La balada del norte Tomo 4, de Alfonso Zapico

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Portada La balada del Norte 4 de Alfonso Zapico

Edición original: La balada del norte 4 (Astiberri, 2023)
Autor: Alfonso Zapico
Maquetación: Alba Diethelm
Corrección: Soraya Pollo
Edición: Javier Zalbidegoitia
Formato: Cartoné. 240 páginas. 22€

La revolución nunca acaba.

«Nunca debimos embarcarnos en esta aventura, maldita sea nuestra suerte.»

Cuando hace diez años apareció el primer volumen de La balada del norte no era difícil presagiar que estábamos ante una gran obra que iba a marcar la carrera de Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Sin embargo, lo que ya no era tan sencillo de vislumbrar es que se iba a convertir en una de las mejores series que ha producido el cómic español en toda su historia. Así que de la misma manera que sucede en este cuarto y último volumen cuando a Apolonio le preguntan si hacer la revolución valió la pena y responde que sí, cuando le pregunten a Zapico si ha valido la pena invertir diez años en relatarnos la revolución del 34 también debería decir con rotundidad que sí. Aunque la diferencia principal es que la serie es un triunfo sin paliativos y la revolución fue efímera y acabo en un fracaso estrepitoso, por el que los que participaron tuvieron que pagar unas durísimas consecuencias tras la brutal represión que el gobierno conservador y las fuerzas militares y policiales ejercieron contra ellos. Un adelanto de lo que años después algunos de esos mismo lideres le harían a todo aquel que quisiera convertir el país en un lugar más justo, libre y democrático.

Viñeta de La balada del norte de Alfonso Zapico

La historia continua con Apolonio y Tristán escondidos en las montañas cercanas a las cuencas mineras asturianas huyendo de las fuerzas del orden y con Isolina de vuelta en Montecorvo. Una división de la narración que es una de las constantes de la obra y que nos permite ver la realidad desde diferentes puntos de vista y lugares, para evitar caer en una visión sesgada. De esta manera podemos ver cómo fueron las peripecias de los lideres de la revolución huidos tratando de escapar a Francia, un periplo por los montes que muchos volverían a vivir tras el final de la Guerra Civil porque la Revolución del 34 fue en muchos aspectos un ensayo de lo que estaba por llegar. Exactamente igual es lo que le ocurre a Isolina que nos permite ver como la vida vuelve a la normalidad tras la revolución, aunque está marcada las represalias con las que tuvieron que vivir las familias de los que trataron de derribar un sistema que les aplastaba y condenaba de manera irremediable a la miseria. En este volumen volvemos a ver las dificilísimas condiciones de vida que tenían los habitantes más humildes de la cuenca minera, de forma que podemos ver todo lo que hemos progresado hoy en día gracias a sus luchas. Aunque la principal intención de Zapico con la obra es dar voz a los que no la tienen y mostrarnos la realidad de las personas alejadas de las grande gestas de la historia, no se olvida de mostrarnos lo que les paso a los lideres revolucionarios en Madrid, ni en otras zonas del país, de forma que, pese a tratarse de una obra que entremezcla la ficción con la realidad, nos permite conocer los sucesos más importantes y el clima político y social que se vivía en el país antes, durante y después personificado en los protagonistas. Pero siempre huyendo de visiones maniqueas y mostrando las luces y las sombras de cada bando. Explicando las causas que llevaron a los mineros a la revolución, que en muchos casos estaban lejos de la visión idealizada que se tiene desde algunos sectores y respondían ante algo más simple y prosaico como es la propia supervivencia.

Como es habitual en la obra, gran parte de los sucesos que nos relata el autor asturiano son reales y se van entremezclan con las vivencias de los personajes principales que son producto de su imaginación. De manera que tiene libertad para construir una historia que, reflejando verazmente la realidad, le posibilita construir una trama con una carga de épica y un punto de romanticismo que la emparenta con las grandes novelas rusas del s. XIX, pero con un poso amargo de realidad que la acerca a los Episodios Nacionales de Galdós y, si hablamos del mundo del cómic, a la extraordinaria El grito del pueblo (Norma) de Jacques Tardi. Con esta última también comparte la enorme suerte de ser obras largas con un enorme número de páginas que permiten un gran desarrollo de los sucesos históricos, las tramas y los personajes. Algo que por desgracia no es nada habitual en el cómic histórico que, salvo excepciones, acostumbra a tener formatos más acotados y con menos páginas lo que provoca un desarrollo mucho más apresurado de manera que el resultado es bastante menos logrado.

Aunque los sucesos reales son muy importantes para el desarrollo de La balada del norte, el alma de la historia la ponen todos los personajes que se pasan por sus páginas, tanto los secundarios como los tres principales. Ellos son los que nos hacen sufrir, llorar y reír. Unos personajes que resultan muy humanos, llenos de contradicciones y errores, pero también de generosidad e ideales. Durante el transcurso de la obra, los tres protagonistas principales han evolucionado enormemente, pero de una manera lógica y coherente. Con el transcurrir de los volúmenes hemos podido ver como el pragmático y realista Apolonio, que ha tenido que sudar por cada pequeña cosa que tiene, se permite soñar con un mundo mejor para sus hijos. Por su parte Tristán sale de su jaula de cristal para poner los pies en la tierra y asumir quién es en realidad con una valentía que no creía tener. Pero es Isolina quien más ha crecido, dejando de lado su ingenuidad para convertirse en una roca para todos los que la rodean, heredando el rol de líder de su padre y dotando al final de la obra de un poso de esperanza en el futuro.

En el aspecto visual nos volvemos a encontrar con el estilo habitual de Zapico en esta obra en la que brilla particularmente la planificación de las dos grandes escenas de acción que contiene el tomo, además de las escenas más pausadas en las que se recrea, y nos permite hacerlo a nosotros, en la contemplación del paisaje asturiano. Como ha sucedido en toda la serie sigue usando páginas con márgenes negros para potenciar las escenas más dramáticas, lo que unido a la expresividad de los rostros de los personajes nos permite sentir los pesares de los protagonistas. También hay que destacar de nuevo la portada que como en los tres volúmenes anteriores de un solo vistazo nos transportar al interior de la obra.

Con La balada del norte, Alfonso Zapico nos explica el lado más humano y trágico de la Revolución del 34, en una obra en la que se puede paladear su amor por sus tierras y sus gentes, además de su gusto por las grandes novelas rusas. Este último tomo confirma todo lo bueno que habíamos leído en los tres precedentes y nos encontramos con un final a la altura del desarrollo convirtiéndola desde ya en una de las grandes series de la historia de cómic español a la altura de mitos como el Paracuellos de Carlos Giménez, que ha servido al igual que esta serie para conocer la memoria de un país que todavía tiene demasiadas heridas abiertas.

Lo mejor

• Apolonio es un personaje maravillosamente escrito.
• El tiempo y el espacio que ha tenido para poder contar su historia como era necesario.
• La escena del enfrentamiento en el bar.

Lo peor

• Es el último volumen.

Edición original: La balada del norte 4 (Astiberri, 2023) Autor: Alfonso Zapico Maquetación: Alba Diethelm Corrección: Soraya Pollo Edición: Javier Zalbidegoitia Formato: Cartoné. 240 páginas. 22€ La revolución nunca acaba. "Nunca debimos embarcarnos en esta aventura, maldita sea nuestra suerte." Cuando hace diez años apareció el primer volumen de La…
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9.5

9

Fin.

Un cierre perfecto a una obra que pasara a la historia del cómic español.

Vosotros puntuáis: 8.9 ( 10 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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