Una rockera sin colmillos
Una rockera que pasaba por aquí <3
Vampiros en sociedad moderna, un plan sin fisuras. Kinryo Rock (Moztros Manga), del guionista MORIHASI Bingo y el ilustrador AKISHIGE Manabu, tiene ciertas reflexiones interesantes y, sin embargo, no las acaba de ejecutar bien. El consentimiento, la pedofilia, el rock and roll y el racismo son los temas que explora detrás esta máscara del vampirismo en época moderna. Por desgracia, sabe a poco. La historia como tal es algo plana, se nota que es el preludio de otra historia que vendrá. El número 0 de la serie. Sin embargo, cualquiera podría pensar que esta complicada sociedad de vampiros y humanos necesita mayor contexto, pero lo cierto es que no. Menos tratándose de un tema tan presente en el imaginario colectivo.
En esta trama se pierde uno con tantos antagonistas mediocres. Uno echa de menos un villano de verdad en una narración y un contexto tan atractivos. Un Vampiro: la mascarada pero en Japón. Algunos protagonistas son demasiado arquetípicos. Incluso tópicos.
La música, en principio, debería ser protagonista, pero tarda en aparecer en la historia. ¡Una vampira rockera que caza otros vampiros para conservar su estatus de humana encubierta! Es un temón, empieza directamente por ahí. En cambio, las primeras páginas son una escena de sexo entre un humano —menor de edad— y una vampiresa —mucho mayor— a todo color —al menos, el poco color que permite la piel paliducha de un vampiro— con un inicio de trama que recuerda a un omegaverse. Ya saben, ese en el que los personajes se excitan sobremanera mediante sus feromonas. En este caso, es la sangre del protagonista, un pseudoextasis natural para vampiros.
Kinryo Rock también quiere ser Dante
El rock tarda lo suficiente en salir como para que descoloque el porqué del título y la portada. Aunque un buen detalle es que la acción la protagonizan sus elementos, como la guitarra eléctrica o las púas. Un desenfreno y una acción que no se toma en serio a sí misma y recuerda mucho al videojuego Devil My Cry, del cual Bingo Morihasi fue guionista. Morihashi fue uno de los escritores principales de Devil May Cry 3: Dante’s Awakening y Devil May Cry 4, dos entregas muy apreciadas de la serie. Además, trabajó en la adaptación al anime y, también, en dos novelas basadas en la serie. Tiene un estilo marcado que no ha podido abandonar para este título: Devil May Cry. No se arriesga, en Kinryo Rock, la rockera Amane Mochizuki recuerda demasiado a Dante. Esta trama no sale de su zona de confort.
El dibujo es particular, la silueta de los personajes están alargadas y estiradas, son todos de una delgadez antinatural. Resulta extraño, sobre todo cuando los vampiros se mueven como animales. Los cuellos son un palmo más de lo que deberían. Y la falta de diversidad desluce. En ciertas ocasiones la sexualización de ciertos personajes menores de edad es abusiva. Manabu Akishige está acostumbrado a dibujar bajo guionistas. Debutó en Big Comic Spirits en el año ‘92 y fue ayudante de KUBONOUCHI Eisaku. Dibujó la versión en comic de Fly, Daddy, Fly, basada en una novela escrita por KANESHIRO Kazuki. Y ahora lo descubrimos en España con Kinryo Rock, una parodia rockera de vampiros.
En Kinryo Rock suceden tantas cosas entre humanos y vampiros que dista mucho de ser una sociedad y convivencia funcional. No añade nada de misterio que en una sociedad en la que convienen humanos y vampiros, estos últimos se comporten como simples animales. ¿Si son simples bestias, porque crear una estructura burocrática y legislativa en torno a ellas? Los vampiros siempre han sido caracterizados como seres inteligentes. Aquí parecen simios con riñas triviales, en especial los antagónicos masculinos.
LO MEJOR
• Es rápido de leer.
• Tiene potencial para ser una serie interesante.
LO PEOR
• No resuelve con éxito muchas de sus temáticas.
• La trama es algo conocida. Poco innovadora.
Guión - 4.2
Dibujo - 5.5
Interés - 7.2
5.6
Rock and Roll
Kinryo Rock es una historia con potencial que necesita con urgencia un antagonista carismático. Sabe a poco y la trama resulta demasiado familiar. Este número 0 pretende contextualizar y no lo consigue, quizá con el resto de la serie se resuelva una narración interesante.
