La araña del olvido

 

Edición nacional/ España: Octubre 2015 (Astiberri Ediciones).
Guión: Enrique Bonet.
Dibujo:Enrique Bonet.
Formato: Cartone 176 págs.
Precio: 19,00€.

 

La apasionada investigación sobre la muerte del poeta Federico García Lorca llevada a cabo por el escritor Agustín Penón durante los años 50 le sirve a Enrique Bonet (El juego de la luna, reseñada por Raúl López aquí) para estrenarse como autor completo con esta novela gráfica donde recrea el ambiente de la ciudad de Granada durante los años de apogeo del franquismo y explora los entresijos de una sociedad marcada por el miedo, el olvido y el silencio sobre un pasado marcado por el sufrimiento y el dolor.

Las trágicas y oscuras circunstancias en las que se produjo la muerte de Federico García Lorca llevaron a Agustín Penón, un español que emigró de niño a Estados Unidos a causa de la Guerra Civil, a visitar la ciudad de Granada en 1955 con el objetivo de intentar esclarecer los hechos que rodearon la muerte del poeta. Fascinado desde joven por la obra y la persona de Lorca, Penón invirtió casi dos años en investigar el crimen cometido veinte años atrás, entablando relación con muchos de los implicados en el suceso y conociendo a familiares y amigos del poeta. La investigación le costó la salud y sus ahorros, pero su pasión y entusiasmo por Lorca le llevaron hasta la misma tumba del artista y a desentrañar gran parte de los secretos y mentiras que rodeaban los últimos días de la vida del autor de Yerma. A pesar de sus logros, o quizás a causa de ellos, Penón quedó fuertemente marcado y nunca consiguió llevar a cabo la escritura del libro donde pretendía dar salida a todo el material que había recopilado durante su estancia en España. Penón murió en 1976 sin que su investigación viera la luz. No fue hasta el año 2000, casi medio siglo después de su paso por Granada, que sus pesquisas y descubrimientos se hicieron públicos gracias a las escritora Marta Osorio, amiga de Penón y depositaria de todo el material que éste recogió a lo largo de sus investigaciones, quien completó la labor en el libro Miedo, olvido y fantasía.

A partir de este fascinante material de partida, Enrique Bonet construye un relato absorbente donde recrea la investigación de Penón al que convierte en el vehículo perfecto para explorar el ambiente de Granada durante los años 50. Penón, español de nacimiento pero con una mentalidad formada en los USA, choca con la dura realidad de una ciudad en la que vencedores y vencidos conviven en una sociedad enrarecida por las mentiras y bravuconerías de unos y el miedo y resentimiento de los otros. Mediante la búsqueda de Penón y las personas que le ayudan en su investigación desgranando sus recuerdos sobre lo acontecido durante los trágicos días de la Guerra Civil, Bonet recrea el sentir de la ciudad de una manera precisa, palpable, mostrando sus costumbres y talante de su gente y lo de hace de una forma fluida, muy orgánica dentro de un relato de asombrosa complejidad narrativa que demuestra el talento de Bonet para superponer múltiples capas en una misma historia y no perderse entre los entresijos de cada una de ellas. La araña del olvido (título extraído de un verso del poeta) no sólo ofrece una narración respetuosa de la investigación de Penón y una recreación de la ciudad de Granada en los años 50 sino que también ofrece una inmersión en los días terribles de la guerra y sus horrores (aunque estos nunca se muestren, el testimonio que de ellos se da es desgarrador), así como una inteligente disertación sobre la necesidad de no olvidar el pasado y de no silenciar la memoria colectiva de una nación traumatizada por unos acontecimientos tan trágicos como injustificados. Además, Bonet rinde homenaje a dos figuras, Agustín Penón y Federico García Lorca, entre los que establece una profunda relación, a pesar de no haberse encontrado nunca, a través de la pasión de ambos por la vida y la verdad.

La araña del olvido es una obra exigente para el lector, con multitud de personajes que entran y salen de escena aportando su parte de visión sobre los hechos y la situación de la ciudad y el país. El autor maneja y presenta mucha información que obliga al lector a esta muy atento para discernir las verdades y mentiras que van saliendo a la luz. Pero es un esfuerzo que el lector ve recompensado cuando esas piezas van encajando para acabar formando un rico relato en el que se le ha dado voz a todos los actores relevantes, sean del bando que sean, de forma honesta y desprejuiciada.

Desde el punto de vista formal la obra sufre de algunos problemas de ritmo, sobre todo en su tramo central aunque no hemos de olvidar que esta se trata de la primera novela gráfica extensa que realiza el autor, donde asume tanto el guion como el dibujo, y que lo que consigue es de un nivel sobresaliente. El artista maneja con habilidad multitud de recursos narrativos, pasando de una narrativa lineal al principio de la obra a una más compleja hacia el final, y utiliza elementos visuales muy poderosos y directos, como esa sombra que representa la carga en la conciencia del protagonista y que aparece en diferentes momentos del relato. Bonet también arriesga con composiciones narrativas complejas, usando numerosas elipsis narrativas para hacer avanzar la historia o bien alargando algunas situaciones con profusión de viñetas para resaltar momentos particulares del relato. Quizás uno de los momentos más brillantes de la obra, desde el punto de vista de la composición, sea la narración en paralelo de las entrevistas a Luís Rosales (amigo íntimo del poeta) y a Ramón Ruiz Alonso (la persona que lo detuvo) donde se contraponen dos puntos de vista radicalmente opuestos sobre los hechos que llevaron a la muerte de Lorca.

Me atrevería a decir que nos encontramos ante una de las obras más destacadas, un relato complejo, fascinante e ilustrativo de un periodo histórico que no habría que olvidar y sobre unos acontecimientos y personajes a los que hay que hacer justicia con el reconocimiento que se merecen.