King Egg

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Edición original: enero de 2012; Una china en mi zapato.
Guión, dibujo, entintado y color: Miguel B. Núñez.
Formato: tomo de 80 págs. encuadernado en cartoné.
Precio: 14,00 €.

 

Desde el pasado mes de agosto –coincidiendo con la publicación del último número de la revista Barsowia– no teníamos noticias de Miguel B. Núñez (Madrid, 1970). Joven pero veterano historietista, que ha paseado su talento por diferentes publicaciones auspiciadas por sellos como Undercomic, Dobledosis, El Víbora, Mondosonoro o La Cúpula, además de haber impulsado aquel proyecto personal titulado Recto, fruto de su colaboración con Paco Alcázar y Miguel Brieva. Un amplio bagaje completado con actividades adyacentes que, desarrolladas dentro del campo de la ilustración y de la música, dan buena muestra de su versatilidad. Pero la historieta parece fluir por las venas de este autor madrileño, de forma que era de esperar que, más pronto que tarde, publicara un nuevo tebeo con el que seguir alimentando una bibliografía en la que no podemos dejar de destacar la recopilación de historias cortas El corazón de los árboles, editada por Polaqia.

En esta ocasión es Una china en mi zapato, recién nacida editorial sevillana, la que nos invita a una nueva incursión en el imaginario de Núñez, quien en King Egg retoma a un personaje ya conocido por sus lectores habituales. Nos referimos al entrañable protagonista de Rey Huevo: No te comas los cormos; cómic publicado por el sello Mamut (Bang Ediciones), vocacionalmente destinado a un público infantil, pero igualmente disfrutable por adultos. Fue en octubre de 2011 cuando se publicó dicha obra, centrada en las aventuras y desventuras de una criatura de prominente cabeza que, nacida de un huevo, fue coronada Rey de los Pipiyamas. Tratando de eludir dicha responsabilidad, inició su particular huida, encontrándose en su camino con Caramba, integrante de lafamiliacontrompa, y los Cormos, víctimas de su voraz apetito. Es precisamente tratando de encontrar un alimento alternativo que permita la supervivencia de dicha comunidad, cuando más se desmadran sus andanzas, encontrándose en su camino al pollo René, Catalina, el amableYeti, los Juiyajumos y demás criaturas que pueblan el bosque.

Dos páginas interiores de King Egg, vistas en la web de la editorial.

En King Egg, sin embargo, Núñez opta por realizar una serie de cambios respecto a la primera aparición de su personaje; no solo en lo conceptual, sino también en lo puramente estético. Por una parte, abandona el relato de una trama continuada en beneficio de la recopilación de historias cortas, íntegramente contenidas en tan solo una página. Por otra parte, opta por prescindir de la palabra escrita, planteando pequeños sketches mudos que, a modo pantomima, se valen de la sorprendente expresividad –por lo sencillo, casi esquemático, de su trazo– de los personajes para transmitir buena parte de la información. Y en tercer y último lugar, continúa respetando una composición de página casi invariable de 3×3, aunque en este caso prescinde de la delimitación de las viñetas y el detalle en los fondos, lo que junto al blanco y negro, roto ocasionalmente por pequeños y oportunos toques de color, ayuda a construir una atmósfera claramente diferenciada respecto a Rey Huevo. El espíritu subyacente parece el mismo: desarrollar –¿improvisar, tal vez?– una serie de historias en las que lo extraordinario está al orden del día. La narración de los deambulares y la inusual cotidianeidad del protagonista, en la que siempre tienen cabida las apariciones más pintorescas: desde meteoritos que transportan alienígenas, hasta gigantes empeñados en construir una casa de muñecas estremecedoramente real, pasando por submarinos, bustos femeninos emergentes de la tierra, fantasmas o yetis.

En definitiva, todo un carrusel de lo inesperado que, por construirse en base a la sucesión de acontecimientos que navegan entre lo surrealista y lo absurdo, en cierto modo recuerdan a dos tebeazos como Fjorden, de Álvaro Ortiz, o Aventuras de un oficinista japonés, de José Domingo. Tampoco extraña la alusión a Jason en la contraportada –por cierto tono melancólico, sumado a la ya comentada habilidad para transmitir sentimientos partiendo del minimalismo–, o la reminiscencia a Maurice Sendak –por lo mágico de los bosques en los que habita este Rey Huevo y por la doble lectura que encierra cada relato–; pero en ningún caso este tipo de comparaciones pretenden eclipsar la personalidad de Núñez, quien sin dejar de lado determinadas claves estéticas y emocionales presentes en su bibliografía, firma una de sus obras más trascendentes e imaginativas, conjugando el divertimento implícito en el disfrute superficial de estos amables relatos, con la reflexión de fondo en torno a temas tan abstractos o difícilmente aprehensibles como la amistad, el amor, la soledad, la felicidad o –también– la envidia. Una pequeña joya, tanto en su contenido como en el continente a través del cual se nos presenta: una cuidada edición en tapa dura, tan pintoresca y llamativa como las andanzas del protagonista.

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El Asombroso Espaiderman
El Asombroso Espaiderman
Lector
8 marzo, 2012 14:55

 Yo tengo tambien una china… Pero no en mi zapato.
 Dejando de lado esto, un comic un pelin reguleiro.

cooler
cooler
8 marzo, 2012 16:03

Un poco así, a lo rápido, sin echarle muchas ganas, vaya.

Markslaine
Markslaine
8 marzo, 2012 17:44

Pa la saca.
AL final habrán más editoriales que autores…

Bluntman&Chronic
Bluntman&Chronic
Lector
12 marzo, 2012 11:26

14 pavos por esto….va ser que no.