Más que un simple viaje en el tiempo
Un mes más volvemos con Aftershock para hablar de la novedad del mes pasado, una serie nueva llamada Knights Temporal con la que viajaremos por distintas épocas acompañados de un caballero, llamado Auguste De Rivière, y una extraña Jane Foole que están persiguiendo a un malvado hechicero conocido como Gaspard. A priori parece una aventura sencilla, y en cierta manera lo es, pero tiene detalles y una forma de contarnos la historia que la hacen peculiar.
El guionista de esta serie es uno de los autores más prolíficos de la actualidad, Cullen Bunn, raro es el mes que no vemos algún anuncio nuevo o la continuación de algo viejo. De hecho hemos comentado ya sus obras de Aftershock que han visto la luz en España, Dark Arc y Unholy Grail, que son solo dos de las varias que ha realizado en ella. Dos además que no resultaban todo lo satisfactorias que parecían en un principio, aunque la publicación de Dark Arc aquí solo ha llegado a su ecuador. Cullen Bunn tiene buenas ideas, siempre consigue puntos de partida bastante originales, pero en ocasiones falla en su desarrollo, bien por dispersarse o bien por resumir demasiado la trama, aunque no siempre le pasa esto, ahí quedan obras como Harrow County o The Sixth Gun por ejemplo, gracias a las cuales los editores no dudan en apostar por él. Esta es un poco diferente porque ese arranque no parece tan original, ¿un caballero que viaja en el tiempo?, hay muchas series que tratan de algo similar, si embargo todo va cambiando según avanza la obra, cuando ya en el segundo número nos olemos que algo no es lo que parece.
También ayuda el dibujo, esas dos obras que antes mencioné, las realizadas para Aftershock, no es que estén mal dibujadas pero no era precisamente un apartado a destacar. Sin embargo no se puede decir lo mismo de Knights Temporal, donde Fran Galán le aporta un estilo muy interesante. El autor de Cuentos del Bosque de los Suicidas nos asombró con su arte en Goya, Lo sublime terrible, junto al El Torres, y ahora da el salto a Estados Unidos con esta miniserie, bueno, más o menos, aunque seguro que no le faltará trabajo. No debería faltarle.
Galán es cómplice de la confusión inicial, podíamos pensar que la obra no está muy bien narrada porque hay saltos temporales que aparecen de forma muy extraña. Flasbacks o flashforwards que resultan algo incomprensibles y parece que nos estamos perdiendo algo, claro, es que nos estamos perdiendo algo porque Knights Temporal no es exactamente la historia que tenemos en mente cuando abrimos este tomo, y es el momento en que vemos las viñetas interactuar desde diferentes tiempos cuando nos empezamos a oler algo extraño. Y es que ya lo dice el propio Bunn en la introducción, “Caballero que viaja en el tiempo” no es una buena descripción para este producto.
Una cosa maravillosa de este cómic es que cuando lo revisamos nos damos cuenta que lo que parecía una narrativa regular se convierte en un ejercicio fantástico, muy bien planeado y planteado, para que el lector esté despistado hasta casi el cuarto capítulo. Digamos que Fran Galán maneja perfectamente los tiempos en un cómic en el que no es precisamente fácil hacer esto.
Son los detalles lo que hacen a esta obra grande. Empezando con esa capacidad para jugar con nosotros y hacernos pensar que estamos ante una serie de una especie de agente temporal medieval que se dedica a repetir esquemas muy vistos en otras obras, cuando en realidad su tramo final explora caminos diferentes a los habituales y que invitan un poquito más a la reflexión. Siguiendo por la ambientación de las distintas épocas, donde escenarios, ropas y hasta el color cambia, haciendo ver que Fran Galán se ha esforzado mucho en la creación de este cómic. Y acabando por esa pequeña reflexión sobre el “yo” y la redención que nos deja la historia, sobre como cambiamos cuando nos enfrentamos a diferentes situaciones.
Por último, con respecto al dibujo, también se agradece que el estilo no sea el habitual que nos encontramos en un cómic de acción, porque sí, fundamentalmente es un cómic de acción. El devenir de la historia es muy clásico, hay un mal, los protagonistas lo buscan y luchan contra él, no es novedoso en este sentido, pero se nota que hay un gran trabajo detrás gracias a esos detalles que la enriquecen.
El desarrollo de los personajes también es un punto fuerte en esta historia, se ve un avance interesante en ambos, y eso que es una obra que sucede rápido, en poco tiempo, pero está mejor planteado que en las anteriores series de Bunn para Aftershock. Y aunque el guionista siga apegado a temas sobrenaturales, da gusto ver que se sigue defendiendo fuera del terror y con temas que no tienen ese tono deprimente de fondo.
Como se puede observar, al igual que ocurre con otros tomos de Aftershock, en la portada hay un “1”, pero de momento es una serie limitada, como decía antes, más o menos. Al acabar pone eso de “no es el final” y deja una serie de incógnitas interesantes de cara al futuro, pero también nos deja una sensación de plenitud gracias al avance de los personajes. Y es que desde que salió el quinto número en enero de 2020 no hemos sabido más, así que veremos qué nos depara en el futuro, pero sea como sea es un cómic recomendable.
Lo mejor
• Todo lo que tiene que ver con el dibujo, tanto estilo como narrativa.
• El manejo de Fran Galán de los tiempos.
• El desarrollo de los personajes y las pinceladas reflexivas de los últimos números.
Lo peor
• La trama general es algo convencional.
Guión - 7.8
Dibujo - 8.3
Interés - 8.3
8.1
Redención
El mejor trabajo de Cullen Bunn para Aftershock lo firma junto a Fran Galán, el cual realiza una obra digna de elogios. Acción, caballeros y magia en una historia que nos gana por sus detalles.