Reseñas DC: Justice League #50

 

Edición original: Justice League #50 USA
Guión: Geoff Johns
Dibujo: Jason Fabok
Entintado: Jason Fabok
Color: Brad Anderson
Formato: Grapa, 48 páginas.
Precio: 5,99$

 

Nadie pensaría que a estas alturas una historia que a priori nos presentaba el enésimo conflicto de la Liga de la Justicia con Darkseid podría resultar sorprendente, entretenida e incluso interesante. Y más sabiendo que se trataba del último arco de la Liga de la Justicia de Johns, que podía acarrear un desgaste importante, algo que además se ha podido observar en las cabeceras de los personajes principales de DC: Superman, Wonder Woman, Green Lantern… Nada más lejos de la realidad, la “Justice League” de Johns ha mantenido un nivel espectacular desde que comenzó, y “Darkseid War” no es más que la guinda de un delicioso pastel que hemos tenido la fortuna de ir degustando estos últimos cinco años. No me cabe duda de que Jack Kirby estaría orgulloso de este homenaje a una de sus grandes obras, «El Cuarto Mundo». ¡Larga vida a Geoff Johns!

El número 49 dejó la sensación de que estábamos ante un volcán a punto de entrar en erupción. La locura y maldad de Grail alcanza unos límites delirantes al utilizar a Steve Trevor como su perro de presa/dios de la destrucción, escupiendo rayos por la boca y los ojos, pretendiendo con ello destruir a la Liga de la Justicia, y especialmente a Wonder Woman, a quién le tiene una ojeriza obsesiva. Por cierto, hay que felicitar a Johns por utilizar a Diana como hilo conductor y narradora de la historia, porque ha funcionado muy bien, especialmente en el número final. Además, tenemos a Victor Stone y Jessica Cruz perdidos en un extraño limbo y a Superwoman dando a luz al niño que parece que va a traer la destrucción y la dominación mundial. Vaya panorama teníamos ¿verdad?

Y… ¡bum¡ todo estalla de repente en el último número, Superwoman borrada de la faz de la Tierra de un plumazo, y el niño se convierte en una especie de esponja de energía y poderes, que sirve ya de paso para salvar a Steve Trevor y devolver al resto de personajes a su continuidad habitual. A algunos les podrá parecer un recurso fácil, al igual que el sacrificio/resurrección de Jessica Cruz, pero lo cierto es que funciona, sobre todo por lo que luego se convierte el crío: en un nuevo Darkseid criado por su propia y aún más malvada hija. Un asunto muy retorcido desde luego, así saldrá después el niño. Me parece genial el papel de final de Myrina y su evolución, que había tenido una extraña posición neutral durante parte del conflicto, a pesar de ser la principal causante del mismo, por lo que plantea una redención muy edificante, amén de ser la mensajera del mayor secreto de Themyscira e Hipólita: Wonder Woman tiene un hermano mellizo. Otro bombazo más, estoy deseando ver lo que Rucka es capaz de construir a raíz de esta revelación. Muy interesante el nuevo statu quo de Lex Luthor, que promete una historia excelente en “Action Comics”. Y por supuesto, la historia de amor imposible de Mister Miracle me ha calado hondo. Esperemos que aprovechen este personaje en el futuro, ya que lo han metido de nuevo en la continuidad. Y por cierto, hay un cameo final muy interesante, que aquellos que hayan leído “DC Universe: Rebirth” pueden deducir perfectamente de quién se trata. Alucinante.

¿Qué defectos podemos sacarle entonces a este número? Principalmente, el caos y la velocidad en la que todo ocurre, que es asfixiante y casu inabarcable. Hacen falta varias lecturas para asimilar todos los acontecimientos y dejarlo reposar tranquilamente. Además, a algunos puede parecerles recursos fáciles y manidos el niño-esponja o el hermano secreto de Diana, respectivamente, así como sentirse decepcionados por la revelación final del Joker, que nos prometían su identidad y no nos la han dado. Esperemos que Tom King le saque provecho en la serie regular de “Batman”. Entiendo perfectamente a los que se hayan sentido así. No ha sido mi caso, no me he sentido de esa forma porque estaba tan alucinado, en el buen sentido, con lo que estaba pasando, que sencillamente he quedado encantado con todo, al menos en la primera lectura.

Del apartado artístico se encarga como no podía ser de otra manera, Jason Fabok, que se ha currado un arco espectacular, al mismo nivel que su compañero de guión. Las escenas de acción son trepidantes y espectaculares y la portada y los diseños de los personajes están muy trabajados, incluso un escalón por encima de lo que Fabok, acompañado brillantemente en el color por Brad Anderson, ya nos tenía acostumbrados. Este joven artista, al que conocíamos muy poco, ha supuesto una sorpresa muy agradable. Le habíamos visto ya en algunos números de «Detective Comics» y «Batman Eternal», pero sin duda su máximo nivel lo ha dado en esta colección. No se ha anunciado su participación en ninguna colección tras Rebirth, pero esperemos que el futuro de este dibujante esté ligado a DC Comics durante mucho tiempo, y que éstos sepan aprovecharlo. ¡Larga vida a Jason Fabok!

En definitiva, estamos ante una conclusión perfecta y redonda del arco más emocionante y divertido de la Justice League de Johns, lo cual no era fácil, viendo los brillantes precedentes. Un Geoff Johns en estado de gracia y un Jason Fabok tres cuartos de lo mismo conforman un tándem perfecto que hacía tiempo que no se veía en la colección, ni siquiera con el artista previo, el todopoderoso Ivan Reis. Si bien puede resultarle a algunos un número precipitado e incluso caótico, lo cierto es que la inevitable vuelta a la cotidiana continuidad de muchos personajes convence, y las tres o cuatro consecuencias importantes de esta saga prometen un futuro muy interesante para estos personajes, y para el Universo DC en general. Y más aún tras leer “DC Universe: Rebirth”. ¡Larga vida a DC Comics!