Dicen algunos que la infancia es la mejor época de la vida. En general, carente de responsabilidades y problemas, y con todo por aprender y por descubrir. Así como una mayor cantidad de tiempo disponible para invertir en actividades y cultura, que ya quisiéramos los adultos. Hoy en día, con la cantidad ingente de oferta cultural en cine, series, literatura, videojuegos o cómic, nunca tienes la sensación de satisfacción completa por poderle dedicar todo el tiempo que deseas a cada una de las cosas de las que te apetece disfrutar. Y además, algunas de ellas no consigues muchas veces disfrutarlas de la misma forma en la que lo hacías antes. Dicen que esto forma parte del proceso de maduración, de “hacerte mayor”. Puede que sí o puede que no, pero lo que está claro es que las historias que hemos leído o visto de niño siempre las recordamos con un especial cariño, incluso aquellas que vistas hoy en día tienen una calidad bastante dudosa. Otras sin embargo sí que mantienen esa calidad y trascienden épocas, medios y generaciones. Es por ello que, si una historia es buena, más allá de su tono, de la época en la que haya sido escrita, o del público hacia la que se dirija, siempre va a ser bien recordada y es susceptible de ser disfrutada y admirada por cualquiera.
Es posiblemente el caso de la serie de animación Teen Titans Go!, que es especialmente popular entre los niños, pero trasciende generaciones y hay muchos adultos que son capaces de disfrutarla tanto como los más pequeños. Y precisamente hoy os traemos la reseña de una historia para niños, que reimagina, o más bien, rejuvenece a los Jóvenes Titanes (no a los de ahora, la historia es de 2008), y nos presenta sus primeros encuentros y aventuras. Hablamos de
Amy Wolfram nos presenta en esta historia esencialmente los primeros pasos de unos muy niños Jóvenes Titanes, que están prácticamente aún en su más tierna infancia, alrededor de unos diez u once años, de cómo se conocen cada uno de ellos y de sus primeras aventuras como equipo que lucha contra el crimen y las injusticias. Y lo cierto es que al final, este primer encuentro es fortuito y prácticamente sin ninguna importancia ni peso real en la historia, que parece más centrada en presentar diversas escenas de la vida cotidiana de estos pequeños héroes que en otra cosa, aunque al final siempre acaben realizando alguna acción superheroica. Así pues, la primera misión a la que se enfrentan Robin, Aqualad, Kid Flash, Wonder Girl y Speedy tiene que ver con un poderoso villano que está trastocando las mentes de sus contrapartidas adultas de la Liga de la Justicia, y les está volviendo unos villanos. Una misión que se desarrolla durante los primeros tres números, virando después la historia hacia diferentes escenas de la vida de cada héroe. En el caso de Wonder Girl, nos habla de su primera cita, por ejemplo, y en el caso de Robin, de su dura y fría relación con Batman.
Lo más interesante sin duda es la caracterización de los personajes, cada uno muy diferente. Kid Flash como un chaval algo frustrado que quiere hacer más de lo que puede como héroe, Robin como un líder que se siente incapaz de dirigir el equipo y compaginarlo con sus tareas de ayudante de Batman, Wonder Girl como una chica bastante infantil y tontorrona con una gran añoranza de su hogar, Aqualad como un pobre niño muy miedoso con los poderes a medio desarrollar y Speedy como un rebelde algo maleducado con bastante dependencia de su mentor, Green Arrow. La historia sin embargo carece de un hilo narrativo claro, más allá de un villano común, y no acaba de profundizar en ninguno de los temas que plantea, en parte por su carácter de miniserie. Y por supuesto, es una historia no demasiado recomendable para un público adulto, ya que, además de su caótica y dispar narrativa, puede llegar a resultar demasiado sencilla y simplona, aunque para un niño sí que puede resultar una historia divertida y entretenida con la que puede ir conociendo poco a poco a estos personajes para después con los años seguir leyendo y descubriendo a los Titanes y el universo DC.
En el apartado artístico tenemos a Karl Kerschl en el dibujo,
Guión - 6.6
Dibujo - 7.3
Interés - 6
6.6
Infantil
Una miniserie simple, sencilla y no apta para un público adulto, pero sí para un niño que puede disfrutar mucho de unos personajes diferentes y con carisma y un par de situaciones divertidas, con un apartado artístico notable.