Normalmente empezaría esta reseña mencionando la trayectoria del protagonista de esta serie, pero Igor Álvarez se me adelantó con un extenso y detallado artículo repasando los momentos más importantes en la historia de Kingpin. Poco más puedo aportar que no sea recomendar la lectura de ese artículo. Así pues, iré directo al grano.
Marvel quiere construir un microuniverso centrado en Daredevil, muy influenciado por la serie de televisión de Netflix. Por ese motivo, han traído a Kingpin de vuelta a Nueva York después de una larga temporada fuera y le han dado una serie regular. Anunciada el año pasado como parte de Marvel Now: Divided We Stand, la serie cuenta con guiones de
¿Cómo percibirán los ciudadanos de Nueva York a Wilson Fisk? Es algo de lo que no se suele hablar en los cómics y aporta un poco de frescura a la propuesta de Rosenberg. En vez de la típica guerra de bandas o enfrentamientos contra Daredevil y Spider-Man, el primer arco argumental de Kingpin trata sobre Sarah Dewey, una periodista caída en desgracia que recibe una una irresistible oferta. Fisk dice haberse reformado, y necesita a alguien que le ayude a convencer al mundo de que es verdad.
El guionista de We Can Never Go Home afronta un desafío enorme. Como lectores, ya sabemos que cualquier trato con Kingpin solo puede acabar mal. Resulta difícil sentir interés por una historia a primera vista predecible. Pero Rosenberg lo consigue. Consigue atraparnos con un número exento de golpes de efecto o cliffhangers importantes. Le basta con construir una interesantísima relación entre Kingpin y la periodista. Sabemos que algo malo pasará, pero no somos capaces de apartar la mirada. Como la periodista, querremos conocer mejor a Kingpin independientemente de las consecuencias.
Rosenberg escribe muy bien a Wilson Fisk. Eso es un hecho. Ya lo demostró en la miniserie que escribió antes, y lo vuelve a demostrar en este número. Entiende que Fisk puede ser algo más que ese despiadado monstruo que estamos acostumbrados a ver. Tiene una personalidad más compleja de lo que parece a primera vista, exhibe cierta ambigüedad moral que hace de él un personaje interesante. Hay momentos en que llego a simpatizar con él, y otros en los cuales me repugna. Esta es la clase de villano que quiero leer.
El estilo oscuro y sombrío de Ben Torres recuerda inevitablemente a
En mi reseña de Civil War II: Kingpin me atreví a pronosticar que Matthew Rosenberg no decepcionaría en su nueva serie. El primer número me da la razón. Rosenberg se ha propuesto explorar a fondo el lado más humano de Kingpin y creo lo conseguirá. En unos años puede que estemos hablando de una serie imprescindible para entender al villano que tanto ha hecho sufrir a Daredevil.
Reseñas Marvel Now 2.0
Guion - 8.3
Dibujo - 7.3
Interés - 8
7.9
Comienzo muy interesante de la nueva serie de Kingpin
Buff, una serie de Kingpin me atrae, pero los dibujos de las dos páginas de muestra son horrendos, me echan para atrás.
Que buena reseña, y como fan de Daredevil espero que la serie pegue en USA para asì asegurar ese microuniverso de Daredevil.
Con respecto al dibujo y al comentario anterior, puede haber un dibujo peor que el de Romita Jr.?
Las páginas de muestra no me parecen malas .. no soy muy critico con los dibujos, pero si tengo que elegir dos dibujantes, me quedo con Mazzuchelli y Sorrentino, después lo demás es todo parecido, salvo con Romita Jr, que francamente no entiendo como sigue en el mercado.
Muchas gracias por comentar.
Respecto al dibujante, las páginas de muestra no son las mejores del cómic, pero no encontré otras. Mucho temo, por cierto, que estoy en desacuerdo con que Romita Jr. sea malo. Incluso en sus peores momentos, me gustan mucho sus dibujos.