Tome por primera vez conciencia de los Kirby dots a partir del número 79 de la asturiana revista sobre cómics El Wendigo. Allí, en un repaso a lo que había dado de sí el XXII Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias, la gente del Wendigo nos explicaba:
«Una noche, mientras (Tim) Sale hacía un dibujo para una joven aficionada, su novia (supongo que la de Sale) le preguntó qué eran unos puntos negros que estaba dibujando alrededor de Superman. «Kirby dots (puntos de Kirby)», respondíó Sale. «¿Y qué es esto?». Todos los presentes aportaron su versión. «Fuerza», dijo (Kevin) Nowlan. «No exactamente, más bien energía», apuntó (Bryan) Talbot. Fue (Steve) Dillon el que consiguió el acuerdo de todos. «Poder, indican poder».»
Es un ejemplo de la capacidad iconográfica del cómic. De su fuerza para expresar realidades intangibles a traves de las imagenes y de la complicidad que se crea entre autor y lector para devenir en convención e instrumento narrativo.
Es un ejemplo también de la fuerza de Kirby. De su talento para llevarnos más allá de la realidad. De niño nunca fuí admirador de su trabajo. Ni tampoco lo soy enteramente de mayor. Pero es indudable su maestría para llevarnos más allá de donde nos habían llevado hasta entonces los demás. Fue, sin duda, uno de los grandes pioneros del cómic. Uno de los autores que ampliaron con más acierto los registros narrativos de este medio. Y debe reconocérsele y no olvidarse.
Por ello hemos decidido a partir de ahora incorporar estos «Kirby dots» en la separación entre posts. Como memoría y tributo a un medio, el cómic. A un género, los superhéroes. Y a un autor, Jack Kirby. Todos ellos lucen implicitamente de manera clara en el título que da nombre a nuestro blog.
No quiero acabar este post sin mencionar que la presente disquisición me ha hecho pensar en la función didáctica que ejercen los medios de comunicación sobre cómic. De la importancia de una cierta pedagogía del medio para poder apreciarlo más justamente. Faustino R. Arbesú y Florentino Flórez, lideres del equipo Wendigo, a pesar de haber sido vilipendiados en repetidas ocasiones desde diversos frentes, a pesar del talante polémico del primero, fueron en su día un ejemplo para mí de cómo explicar con sencillez en qué consistía la magía del cómic, descubriéndonos que no hay truco. Que sólo hay arte… o no lo hay. Y como muestra de ello os podéis pasar por su pequeño museo virtual donde podréis encontrar muestras de algunos de los más grandes en ese arte. Que lo disfrutéis… ¡Dios, qué dibujo de Lee Weeks!