Dirección: Shinobu Tagashira. Guión: Kaoru Sawada. Música: Yuki Hayashi. Animación: Studio Deen. Formato: Serie de 12 capítulos de 24 minutos. Nacionalidad: Japonesa.
Junji Ito es por merecimientos propios uno de los autores con más nombre en el panorama del manga del mercado español en la actualidad. Gracias al trabajo de editoriales como ECC y Tomodomo, quien más quien menos ha oído hablar de alguna obra, un tomo único, un personaje, una leyenda o la famosa coletilla de “maestro del terror” de este genial mangaka japonés. El estilo de Ito es sin duda único e irrepetible, muy característico por el uso del trazo y de la tinta y famoso por su habilidad para crear atmósferas angustiosas y retorcidas e historias desagradables o repletas de humor negro que atraen y atrapan al lector. Pese a esa fama y a ese gran éxito a nivel internacional, resulto sorprendente el anuncio de un proyecto animado sobre la obra de Junji Ito, ya que no dejaba de ser una empresa bastante arriesgada dada la morfología de la misma. A principios de año, coincidiendo con la temporada de invierno de anime, llegó a las pantallas esta Junji Ito Collection, uno de los más recientes proyectos de Studio Deen con co-producción de Crunchyroll que adapta algunas de las historias cortas que pueblan las tétricas e incómodas obras de Ito.
Como digo, fue sorprendente para muchos fans, entre los que me incluyo, el recibir la noticia de un anime basado en los mangas de Ito. Esta sorpresa no venía por falta de ganas, ya que ningún conocedor de las historias de este mangaka se negaría a ver en movimiento historias y personajes del calibre de Tomie o Sôichi, como ya ocurrió hace unos años con la adaptación al cine de Uzumaki, en una película live action que ofrecía una acertada atmósfera; o la versión animada de Gyo, producida por Ufotable, que no llego a cumplir los estándares que se esperaban. La sorpresa venía precisamente por ese temor, ese miedo a que en cuanto las grotescas y enfermizas historias de Ito saltasen de las páginas de papel a la pequeña pantalla, no habría estudio capaz de mantener la calidad y las sensaciones que el trazo del mangaka de Gifu consigue imprimir.
Por ello, el acercamiento al anime de Junji Ito Collection arrancaba con dudas, si bien es cierto que es injusto comparar por completo ambos productos, ya que los lenguajes manejados en uno y otro medio difieren en muchos aspectos. Además, Ito es un autor particularmente difícil de adaptar como todos aquellos que son genios y muy característicos. Pero pese a que creo que nadie esperaba que el anime de Deen consiguiese transmitir por completo esas maravillosas ambientaciones y las sensaciones que el trazo de Ito lanza al lector y que logra generar un rechazo, fascinación, morbosidad e inquietud, un sentimiento de tremendo horror psicológico y una maravillosa experiencia para los sentidos, bien es cierto que se podía prever una interesante serie que con una animación adecuada podía proporcionar una novedosa manera de acercarse a Junji Ito o volverlo a descubrir.
Sin embargo, el resultado final de Junji Ito Collection dista bastante de ofrecer esa nueva forma de visionar los macabros relatos del mangaka, y aunque cumple con el expediente y nos da algunas adaptaciones meritorias en algunos capítulos, en otros falla estrepitosamente, ofreciendo una pobre e inconsistente animación, una banda sonora olvidable o nada reseñable o poco respeto por los diseños y el estilo habitual y archifamoso de Ito. Pero vamos a poner un poco en contexto el proyecto animado para que entendáis porque se llega a esta conclusión.
Junji Ito Collection es, como ya he comentado, una producción de Deen junto a Crunchyroll, concebido para formar una suerte de antología animada de los relatos de Ito. Dirigido por Shinobu Tagashira, también diseñador de personajes para el cambio de formato, con guión de Kaoru Sawada y música de Yuki Hayashi, Junji Ito Collection suma un total de 12 capítulos que contienen 24 de las historias del mangaka, algunas de ellas famosas y de sobra merecedoras de formar parte de la compilación, otras más debatibles o incluso meramente anecdóticas. Cada uno de los episodios contiene, por tanto, dos de los relatos de diversa duración. Y si bien el hilo conductor con el que arranca y cierra la serie parece ser el personaje de Sôichi y sus “caprichosas maldiciones”, la realidad es que la coherencia en la elección de historias brilla por su ausencia, dando lugar a un refrito que descoloca tanto a fans como a neófitos en el trabajo de Ito.
Esta elección sin ton ni son ha hecho que muchas de las historias sean las que ya conocemos de las obras editadas por ECC y Tomodomo, como las diversas apariciones de Las caprichosas maldiciones de Sôichi 1 y 2, Tomie, El muerto enfermo de amor, Voces en la Oscuridad 1 y 2 o los diversos tomos de Junji Ito: Relatos Terroríficos. El problema viene cuando si bien muchas de las elecciones tiene, como digo, un sitio bien merecido en la animación (como Glicéridos, Fashion Model, Historia Aplastante, Sueño Largo…), hay otras como El disco de segunda mano, Llegó el circo o alguna de las muchas apariciones de Sôichi son breves o poco carismáticas, y dejan fuera otras grandes historias como El enigma de la falla de Amigara o La silla humana, que tenían bastante potencial. El listado completo de los relatos seleccionados, por capítulos, es el siguiente:
• Capítulo 1: Las maldiciones egoístas de Sôichi
• Capítulo 2: Fashion Model / Sueño Largo
• Capítulo 3: El chico apuesto de la encrucijada
• Capítulo 4: El frío / La casa de los títeres
• Capítulo 5: Otras historias de Oshikiri / Los profesores de trapo
• Capítulo 6: La ventana de al lado / Despedida amable
• Capítulo 7: El disco de segunda mano / La ciudad sin calles
• Capítulo 8: Honorables antepasados / Llegó el circo
• Capítulo 9: El Pintor / Árboles de sangre
• Capítulo 10: Glicéridos / El puente
• Capítulo 11: El nuevo alumno sobrenatural / Espantapájaros
• Capítulo 12: Historia aplastante / Rumores
La trama de todos los episodios sigue, en materia de guión, al pie de la letra lo escrito por el maestro Ito, siendo en este sentido una adaptación tremendamente satisfactoria para el aficionado habitual y una manera muy viable de aquellos no lectores de acercarse al mundo de terror de Ito sin miedo a que el paso al audiovisual haya hecho que la historia se vea alterada o modificada. Tampoco ha habido censura ni ningún recorte al estilo grotesco y en ocasiones desagradable de Ito, así que las escenas son en la mayoría de los casos un calco viñeta a viñeta del original, lo cual es de agradecer ya que es un gusto ver en movimiento esos grandes momentos con los que nos hemos asustado, sentido angustiados o incómodos.
No obstante, esa fidelidad en los guiones no asegura en este caso fidelidad a la obra, ya que si hablamos de Junji Ito la historia y los personajes muchas veces son lo de menos, y lo verdaderamente importante es el estilo, la atmósfera, ese ambiente malsano que nos repulsa pero a la vez nos remueve por dentro para hacernos pedir más. Y es ahí donde Junji Ito Collection falla estrepitosamente. En primer lugar por culpa de la animación, que si bien ralla a gran altura en el arranque y en algunas de las historias más representativas como El pintor, Glicéridos, o las múltiples historias de Sôichi, en otros casos o bien pasa desapercibida o directamente es atroz, con capítulos que llegan a recordar a los infames primeros episodios en televisión de Dragon Ball Super. Personajes mal dibujados y proporcionados, fondos estáticos y carentes de detalle, inconsistencia en el diseño de los personajes llegando a parecer totalmente distintos de una toma a otra, estatismo y tasa de fotogramas por segundo muy escasa… Un despropósito que asusta en algunos casos y que sorprende mucho cuando vemos episodios muy bien animados de la misma serie, que llega a parecer otra distinta del cambio que pega.
Y esa inconsistencia no es el único fallo que podemos poner, y es que si bien desde Deen y con Tagashira a la cabeza en el rediseño han intentado ser fieles a los originales de Ito, en la práctica solo los personajes más carismáticos son los que mantienen ese sello personal del autor, siendo en la mayoría de las ocasiones unos diseños muy estándar, pobres y faltos de personalidad. Y es una pena, porque la paleta de colores elegida y esa recreación fidedigna de las viñetas conseguían generar en ocasiones un gran impacto en el espectador, y con más trabajo en esa línea si se podría haber llegado a unos niveles de similitud con el estilo de Ito más altos. Pero la pérdida de detalles, de esas sensaciones que produce el trazo y la tinta, lo excesivamente limpio que se ve todo en contraposición a esas páginas llenas de borrones y suciedad, con unas líneas casi bocetadas, en definitiva, esa falta de alma y personalidad, penaliza muchísimo a una animación 2D que quiere, pero no puede, dando lugar a un producto mediocre.
Algo similar ocurre con la banda sonora, donde encontramos unas composiciones funcionales, que sirven para ambientar en ciertas ocasiones, pero que pasan sin pena ni gloria, siendo o bien olvidables o casi imperceptibles. Una música que pasa desapercibida y que tiene también una curiosa elección en los temas de apertura y cierre, con temas que sorprenden para una producción de terror, y más si lo comparamos con otras series del género como Yami Shibai. Por un lado, Junji Ito Collection abre con un tema J-Rock, Shichiten Battou no Blues, del grupo The Pinballs, que si bien no casa con la temática de la obra, si lo hace con la animación escogida a modo de homenaje a los diseños de Ito; y por el otro, cierra con Otagai no Uchuu de la cantante Jyocho, un tema lento y calmado, que si bien encaja más como ending de una obra de este tipo, en ese caso genera contraste con las imágenes escogidas para el cierre. De nuevo unas elecciones raras e inconsistentes que se repetirán en el apartado de los dobladores o seiyuus, que presentan también una dualidad entre grandes elecciones como con Sôichi (Yuuji Mitsuya) o Tomie (Rie Suegara), magníficos su tono y risas, y otros que no pegan ni con cola. Como veis, un apartado sonoro repleto de altibajos, como toda la serie.
En conclusión podemos calificar Junji Ito Collection como un trabajo mediocre, repleto de luces y sombras, nada memorable pero tampoco para tirar a la basura. Tiene aciertos que dejaran satisfechos a los fans como ese calco viñeta a viñeta de las historias que permite que las reconozcamos al instante o las apariciones de algunos relatos y personajes. Pero también tiene grandes deficiencias en la animación, un apartado sonoro que pasa sin pena ni gloria, una incoherente selección de historias a adaptar y un ritmo desordenado y caótico que puede alejar a alguien que no conozca de nada a Ito. Una oportunidad de momento desaprovechada que terminará de completarse con la llegada de las dos OVAs que finalizan la serie, ambas dedicadas a historias protagonizadas por Tomie.