Es un tópico, pero la nostalgia es una emoción poderosa. Y, como todos los tópicos, encierra una verdad profunda en su interior. La nostalgia es capaz de mover montañas.
Este humilde escriba se alimenta de nostalgia, y los tebeos son los culpables de provocar gran parte de esa nostalgia. La JSA de Geoff Jonhs, David S.Goyer y James Robinson es, entre todos esos tebeos, un recuerdo destacado.
Puede que el lector ya no lo recuerde, pero a principios del s. XXI descargar cosas de internet era ilegal, y por lo tanto mucho más romántico. Mi “yo-niño” se sentía como Robin Hood buscando, encontrando, descargando y encuadernando comics que solo podía encontrar en Google. Puede que las copias mal impresas, mal maquetadas y unidas por un rulillo no tengan un lugar en la estantería al lado de los suntuosos tomos tan de moda hoy en día, pero si tienen un hueco en mi corazón, y en alguna caja de cartón abarrotada de papel.
Johns, Goyer y Robinson seguramente sientan lo mismo con respecto a los comics de la Edad de Oro. Si por algo destaca Geoff Johns es por la reinvención continua del extenso fondo de armario de DC Comics. Cuando se hizo cargo de la JSA ya era muy conocido por su etapa post Waid en Flash. James Robinson permanecerá para siempre en el Olimpo deceita gracias a su magistral serie Starman, un comic donde la nostalgia, el legado y los fantasmas del pasado tenían una importancia fundamental. Al igual que Johns, David S. Goyer ha dedicado toda su vida profesional a adaptar viejos conceptos y tramas, en este caso para el cine.
Tenemos por tanto a tres nostálgicos al frente del grupo de superhéroes más popular cuando tu abuelo era joven. ¿Acaso esto podía salir mal? Sin embargo, antes de meternos en harina, es necesario hacer un breve recorrido por la historia de la Sociedad de la Justica de América.
La JSA es el primer supergrupo de la historia del comic de superhéroes. Desde su misma fundación sus creadores (Sheldon Mayer y Gardner Fox) decidieron que los pesos pesados de la editorial (Superman, Batman y Wonder Woman) se quedaran fuera de la agrupación para dejar espacio a figuras menos hercúleas y, por tanto, más interesantes. Un dato inquietante. Wonder Woman acabó uniéndose al supergrupo al cabo de poco tiempo. En calidad de secretaria. Juzguen ustedes mismos.
A la JSA original se unieron (sin un orden particular de importancia): Flash, Green Lantern, Átomo, Starman, Doctor Destino, El Espectro, Sandman y Hourman. Como vemos, estamos hablando de todo menos de unos segundones.
Jay Garrick, creado por Gardner Fox, es el primer velocista de la historia de la editorial, y el principal mentor de todas las generaciones de la JSA.
Alan Scott, personaje creado por Bill Finger, es el primer Linterna Verde terráqueo, pero a diferencia de sus sucesores no pertenece a un grupo de polis intergalácticos. Alan Scott tendrá un papel destacado en la colección de la JSA.
Hourman, capaz de convertirse en un superhéroe durante una hora, es uno de los personajes más interesantes, fascinantes y desconocidos de la Edad de Oro, como veremos a lo largo de este artículo.
The Atom no guarda relación alguna con Ray Palmer. Se trata más bien de un héroe inestable que daría varios quebraderos de cabeza al grupo durante toda su historia.
Tanto por su llamativo vestuario (uno de los mejores diseños de la historia del comic), como por las elaboradas, post-modernas y fascinantes revisitaciones que ha sufrido a lo largo de las décadas (cortesía de leyendas como Jack Kirby, Neil Gaiman y Matt Wagner), Wesley Dodds, el Sandman original, es un pilar legendario de los comics americanos.
Lo mismo sucede con Ted Knight, Starman, el fantacientifíco por excelencia. La magia y la nostalgia que sigue despertando en nosotros este personaje se debe en este caso a la reeleboración orquestada por James Robinson, de quien hablaremos largo y tendido en este artículo.
Kent Nelson, el Doctor Destino, es un Señor del Orden, un sugerente concepto que, sobre todo a partir de la ruptura de la visión dualista y occidental acerca de la divinidad producida en los años 60 y que contaminó a la literatura de género, añade capas y capas de profundidad al gigantesco tapiz que es la historia de DC Comics.
Jim Corrigan, El Espectro, es, literalmente, el Ángel de la Venganza. Según la Biblia (y los tebeos de DC) fue creado junto con Miguel, Rafael y Samael/Lucifer.
Hawkman es la identidad superheroica de Cartel Hall, un arqueólogo poseído por el espíritu de Khofu, un faraón del Alto Egipto. Pero Hawkman es, como se verá a lo largo de la JSA de Johns, más, mucho más.
Al estallar la 2ª Guerra Mundial, los miembros de la JSA fueron reclutados por el gobierno estadounidense para formar un comando especial: The All-Star Squadron. Entre tanto, en la retaguardia otros héroes fueron incorporándose al grupo: Dr Mid-Nite, Black Canary, Wildcat y un largo etc.
La historia de la JSA ha sido reescrita en multitud de ocasiones a lo largo de los años, pero todas las versiones han coincidido en dos eventos significativos a lo largo de los años. Primer evento significativo. Los héroes de la Edad de Oro se vieron obligados a abandonar sus identidades secretas debido a presiones gubernamentales. Segundo evento significativo. Desde que Jay Garrick se encontró con Barry Allen (su homólogo de la Edad de Plata), los héroes de una y otra época han mantenido relaciones amistosas a lo largo de los años, cruzando de Tierra 1 a Tierra 2 en una reunión de carácter anual.
La JSA vivió un breve rejuvenecimiento a finales de los años 70, en una etapa donde Roy Thomas (el primer nostálgico de la historia del comic) recuperó muchos viejos conceptos y creó otros nuevos, como Infinity Inc., un supergrupo formado por rechazados en las pruebas de admisión de la JSA.
Los viajes temporales se mantuvieron hasta mediados de los años 80. En esta época, a consecuencia de los hechos acaecidos en las Crisis en Tierras Infinitas, todas las tierras paralelas propiedad de DC Comics pasaron o bien a estar unidas en un mismo universo, o bien a desaparecer en un limbo de papel.
Y fue literalmente al limbo adonde fueron a parar los héroes de la JSA, viéndose obligados a luchar allí contra una legión de monstruos hasta que fueron liberados en el evento Infinity Inc. A principios de los años 90, se dotó a estos viejos vaqueros de una posición dentro de la complicada jerarquía superheroica de DC Comics y de una colección regular. Como esta no tuvo éxito, durante el evento conocido como Zero Hour los héroes de la JSA envejecieron repentinamente hasta lo que sería su edad real, provocándose así una desbanda que duraría cinco años.
El universo unificado de DC Comics se mantuvo a lo largo de los años 90, una época en la que popularizaron revivals nostálgicos de todo pelaje y condición, en parte como rechazo a la dinámica violenta de los superhéroes americanos: The Sandman, Shade, Starman, JLA, Marvels… pero cuando finalmente le tocó el turno a la JSA esta nueva era de gloria parecía haber quedado atrás, y los héroes de antaño habían vuelto a ceder paso a los duros soldados políticamente comprometidos de The Autorithy y The Ultimates.
Pero si algo demostrará este artículo es que lo que menos importaba a Johns, Goyer y Robinson eran las modas y las tendencias populares.
David S. Goyer definió a la perfección el leitmotiv del grupo tras la dejar de co-escribir la colección en el número 50: “El tema principal de la serie siempre ha sido el legado. Nuestra noción original era que estos héroes han sido siempre héroes para otros héroes. El equipo es una mezcla de diferentes generaciones. El conflicto proviene de las tensiones entre las nuevas generaciones y las antiguas. ¿Son aplicables los métodos de antaño en el mundo de hoy? En realidad, lo que explorábamos de verdad es el concepto de pecados del pasado.”
Como vemos, la JSA sigue la senda marcada por el Flash de Mark Waid y la JLA de Morrison: un retorno a los comics, las historias y el sentido (de la maravilla, pero de también de la responsabilidad) de la Edad de Oro y la Edad de Plata.
Comenzar esta rememoración con unas palabras de David S. Goyer no es casual, ya que el guionista de Michigan fue el primer guionista de renombre asociado al proyecto. Goyer ya tenía cierta fama al ser el guionista titular de Blade y Dark City.
Pero como ha comentado James Robinson en alguna que otra entrevista, a Goyer le gustaba trabajar en equipo (una herencia de su formación cinematográfica), así que exigió contar con otro par de manos para desarrollar sus historias. Fue Robinson quien recibió la pelota.
James Robinson es una especie de rara avis dentro del comic de superhéroes. Es casi el único creativo de la industria del comic considerado como un dios por los aficionados teniendo solo una única obra (magnifica) de verdadero renombre en su bibliografía: Starman. Esta última seguía también la senda nostálgica trazada por Waid, así que no es de extrañar que fuera él quien recibiera el encargo.
Los dos guionistas decidieron comenzar esta historia con la muerte de Wesley Doods. El Sandman de la Edad de Oro es, por cierto, un personaje mítico que acapara mucho cariño en la redacción, como demostramos en un extenso artículo homenaje publicado hace poco en esta casa. Durante su funeral, conoceremos a los miembros de la que a la postre será la nueva encarnación de la JSA.
Courtney Whitmore, también conocida como Stargirl, era la compañera de Star Splanged Kid, un miembro original de la JSA. Geoff Johns concibió a Courtney como un homenaje a su hermana pequeña, fallecida en un accidente de avión, y fue la protagonista de su primera serie regular: Stars and Stripes.
Hourman III era un androide proveniente del siglo 853, que posee algunos de los recuerdos y memorias del Hourman original. Decidió quedarse a vivir en nuestra tierra tras los devastadores sucesos acaecidos en el crossover JLA: Un millón.
Jack Knight era el hijo de Ted Knight, el Starman original, y también era el protagonista de la serie de culto de James Robinson, Starman, así que de ninguna manera podía faltar en este equipo all-star.
Atom Smasher era el nieto de Terry Curtis, un viejo doctor amigo de Superman durante la Edad de Oro.
Sandy, the Golden-boy, era el sidekick de Wesley Doods.
Por último, Canario Negro era la hija de la Canario Negro perteneciente a la encarnación de la Edad de Oro.
En mitad del funeral de Wesley Doods, estos descendientes deberán hacer frente a Los Hijos de Anubis, una secta a la búsqueda de las reliquias del Dr. Destino. La JSA no tendrá más remedio que partir a la búsqueda del último descendiente de este último. En los primeros compases de esta aventura, se les unirá Kendra Saunders, la nueva Hawkigrl , nieta del Hawkman y la Hawkgirl de la Edad de Oro y de Speed Saunders, un aventurero de la misma época. Kendra cargaba sobre sus hombros con un pasado trágico, que Geoff Johns exploraría en Hawkman, una serie en cierto modo derivativa de la JSA, pero con una identidad propia.
Es por ello que a él correspondió definir exactamente qué significaba el legado de los halcones. Lo hizo con estas palabras: “La idea central que define a estos dos personajes [Hawkman y Hawkgirl] es el amor que une sus almas…y la tragedia que arrastran con ellos. Cuando digo “por amor” no refiero al amor tipo “Dios, Green Lantern es Hal Jordan, estoy enamorada de él”. Su amor es más profundo. Ha existido durante 3000 años y ahora se ha extinguido”.
Finalmente, los miembros de la JSA encontrarán a Héctor Hall, el nuevo Doctor Destino, quien también resulta ser el hijo de Carter Hall, el Hawkman de esta era. De nuevo un conflicto entre padres e hijos que Johns explorará en la colección del guerrero alado.
Tras el final del primer arco argumental, James Robinson se vio obligado a abandonar la serie por problemas de agenda (aceptó el encargo de Fox de escribir la infame adaptación de La Liga de los Hombres Extraordinarios). Geoff Jonhs ocupó su puesto.
¿Cómo se vivió el cambio generacional? Con toda naturalidad, según cuenta Johns: “Recuerdo que David S. Goyer y Peter Tomasi [el editor de la serie] me llamaron porque James tuvo que retirarse de JSA. James fue realmente fundamental para conseguir mi primer trabajo con Stars y S.T.R.I.P.E., que apoyó desde el primer día cuando le conté la idea. Obviamente estaba emocionado porque Star-Spangled Kid, quien ahora es Stargirl, estaba en el equipo. Y había sido un fanático de Goyer y me encantaba la JSA, por lo que fue un momento tremendo para subir a bordo. Comencé extraoficialmente en el número #4. Goyer había hecho la mayor parte del número #3. Y entré y coescribí el número #4. Luego Goyer escribió la mayor parte del número #5, y comenzamos oficialmente con el número #6. Le debo mucho a David Goyer, como se lo debo a James. Escribimos los primeros dos años juntos, entre su loca agenda en el cine y mis 90 horas por semana trabajando para Richard Donner. No habría cambiado esa locura por nada”.
Con la llegada de Geoff Johns a la serie, la presencia de Goyer en la serie, por lo menos en lo que a los fans se refiere, fue disminuyendo poco a poco. “No es algo que me importe demasiado” dijo Goyer. “Para mí los comics son un hobby. Mi trabajo principal es el cine. Geoff escribe cuatro títulos, así que, en este campo, él es mucho más visible. Yo ni siquiera tengo tiempo para ir a la ComicCon. La prensa le hace mucho más caso, y es natural. Es un fantástico escritor”.
Resulta difícil reseñar un material tan excelso, y con una carga emotiva tan grande, como este. Grant Morrison definió muy bien esta clase de comics llamándolos “superhéroes maduros”. Nótese que mientras el adjetivo “adulto” tiene ciertas connotaciones peyorativas cuando se acompaña del sustantivo “superhéroe”, maduro viene a significar, en la mente de los devoradores de comics, algo así como el tipo de personalidad que se enfrenta (y a veces incluso vence) a los conflictos que de verdad definen a las personas: la familia, la paternidad, la responsabilidad, la muerte y el envejecimiento.
La vida es la mayor de las aventuras. De nuevo un tópico. Pero un tópico muy cierto para Carter Hall, Ted Grant y compañía. La verdadera magia de este comic proviene de las tres plumillas de Goyer, Robinson y Johns, que conducen la historia con total naturalidad, sin dejar que el subtexto familiar aflore a la superficie en ningún momento, pero teniéndolo siempre muy presente.
Por supuesto su labor no podría haberse llevado a cabo sin la labor de los dibujantes que les acompañaron. De entre todos ellos (Buzz, Marcos Martin, Leonard Kirk y un largo etc) el más importante fue Stephen Sadowsky. Ayudó a definir la identidad visual de la serie, y comentaba esto cuando fue despedido a la altura del número 38 por no cumplir las fechas de entrega: “Me siento más cómodo con los personajes según los voy conociendo mejor. Y cuando más lo conozco más seguro me siento en mi estilo. La JSA es una experiencia increíble y muy enriquecedora. Y no lo cambiaría por nada”.
No es de extrañar que el momento en se anunció que James Robinson iba a ser sustituido por Geoff Johns surgieran ciertas reticencias. No por nada, Robinson era ya un autor de culto y Johns apenas un escritor cuasi-novato que había despuntado con Flash.
Goyer dice lo siguiente acerca de las reacciones que acompañaron a la serie durante toda su trayectoria: “Es divertido. Cuando empezamos, éramos ese pequeño título. Leí todas esas reacciones que decían que la serie sería cancelada antes de que pasara un año. Y ahora, después de todos los premios, nos critican por habernos vendido. Por ser demasiado populares, por no ser nunca más ese título pequeño”.
El escriba de Detroit no tardó mucho es disipar las dudas. En el primer arco argumental que co-escribió frente a Goyer, cambió por completo la percepción que teníamos de Black Adam, el enemigo mortal de El Capitán Marvel.
Alrededor del año 3000 A.C. el mago Shazam era un sumo sacerdote en la corte del faraón Ramsés. El hijo del Faraón, Teth-Adam, le impresionó gratamente por su poder y decencia. Al contrario que Billy Batson, que obtenía sus poderes del mago, Teth-Adam obtenía su poder de seis dioses egipcios. Durante siglos, Teth Adam fue el mayor héroe de Egipto. Pero cuando su familia fue asesinada, Adam fue desprestigiado y desterrado, viendseo obligado a aliarse con el príncipe Khufu (el futuro Hawkman).
Con ayuda de tres visitantes del futuro (Hawkgirl, Mr. Terrific y el mismísimo Capitán Marvel) y del mago Nabu (el futuro Doctor Destino), Teth Adam mató al malvado que había asesinado a su familia. Fue el primer indicador de que algo andaba terriblemente mal.
Teth-Adam (Adam el Negro) esclavizó a su pueblo y el mago Shazam se vio obligado a quitarle su poder, atrapar su alma y convertir su cuerpo en polvo. Desilusionado por lo que percibió como la traición de Adam, Shazam pasó varios milenios antes de nombrar a un segundo campeón para luchar contra el mal en su nombre.
Es curioso comprobar como en una etapa tan temprana de su carrera, ya son perfectamente reconocibles los rasgos más destacados del estilo de escritura de Geoff Johns (aunque, en honor a la verdad, esos rasgos ya eran reconocibles incluso en sus primeros números en Flash).
De entre todos estos rasgos, el más distintivo es sin duda el amor de Johns por el pathos griego. El pathos se define como la compasión o la simpatía que puede llegar a sentirse por un personaje de ficción. Es una virtud muy básica (que no elemental) de cualquier gran escritor que se precie. Cada autor tiene un modo muy particular de relacionarse con el pathos. El modo particular de Johns tiene que ver con los villanos.
La corrupción de los grandes héroes y su camino de redención siempre ha sido uno de sus temas preferidos. No hay más que pensar en algunas de sus grandes historias y en quien las protagoniza: Mr.Frío, Siniestro, Lex Luthor, Black Manta…y el propio Black Adam, en la historia de la JSA que nos ocupa.
Cuando hablamos de clasicismo en los comics de Geoff Johns, Mark Waid y compañía no nos referimos solamente (aunque vaya incluido en el paquete) a que recuperen viejos conceptos y personajes de la Edad de Oro. El estilo narrativo que imprime Geoff Johns a sus historias remite a épocas pretéritas del medio, y cuando afina el tiro, los resultados pueden ser deliciosos. Las comparaciones son odiosas, pero el análisis comparativo es muy divertido, así que comparemos a la JSA con una página cualquiera de un comic mainstream de su misma época. Por ejemplo, la página 11 del número 7 de The Autorithy (obra de Warren Ellis y Brian Hitch).
La página se compone de cuatro viñetas horizontales y panorámicas. En la primera viñeta, Midnighter salva a El Doctor de morir aplastado por una carga de caballería en un plano general. Una elipsis brusca, y vemos a otro personaje arrancando la cabeza de una patada a un soldado en un plano medio. Otra elipsis brusca, y vemos a Apollo parando los caballos con sus brazos en un plano medio. Una última elipsis, y volvemos a ver a Midnighter y a El Doctor luchando contra los jinetes y haciendo chistes sobre cagarse encima, de nuevo en plano medio. La estructura de la página es más que evidente: empezamos con dos personajes, terminamos con esos dos personajes y «rellenamos el hueco» con dos instantáneas impactantes pero intercambiables entre sí. En términos objetivos se trata de una página narrativamente hueca.
Por el contrario, lo primero que llama la atención en cualquier página de la JSA es la variedad de planos. Puede saltarse de un plano de situación a un primer plano, para luego realizar zooms de alejamiento/acercamiento, panorámicas, paneos, etc. Los personajes no se distribuyen en el mismo nivel y en el mismo término, si no que se relacionan entre ellos y con el espacio como si de una obra teatral se tratase. En conjunto, la narrativa resulta más naturalista y no tan propensa a las instantáneas y a las imágenes impactantes.
Por supuesto, The Autorithy (o cualquier otro comic «visionario» de la época) es muy superior a la JSA en otros aspectos (ideas brillantes e innovadoras, diseño de personajes y escenarios, diálogos naturalistas), pero flota muy por debajo de la línea de flotación en lo que a contenido narrativo se refiere. Y es algo natural. La formación como guionistas de Ellis, Millar y compañía es muy diferente al clasicismo americano en el que crecieron Johns, Goyer y Robinson (un clasicismo que también tiene su parte negativa, como los reiterativos diálogos y una machacona insistencia en las bellezas del american way of live).
La eficacia narrativa de la serie se unía a otros elementos que, a lo largo de la historia, han demostrado ser la base del éxito de los grandes grupos de héroes, ya hablemos de La JLA, de La Patrulla-X, de Los Vengadores o de The Autorithy. A saber: personajes interesantes, contrastes de personalidad, conflictos entre los integrantes del grupo y un theme o línea conductora que se relacionara con esos conflictos. En el caso de la JLA, un conflicto generacional relacionado temáticamente con el fluir del tiempo.
A estas alturas de la serie, los dos guionistas se entendían a la perfección, como demuestra que siguieran colaborando durante casi cincuenta números más. En la web de ECC Ediciones (responsables de la reedición de la serie en nuestro país) se nos cuenta lo siguiente acerca de su proceso creativo:
«Desde el principio, JSA presentó una estructura abierta organizada en arcos argumentales sucesivos y de extensión variable. Entre saga y saga, Goyer y Johns interpolaban episodios independientes para rebajar la tensión, enriquecer las relaciones entre personajes y crear un preludio ominoso al próximo arco. […]Primero se reunían para compartir ideas y concebir el argumento de la historia. A continuación, cada uno escribía por separado la mitad del episodio, de ahí que abunden los capítulos construidos sobre dos tramas sucesivas (como el titulado “Eclipse”) o simultáneas (como en “Iluminación”). La alternancia de dos acciones dotaba al relato de una gran agilidad. Además, Johns y Goyer tuvieron la inteligencia de variar el protagonismo en cada episodio creando una impresión de muchedumbre, de enjambre de personajes que se apoyan y enriquecen recíprocamente en esa especie de colmena ordenada que era la JSA.»
Cuando Goyer comenzó a escribir la serie no tenía personajes favoritos, aunque no podía evitar decantarse por ciertos arquetipos: “Los personajes eran la mejor parte de la JSA. Me gustaba especialmente Wildcat. Es un broncas. Un borracho. Y es un buen tío. Es el normal-Joe dentro de toda esta locura superheroica. También me gusta El Centinela. Tiene un cierto tipo de tranquila nobleza, pero a la vez ha sufrido mucho en su vida”.
Decía Geoff Johns sobre el mismo tema: «Encuentro asombroso como Mr. Terrific ha crecido desde que lo introducimos en la serie. Es fantástico. Al igual que la JSA, si en 1998 hubieras dicho que Mr. Terrific sería un personaje popular se habrían reído de ti. Ahora es uno de los líderes más capacitados del Universo DC. Estoy orgulloso de lo lejos que hemos llevado a Mr.Terrific. Casi tan orgulloso como lo estoy de Stargirl».
Pero no será a El Centinela ni a Mr.Terrific, a quien Goyer y Johns otorguen más protagonismo en el inicio de este segundo tomo. Al final del anterior la JSA había combatido duramente con Mordru, un Señor del Caos que perseguía los objetos de poder del Dr. Destino. En un cliffhanger de infarto, veíamos a Wildcat haciendo frente a la remodelada Sociedad de la Injusticia.
No obstante, antes de que la historia se centre en estos temibles supervillanos, los guionistas tienen tiempo para presentarnos a dos nuevos enemigos. De Kobra tendremos tiempo para hablar largo y tendido en futuras entregas de esta serie de artículos. Es en El Existente quien acapara el protagonismo en este tomo, y también quien nos permite cerrar este artículo de una manera en cierto modo cíclica.
¿Recuerdan lo que decíamos más arriba acerca de la pasión de Geoff Johns por el pathos? ¿Por la caída y la redención? Como bien aprenderá El Halcón, si todo lo que baja debe subir, todo lo que sube debe bajar. Y cuanto más alto se sube, más dura es la caída.
El Halcón, junto con su compañero Paloma, había sido creado por Steve Dikto en los años 60. El primero tenía un carácter violento y agresivo, mientras que su compañero se mostraba dócil y sumiso. Esta plasmación de la ideología objetivista del bueno de Dikto, se transformó con el tiempo en una representación de los conceptos de Orden y Caos propios de la filosofía New Age, que tanta influencia tuvieron en la trayectoria del Dr. Destino y, por extensión, de la JSA.
Durante las Crisis en Tierras Infinitas, el equilibrio entre orden y caos se rompió con la muerte de Paloma. El Halcón estaba cada vez más descontrolado. En el crossover Armagedón 2001 un misterioso viajero del tiempo conocido como Waverider viajo por el universo buscando a un héroe corrupto que, con el paso de los siglos, acabaría convirtiéndose en Monarca. Este héroe corrupto resultó ser El Halcón. Durante el crossover Hora Cero, El Halcón, ahora convertido en El Existente provocó el repentino envejecimiento de toda la JSA, como vimos al principio del artículo, y por ende la muerte de muchos de los miembros originales.
El enfrentamiento con El Existente orquestado por Goyer y Johns es en cierto modo el final de un ciclo. El orden y el caos, los viajes temporales y, por encima de todo, la confrontación entre el «antiguo» sentido de la justicia de los veteranos, y la manera de aplicar esa «justicia» de las nuevas generaciones planea sobre este segundo tomo.
No podemos olvidar que estos números se escribieron mientras los Estados Unidos invadían Irak y Afganistán. El conflicto político invadió el cómic americano. Suele recordarse historias como las narradas en The Autorithy y The Ultimates. Pero la realidad es que la visión ofrecida en estos cómics (gamberra, violenta y muy divertida) es una visión infantil y adolescente.
Son lo héroes maduros de la JSA quienes respondieron de verdad a este llamamiento ideológico. Se interrogaron sobre si mismos y sobre los pecados de sus padres, sobre el país en el que vivían y sobre el derecho que tenían para ejercer la violencia. Y como todos los veteranos, los viejos, anticuados y nostálgicos vejestorios de la JSA llegaron a una conclusión tan antigua como la misma guerra: Los héroes no pueden existir en tiempos de paz.
Siempre que se habla de Johns se hace hincapié en su Flash y Green Lantern, por algún motivo se olvida la que es su mejor etapa en un cómic de superhéroes, que es esta JSA. Una joya, lo mejor que ha dado la Dc moderna, gracias por el artículo.
Buen artículo, solo una corrección, Starman no formaba parte de los fundadores de la JSA , y entre estos si estaba el Hamkman original , Carter Hall
Gracias, manolin. Corregido. Como Starman se incorporó relativamente pronto y además tiene la importancia que tiene, decidí meterle entre los pesos pesados.
¡Saludos!
Sí que es un peso pesado, además creo que fué el primero en unirse a los fundadores , o él o el Doctor Midnite
Por cierto, alguien sabe si ECC se va a dignar a editarla entera o va a seguir dejándolo a medias como tantas otras cosas?…
Creo, por alguna respuesta suya que he leído por ahí, que con el tomo que sale este mes finalizan la recopilación.
Viendo el recorrido que ha tenido, dudo que vayan a sacar los números de la serie que continuó, Justice Society of America
Pues muchas gracias por la respuesta compañero, me pondré al día y completaré y una cosa menos para zanjar.
Excelente artículo, con ganas de más. Para mí la andadura de Johns en JSA y Justice Society of America es de mis favoritas en cuanto a series grupales de superhéroes.
Enhorabuena por el artículo. Soy muy fan de la JSA y de la Legión, dos grupos malditos en la actual DC, desgraciadamente. Una cosilla, la JSA regresó del limbo durante la saga Armageddon: Agenda, no durante Infinity Inc, que era la serie de sus hijos y ahijados. Y si, la serie de la JSA tenía un mérito enorme frente a otras como The Authority: una serie clásica con personajes clásicos y con un estilo narrrativo clásico. Tenía todo las papeletas para fracasar pero funcionó muy bien: con sagas espectaculares pero muy maduras a la vez y una gran interrelación y desarrollo de personajes.
Los primeros 50 números que guionizan Jonhs y Goyer con la ayuda de los cuatro primeros por Robinson son lo mejor de la serie. Al contrario de muchos cuando Geoff se queda solo baja un poquito el nivel, y este comete a mi juicio un gran error. Ya que de la idea de modernizar a un grupo a los tiempos modernos y dando a este una narrativa cinematica se convierte en un transunto de All Star Squadron. O sea que se dedica a tirar de una nostalgia recuperando personajes y legados que se quedaron bastante obsoletos haciéndose la colección muy pesada. Y si a eso se le sumo el error de dar mucho mas protagonismo a los héroes de la Golden (en vez de servir de apoyo o como consejeros ocasionales) se convirtió en una serie mas anacrónica que lo que le dio el éxito: Una modernización del concepto. Y seamos sinceros el All Star de Roy Thomas era muy rollero de echo el veterano autor se cabreo cuando no se conto con el para el relanzamiento, y os aseguro que con el esta etapa no tendría la fama que ha tenido.
Mi opinión va bastante en tu línea, aunque para mi no es tanto el bajón de Johns por el hecho de no coguionizar sino por su propia tendencia a “quemar” las series que escribe. Creo que esto le ha pasado en Flash (a partir de la salida de Kollins si no recuerdo mal en el número 200), le pasó en Green Lantern (con un bajón importante tras la Guerra de los Sinestro Corps y en picado de Blackest Night en adelante) y la pasa en su JSA, para mi sobretodo a partir de que se relanzó la serie pasando a ser Justice Society of America).
Yo creo que en esas etapas Johns ha podido dejarlas cerradas a la perfección en los puntos que he mencionado y en vez de eso se ha mantenido (por muchos números más) empeorando el resultado total. No le ha pasado igual en series también de calidad (Stars and STRIPES, Hawkman, su etapa en Action Cómics) donde creo que firmó unas etapas a la altura de gran nivel que no sufrieron un deterioro por una prolongación innecesaria.
Totalmente de acuerdo con tu comentario. El ir cogiendo mas poder editorial y después en la división de TV y cine le afecto mucho. De la Liga de la Justicia New52 no es nada de otro mundo y mas cuando le «capaban» la antigua continuidad no pudiendo usar su riqueza de historia (una de sus bazas)
Lo poco que e visto de Shazam no me mata dirigido esta a un publico mas joven
y el cual no necesitan saber nada del legado de este personaje. Ya veremos que pasa con el Doomsday de marras que con los continuos retrasos a conseguido que Didio gracias a Snyder y King (tambien Bendis) lleven las riendas de DC y me temo que el plan original que se tuviera con Rebirth poco va a cambiar en continuidad. Lo mas seguro es presentar de nueva a la JSA y la Legion
Una delicia de tebeo.
Si en el primer tomo Robinson y Goyer sentaban las bases del tono general de la serie(concepto de legado,familia,conflicto generacional,enseñanza), en el segundo ya con Geoff Johns asentado como coguionista se produce un salto de calidad;las sagas se suceden,la épica crece dando como resultado un espléndido tebeo de superhéroes que tiene como una de sus mejores cualidades el excelente manejo de los personajes que hacen Johns y Goyer. Todos tienen su voz,su importancia y su momento,nadie sobra.
Un consejo, haceros con ella antes de que se agote algún tomo.