Jonas Fink

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1814
 

Edición original: Jonas Fink.
Edición nacional/ España: Cimoc Extra Color nº 123, 143 y 150 (Norma Editorial, 1996-1998).
Guión y Dibujo: Vittorio Giardino.
Color: No especificado.
Formato: Álbum.
Precio: 1.100 pts (nº 123, 143)/ 1.300pts (nº150).

 

Aunque el comunismo y las tropelías que causó en los países bajo su yugo parecen hoy día cosa del pasado (el Muro de Berlín cayó en el lejano 1989), aún siguen siendo un escenario del que aprender valiosas lecciones como demuestran magníficas películas (Goodbye Lenin, La vida de los otros) y, por supuesto, cómics (Vacaciones en Budapest). Vittorio Giardino (Bolonia, 1946) situó en la Praga de los ’50 la que, para quien esto escribe, es su obra maestra: la trilogía de Jonas Fink. Y decir esto puede sonar temerario, pues el autor de Vacaciones Fatales, Sam Pezzo y varias entregas del aventurero Max Fridman es uno de los más dotados historietistas del momento.

Jonas Fink, un joven judío de once años, ve como su padre, médico de profesión, es arrestado por la policía secreta, acusado de actividades contrarrevolucionarias y espionaje y sentenciado a diez años de cárcel. Inmediatamente, los amigos le dan la espalda, pierde su plaza en el colegio y ha de buscar trabajo para poder mantenerse él y su madre. Estas asfixiantes condiciones no impedirán que se abra al amor y a la vida.

De una exquisita belleza formal, cada página rezuma cotidianidad y ternura. Giardino conoce el material que maneja y prescinde de florituras para centrarse en los personajes. Apenas hay panorámicas, picados o contrapicados. Los caracteres están tratados de tú a tú, con predominio de planos medios, sin forzar las perspectivas ni buscar ambivalencias en la representación. Si bien se observa una preferencia por las tres filas y las dos columnas, la planificación, muy libre, evita esquemas proporcionales o geométricos. Si se recurre a ellos es con una intencionalidad muy concreta, como en la página 11 del primer tomo, con el padre en prisión, reproduciendo la monotonía del aislamiento. De un modo bastante cinematográfico, la narración queda organizada en secuencias: entre ellas puede trascurrir mucho tiempo (semanas, meses), pero, dentro de ellas, entre viñetas, la narración es sosegada, atenta al detalle, casi podría decirse que cronometrada a un ritmo fijo, aunque sin buscar efecto cinético alguno. Esta opción transmite una potente verosimilitud a las situaciones, que se benefician también de una primorosa ambientación. Algunos lugares llegan a convertirse casi en personajes, como la taberna «Kralik», donde Jonas se aficionará a la cerveza.

Fisonomista extraordinario, Giardino domina la figura humana y las expresiones faciales, lo que le permite no sólo que cada personaje, por secundario que sea, resulte inmediatamente reconocible, sino también que homenajes como el del contratista de la obra (de una más que sospechosa similitud con Gerard Depardieu) se integren naturalmente en el relato. Más difícil todavía: el paso del tiempo y las penurias se reflejan en ellos. El mejor ejemplo es el propio Jonas Fink, quien a lo largo de los dos álbumes publicados (tres en la edición española) va dejando de ser un niño para convertirse en un adolescente; pero también su madre, Edith Finkova, acusa el duro trabajo nocturno en la fábrica, lo que se va marcando primero en unas pronunciadas ojeras y luego envejece su rostro y hunde su porte. Idéntico cuidado se revela en el vestuario, si bien es cierto que las ropas parecen a menudo más nuevas de lo que debieran ser (¿tal vez por el color?)



El autor, que nunca ha estado en Praga, según confiesa en el prólogo al primer volumen (aunque está familiarizado con la ciudad por unos parientes lejanos que le escribían), vierte en el relato experiencias propias y muchas horas de documentación. Otras anécdotas parecen estar inspiradas por otras fuentes (imposible no pensar en Amarcord a la mitad del primer tomo, por ejemplo). ¿Y qué decir de secundarios como Slavek o el Sr. Pinkel, inmediatamente memorables sin necesidad de acudir a la gracieta o el histrionismo? También el tono se pliega a la historia y, mientras el pesimismo y la tragedia planean sobre la primera entrega, la segunda se beneficia del romanticismo del primer amor.

Cualquiera que abra al azar un álbum firmado por Giardino puede apreciar la innegable calidad gráfica del autor italiano. Con cierta ligereza se le puede acusar, sin embargo, de relamido, si no se leen las páginas. Porque por mucho que nos asombre su habilidad como ilustrador es su pericia como historietista lo que nos conquista definitivamente. La prueba es que, a las pocas viñetas, no nos fijamos en los dibujos, sino en la historia que nos cuentan. Giardino, como Taniguchi, vuelve apasionante lo cotidiano, demostrando que la auténtica proeza se halla en la escala de lo humano y no en el rango de lo mítico.



Giardino planeó Jonás Fink como una trilogía. El segundo volumen salió en 1996 y fueron casi cien páginas, que Norma Editorial dividió en dos partes (La adolescencia y La juventud), lo que puede despistar al lector español y llevarle a creer que esta es la historia completa. Y tal vez lo sea finalmente, pues nada se sabe de la tercera parte desde hace más de 15 años. Confiemos, sin embargo, en que Giardino se anime a dar el broche final a su criatura y culmine una de las más bellas sagas del cómic contemporáneo.

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Ivan Rivas
18 febrero, 2013 10:07

 Llamadme cursi pero, pero…¡qué beso! Efectivamente Giardino es un mago en éste tipo de ambientes. Debería tener más cómics suyos, lo apuntaré en la columna del debe.  

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
18 febrero, 2013 16:34

Jonas Fink es uno de mis pendientes desde hace tiempo. De Giardino había leído cosas sueltas. Pero al final me compré el integral de No Pasarán y me flipó. Es verdad, aunque suene incongruente, que a veces su dibujo (sobre todo juzgándolo con un vistazo rápido), de tan perfecto resulta un tanto insípido. Pero en cuanto te paras un poco te atrapa. Y en cuanto a documentación histórica no hay un sólo pero que ponerle. Vamos, que da exactamente lo que esperas cuando compras un album BD. Espero remediar pronto este agujero en mi comicoteca.

Ocioso
Ocioso
Lector
18 febrero, 2013 16:41

Muy buenas, aquí Ocioso.
Después de un montón de intentos intentando logearme infructuosamente acabo de entrar como Javié.
No se que cojones teneis montado en la base de datos pero esto no puede seguir así.
¡Arregladlo tíos!

(He estado a punto de aprovecharme de la situación y decir que había visto la luz y que ahora renegaba de Jim Lee y adoraba a Max)

Por cierto Ivan, si te gusta el Giardino mas romántico pillate su Little ego.
O a lo mejor no.

Ocioso
Ocioso
Lector
18 febrero, 2013 16:43

¡Anda, al final he aparecido como yo mismo! Pues juro que escribí el comentario anterior con el avatar del lechuguino en la esquina superior izquierda de la página y con el texto «Conectado como Javié»

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
18 febrero, 2013 16:50

A mí me pasó lo mismo por la mañana.
Nuevo slogan de ZN: ¡Todos somos Javié!

the drummer
the drummer
Lector
18 febrero, 2013 17:30

yo ayer no pude entrar en todo el día (y, aún ahora, si intento crear un link, el comentario colapsa).

aparentemente, estoy conectado como yo mismo (drummer), pero por lo que contáis lo que procede es echarle la culpa de este sindiós a javié.

 

Juan Carlos
Juan Carlos
Lector
18 febrero, 2013 17:31

Sí que está trabajando en la tercera parte. Hace un mes, entró en la página dedicada a este personaje en facebook y, alucinado por la cantidad de correos solicitando su finalización, dijo que estaba trabajando en ello, que llevaba varios meses que no se dedicaba a otra cosa y que prometía acabarlo pronto, dentro de la lentitud que le caracteriza.