defenderse o atacar. Viéndolo acorralado, Avdol intercede en la pelea y muere a manos de Geil, pero compra el tiempo suficiente para que Polnareff escape.
Apesadumbrado por la muerte de Avdol, de la que se culpa, Polnareff se une a Kakyoin y se enfrentan a Geil y Horse. Ambos llegan a la conclusión de que el poder del Hanged Man se basa en poder ir saltando de una superficie reflectante a otra gracias a que está formado de luz, pero Geil burla sus intentos de capturarle metiendo a Hanged Man en los ojos de los civiles de Calcuta, pero ese resulta ser su error, ya que Kakyoin y Polnareff urden una estratagema para que los pobres hindúes miren todos en dirección a una moneda, y de esta manera tener claro dónde va a saltar el Hanged Man a continuación. Polnareff asesina cruelmente a J. Geil en venganza por su hermana, y Hol Horse consigue escapar por la intromisión de Nena, una chica que está enamorada de él, pero que resulta ser la usuaria de Empress, enviada también por Dio y que con su poder hace que le crezca una especie de extraño ser en el brazo a Joseph Joestar con letales intenciones. En una pelea que bascula entre lo angustioso y lo cómico, el viejo Jojo consigue deshacerse de la amenaza de Nena.
El grupo se dirige entonces hacia Pakistán, donde de nuevo les esperan amenazas, como la de ZZ y su Stand, Wheel of Fortune, una suerte de coche diabólico capaz de cambiar de forma que no supone un gran problema para nuestros héroes. El verdadero problema para ellos llegará al pisar un extraño pueblo en el que ha habido un crimen que la gente parece obviar. El grupo es abordado por una viejecilla que les lleva a un hotel, y que resulta ser Enya, la madre de J. Geil y adoradora de Dio que pretende vengar la muerte de su hijo y complacer a su señor. Su Stand, Justice, permite controlar el cuerpo de aquellos a los que hiere, y con ello lanza una turba de aldeanos contra Polnareff y Jotaro, que con su Star Platinum logra deshacerse de la vieja bruja. Sin embargo, cuando intentan sonsacarle algo de información sobre la localización o los planes de Dio, es asesinada por Steely Dan, otro aliado de Dio con el poder de los Lovers, un Stand que se introduce en el cerebro de la víctima y hace que esta sienta el dolor que debería sentir Steely Dan. En una maniobra digna de la película de los 80, Cariño he encogido a los niños, Polnareff y Kakyoin se introducen con sus Stands en el cerebro de Joseph Joestar para acabar con su rival, dejando a Jotaro que remate la faena.
Una vez llegados a Arabia, en pleno desierto, el grupo ha de enfrentar a dos nuevos rivales: Sun y Death XIII. El primero de ellos resulta ser casi una broma, pero el segundo supone una amenaza muy seria. Primero porque solo ataca en sueños y segundo porque su usuario es un bebé, y el grupo muestra obvios reparos en asesinar a un infante, por muy malvado que sea. El ingenio de Kakyoin logra salvar el día y se dirigen hasta una isla en el Mar Rojo donde vive el padre de Avdol. Allí, un Polnareff apenado por la culpa encuentra una especie de lámpara mágica de la que sale un genio que le concede tres deseos. Polnareff pide que vuelvan a la vida su hermana y Avdol, y el genio se lo concede. Pero como siempre ocurre en este arco, nada parece salir bien y el genio es en realidad el Stand Judgement, que hace que vuelva la hermana a la vida, pero como una especie de “zombie” que pretende comerse a Polnareff… hasta que interviene el padre de Avdol. Padre que no es tan padre en realidad, sino que es el propio Avdol, que sobrevivió milagrosamente al ataque de J. Geil y tras recuperarse vuelve al grupo por la puerta grande, acabando con Judgement.
Con la formación original reunida, Jotaro y compañía toman un submarino dirección Egipto, solo para ser atacados por Midler, la usuaria de High Priestess, que es derrotada por Star Platinum. Tras esto, finalmente llegan a Egipto, donde reciben a un curioso nuevo aliado: Iggy, un Boston Terrier que usa el Stand llamado The Fool. Y evidentemente, también reciben el “saludo” de un nuevo enemigo, N’Doul, un hombre ciego que utiliza un Stand acuático que cambia de forma y que ya no se basa en las cartas del tarot clásicas sino en el dios egipcio Geb. Tras un épico y cómico combate por la participación de Iggy en conjunción con Jotaro, N’Doul es derrotado y los protagonistas encaran el último tramo de un viaje plagado de contratiempos.
La vuelta al mundo en 80 Stands
Stardust Crusaders es un viaje realmente épico y grande. Esa es la primera sensación que te queda cuando culminas esta primera mitad de arco argumental, estos cinco tomos que se caracterizan sobre todo por su ritmo, vertiginoso y en el que no paran de suceder cosas: combates, apariciones y desapariciones de personajes, nuevas localizaciones, poderes… Stardust Crusaders es una enorme caja de sorpresas en la que, pese a coger el punto argumental a las traiciones y ataques sorpresivos que sufre el grupo de Jotaro, no deja de pillarnos y atraparnos una y otra vez con una presentación exquisita de los mismos. En un primer momento Hirohiko Araki planteó JoJo’s Bizarre Adventure como una trilogía, y se nota mucho en este tour de force que se crea en Stardust Crusaders, un toma y daca continuo que es tan solo la antesala para el gran enfrentamiento final contra un Dio que, por el momento, se mantiene moviendo los hilos tras bambalinas.
Quizá lo mejor que hace Araki en esta tercera parte es el planteamiento argumental y narrativo y lo claras que tiene las cosas que nos va a contar y a hacer vivir. Araki se inspiró para este arco en una mezcla entre “road movie” y novelas de aventuras del estilo de La vuelta al mundo en 80 días u otras similares de Verne, todo ello metido en una coctelera junto con el planteamiento de un juego de mesa, en el que los jugadores van llegando a una casilla y tienen que cumplir con lo que esta les ordena hacer. Araki no quería hacer el típico torneo final de las series de la Jump, pero tampoco podía renunciar a introducir un montón de combates más espectaculares que nunca por la inclusión de los ingeniosos poderes de los Stands, y por ello ese planteamiento por etapas parece ir como anillo al dedo a la serie en este momento. Evidentemente, al estar en un shônen canónico, no podemos esperar enormes giros de guión o estructuras argumentales que sorprendan, pero esto es suplido con un ritmo a prueba de bombas y una frescura que asombra gracias a la continua reinvención e ingenio de los que Araki hace gala.
Una de las claves para esa frescura y para que se posible mantener un ritmo narrativo alto e interesante, que atrape pero que no abrume, es el protagonismo tan coral que vemos en Stardust Crusaders. Hasta ahora JoJo’s Bizarre Adventure había sido la gran historia de los Joestar, y estos abarcaban todo: argumento, combates, poderes, epicidad, alivio cómico, drama… Cada uno de los puntos temáticos tenían a un Joestar de por medio. Esto cambia por completo en Stardust Crusaders y, aunque el peso de la trama principal y el objetivo último sigue relacionado con la eterna lucha entre los Jojo’s y Dio Brando, ahora aparecen personajes como Polnareff y su historia de venganza y culpabilidad, Kakyoin y su intelecto e ingenio que permite salir de situaciones peliagudas, Iggy y su bizarra aparición, Avdol y su épico retorno… Jotaro y Joseph Joestar siguen teniendo sus momentos de gloria, y sobre todo el primero es el que suele poner la puntilla a las situaciones (con su Star Platinum y el maravilloso “Ora ora ora”), pero el reparto de responsabilidades que hace Araki es excelente, y si te pones a pensar en lo leído en estos 5 tomos caes en la cuenta de que muchos de los momentos más icónicos de este arco están protagonizados por esos secundarios que marcan la diferencia e impiden caer en el tedio.
Y es algo que no ocurre solo con los secundarios heroicos, también los antagonistas resultan ser en muchas ocasiones más interesantes que el propio Jotaro y tenemos los ejemplos de J. Geil y su madre Enya y toda su subtrama, Hol Horse y su carisma, el impresionante diseño y concepción de sus poderes de Death XIII, el arrogante Steely Dan… Un compendio de villanos que sigue la pauta marcada por Battle Tendency, donde estos ya tendían a humanizarse y tener un peso más allá de ser aporreados por el héroe de turno, y lo mejoran, gracias a un gran tratamiento de construcción y desarrollo de Araki y a la manera que tiene de hacer encajar a un grupo de personajes tan diferentes mediante esos magníficos Stands y a la presencia de Dio. Un Dio que tiene un tratamiento también excelente y al que le pega muchísimo esa pose de mantenerse en las sombras, ese halo de misterio que parece sorprendente que se pueda lograr cuando es un personaje más que de sobra conocido. Araki es capaz de hacer sentir al lector ese aura de carisma y poder que emana Dio sobre sus acólitos gracias a sus breves pero intensas apariciones.
Todo ello hace que el gran protagonista de este arco, que debiera ser Jotaro, parezca quedar un poco eclipsado por el resto, pero aun así el personaje es capaz de mantener el tipo gracias a otro de los grandes aciertos que tiene Araki en este arco: la mesura y la sobriedad, dentro de lo que cabe. Es evidente que seguimos teniendo grandes dosis de histrionismo, absurdez, elementos bizarros y grandilocuentes, como es seña de identidad en JoJo’s Bizarre Adventure. Pero el hecho de repartir esas facetas entre todos los personajes de ese reparto tan coral que mencionaba, hace que Jotaro Kujo sea un protagonista mucho mejor ponderado que los anteriores, siendo y a la vez no siendo arquetípico. No es un personaje totalmente blanco como Jonathan Joestar, ni un antihéroe macarrilla como era su abuelo Joseph. Jotaro es ese Clint Eastwood, ese llanero solitario de las películas que hace las cosas que hace porque tiene que hacerlas y como tiene que hacerlas, sin darse más importancia de la necesaria. Es por ello un personaje bastante sobrio, pero que mantiene ese puntillo chulesco y carismático aderezado por esas frases lapidarias y esas poses y actuaciones épicas que pueblan las páginas. No es un caballero blanco que se sacrifica por todos, ni un canalla con corazón de oro capaz de robarse el show, pero tiene una gotita de cada uno de ellos, tan bien mezclada que le convierte en el perfecto protagonista para mediar entre ese elenco de excelentes secundarios.
Pero todo esto quedaría en agua de borrajas si no fuese por los Stands, por esos espectaculares poderes que ya atisbamos en el tomo uno y que en esta primera mitad despliegan todo su esplendor. Los Stands dan una dimensión totalmente nueva a las ya de por si sorpresivas e ingeniosas batallas que nos planteaban los dos primeros arcos de JoJo’s Bizarre Adventure. Tenemos una serie de poderes espectaculares y atrayentes, que van desde los típicos elementales hasta poderes de control mental o corporal, pasando por estructuras u objetos vivientes, marionetas asesinas, un ente que solo puede verse en superficies reflectantes, un ser que te crece como si de un hermano siamés se tratase, un bebé que ataca en sueños… Los poderes están muy bien pensados y se plasman a la perfección en unas batallas plagadas de giros y de uso de la lógica y la épica, que dejan mucho más satisfecho al lector que todos los de las anteriores sagas de JoJo’s. Particularmente me gusta ver las muchas referencias que hay al cine ochentero en los poderes de los enemigos: Pesadilla en Elm Street, El Diablo sobre ruedas, El barco de la muerte, Posesión Infernal, La Cosa… Todas ellas tienen algún guiño o representación en los Stands de los enemigos de Jotaro y compañía, y como siempre son una gran curiosidad dentro del enorme número de referencias a la cultura popular que Araki maneja en esta obra (echad un ojo a alguna wiki para ver la procedencia de todos los nombres de los personajes, porque es sorprendente).
Por último, pero no menos importante, mencionar la mejora que de nuevo Araki da en este arco a su apartado artístico, especialmente a nivel de diseño de los enemigos y sus poderes y a una plasmación mucho más dinámica y comprensible para el lector de los poderes y las batallas, sin renunciar para ello al uso de planos bizarros o a la ilógica. El trazo y la presentación son mucho más limpias y se van adaptando al paso del tiempo que se produce en la obra, siendo ahora un dibujo mucho más moderno (incluso para la época en que se publicó originalmente en Japón) en contraste con el toque antiguo que tenía Phantom Blood. Veremos cómo va evolucionando, porque seguro que sorprende aun más con la aparición de Dio, pero de momento Araki usa un arte que es todavía más espectacular que antes y que encaja a la perfección con ese ritmo ágil y trepidante que la serie lleva en estos momentos. Quizá lo más destacable, aparte de lo mencionado, es lo crudas y duras que son algunas escenas, llegando a rozar el gore por momentos, y encajando también con el tono algo más adulto y serio que en ocasiones toma este arco argumental.
Valoración Final
Guión - 9.2
Dibujo - 9
Interés - 9.5
9.2
Stardust Crusaders se afianza como el mejor arco de la saga con un ritmo arrollador, un elenco de personajes sublime y un tono que mide mucho mejor lo irreverente y la seriedad. Un shônen que empieza a dar muestras del porqué de su leyenda.
Uffff, tengo que ponerme al día cuanto antes con los tomos de jojos…
Tenía entendido que esta saga era de las menos «interesantes» de la colección, aunque a mí solamente los stands ya me atraen y me crean cuanto menos curiosidad por empezar con esta parte, y lo que he podido leer de la reseña aumenta las ganas de leerla aún más.
Me da miedo que palidezca ante la anterior parte, Battle Tendancy, la cual me pareció una obra increíble, a otro nivel de Phantom Blood, que aún así también me gustó.
Un saludo y gracias por la reseña (la cual leeré más detenidamente cuando haya leído los tomos)!
Pues al contrario Stardust Crusaders es considerado como la mejor de JoJos.
Lo que más me encanta de JoJos son las múltiples referencias musicales. Si en la part II los villanos tienen nombres de banda musicales AC/DC, The Cars, Santana y Wham (sin contar el nombre de Lisa Lisa por la banda Lisa Lisa and Cult Jam o Suzi Q por la canción del mismo nombre de Creedence Clearwater Revival).
En la Part III más de lo mismo que si ZZ, que si Iggy que si Vanilla Ice.
Stardust Crusaders lo termine de leer en febrero de este año y me pareció un muy buen arco. Ahora estoy empezando la parte 6 y considero que con el tiempo Araki irá haciendo Stands más creativas y personajes con más capas. Pero a pesar de eso, los personajes aquí también son muy buenos y agradables. Kakyoin llega a ser muy listo, Polnareff es emocional e impulsivo sin llegar a ser tonto (ademas de que es el que más se desarrolla de los 6), Abdul le importa el grupo más de lo que demuestra, Iggy tiene mucho orgullo, haciendo que sea más que “solo” un perro y Joseph sigue siendo reconocible pero ahora siendo menos protagónico, peleando por salvar a su “única” descendiente. Y luego está Jotaro, que al principio parece algo inusual como “héroe” pero ocasionalmente demuestra que es una buena persona y que no duda en cruzar el mundo para salvar a su mamá. En cierta forma es como Jonathan si este fuera más rebelde y estoico.
Es un muy buen arco en general.