La arrogancia de la guerra
«Disfrutad de la guerra, porque la paz será peor»
Si el mundo de la aviación militar tiene a Romain Hugault a su máximo exponente contemporáneo y el de la marina tiene a Jean-Yves Delitte, el mundo de los tanques ha encontrado a sus principales valedores en el equipo formado por el guionista Jean-Pierre Pécau y el dibujante Senad Mavric, responsables de la serie Maquinas de Guerra. Norma Editorial no trae el segundo álbum de esta colección, Krieg Machine, que cuenta con el tanque alemán Tiger como su gran protagonista.
La serie Máquinas de Guerra, de la que de momento han aparecido cuatro álbumes en Francia, sigue las pautas de algunas de las más célebres obras de su guionista. Pécau es un gran aficionado a la historia y muchas de sus obras tienen sus bases en la recreación de momentos o de personajes históricos. La fantasía de La Historia Secreta (37 álbumes hasta la fecha), las ucronías de Jour J (44 álbumes publicados) o las biografías de L’homme de l’année (17 álbumes) son un buen ejemplo de la importancia que tiene la historia en sus planteamientos.
Maquinas de Guerra sigue un patrón parecido, utilizar los tanques que han sembrado la destrucción en los campos de batalla de todo el mundo durante el último siglo como metáfora y reflexión sobre el lado más oscuro de la naturaleza humana.
En Krieg Machine seguimos la historia de dos oficiales nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Tienen orígenes distintos: uno es hijo de un carnicero, el otro desciende de la nobleza alemana, pero los dos coinciden en la escuela de blindados y se convierten en tripulantes de una de las máquinas de guerra más temibles producidas por la ingeniería alemana: el Panzerkampfwagen VI Tiger un carro de combate temible en todos los frentes. A lo largo de los años participarán en campañas de los diferentes frentes de la guerra hasta ser una de las últimas líneas de defensa de Alemania antes de la caída del régimen nazi.
Los tanques son armas pensadas única y exclusivamente para matar y sembrar la destrucción. Son toscas, pesadas, ruidosas y peligrosas tanto para los que están frente a ellas como para sus tripulantes. Son una perfecta elección por parte de Pécau para usarlas como vía para reflexionar sobre aspectos negativos de la naturaleza humana. Si en el álbum anterior, Esta máquina mata fascistas, nos habla de la ira y tendencias destructivas del ser humano, en Krieg Machine nos habla de la soberbia y el orgullo desmedidos. Una soberbia representada a la perfección por el tanque protagonista, al que los nazis creían invencible, como su propio Reich, y que al final se vio superado y derrotado.
La idea que nos propone Pécau es interesante aunque su planteamiento queda un tanto ofuscado por el desarrollo que hace el guionista muy centrado en la recreación del contexto bélico. En ese sentido, estamos ante un relato de hazañas bélicas muy competente y con escenas de combates muy bien resueltas y fieles a la realidad. Una atención por el detalle que puede llegar a confundir sobre el mensaje de la obra y que se ve agravada por un desarrollo de personajes bastante tópico.
En el apartado gráfico, el artista bosnio Senad Mavric aporta detallismo y precisión en la recreación de los elementos bélicos, especialmente el tanque que protagoniza el relato, y ofrece secuencias de acción bélica bien resueltas. Un detallismos que se pierde en los fondos, bastante sencillos, y que tampoco destaca en las figuras humanas, retratadas con corrección pero sin énfasis. Algo parecido pasa con el color de Filip Andronik, quien usa una paleta de colores apagados, a juego con los uniformes nazis y el acero de los tanques.
El álbum incluye un dossier informativo sobre el tanque Tiger que incluye planos, diagramas y datos. La mayor curiosidad incluida en este dossier son algunas páginas del manual de uso del tanque que incluía ilustraciones de mujeres ligeras de ropas a modo de reclamo para que los soldados lo leyeran. Un ejemplo surrealista de como a veces la realidad supera la ficción y de los sinsentidos de la guerra.
La colección Máquinas de Guerra tiene un planteamiento interesante aunque le cuesta alcanzar sus objetivos y se queda en un correcto ejercicio de hazañas bélicas que no consigue ir más allá.
Lo mejor
• Las escenas bélicas.
• La fidelidad en el dibujo de las máquinas de guerra.
• El dossier extra sobre el tanque.
Lo peor
• El retrato desdibujado del protagonista.
• El mensaje de la historia no acaba de calar.